13/10/03

BATLLE DEPARTIÓ CON EL PAPA

El Presidente Jorge Batlle se reunió con el Papa Juan Pablo II por espacio de 45 minutos, intercambiando puntos de vistas sobre diversos temas, donde el Sumo Pontífice preguntó sobre la situación general, social y económica del Uruguay, encontrándolo “muy bien, muy alerta”.

 
   

Radio Vaticano y en especial el programa hispanoamericano se goza hoy con la presencia del Dr. Jorge Batlle Ibáñez, Presidente de la República Oriental del Uruguay. Hace apenas unos minutos ha encontrado al Papa Juan Pablo II. Señor Presidente, bienvenido y háblenos sobre este encuentro con el Santo Padre Juan Pablo II.

PRESIDENTE BATLLE:  Bueno, muchas gracias, realmente para todos aquellos que siguen con tanto cariño y con tanta proximidad espiritual a la salud de su Santidad, yo debo decir que yo lo encontré muy bien, lo encontré muy alerta, me hizo una serie de preguntas a propósito del Uruguay. Recordaba perfectamente las dos fechas 87 y 88, en las que había estado en el Uruguay; recordaba, además, quién era entonces el Presidente del Uruguay.  Me hizo preguntas, a propósito de la situación general del país, de la situación social, de la situación económica, cuando yo le manifesté lo que ha sido público en el Uruguay, que el gobierno de la República está en contra de toda ley que facilite el aborto, me hizo una reflexión a  propósito del tema. O sea, que yo lo encontré con la dificultades de movilidad, las rigideces propias de cierto tipo de medicinas que se toma para los casos de las personas que tiene Parkinson, pero el resto absolutamente normal. Y lo que importa es que encontré un hombre atento, alerta, receptivo, interesado, como lo hemos visto siempre en cada oportunidad en que ha estado en el Uruguay o a través de la televisión, lo hemos visto en sus infatigables recorridas por el mundo. Fue para todos los uruguayos, en cuya representación llegamos aquí, los legisladores que me acompañan, que representan a los distintos partidos políticos de la República así como los señores Ministros, el Ministro de Relaciones, el Ministro de Agricultura y Ganadería, y el Ministro de Trabajo; fue una circunstancia excepcional la que tuvimos, y yo, en nombre de todos ellos particularmente, por haber podido conversar un largo rato con su Santidad fue una circunstancia digo excepcional. Porque todos, más allá de que participemos o no de las mismas creencias religiosas - es notorio que yo no integro ninguna, ni formo parte de ninguna religión, ni de la Católica ni de ninguna otra, somos agnósticos- fue una oportunidad muy significativa y muy importante. Porque los valores morales, los valores morales que su Santidad ha puesto como centro de toda su prédica, de toda su actividad a lo largo de los 25 años que se celebrarán el próximo jueves del ejercicio del papado, son los valores morales en los que fundamentamos todos nuestras creencias y nuestras conductas. América tiene esa gran cosa, América ha leído un solo libro, y todos estamos construidos en los valores cristianos; son nuestras creencias históricas, nuestras creencias culturales, son aquellas a las cuales nosotros sujetamos nuestras conductas. Y en un mundo en donde es notorio y natural que las grandes masas hayan tenido que ir a buscar el acceso a los bienes materiales a los que ellas no tenían nunca antes acceso, y que lo obtuvieron cuando la tecnología que los acerca y con el trabajo y el esfuerzo, pudieron haber muchos pensado que la felicidad se encontraba en tener todos los bienes que hoy se disponen. Y cuando después de obtenidos y alcanzados se advierte que la felicidad no está allí, la vuelta a la vigencia de los valores morales que son el centro de la vida de los seres humanos, es algo tan, tan esencial para las personas, como para las colectividades, como para las naciones. Y en ese sentido, su Santidad es el referente más importante para todos, aún para aquellos que como en nuestro caso no participamos de las mismas creencias de carácter religioso. Por eso, vinimos a saludarle y a verle, a desearle en nombre del pueblo uruguayo larga vida, a transmitirle nuestros sentimientos de cariño, de solidaridad y a decirle que si es posible que se me permita, comulgamos con las mismas cosas esenciales de la vida de los seres humanos.

