15/05/03 

CONDECORAN AL PRESIDENTE DUHALDE

El Presidente de la República, Jorge Batlle, distinguió a su par argentino, Eduardo Duhalde, con la Medalla de la República Oriental del Uruguay, en ceremonia realizada en la noche de ayer.  

 

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, JORGE BATLLE, EN LA CEREMONIA DE IMPOSICIÓN DE LA MEDALLA DE LA REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA ARGENTINA, EDUARDO DUHALDE.
14/05/2003

PRESIDENTE BATLLE: Señor Presidente de la hermana República Argentina, doctor Eduardo Duhalde, señor Canciller, señor Ruckauf, señor Jefe de Gabinete, señor Attanasof, señor Embajador de la República Argentina en el Uruguay, Hernán Patiño.

Señor Presidente: Usted dijo hoy muchas cosas muy interesantes y muy agradables para los oídos de los uruguayos. La primera es que compartimos las mismas virtudes: sus abuelos son uruguayos, duraznenses y rionegrenses; mi madre es porteña de la calle Florida. Quiere decir, que ambos tenemos buena parte de nuestro ser en el país hermano, como la inmensa mayoría de los uruguayos, una inmensa o buena parte -por suerte para nosotros- de los argentinos.

Eso es expresión clara de lo que ha sido nuestra historia; de los largos años en los que hemos vivido juntos, hemos construido juntos y hemos pasado juntos tantas dificultades, tantas vicisitudes, que siempre nos han encontrado unidos para llevar adelante los destinos de nuestra patria.

Y dijo otra cosa también que para nosotros fue la expresión del sentimiento que tanto le agradecemos y que tanto significa para nosotros.

Usted ha querido -en los últimos días de su mandato- venir a despedirse del Uruguay como del último país al cual usted visitaba, para hacerlo así, en este ámbito casi familiar de encuentros, en donde unos y otros sentimos que hemos comenzado a ir resolviendo nuestras imponentes dificultades pasadas en los años y en el tiempo en que el destino a ustedes y a mí nos ha tocado ejercer la Presidencia de la República.

Como siempre, usted, señor Presidente, nuestras cosas andan juntas. Y eso, sin ninguna duda, es eso lo que hace que nosotros tengamos el gusto hoy de estar con usted y de recibirles, en un momento, además, de enorme importancia para la vida de su país, puesto que sin ninguna duda, más allá de las dificultades vividas en el pasado, hay algo que es muy importante: Se abre un camino nuevo, un horizonte claro, en función de lo que se ha podido hacer desde la Presidencia de la República por parte suya y de quienes le han acompañado y en función de los hechos que han vivido en la República Argentina.

Es cierto; estamos todos en un tiempo nuevo, tanto en la Argentina como entre nosotros; saliendo lenta pero firmemente de nuestras dificultades, con la convicción de que el camino democrático, el camino de la libertad y de la justicia es el camino que nos hará siempre más libres, siempre más fuertes, siempre más seguros y siempre más unidos.

Señor Presidente Duhalde, señora de Duhalde, en nombre del pueblo del Uruguay y de su gobierno y de todos nosotros con la Argentina, queremos imponerle a usted la Orden de Oro que el Uruguay ha dispuesto para celebrar esas situaciones y entregarles a quien representa nada más ni nada menos que al pueblo hermano de la República Argentina en su Presidente.

Si me permite, Presidente Duhalde.


PALABRAS DE REPUESTA DEL SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA ARGENTINA, EDUARDO DUHALDE, AL RECIBIR LA MEDALLA DE LA REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
14/05/2003

Señor Presidente, mi amigo Jorge Batlle, señor Ministro, señor Embajador, señoras esposas, señor Vicepresidente, señora esposa, queridos amigos:

Es un día muy especial, para mi patria, hace horas, cuando aquí estaba, se consagraba el nuevo presidente de Argentina que estará asumiendo su responsabilidad constitucional el próximo 25 de mayo.

Fue precisamente aquí, en Uruguay, cuando me enteré, y es cierto lo que le decía al señor Presidente de Uruguay, que quería que mi última visita de Estado lo fuera a Uruguay. Lo he repetido muchas veces, lo he dicho en la conferencia que juntos tuvimos, lo he reiterado en muchísimas oportunidades.

Cuando pienso en Uruguay y se habla de la hermandad de los pueblos latinoamericanos, yo pienso que hay una diferencia con Uruguay, y lo expreso diciendo que en realidad con los demás somos primos hermanos, pero hermanos, hermanos, somos uruguayos y argentinos, argentinos y uruguayos. Y eso lo expreso entre emotivos hermanos y hermanas, pero es cierto y es indudable, que las características de la hermandad de nuestros pueblos son muy especiales. Por eso quería venir hoy aquí, a este querido Uruguay, básicamente a agradecer.

Como todos sabemos, Argentina tuvo la crisis más profunda de toda su historia. Debo aclarar, la crisis económica-social, porque hemos tenido otras crisis tremendas también, pero la económica-social más grave de la historia.

Después de cuatro años consecutivos de recesión económica, caímos en una depresión económica, que conocíamos desde el punto de vista académico lo que era una depresión.

Pero les puedo asegurar que mucho más difícil es vivir esa situación. La depresión económica, derrumba todos los valores, del derrumbe del modelo económico vigente surgió una híperdevaluación de nuestro signo monetario, un empobrecimiento acelerado de los sectores medios.

Los pobres pasaron a indigentes, un drama tremendo porque se perdía todas la posibilidades de la seguridad jurídica que un Estado debe garantizar, no solo a los ahorristas que quizás sean los que mas hacían sentir su enojo. Pero  toda la sociedad cayó en un reclamo generalizado y en el centro del reclamo y en la sumatoria de esos reclamos marcaban la profundidad de la crisis. Y en esos momentos difíciles de poder dar otro desarrollo, en esos momentos difíciles donde no se encontraba salida, donde muchos, sobre todo en el exterior, producto del default y de críticas demasiado duras, por lo menos a nuestro gusto, porque creo que ningún país quiere entrar en una situación así, y hablaban de que Argentina no tenía destino, que no podía salir de su crisis.

El presidente, por ejemplo, del Banco Central de Alemania decía que habíamos caído en un país insignificante, y que no iba a salir de su insignificancia. Y tuvimos sí realmente problemas, pero Uruguay, que se supo ganar en los ámbitos internacionales  respeto por ser un país que ha hecho culto de la democracia, de la libertad, de la defensa de los derechos humanos, tuvo en su presidente un abogado de la causa Argentina. Fue permanente el ir hablar con él -como lo he hablado con Cardoso y con Lagos- y como los vecinos más vecinos, estaba permanentemente tratando de influir en los organismos internacionales para que se entendiera la especial situación de nuestro país.

Por eso es que les decía que yo quería venir a Uruguay, no podía irme de la Presidencia de la República, dejar el cargo, sin venir a agradecerle a los uruguayos, en presencia del Presidente, del Congreso Nacional de este Estado y por los medios masivos de comunicación, extenderle esa mi gratitud a todo el pueblo uruguayo.

Así que, entregarle una condecoración al Presidente de Uruguay, es para mi un deber, y un inmenso gusto.