25/08/04

URUGUAY SEGUIRÁ SIENDO UN GRAN PAÍS

"Considero que es un hecho formidable que el Presidente diga: Señores, dentro de 3 meses el Uruguay en libertad elige nuevo Presidente; esto quiere decir que en este país la democracia es una reali- dad absoluta", afirmó el Presidente Batlle en el acto conmemorativo de la Declaratoria de la Independencia.

PALABRAS DEL PRESIDENTE JORGE BATLLE EN EL ACTO DEL 179º ANIVERSARIO DE LA INDEPENDENCIA, EN LA PIEDRA ALTA, EN EL DEPARTAMENTO DE FLORIDA
25/08/2004

PRESIDENTE BATLLE: Señoras, señores, quiero despedirme del pueblo de Florida, porque esta es la última vez, que en mi condición de Presidente de la República acompañando al Intendente en su caso, estaré aquí como partícipe de la ceremonia que anualmente y hace 179 años realizamos.

Considero que es un hecho formidable que el Presidente diga "señores dentro de 3 meses el Uruguay en libertad elige nuevo Presidente", esto quiere decir que en este país la democracia es una realidad absoluta.

A estos niños que rodean siempre esta plaza y que están viendo a través de estas ceremonias el devenir de los acontecimientos políticos y sociales, a ellos les decimos que cuando en 1875, José Pedro Varela recibió el encargo de organizar la Escuela Primaria, gratuita, obligatoria y laica en el Uruguay, comenzó a construir desde la Escuela Primaria la democracia en el Uruguay.

Sarmiento en los Estados Unidos, le dijo a José Pedro Varela que para ser una República había que tener republicanos; y que los republicanos se formaban desde niños en la Escuela Primaria, y que en la educación la que nos iba a consolidar la democracia. Y es la Escuela Primaria, la Escuela Secundaria obligatoria, la enseñanza en todos sus términos la que le va a asegurar al país un porvenir cada día más cierto.

Hemos pasado años muy difíciles en el Uruguay, sin embargo, la democracia fue mucho más sólida y mucho más firme que la adversidad, y por mucho más sólida y más firme, que las malas intenciones de algunos pocos que en momentos de crisis se consideran salvadores, en lugar de poner su fe en ese sentimiento republicano que nació en el Uruguay desde los albores de la Patria, en las Instrucciones del año XIII y que todo día, todos los días, germina y se fecunda en la escuela del Uruguay.

Me voy del gobierno el 1º de marzo, como corresponde, después de que el pueblo del Uruguay en libertad haya elegido a su nuevo gobernante, y su nuevo destino. Pero sí algo sé, sé que al igual que ustedes, nací en una familia que integró como ustedes este país democrático, que fue a la misma escuela de ustedes, y que siente al igual que todos ustedes que este nunca fue un paisito, que este siempre fue y seguirá siendo un gran país.

PALABRAS DEL MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES, DIDIER OPERTTI, EN EL ACTO DEL 179° ANIVERSARIO DE LA DECLATORIA DE LA INDEPENDENCIA, EN LA PIEDRA ALTA, DEPARTAMENTO DE FLORIDA.

25/08/2004

MINISTRO OPERTTI: Señor Presidente de la República, señor Intendente Municipal de Florida, señores Ministros de Estado, señores legisladores nacionales y departamentales, señores Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas, señores Embajadores y representantes diplomáticos de países amigos, autoridades civiles, militares y policiales, autoridades eclesiásticas, señoras y señores, ciudadanos y ciudadanas.

El hecho histórico de la Independencia ha sido relevado con detalle por mi querido amigo el Intendente Arocena, que consiguiente endoso todas sus palabras, asigno el valor que él ha reflejado en ellas, y por lo tanto excuso una mención de ese episodio histórico, incluido permanentemente en nuestra evocación y en nuestra vivencia.

Y a partir de ese episodio, cabría preguntarse a 179 años, ¿Si hoy somos más o menos independientes que entonces? Entonces se estaban definiendo las fronteras políticas, la Nación requería distinguirse en la región de sus vecinos e identificarse como un pueblo asentado en un territorio, y lo hacía sobre la formulación de ideas que originalmente habían aparecido en las Instrucciones del año XIII, cuando en el párrafo 11 de esas Instrucciones, el mandato dado a los representantes refería a tres ideas centrales de nuestra evolución: Libertad, Soberanía, Democracia. Y esos son los valores que hoy nos acompañan, porque la independencia no es un acto instantáneo, la independencia no es un acto único, la independencia es un proceso, es una secuencia, es una suma de valores, de hechos y de actos y en esa suma todos estamos incluidos.

Ser independientes en el mundo de hoy, sin duda significa poner en orden nuestras relaciones internas de nación configurada, de pueblo unido, de pueblo en donde la solidaridad básica entre gobernantes y gobernados debe sustentar el sentido del tejido socio político, pero también es, sin duda la inserción en la región y más allá de la región.

Ser independiente hoy, es aceptar que existe un orden de relacionamiento con el mundo externo y que existe por lo tanto una identidad nacional, que cuando aparece en ese mundo externo debe ser identificada.