PERIODISTA: Bien, también inmediatamente después, usted tuvo un encuentro con el Cardenal Angelo Sodano. Seguramente que hablaron de la importancia de las relaciones entre Uruguay y la Santa Sede.

PRESIDENTE BATLLE: Hablamos de política.

PERIODISTA: Bien, ¿se puede referir  a propósito de esto?

PRESIDENTE BATLLE: Mire, las conversaciones con el Cardenal son del Cardenal, no son mías; son del Cardenal. Y yo digo que conversamos con el señor Canciller del Uruguay, el Dr. Opertti, y nuestro Embajador en la Santa Sede, Daniel Pérez del Castillo. Conversamos sí de la región, conversamos del Uruguay; nos preguntó. El estuvo en el Uruguay; lo conoce bien, tiene larga memoria. Y nos preguntó muy mucho de cómo estaba la situación social, la situación económica; le dimos una información lo más objetiva posible, en la medida en que uno siempre no es muy, muy objetivo en las cosas. Pero, creo que las cifras son más claras y más elocuentes que nuestras palabras. Le comentamos que habíamos estado  recientemente con el Presidente Kirchner, que habíamos tenido una muy buena entrevista, que sentíamos que la Argentina económicamente estaba en condiciones de mejorar, que no solamente por las grandes cosechas que la Argentina tiene y que le han permitido siempre en toda condición y circunstancia fundamentar en ella su gran producción agrícola, su crecimiento, sino que, además, Argentina estaba en condiciones de hacer una buena negociación en sus cuentas particulares de carácter internacional, que había hecho un acuerdo a nuestro juicio muy conveniente con el FMI, que habíamos expresado reiteradamente y en forma pública nuestra extensa solidaridad con el esfuerzo argentino en ese sentido. Le decíamos -ante sus preguntas- de que sentíamos que la región empezaba a salir de la recesión, algunos más rápido que otros; el Uruguay, por ejemplo, había reiniciado su presencia en los mercados financieros internacionales con enorme éxito estos días pasados, que había muchas y muy buenas noticias en el porvenir en esa materia, y que, además, los guarismos y los índices objetivos de desempleo, crecimiento, inflación, iban a ser -sin ninguna duda- cada día mejores en nuestros países, particularmente en el Uruguay. Y él tenía interés en conocer de nuestro punto de vista, así que lo pudimos conversar largamente y con gran cordialidad.

PERIODISTA: Bien. Yo tengo una pregunta, quizá una última pregunta. El 1° de marzo del 2000 fue una fecha importante en el Uruguay. ¿Cómo está  Uruguay?

PRESIDENTE BATLLE: Uruguay, después de esa fecha, que fue una fecha que....la importancia de esa fecha es que es la fecha en que es electo el Presidente, que asume el Presidente electo libremente. O sea, la importancia no es que asuma el Presidente, la importancia es que ha habido una elección libre. Y eso es una buena tradición en el Uruguay.

El Uruguay tuvo hasta el 24 de abril del 2001 una economía que venía creciendo francamente. El 24 de abril tuvimos un gran tropiezo que fue la llegada de la aftosa desde la vecina República Argentina. Nosotros tenemos un país libre de aftosa sin vacunación y, por tanto, nuestro rodeo estaba totalmente expuesto a un contagio, así como si fuera un fuego en hierba seca. Eso nos hizo perder durante dos años nuestro acceso a los mercados, que lo recuperamos recién en agosto del 2003. Perdimos más de dos mil millones de dólares de exportaciones, en salarios y trabajo. Luego tuvimos una crisis financiera muy profunda, que comenzó en los primeros días de enero del 2002, en dos grandes bancos: el Banco de Galicia, que es el Banco de Galicia de Argentina, que naturalmente, ¿qué fue lo que le pasó?  Le pasó que tenía muchos depósitos en el Uruguay y, con el corralito, los argentinos no pudieron recurrir más a sus propios depósitos en su país. Entonces, venían a Montevideo a retirar su dinero, porque los autorizaban. Pero, a su vez, el Banco, el Banco de Galicia, un excelente banco, con gente muy buena, muy honorable, no podían hacer efectivos sus créditos en Argentina, por las mismas razones que los argentinos estaban con esas medidas llamadas así comúnmente, corralito, corralón. Y llegó un momento que, después de devolver 500 millones de dólares de los depósitos -todavía tenían mil para devolver- tuvieron que cerrar, dieron quiebra.

