22/03/03
Entrevista realizada por
Red Oro, Primera Cadena de Radios del Uruguay
URUGUAY CRECERÁ EN 2003
DEBIDO A LO QUE ESTÁ PRODUCIENDO LA CAMPAÑA
Uruguay va a crecer este
año debido a lo que está produciendo la campaña y va a hacerlo
dirigiéndose a determinados mercados hacia los que tiene que esforzarse
por apuntar. “La gran apuesta uruguaya es una apuesta comercial de
ventas a los países muy lejanos.” Estos y otros conceptos fueron
vertidos por el Presidente de la República, doctor Jorge Batlle, en el
transcurso de una entrevista que concedió a la Cadena RED ORO, Primera
Cadena de Radios del Uruguay.
Lo que sigue es la
transcripción de la mencionada entrevista.
PERIODISTA: Esto es
periodismo en red y estamos llevando la palabra del señor Presidente
de la República. Tenemos el honor y el
gusto enorme de que el señor Presidente, Jorge Batlle, nos haya
recibido para charlar acerca de este país que nos preocupa, de este país
que amamos y de este país por el cual, bueno, estamos trabajando y el
señor Presidente en especial, en este mes que esta cumpliendo años desde
que, bueno, desde el primer día que asumió la Presidencia.
PRESIDENTE BATLLE: Bueno,
sí, son tres años y pocos días. Todos estamos trabajando por lo mismo,
cada uno desde su lugar. El trabajo de todos es muy importante. Pienso
que, precisamente, cuando los países han pasado tantas dificultades, como
el Uruguay las ha pasado desde el 24 de abril del 2001, cuando se declaró
la aftosa.
PERIODISTA:
Es cierto Presidente, ¿no? Le han tocado todas cosas...
PRESIDENTE BATLLE: ¡Qué
fueron todas cosas terribles! No, ...
PERIODISTA: No..
PRESIDENTE BATLLE: No me
han tocado a mí, le han tocado a los uruguayos. Que me toquen a mí son
las cosas del oficio, las responsabilidades que deben asumir aquellos que,
bueno, se presentan ante la opinión pública para ser sus representantes
en los cargos que el pueblo decide nombrar a Juan, a Pedro o Diego. No, lo
que hemos pasado todos, lo que han pasado todos los uruguayos,
absolutamente todos. Y eso, naturalmente, que se va a resolver por caminos
propios, caminos ajenos, pero fundamentalmente por los caminos que cada
uno todos los días recorremos. Algunos trabajando donde están, otros lamentablemente
buscando trabajo, otros tratando de mejorar la situación de los ámbitos
industriales y comerciales a los cuales están vinculados, y otros
esperanzados en que el cambio que se ha comenzado a producir -
fundamentalmente en el interior de la República, en las actividades
agropecuarias- les habilite un horizonte -digamos en este año, el año
que viene- sensiblemente mejor que lo que fueron los años pasados.
Y
esa es un poco la tarea en la que estamos todos y puntualmente cada uno de
los miembros del Gobierno y todos los uruguayos. Así que yo, es al
contrario, yo les agradezco a ustedes de poder tener esta conversación
con ustedes, y además con la libertad que por suerte este país tiene;
libertad de expresión, libertad de prensa, libertad para disentir,
libertad para estar a favor, libertad para todo. Con la libertad que
ustedes hacen uso de ella con fuerza y con la legalidad correspondiente
para preguntarme lo que ustedes quieran.
PERIODISTA:
De la cual nos sentimos muy felices y muy orgullosos por otra parte. Los
balances generalmente se hacen al final de una gestión, al final de
determinada cosa que uno esté realizando, pero, es buen momento. También
hablaba de la cantidad de dificultades por las que ha tenido que atravesar
el país, pero en general también en estos años se han obtenido logros,
se han hecho cosas buenas; hay otras que quedarán pendientes. Si tuviera
que establecer un balance hoy, a esta altura en el 2003, ¿qué nos
diría?