El Uruguay no pretende competir, ni en territorio, ni en número de habitantes, ni en poderío material en el más directo sentido del término, pretende sí competir a partir de su gente y con su gente. Es decir el activo del país, está en su tradición, en su bagaje cultural, en su acervo educativo, en su conformación democrática, en su sentido republicano, en el más cabal de las significaciones.

Es allí entonces, donde la Independencia nos compromete a diario. Nos compromete a ser independientes en nuestro pensamiento y en nuestro poder hacer las cosas, pero la Independencia no es divorcio, no es aislamiento, no es separación, no es alejamiento, la Independencia es concertación, es diálogo, es básicamente en el fondo tolerancia democrática.

Podemos disentir dentro de la democracia, y es bueno, es saludable, que existan disensos, no somos partidarios del discurso único, no creemos en el discurso único, pero algo distinto es disentir dentro de la democracia, en la democracia, a disentir con la democracia, no podemos creo yo disentir con la democracia, porque la democracia es la que nos habilita a permear con nuestras ideas, nuestros proyectos, nuestros sentimientos, nuestra razón, nuestra lógica, nuestro análisis, a todos los temas, es la vida a recorrer, es la vida que el país ha recorrido. Un país del cual todos nos sentimos orgullosos en pertenecer, sin que esto signifique una suerte de rasero ideológico que nos iguale a todos en el pensamiento o en las respuestas a las necesidades de la gente o a las necesidades de la comunidad. Pero hay sí un fondo común, hay un precipitado histórico, hay una decantación, y esa decantación es la que hoy nos reúne y nos convoca respetuosamente en cada aniversario de la Independencia, para renovar aquí, no el compromiso meramente con el hecho histórico, el compromiso con los valores que ese hecho convoca.

Señor Presidente, una sociedad democrática, un gobierno de opinión, un Estado de Derecho, traen consigo el concepto de la inclusión, y la inclusión, es a nuestro modo de ver, el equivalente de lo que hoy día se denomina a veces con cierta ligereza, la participación. Que mejor manera de participar e incluir, e incluir es tener ciudadanos conscientes, educados, presentes en la protesta, pero también presente en el análisis de la respuesta. Presentes en la presentación del problema o de la disidencia, pero también ansiosos en el conocimiento y condiciones de la respuesta que el gobierno, sus autoridades y la sociedad en su conjunto, va proveyendo a esos problemas; incluir significa responsabilidad, responsabilidad de unos y de otros, es decir, responsabilidad de todos. Nadie pude sentirse excluido en una sociedad democrática, excluirse en una sociedad democrática es ponerse del otro lado, es ponerse en la vereda de enfrente, es no animarse a cruzar ese camino de la responsabilidad política. Porque la responsabilidad política es inclusiva por definición, no concibo una diferencia abismal entre sociedad civil y sociedad política; la sociedad política es también un grado superior de la sociedad civil, es el que toma riesgos, es el que asume responsabilidades, es el que está dispuesto no sólo a dar, o sólo a decir, o sólo a escribir, es también el que está dispuesto a documentar con hechos, con decisiones, el devenir de la historia de la cual todos somos protagonistas.

¿Cuáles son los medios para esa inclusión? Es bueno que reflexionemos ya en el término de este gobierno sobre esos medios. Los medios son a nuestro juicio, por un lado los esenciales y por otro lado los operativos. Los esenciales, el respeto a las libertades, civiles, políticas, religiosas, sociales, el respeto por todas las libertades; y quienes hemos estado en el gobierno durante estos años sabemos muy bien que allí ha estado una preocupación central, el respeto por las libertades.

El otro elemento es sin duda el juego democrático, ese juego democrático que hoy se patentiza en este proceso electoral en ciernes, en donde todas las fuerzas políticas compiten y exponen sus ideas sin que exista sobre ella la más mínima indicación de tutela, autoritarismo o condicionamiento. Y ese es el bagaje de principios y conceptos que queda por fuera pero que constituye el balance operativo; el balance operativo naturalmente es siempre materia opinable, la adopción de un proyecto de país, la adopción de un proyecto de desarrollo, la adopción de un proyecto que muestre al país activo en lo interno, captor de inversiones, promotor de servicios, distribuidor de empleo, no en el viejo sentido clientelístico que en su tiempo tuvo un Estado expansionista, sino en el sentido de abrir nuevas alternativas, nuevas opciones y esa es una manera real de afirmar la libertad. Porque la libertad de escoger el trabajo, de seleccionar la función, la profesión o el oficio, es sin duda un capítulo central de la libertad en los tiempos que corren.

¿Qué es en definitiva? ¿Qué es en definitiva Señor Presidente, señoras, señores, esta composición armónica de la sociedad? Es una suma de principios básicos, de reglas de conducción, de principios éticos, de fórmulas que aseguren estabilidad, claridad, en el proceder público, y que habiliten por lo tanto al control que la sociedad democrática ejerce sobre cada uno de aquellos que tienen su representación.