El otro gran banco, que fue el Banco Comercial, propiedad de tres grandes bancos americanos, que son los mismos que son dueños del Banco General de Negocios en Buenos Aires, por razones distintas, también tuvo un contratiempo financiero muy, muy fuerte, que determinó su asistencia; primero, por parte del Estado uruguayo, y luego, su quiebra. Y arrastró a dos bancos más. Se produjo una situación financiera en el Uruguay que yo diría que fue la peor de los últimos cien años, terrible, terrible, absolutamente terrible. No solamente porque hubo un altísimo desempleo que llegó a 20 puntos, sino porque, además, hubo una crisis financiera tremenda. Pudimos salir de ella gracias a un préstamo de cortísimo plazo, un préstamo puente que nos hizo el gobierno norteamericano. Si no, yo creo que hasta las instituciones en el Uruguay hubieran caído.

Remontamos esa cuesta tan empinada. Hoy se puede decir que a partir del mes de junio recuperamos todos los mercados cárnicos, que para el Uruguay son esenciales; estamos en una contínua, y mes a mes baja del desempleo. Ya estamos en 15.9; pensamos que vamos a terminar el año con un guarismo en el entorno de los 14, y después del turismo de verano, vamos a estar con un guarismo menor. La inflación no ha pasado de 11% anualizada; el año que viene vamos a estar en un dígito.

El producto va a crecer, ha crecido mucho; hemos recuperado lo que habíamos perdido. Se estima por el Fondo, que el año próximo vamos a crecer cuatro y medio puntos por ciento sobre el producto; hay algunos que estiman que nuestro crecimiento va a ser mayor. Nuestras exportaciones crecen, pero no crecen dentro del MERCOSUR. Si no crecen fuera del MERCOSUR. Para que tengan ustedes una idea, al 30 de setiembre de este año, le estábamos vendiendo a los Estados Unidos un 50% más que a la Argentina. Y las cifras de exportación a Brasil han quedado estancadas y han subido mucho las cifras de exportación al resto del mundo, a Europa, Asia. Hemos hecho acuerdos con China muy importantes. Tenemos acceso a productos que antes no teníamos. Y el año próximo va a ser un año de exportaciones récord en el Uruguay.

Quiere decir que todos los guarismos son positivos y vamos a continuar en esta línea, y pensamos que eso va a ser muy beneficioso, porque básicamente, lo que nos va a dar, nos va a devolver una condición de estabilidad en el trabajo que el Uruguay había perdido.

PERIODISTA: Presento al padre Javier San Martín, que él es el responsable de la promoción de nuestros programas en América Latina, que quiere hacerle una pregunta.

SAN MARTÍN: Señor Presidente, es una gran alegría tenerlo aquí en la Radio Vaticana. Y por mi trabajo, pues he tenido la gran alegría de visitar alguna vez el Uruguay para invitar a las emisoras para que retransmitan radio Vaticano. Cuando uno ve así a América Latina, un poco en general, al ver a Uruguay, lo ve con un color que podríamos llamarlo más bien laico, ¿no? Eso lo caracteriza. Por eso, me gustaría hablar un poco de la primera parte de su interesante entrevista. ¿Qué papel piensa usted que desempeña el pastor religioso en el pueblo uruguayo? Que lo encontré bastante fuerte. Y desde este corazón de la Iglesia, donde usted está hablando ahora, ¿qué cosa le diría a este pueblo desde este punto de vista?