PRESIDENTE
BATLLE: Vea, yo le voy a decir lo que yo le diría; yo siempre he
tratado -a lo largo ya de mis muchos años de actividad pública- de decir
lo que siento. A veces con buena suerte, otras veces con mala fortuna;
pero siempre he dicho lo que siento, siempre, absolutamente siempre. No
sé ser de otra manera. No sé, sería imposible, se me notaría enseguida
además. Todo el mundo sabe cuando estoy con determinado sentimiento
frente a un hecho lo expreso con toda claridad, no lo oculto. Yo le diría
de que, para resumir, yo le diría lo siguiente: cómo yo veo al Uruguay.
El
Uruguay tiene básicamente desde su independencia tres etapas en su vida.
Una primera etapa en donde el Uruguay
estuvo económica, social y políticamente integrado a un mundo
organizado por Inglaterra; eso fue hasta después de la Segunda Guerra
Mundial. Ahí adentro crecimos. Era un mundo global, ya había una
globalización en el mundo, pero era por cierto una globalización mejor
que la actual. Porque era de doble mano. Usted compraba, pero usted
vendía. Los precios eran muy parecidos, eran convergentes precios,
salarios, y por tanto había un ámbito de inversión y un ámbito de
crecimiento, que fueron los años en donde el Uruguay con los tropiezos de
su integración política, de sus conflictos internos, de sus guerras
civiles, sin embargo, el Uruguay creció y creció y creció y creció. O
sea, que pensar que en tiempos del Coronel Latorre comenzó su tarea José
Pedro Varela; o sea, qué luz y qué sombra convivieron al mismo tiempo:
la luz de la educación, la sombra de aquel régimen.
Luego,
vino el período posterior a la Guerra Mundial. Ese fue un período de
comienzo de las dificultades, que fueron creciendo enormemente, porque un
país es como una casa de comercio no puede vender y no comprar, y no
puede comprar y no vender. Bueno, y entonces el Uruguay empezó a sentir
esa dificultad. No sólo el Uruguay, todos los países de América del Sur
empezamos a sentir esa dificultad; se detuvo ese crecimiento. Podríamos
decir que había un perfil como el de un serrucho: a veces subía,
después bajaba; después subía y
después bajaba, después subía. Pero no hubo un crecimiento, una
expansión, un desarrollo, como hubiéramos necesitado en mérito al hecho
de que, bueno, habíamos -en primer lugar- desarrollado un país protegido
hacia adentro; a través de políticas de crecimiento del Estado, que
empezaron allá después de la crisis del 29’, y seguidamente porque
empezamos a tratar con la guerra de sustituir exportaciones, y después de
la guerra nos quedamos sin los mercados exportadores.
Piense
usted que todos, cuando la gente dice que hay que defender AFE, que hay
que defender OSE, que hay que defender todo eso, se olvida que hasta 1950
todo eso era privado. Y cuando pasó a manos del Estado fue porque los
ingleses no estaban en condiciones de pagar unas deudas.
Eso
lo recuerdo perfectamente, porque a mi padre -como Presidente de la
República- le tocó precisamente firmar el contrato que se había
negociado en el gobierno anterior, por el que el ferrocarril pasaba a
manos del Estado uruguayo.
Entonces,
como el país -a partir de que Europa se cierra- no tiene acceso a otros
mercados, y pierde sus mercados naturales al punto que para vender carne
teníamos que hacer acuerdos con Egipto, o con Grecia, o con España; que
esos son países que notoriamente
ni hoy mismo son grandes consumidores de ese producto. Bueno, entonces el
país empezó a tener dificultades y empezó a estancarse.
Ahora
estamos en una etapa en donde es posible que se produzca un cambio. ¿En
qué sentido? Hacia fuera y hacia adentro. Hacia fuera en una negociación
muy fuerte con el ALCA, con el NAFTA; para unos, toda América; para
nosotros cualquiera de las soluciones es buena: o toda América, o el
MERCOSUR, o bilateral.
PERIODISTA:
¿Fortalecimiento del MERCOSUR, de negociación en bloque?
PRESIDENTE
BATLLE: Mire, la que se pueda hacer. Ojalá, Brasil y Argentina estén en
la misma línea. Pero si Brasil y Argentina no encuentran oportunidades
ellos para resolver sus problemas en forma inmediata, tampoco el Uruguay
puede estar detenido a la espera de que los países muy grandes, que
tienen otros problemas, no puedan resolver los suyos.