Y quiero hablar un instante, si usted me permite, señor Presidente, de la representación. Con frecuencia se dice que está en crisis el sistema de la democracia representativa; y con frecuencia se alega que hay distancia entre representantes y representados, y que está faltando ese cordón umbilical que genera ese fluido sanguíneo constante entre unos y otros. Somos de los que pensamos que el representante le debe sumar al representado; el representante debe ser no un calco del representado, sino el representado más su propia actuación como representante. En una democracia, el representante tiene la obligación de incrementar el valor de la representación a partir de su pensamiento, de su actuación, de su gestión, y en ese sentido es que reivindico para este Uruguay de hoy día, esa búsqueda acuciosa de una representación válida; representación válida en lo interno con un proyecto económico que nos coloca en el camino del progreso, que nos coloca en el camino del desarrollo, que claramente nos ha permitido superar una crisis, quizá la más importante o grave que el país ha sufrido a lo largo de su tiempo.

Y hoy día, pues, cuando ya estamos recorriendo el sendero de la recuperación, cuando ya el país encuentra un humor distinto en su gente, porque hay nuevos puestos de trabajo y nuevas alternativas, que seguirán creciendo sin ninguna duda, y eso dentro de la libertad, sin autoritarismos, sin centralismo excesivo, sin una intervención del Estado que sobrevalúe sus propias capacidades de operatividad de la propia sociedad. Desde la sociedad el cambio en el Uruguay se está operando, no tanto en el Estado como desde la propia sociedad, y ese es un rasgo que muestra esencialmente este sentido de inclusión de la cual hablábamos hace un instante.

Por último, señor Presidente, hablemos también un instante de nuestro horizonte. El horizonte para la gente, el horizonte de la atención de las necesidades, de las respuestas que el ciudadano común espera de sus gobernantes. Espera de sus gobernantes que lo ayuden a la búsqueda de su propio destino. Cuando las fuerzas de uno no son las suficientes, o autosuficientes, o bastante, hay una referencia que está incluida en el imaginario de cada oriental, que es la de saber que existe un Estado que ya no tiene las posibilidades y medios del pasado, pero que sí mantiene, viva, vigente, su compromiso, su solidaridad, con el conjunto social. El Uruguay no es un país dividido en estamentos entre gobernantes y gobernados que pertenezcan a clases distintas, a sectas distintas, a organizaciones distintas. Somos en el fondo el reflejo, la imagen, el producto, de esa sociedad. Por lo tanto, en esta búsqueda del horizonte mayor, en esta búsqueda de esta apertura, el Uruguay debe estar atento a lo que pasa en su región, cuidando su Independencia, señalando no sólo su frontera política, fijada hace cerca de doscientos años. Debe también tener presente la independencia en la toma de decisiones. El país no puede todavía dejar de pensar en la fragilidad de una situación que geográficamente lo coloca en una zona donde los tamaños imprimen a la propia región rasgos diferenciales. El país tampoco puede estar desatento a lo que pasa en el mundo. Y el compromiso del país en el mundo se trasunta sin ninguna duda a una presencia sólida, sostenida, profesional, prestigiosa, de cooperación con las Naciones Unidas, en eso que hablando con el señor Presidente ayer, llamábamos muy inicialmente por cierto. multilateralismo regional, el que se está operando en Haití, el que opera en el Congo, en el que hay países de distintas regiones que se juntan y asocian sus esfuerzos para contribuir a la recuperación y restauración de un tejido socio político disuelto, como el que aparece en estas sociedades, unas en Africa, otras todavía en nuestro dolido Continente.

Señor Presidente, señoras, señores, es el último 25 de agosto en que hablamos en la condición de Ministro de Relaciones Exteriores. Y es para nosotros un índice que no puedo dejar de referir que hemos estado aquí en distintas oportunidades, y en cada tiempo hemos traído el termómetro, la visión, del cual podría ser el diagnóstico de la situación presente y la prospectiva que podíamos elaborar en ese instante. Hoy decimos, -creo que con rigor, además de la convicción puesta en ella- hoy decimos, que el país está en el buen camino, que el país está recuperando sus niveles de satisfacción de las necesidades de su gente, y que lo está haciendo desde la propia gente, y que el país tiene una inserción externa respetable, y que el país tiene una identidad. Ese es un bagaje que debemos proteger, que debemos todos los días cultivar. Ese bagaje no es renunciable no es resignable, cualquiera sea en definitiva la elección y el resultado de ella. Ese es nuestro activo, con tolerancia, porque la tolerancia es la esencia misma del sistema democrático, con solidaridad, en la medida en que esta sea el camino para atender a los más débiles. Con conciencia de nuestra responsabilidad interna e internacional, pero también con la plena convicción de que para ser cada día un poco más independientes tenemos que primero encontrar en nuestro propio espíritu la independencia y no el dogmatismo, el análisis y no el epíteto; el concepto y no el apotema es decir, el concepto y no el eslogan. Y esa es una convocatoria a todos, a cada uno de nosotros, porque si de cada uno de nosotros parte ese compromiso, el resultado final no será sino el incremento, el aumento, el mejoramiento de nuestro sistema político democrático y por lo tanto una visión hacia el futuro cargada de optimismo, cargada de expectativas, cargada de esperanzas . Muchas gracias.