PRESIDENTE BATLLE: Mire, usted sabe que yo, desde el punto de vista religioso, pienso que es poca cosa lo que yo puedo decir, porque no formo parte de la Iglesia Católica; ni siquiera bautizado soy. Aunque, naturalmente, mis hijos han decidido su propio camino en libertad y mi hija es bautizada y ya de grandecita y de grandes siguieron su camino en libertad. Yo, lo que le diría, es que desde mi punto de vista estrictamente personal es que nosotros participamos de los mismos valores cristianos bajo los cuales nacimos todos, ¿no es verdad? Nosotros no nacimos de un zapallo, ¿no? Somos parte de una civilización, somos parte de una cultura. Una cultura de valores, una cultura greco-judío-cristiana, donde los valores externos son los valores morales que hemos asumido para nuestra propia vida. Y yo creo que, en ese sentido, la tarea de la religión es muy importante, sobre todo porque vea, además hay grandes confusiones, hay muchas sectas, mucho fetichismo, mucha cosa, ¿no? Y me parece que es muy importante que, yo se lo dije a Su Santidad, con todo respeto, con toda humildad, le dije: “Vea, me parece que la función que usted ha desempeñando y desempeña, de poner en el centro de todas las cosas esos valores morales, es una cosa central a la humanidad, absolutamente central a la humanidad”.  Hoy estamos en las condiciones nunca conocidas de posibilidades de acceso a todo cuantos bienes materiales se pueden alcanzar e imaginar. Todos los días aparece una cosa nueva, a propósito de lo mismo que estaba, y sin embargo, los problemas siguen siendo los mismos, ¿no? O sea, que se ha comprobado que es bueno tener esas cosas y que era muy malo que no se tuviera acceso a esas cosas; que no es un problema del consumismo por el consumismo. El consumismo básicamente hoy se extiende a la gente que nunca pudieron consumir y que es justo que puedan consumir. Porque cuando se habla de consumir, a veces, a mi juicio se comete algún pequeño error en el sentido de lo que consumían los ricos, que eran muy pocos. La mayor parte de nosotros poníamos la carne adentro de una fiambrera al fresco o bajábamos el agua al aljibe, la damajuana envuelta en una lona de arpillera para tener agua fresca. Ahora todo el mundo tiene una heladera, un freezer, cosa que es una cosa buena, y todos tienen acceso al auto, y todos tienen acceso a muchos bienes que hacen la vida más confortable y mejor, y a la salud, y a la protección.

O sea, que eso es una forma de consumismo que es realmente plausible, porque de lo contrario, lo que tendríamos que pedirle a la gente es que siguiera sin consumir nada, con lo cual tampoco, no sé dónde iría la industria, ¿no?

Lo que sucede es que también es bien claro que de por ahí no sale la felicidad. No es que ello no contribuya a tener un mejor pasar; la felicidad radica en otro lugar. Y básicamente, eso supone una teoría de los valores que es esencial a la vida de los seres humanos. Y por distintas razones -y no viene al caso analizar o comentar- en cierta medida, habían perdido vigencia o habían perdido respetabilidad. Y que me parece que digamos son centrales para nosotros, para personas como yo, que su Santidad ha ejercido en el mundo, ponerlos en el mundo en el corazón de las cosas, de nuevo en el corazón de las cosas.

MODERADOR: Muchas gracias, señor Presidente.

PERIODISTA: Señor Presidente, ya que usted habló sobre la unión -en cierta medida- de las provincias unidas del Río de la Plata, lo dijo directamente, dijo también indirectamente que la carne se secaba al sol, ¿no? El charque, ¿no?

PRESIDENTE BATLLE: Como la yerba.

PERIODISTA: Como la yerba, efectivamente. A mí me interesaría el papel del MERCOSUR en este momento.