Fíjese,
en Europa qué sucede. En Europa el tratamiento que se le da a Grecia, a
Portugal, a Irlanda y a España mismo, no fue el mismo tratamiento que se
le dio a Italia y Alemania, a Francia. Esos países tuvieron que aportarle
a los países más débiles algún tipo de beneficio. Cuando usted va a
Irlanda y recorre las carreteras, todas las carreteras preciosas están
financiadas por la Unión Europea.
Por
tanto, aquí, en el MERCOSUR, Paraguay y Uruguay que son países más
chicos no pueden competir con Brasil y con la Argentina por sus mercados,
y por tanto tenemos progresivamente que tener alguna especie de beneficio
en ese sentido. Y uno podría ser, por ejemplo, poder tener una
posibilidad, una capacidad -si los demás países no lo quieren hacer- de
buscar acuerdos comerciales que nos permitan desarrollar nuestra pequeña
actividad industrial, que en nada mortifica a los países grandes, tanto
Paraguay como el Uruguay.
O
sea, para nosotros se inicia hacia afuera una formidable etapa de
expansión comercial. ¿Por qué? Porque el Uruguay es un país que todo
lo que produce lo produce para exportar.
Usted
piense que en la Argentina el 80% de la carne que se produce se consume
adentro del país.
El
Uruguay por su pequeña población, todo lo que produce básicamente lo
produce para exportar. O sea, el crecimiento del empleo en el Uruguay es
consecuencia del crecimiento de la exportación. Pero eso es hacia afuera.
Y
hacia adentro el Uruguay tiene que modificar -digamos- su estructura como
Estado, para que ese Estado cumpla funciones eficaces -las que le manda la
Constitución- y no sea un peso para la producción, para que el productor
pueda competir.
Hoy
en el mundo usted compite con el mundo entero, y si usted compite con el
mundo entero, usted tiene que tener en su país condiciones que le
permitan competir en el mundo entero. Si usted tiene
tarifas, tiene costos, tiene transferencias ineficientes, que luego pegan
sobre sus costos de producción, usted no puede competir con el mundo. Son
las dos variables que Uruguay tiene que rápidamente asumir para poder
crecer en la medida en que el país lo precisa. Cuando los países no
crecen la gente se empobrece, la democracia se debilita, y los que pueden
se van.
PERIODISTA: A propósito
de que los que pueden se van; usted sabe que ha habido una muy fuerte,
lamentablemente, emigración, sobre todo en los últimos tiempos. Cada vez
se ha ido acentuando, buscando tal vez nuevos horizontes. ¿Qué opinión
le merece?
PRESIDENTE BATLLE: Y es lo
que le acabo de decir. Si el país tuviera un crecimiento natural del
tres, del cuatro, del cinco por ciento anual del producto, habría empleo
suficiente para todos, y además de haber empleo suficiente para todos, a
la gente le gustaría
quedarse en el país.
PERIODISTA: ¿Esa es una
de las próximas metas?
PRESIDENTE BATLLE: Bueno,
eso es el resultado de la necesidad del cambio económico producido.
Cuando usted ve que pasa del 20 por ciento de desempleo en setiembre al 18
por ciento, ese dos por ciento son más de veinte mil personas trabajando.
Quiere decir que la única forma de que vuelva a haber una demanda de
empleo es que la economía funcione. Advierta usted: de 20 a 18 por ciento
son prácticamente 18, 20 mil personas. ¿Usted no podría dar 20.000
empleos en el Estado, no es verdad? Es imposible. Quiere decir que es la
economía la que lo absorbe. Para que la economía lo absorba, usted tiene
que crear condiciones para que ello suceda. Por eso es que el gobierno
entiende que los cambios ocurridos en la actividad primaria, que son los
que generan el 85 por ciento de la exportación, son los cambios que le
han permitido a la gente del campo ver con optimismo su actividad
agropecuaria. Y eso creo que es fundamental, porque no hay pequeña
localidad o mediana localidad en el interior de la República sobre la que
no repercuta -para bien o para mal- la actividad del campo.
PERIODISTA: Señor
Presidente, ¿algún día, durante esta gestión que ha sido difícil, se
ha sentido solo?
