25/08/03 

APELAR A LOS VALORES QUE NOS DESTACAN COMO NACIÓN

“Hemos atravesado momentos muy difíciles. Salir de estos requiere apelar a todas nuestras raíces comunes, a todos los valores que nos destacan como nación, a  toda nuestra inteligencia y dedicación”, señaló el Ministro Martín Aguirrezabala. 

PALABRAS DEL MINISTRO DE GANADERÍA, AGRICULTURA Y PESCA, MARTÍN AGUIRREZABALA, EN EL ACTO DE CONMEMORACIÓN DEL 178º ANIVERSARIO DE LA DECLARATORIA DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL. Florida, 25/08/2003

Señor Presidente; señor Intendente; señores Ministros; señores Representantes; señores Legisladores; autoridades nacionales y departamentales; vecinos que de otros lados de América –y del mundo- nos han venido a visitar, a  celebrar con nosotros éste nuestro cumpleaños; señoras y señores: es muy difícil transmitir con palabras el orgullo y la emoción que me inspira dirigirme a ustedes en un acontecimiento como este.

Se mezclan sensaciones de satisfacción personal, casi de asombro, de agradecimiento a la vida, de reconocimiento a nuestros predecesores, de unción patriótica, de vocación de servir, de entusiasmo.

Quienes alguna vez vestimos el glorioso uniforme de esas túnicas blancas sentimos un especial apego a estas celebraciones.

Hoy es el cumpleaños de a Patria. Hace 178 años aquí, en esta Piedra Alta, un conjunto de patriotas redactó –escrita sobre la sangre- la partida de nacimiento de un Estado independiente: la República Oriental del Uruguay.

Una gran nación se hacía Estado. Esa acta bautismal documentaba la identidad de una nación forjada en el espíritu artiguista, una nación forjada en el Éxodo, en las Instrucciones de 1813, en el Reglamento Provisorio de 1815, una identidad acuñada en la grandiosa sencillez de conceptos como “Clemencia para los vencidos”; como “Los más infelices serán los más privilegiados”; como “La causa de los pueblos no admite la menor demora”; como “No venderé el rico patrimonio de los orientales al bajo precio de la necesidad”: como “Sean los orientales tan ilustrados como valientes”; como “Nada debemos esperar sino de nosotros mismos.”

Estas frases, que retumban en nuestras mentes y en nuestros corazones, son las Tablas de la Ley de la Nación Oriental. Son el genoma de esa criatura que hoy cumple 178 años. Son el espíritu compartido, la personalidad común, la identidad básica de un pueblo que lo constituye en nación y lo impulsa finalmente ante las circunstancias a constituirse en un Estado independiente.

Esa personalidad compartida se nutre luego de un sinnúmero de aportes formidables que ayudan a dar forma al espíritu de la nueva criatura: el alejamiento y la añoranza de un lustro de dominación; la gesta heroica de 1825; el esfuerzo tutelar de la Constitución; la reforma vareliana, la inserción de los inmigrantes en una sociedad joven, mirando al futuro.

El metal de aquellos cañones se transformó –quién sabe por qué rara alquimia- en esas túnicas blancas, que son los verdaderos yunques donde se forja la libertad y la democracia de nuestro país, el lecho donde la inteligencia se preña de igualdad y de tolerancia.

La Patria de los Orientales, crisol de razas, religiones y costumbres, fundida en el calor del fervor humanista del Prócer, forjada en la fragua de la gesta heroica del 25, moldeada en la Constitución del 30 y templada en la diaria educación de nuestros hijos.

Mezcla de la serenidad del  indio, de la rebeldía indomable del gaucho, de la convicción republicana de sus patricios y de la terca tenacidad del inmigrante; mezcla de la agreste y dura nacionalidad de nuestra campaña  con la tenaz internacionalidad de nuestro puerto.

Somos todo eso, unido por a magia de una ubicación en el mundo y la tenacidad de una educación que enaltece nuestros valores.

Nuestra identidad cumple años. Es hora de repetir, con el Poeta de la Patria, aquel

Oh, no, no puede ser; Pueblo, despierta,

Arranca el provenir de tu pasado,

Levántate valiente,

Levántate a reinar, que de rey tienes

El corazón y la guerrera frente.

“Arranca el porvenir de tu pasado”, dice La Leyenda Patria. Ese es el desafío que nos impone la hora.

Hemos atravesado momentos muy difíciles. Salir de esto requiere apelar a todas nuestras raíces comunes, a todos los valores que nos destacan como nación, a toda nuestra inteligencia y dedicación.

En esta hora de conmemoración colectiva, es momento de apelar a los que nos une, a los que nos distingue como nación de las demás de la tierra, a  nuestra identidad común, para trabajar juntos en la construcción del futuro y la esperanza colectiva.

Celebremos juntos nuestro cumpleaños.

Repitamos con Zorrilla de San Martín aquellos ecos:

Protege, oh, Dios, la tumba de los libres,

protege a nuestra Patria Independiente

que inclina a a ti tan sólo,

sólo ante ti, su coronada frente.

Miren ondear nuestra bandera,

Escuchen los clarines del pasado

Que impelen a buscar en el futuro

El sueño de una gloria duradera. 

Celebremos juntos nuestro cumpleaños. Renovemos el compromiso colectivo de  construir nuestro futuro entre todos, como ofrenda ante la tumba de los libres, como sacrificio ante el Altar de la Patria. 

Celebremos juntos nuestro cumpleaños. ¡Feliz cumpleaños, Patria nuestra!

¡Viva la Patria!