PRESIDENTE BATLLE: Usted sabe que cuando yo llegué a la Presidencia, allá por febrero del 2000, tuvimos una reunión muy amable y muy agradable con el entonces Presidente Fernando Henrique Cardoso y sus colaboradores y el entonces canciller brasileño me preguntó eso, ¿y ustedes qué idea tienen del MERCOSUR? Y yo creo que MERCOSUR es un puerto de salida, ¿no es verdad?, o sea, es un lugar que debe ser un lugar cada día más abierto al mundo. Vea, el Uruguay compra -cuando tiene mucho dinero-, así cuando está pletórico de energía financiera, está más o menos 800 millones de dólares en Brasil. Y bueno, y la Argentina le vende al Brasil, con suerte, se le vende todo el trigo, por ejemplo, ¿no? Les vende 4 mil millones, 5 mil millones y recíproco es la cifra brasilera en la Argentina, y se podrá usted imaginar que ni la Argentina ni el Uruguay son los que van a hacer la felicidad ni el crecimiento del Brasil. Ni el Brasil puede pensar que va a crecer para exportar otro tanto que lo que exporta al mundo es de los mercados argentinos y uruguayos. O sea, nuestra cuota tiene que ser referida al mundo entero, referida al mundo entero. Y tenemos que tener una política flexible, una política abierta. Que las negociaciones son difíciles... ¡pero Dios mío! Yo, en 1963 discutía carne; hace cuarenta años, acá en Bruselas, estamos igual que entonces, pero no pierdo las esperanzas de mejorar. O sea, que las discusiones son difíciles pero tenemos que sentarnos a la mesa y discutir. Pero, de cualquier manera, además, el MERCOSUR tiene necesidad dada nuestra índole que, como decía Mariano Grondona en un excelente artículo de muchos muy buenos que publica, y en la Nación de Buenos Aires, estamos todavía en nuestra adolescencia, en un esfuerzo que tiene necesidad de comparecer ante sí mismo. O sea, bueno, vamos a ver qué hacemos con la política macroeconómica; vamos a ver qué hacemos cuando uno devalúa y el otro queda patas para arriba, vamos a ver qué hacemos con el cumplimiento de las cosas, a las que tenemos necesidad todos los uruguayos también, que también tenemos nuestros pecadillos, que son más chicos en la medida que el Uruguay es más chico; pero, al fin y al cabo, son también pecados, para poder estructurar mejor hacia adentro algo que todavía está lejos de ser estructurado, al día en que todavía no tenemos un tribunal arbitral entre nosotros mismos para resolver nuestros problemas, a veces hablamos de cosas formidables como la unión monetaria, la moneda única, y realmente, estamos un poco lejos de es. Quiere decir que en el fondo, éste, nuestro espíritu latino, prevalece sobre las necesidades sajonas, que son más pragmáticos, ¿vio? Quizás hacen menos discursos, menos brillantes, pero van haciendo las cosas un poco más ordenadamente y me parece que es un poco lo que nosotros,  por suerte, ya tenemos una Secretaría Ejecutiva en el MERCOSUR, en Montevideo, que está empezando a ordenar las cosas, que está empezando -por ejemplo- a decirnos a nosotros mismos, a los señores legisladores, bueno, individuos legisladores, miren que estamos hablando todos con un discurso fantástico del MERCOSUR y resulta que nosotros mismos no ratificamos en los Parlamentos del MERSOSUR las resoluciones votadas por los presidentes. La mayor parte del las resoluciones votadas por los presidentes, salvo en la Argentina, que por una disposición constitucional es distinto, ni siquiera las tenemos incorporadas a nuestra legislación. Entonces, me parece que nosotros tenemos que mirar las cosas con un sentido un poquito más pragmático y el MERCOSUR se va a poder transformar entonces en algo realmente útil a todos para poder hacer una política de crecimiento hacia el exterior, porque es el único crecimiento real y posible: hacia el exterior.

PERIODISTA: Gracias, señor Presidente.