PRESIDENTE BATLLE: Mire, yo
creo que los Presidentes, la gente dice
y habla y los medios hablan y dicen, pero los Presidentes están
siempre solos y siempre acompañados. Yo tengo alguna experiencia, porque
mi padre lo fue, y viví junto a él y he estado siempre vinculado a la
actividad de gobierno. Yo le voy a decir en qué están siempre solos los
Presidentes: en que son el último de la fila. Cuando llegan a él, él
tiene que decidir. Y por más que le pregunte a uno y le pregunte a otro y
le pregunte a un tercero, ah, tiene que decidir. Y como tiene que decidir,
la decisión es una decisión -que aunque usted la comparta antes y estén
de acuerdo unos o no estén de acuerdo otros- usted la tiene que tomar en
función de lo que usted entiende que son las cosas. Y tiene que decidir
todos los días y a toda hora, y por mil y un asuntos diferentes; grandes,
chicos, enormes y medianos. Y tiene que decidir, no hay otro asunto que
tomar decisiones. Y, finalmente, para tomar decisiones hay cierto grado de
soledad, sí, porque eso usted lo tiene que asumir en función de que esa
es su condición y esa es su obligación.
¿En qué sentido no están
solos? En que usted tiene, como Presidente de la República, no solamente
la oportunidad, por derecho también, y la obligación, por imperio de la posición que
tiene, de conversar con ministros, con gente de la actividad privada, con
dirigentes de todo orden, sino que usted también tiene posibilidades de
recibir una enorme información desde el exterior, una enorme información
interna. Es decir, que usted está en contacto con muchísima gente, pero
eso le da a usted una tranquilidad en cuanto al rumbo que usted va a
tomar, pero cuando usted va a decidir, tiene que decidir usted. Y eso,
sí, eso existió siempre y existirá siempre.
PERIODISTA: Usted sabe
que esto llega a todo el país, a todo el territorio nacional y nos
gustaría que usted les dé un mensaje a toda esa gente ...
PRESIDENTE
BATLLE: Vea, yo creo que la gente del interior es...
PERIODISTA:
...que está esperando.
PRESIDENTE BATLLE: Sí,
mire, yo creo que la gente del interior es la gente que más conoce,
porque es la gente que está más cerca de la realidad. ¿En qué sentido
está más cerca de la realidad? Que, básicamente, el lugar donde el
país produce el 85 por ciento de lo que vende es en el interior.
Así
que si yo le digo a la gente del interior que la lana vale dos veces y
media más que la zafra anterior, eso lo sabe la gente. Si le digo que no
hay nadie que le venda una cordera, también lo sabe la gente. Si le digo
que vale mucho un lanar, la gente también lo sabe; bueno, que siempre el
lechón era más caro que el cordero pero que este año fue al revés, la
gente lo sabe. Si le digo a la gente que los terneros de reposición valen
más plata de lo que vale un ganado gordo una vez terminado, también lo
sabe la gente. Si le digo a la gente de que el girasol está dando buen
resultado, y hay girasoles arriba de 2.000 quilos por todos lados, la
gente también lo sabe. Y si les digo que si no nos garantizan urgente
mejor el trigo tenemos un lío con el fusario, más con el trigo que con
la cebada; ah, la gente también lo sabe, ¿no es verdad? Y si le digo que
la cosecha de arroz anda bien; ah, la gente también lo sabe. Y si le digo
que ahora con el tipo de cambio puede exportar, también lo saben. Y si le
digo que los costos internos se hundieron, también lo saben. Y si le digo
que ahora, aun el que está endeudado, tiene con el plazo condiciones de
pagar, también lo saben; porque las cosas valen, porque tienen precio,
porque el mercado tiene demanda, porque estamos en un momento en que hay
demanda en el mundo. Y si le digo que los lecheros están contentos con el
arreglo que les hicimos, pero, ¡por supuesto qué saben! ¡Cómo no lo
voy a saber yo, si yo soy lechero también! Y si le digo de que los
precios de la leche van a subir, también lo saben. Así que todo lo
saben.
Por tanto, a la gente del
interior no se le puede decir una cosa por otra. Mejor dicho, no se le
debe decir a nadie, pero menos a la gente que está con las manos en el
trabajo; ellos lo saben, pero, ¡por supuesto qué lo saben!
