03/10/03
COMPROMISO CON LA UNESCO
Uruguay se compromete
“a entregar sus mejores esfuerzos” para construir una educación que
se siga extendiendo sin masificarse y que promueva el espíritu crítico y
creador “sin matar las tradiciones que confieren identidad cultural”,
dijo el Ministro Leonardo Guzmán ante la Conferencia General de la
UNESCO.
DISCURSO DEL MINISTRO DE
EDUCACIÓN Y CULTURA, LEONARDO GUZMÁN, EN LA CONFERENCIA GENERAL DE LA
UNESCO
03/10/2003
Señor Presidente de la
Conferencia General, señora Presidenta del Consejo Ejecutivo, señor
Director General, honorables Ministros y delegados:
Felicitamos al Presidente
Michael Abida Omolewa, amigo del Uruguay desde que era profesor en
Nigeria. Contribuirá a reformar la UNESCO, según el empeño del Director
Matsuura, que Uruguay apoya particularmente en cuanto, al descentralizar,
permite, por ejemplo, que trabajen en Montevideo la Oficina Regional de
Ciencia y la Oficina para el MERCOSUR.
Felicitamos a la UNESCO,
porque con Estados Unidos recupera a una potencia con larga tradición
moral; y al incorporar a Timor confirma que forja su espíritu universal
con sentimientos y razones de los pueblos sin tener en cuenta su fuerza
material.
Se dice y repite que,
aunque hoy el mundo no es el mismo, la misión de fundar la paz en las
mentes vale igual que en 1946, cuando la UNESCO la proclamó en su
espléndida Constitución. Es verdad; pero no basta leerlo y repetirlo.
Hace falta insertar esa misión en nuestra vida, dando con ello respuesta
a la caída de las esperanzas, al oscurecimiento de la conciencia
normativa y al opacamiento de los ideales, que han perdido fuerza
inspiradora al enfermarse la Humanidad de anomia moral y jurídica y al
perder las instituciones nacionales e internacionales conciencia viva de
la inmediatez imperativa de sus fines.
Informando sobre nuestro
país podríamos limitarnos a repetir que tenemos más del 95 por ciento
de alfabetización y Universidad oficial gratuita y agregando logros tales
como la extensión de la enseñanza preescolar, la alimentación escolar y
el uso de la computación en la Enseñanza Primaria, la obligatoriedad
constitucional de la Enseñanza Secundaria y las becas en dinero para
miles de estudiantes universitarios; y sumando valores tan importantes
como la existencia de maestros capaces de formar y orientar a pobres y
marginados. Podríamos traer a esta Conferencia, números que UNESCO
recoge en el Uruguay desde mucho antes de que NACIONES UNIDAS estableciera
el Decenio de la Alfabetización y los objetivos del Foro de Dakar.
Pero como país adulto, ya
sabemos qué caro se paga el descansar sobre comparaciones que parecen
primariamente favorables. Por eso, aun sabiendo que nuestro esfuerzo ha
sido grande y honroso, preferimos reconocer, con toda modestia, nuestra
preocupación actual por los bajos rendimientos cualitativos en la
enseñanza media, que afecta simultáneamente a matemáticas y gramática,
álgebra y sintaxis, con lo cual estamos arriesgando colectivamente las
bases del discurrir; nuestra preocupación por la apatía de vastos
sectores ante las cuestiones valorativas básicas, que aparta a sus
integrantes de la adquisición meditada de fines claros para su vida; y
nuestra preocupación por la pérdida de confianza en que la educación
abra caminos, lo cual disminuye y afecta severamente su liderazgo natural.
Sobre estos problemas
dialogan regularmente entre sí los organismos oficiales y privados
competentes. Son problemas que afectan no sólo al Uruguay: nos anima
mucho que la UNESCO los esté planteando, incluso en
debates con Ministros y delegados del mundo, como el muy fecundo de esta
misma mañana.
El Uruguay compromete
entregar a la UNESCO sus mejores esfuerzos para construir una educación
que deberá:
- 1. seguir extendiéndose
a todos, sin masificarse;
- 2. promover el espíritu
crítico y la capacidad creadora, sin matar las tradiciones que confieren
identidad cultural y trasmiten sabiduría de siglos;
- 3. realzar el espíritu
solidario, revalorizando los talentos y las virtudes como fuente de
diferencias legítimas que beneficien al progreso de las comunidades, sin
idolatrías que olviden a la persona.