Y si le digo que los campos
subieron, también lo saben. Y si le digo que hay mucha demanda por ello,
también lo saben. Y si le digo que las industrias que están trabajando
con el campo -sean curtiembre, sean frigoríficos, sean otro tipo de
industrias- están todas trabajando a pleno, también lo saben. Y si le
digo que va a ser un año bueno para el campo, también lo saben. Quiere
decir que ellos saben todo eso; ellos saben. Lo saben de memoria como lo
sé yo. Porque el girasol mío, que tengo 40 hectáreas de girasol, lo voy
a cosechar el sábado y estoy esperanzado en que también me dé arriba de
2.000 quilos.
PERIODISTA: Cómo no.
PRESIDENTE BATLLE:
Pero yo, entonces, dije “no, va haber mucha lluvia, entonces no
planto primera de trigo, planto nada más primera de verano”. Y, sí,
porque el país crece desde el campo. Y por eso es que el gobierno ha
intentando y ha logrado hacer varias cosas.
Primero, sacarle todos los
impuestos al campo. En segundo, darle la mayor financiación posible. En
tercero, al modificar la condición cambiaria ha posibilitado a la gente a
que vaya a trabajar en mejores condiciones, porque hay exportación.
Trabajo, que luego del campo, pasa al mecánico y pasa al gomero y pasa al
electricista, y pasa al herrero. Porque ahora es mucho mejor mandar
arreglar el tractor que comprar un tractor nuevo; antes era mejor comprar
un tractor nuevo que mandar arreglar el tractor, porque como parecía que
el dólar estaba muy barato, usted si mandaba arreglar el tractor le
costaba ¡vaya a saber cuántos miles de dólares!
Entonces, con eso pagaba, aparentemente, varios años de cuota -y
como se lo tiraban por la cabeza- nos llenamos de máquinas. Hoy yo mandé
a hacer nuevo el motor del camión y no me salió más de 700 dólares, y
eso me lo dejó a nuevo, y eso es lo que está pasando hoy.
Y, por tanto, hoy que
plantamos 300 mil hectáreas, sin crédito, -y que estamos en condiciones
de plantar muchísimo más- de verano el año que viene, sin crédito, eso
es bueno, ¿vio? Eso, en primer lugar, quiere decir que el agricultor se está
ordenando, porque hay proveedores de insumo -aparece fulanito de tal que
trajo semillas de girasol para 90.000 hectáreas y ISUSA enganchó que iba
en el fertilizante, y el otro en el agroquímico- y usted al proveedor le
paga, ¿vio? Pero capaz que al Banco República lo deja para atrás.
Mientras que de esta manera
al proveedor le paga, la gente va a quedar con dinero en el bolsillo, va a
poder ir enderezando el bosque y -con dos o tres años de buenos precios y
buenos cultivos- el campo va a salir adelante, y va a darle la fuerza
industrial al país, que el país precisa.
Por tanto, al interior le
digo otra cosa muy importante: toda la inversión que está llegando,
sola, es prácticamente -yo le diría- un 93, 94, 95 por ciento europea,
toda va al interior y toda va al sector alimenticio. Hay inversión
argentina, también importante en alguna zona del litoral. Va a haber
inversión minera importante, que viene del Brasil. Pero toda la
inversión industrial es sobre materia prima de origen natural, ya sea
para alimentos o para minerales transformados en elementos industriales, y
esa va toda para el interior; absolutamente, yo le diría, el 100 %.
Todo lo que ha venido hasta
ahora europeo, europeo para la pesca, europeo para el cítrus, europeos
para la verdura, europeos para la fruta, europeos para la madera, europeos
con fuertes inversiones en los sectores productivos de alimentos, para el
agua, las que llegaron, otras que están en
camino. El agua va a ser uno de los rubros más importante del futuro
exportador del Uruguay, porque es un país que tiene mucha agua y muy
buena.
O sea, todo es para el
interior. Va a haber, sin ninguna duda, un crecimiento
industrial sostenido, en los próximos años, en el
interior de la República.
PERIODISTA: Señor
Presidente, me ha gustado muchísimo hablar con usted. Le agradecemos
mucho poder llevar su palabra a todo el territorio nacional. Sabemos que
tiene una agenda muy apretada.
PRESIDENTE BATLLE: Mire, a
la orden, a la orden. Yo lo que considero es que ustedes pueden
perfectamente -cuando ustedes lo crean conveniente, cuando ustedes tengan
alguna duda, cuando ustedes lo necesiten- venir, conversar, preguntar; yo
estoy siempre a la orden, siempre para tratar de transmitir lo que uno ve,
lo que uno siente.
Creo que, sí, la gran
apuesta uruguaya es una apuesta comercial de ventas a los países muy
lejanos. Porque, vea, tenemos que trabajar juntos con el MERCOSUR para
negociar con otros, pero usted bien sabe que Argentina y Brasil producen
lo mismo que nosotros. Entonces, si usted y yo producimos lo mismo va a
ser difícil que yo le venda a usted, y usted que me venda a mí.
Es posible que usted tenga
una oportunidad de venderme a mí algo o mucho porque me falta a mí, por
ejemplo; claro, sí nosotros le vendemos mucho arroz al Brasil, porque a
Brasil por ahora le falta arroz, este año le faltan como un millón de
toneladas. Entre Argentina y Brasil podemos suministrar parte de eso,
porque tenemos clientes por todo el mundo que no los podemos dejar de
atender.
Pero, mañana, de pronto,
Brasil alcanza la capacidad de producir todo lo que precisa, con todo ese
territorio que tiene, ¿no es verdad? Tiene 150 millones de cabezas de
ganado; es un fantástico productor de soja, mucho mayor que la Argentina.
Quiere decir que nosotros
tenemos que pensar en mercados lejanos, en mercados lejanos.
Yo quiero dar una
información que me parece que es bueno que todo el mundo la conozca.
Antes de esta crisis feroz que nos trajo el cambio de la situación,
primero en Brasil y después en la Argentina, hay dos o tres cosas que es
bueno que la gente conozca, porque la gente reflexiona muchísimo más de
lo que muchas veces los dirigentes suponemos, o creemos; mucho más.
Antes de que el tipo de
cambio brasilero se modificara, en 1999, nosotros le vendíamos al Brasil
mil millones de dólares por año; ahora le vendemos la mitad. ¡Se podrá
imaginar cuántos puestos de trabajo eso significa!
Y cuando la Argentina
empezó con sus problemas el año pasado, a fines del 2001, porque ya
empezaron las medidas de Cavallo a fines del 2001, antes de la aftosa ya,
nosotros le terminamos vendiendo a la Argentina el 32, 33 por ciento
apenas de lo que vendíamos antes, perdimos el 60 y pico por ciento. O
sea, que si le vendíamos 300 millones, le vendemos apenas -con suerte-
100; calcule la cantidad de camioneros que quedaron sin trabajo, que
llevaban mercadería a la Argentina; la cantidad de gente que producía
cosas que quedó sin trabajo.
Todo esto significa que
nuestras exportaciones bajaron, perdimos empleo, perdimos negocios,
perdimos expectativas. Entonces, bajamos las exportaciones por eso mismo,
empezaron a bajar, a bajar; 2000 fue mayor que 2001, 2001 fue mayor que
2002.
Pero cuando usted vicha
para adentro, cómo se componen las exportaciones, usted se encuentra una
cosa extraña en el 2002: que siendo las más bajas de los tres años
-2000, 2001 y 2002- la del 2002 la más baja, ya el destino era otro.
Aquellos países que nos compraban más del 50 por ciento de lo que
producíamos, pasaron a comprarnos el veinte y pico por ciento nada más,
y nosotros apuntamos al resto del mundo. Y nuestros exportadores se dieron
maña para salir a buscar otros mercados y crecer en otros mercados, que
es lo que está ocurriendo este año.
Este
año vamos a crecer, por suerte, básicamente -de nuevo lo digo- por lo
que está produciendo la campaña, y vamos a crecer dirigiéndonos a otros
mercados; hacia allí el Uruguay tiene que apuntar.
Así
que hasta siempre, hasta cuando ustedes quieran. Un saludo a toda la gente
del interior, esperando que este mes de marzo, que hoy aparece de nuevo
lindo y es uno de los meses más preciosos del año, nos permita días de
tranquilidad para poder levantar esa fantástica cosecha que tenemos por
delante.
Muchas
gracias.
PERIODISTA:
Ha sido un placer.
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