Para ello hará falta
abandonar la tendencia a reducir la educación a instrumento de la
tecnología y responder a las antinomias actuales con nuevas síntesis. A
la tecnología le puede bastar, a veces, la especialización; pero el
desarrollo completo requiere educación y cultura integrales: exige
actitudes e ideales, sobre los cuales Iberoamérica tiene mucho que
ofrecer al mundo.
Las generaciones actuales
deben responder a los retos desorganizantes dela vida económica y
política. Paradojalmente, deben formar su convicción sobre valores... a
partir de una andanada mundial de noticias sobre la
"corrupción", palabra que trasmite indebidamente una sensación
de contagio generalizado y paralizante. También paradojalmente, deben
fundar su fe en el trabajo y la competencia, mientras sufren el cierre de
mercados por proteccionismos cuasi=medievales.
Para ayudar a las nuevas
generaciones, han de ser instrumentos útiles el Proyecto de Convención
sobre Patrimonio Cultural inmaterial, cuya aprobación sin nuevas
enmiendas propiciamos, y la elaboración de un
Proyecto sobre Diversidad Cultural, que defienda las identidades
respetando la libertad y los derechos de las personas y los pueblos.
También ha de ser útil
aprobar el proyecto sobre Promoción del plurilinguismo y la Carta para la
Preservación y Acceso al Público del Patrimonio Digital, que apoyamos.
Pero la respuesta de fondo
consistirá en recuperar la pasión por la libertad creadora. Esa
recuperación exigirá restablecer la importancia del humanismo
-literatura, filosofía, historia- en armonía con las exigencias
técnicas, construyendo el puente natural entre la herramienta práctica,
las matemáticas y la gramática teóricas, la historia de la comarca y el
mundo que educa el corazón, y la lógica de las ideas: todo lo cual está
amenazado por la caída en picada de la capacidad para abstraer, que se
advierte incluso en los países más avanzados de la Tierra.
La educación, la ciencia y
la cultura deberán reorganizar conjuntamente el concepto de lo humano, de
modo que las diferencias, todavía enormes, en el trato de los unos y los
otros, cedan progresivamente para construir un mundo en que los principios
inspiren no sólo las normas o las Declaraciones -como la relativa al
Genoma Humano y los Datos Genéticos o el Instrumento Internacional sobre
la Bioética o la Estrategia Integrada de Lucha contra el Racismo, la
Discriminación, la Xenofobia y la Intolerancia, que naturalmente nos
comprometen profundamente- sino que inspiren las decisiones concretas de
cada país y cada persona.
La investigación
científica es también posible en países con escasos recursos, y con
ellos o sin ellos debemos defenderla si no queremos seguir teniendo
pueblos que viven por debajo de sí mismos.
La postura ante las
ciencias, revisando los credos epistemológicos, es un tema del mundo
entero y el Uruguay trabajará sobre ellos con la UNESCO, por sí solo y
desde el MERCOSUR, apoyando no sólo los trabajos de teoría general,
imprescindibles, sino programas concretos como los ambientales o el Fondo
de Solidaridad "Agua potable para todos".
Una actitud abierta a otras
costumbres es necesaria para la convivencia en la diversidad cultural, ya
que es mucho lo que la Humanidad debe esperar de la profundización del
diálogo entre las civilizaciones. Pero no es aceptable proteger bajo el
pluralismo cultural los ataques a la vida, a la integridad del cuerpo
humano o la libertad de conciencia. Las NACIONES UNIDAS y la UNESCO deben
defender mínimos humanos, porque para eso fueron fundadas y esa es su
principal razón de ser.
El Uruguay ya en 1830
declaró que los derechos de la persona humana eran anteriores a su
primera Constitución, que entonces nacía. Enriqueció el concepto con su
propia experiencia.
Hoy pide que a la
Declaración Universal de Derechos Humanos de las NACIONES UNIDAS, la
enriquezcamos con lo estudiado, lo vivido y lo sufrido en el medio siglo
largo de las Naciones Unidas.
Aun tras haber atravesado
duras circunstancias materiales, nuestro país mantiene intacta su
sensibilidad y
su voluntad a la medida y al servicio del hombre.
Ofrecemos trabajar
conjuntamente, reelaborando los fines de la UNESCO desde una profunda
introspección, para que se proponga ser no sólo una organización
burocrática con fines de información medible y proyectos
específicos, sino fuente y reservorio para el conocimiento y un
instrumento para la formación de la sabiduría comprensiva que vendrá.
Muchas gracias.
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