22/12/04
ESTUDIO DE ADN DE RESTOS DE VAIMACA PERÚ
El Ministro Amorín destacó la colaboración entre el MEC y la Universidad
de la República, en torno al estudio de los restos de Vaimaca Perú.
Con la presencia del Ministro de Educación y Cultura,
José Amorín Batlle, del Rector de la Universidad de la República, Rafael
Guarga, y del Decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la
educación, Adolfo Elizaincín, se dio a conocer un informe realizado por
técnicos que certifican antecedentes genéticos de Vaimaca Perú.
A continuación se ofrecen las palabras del Ministro
Amorín, así como dicho trabajo realizado por los técnicos de la Facultad
de Humanidades y Ciencias de la Educación.
PALABRAS DEL MINISTRO DE EDUCACIÓN Y CULTURA, JOSÉ
AMORÍN, EN EL ACTO DONDE EL MEC Y LA FACULTAD DE HUMANIDADES DIERON A
CONOCER LOS RESULTADOS DE LOS ESTUDIOS DE ADN REALIZADOS AL CACIQUE VAIMACA
PERÚ. 22/12/2004
MINISTRO AMORÍN BATLLE: Es claramente un gusto y un
honor estar en el día de hoy reunidos con todos ustedes. Los estudios que
se han realizado en estos temas me parece que son de fundamentalísima
importancia, porque no solamente revelan una parte bien importante de
nuestro pasado, en la que todos estamos muy especialmente interesados, sino
que revelan una parte fundamental de nuestra identidad nacional.
Quiero aclarar que es también un gusto haber trabajado
en este proyecto con la Universidad de la República. Me parece que estas
cosas le hacen bien al país, que tengamos instituciones bien abiertas, que
puedan trabajar para conseguir cosas en común.
Me ha tocado a mí, heredando el trabajo de otros
ministros, es claro que esto no fue iniciado mientras yo fui Ministro, no
sólo este tema, sino el tema del Instituto Pasteur que también tuve el
gusto y la fortuna de estar en este Ministerio cuando pudimos poner la
piedra fundamental y firmar estos acuerdos.
Creo, por lo tanto, que este tipo de estudios y de
trabajos entre Universidad de la República, el Ministerio de Educación y
Cultura y otras instituciones que han estado en el tema, me parece que son
fundamentales.
Había prometido, y me parece que corresponde ser muy
breve, porque todos quienes estamos acá estamos deseosos de escuchar el
informe de la doctora Mónica Sanz, así que vamos a pasar a sentarnos en
primera fila, o donde encontremos lugar, para poder escucharlo con ustedes.
Nuevamente, muchas gracias por estar acá.
RESUMEN y CONCLUSIONES
Comparación del presente trabajo con los estudios
anteriores
En cuanto a los datos publicados por Rivet (1930), así
como a estudios previos
por él mencionados, no hemos encontrado ninguna
contradicción con nuestro estudio, excepción hecha en el cálculo del
índice nasal, que debió determinarse como camerino (nariz ancha), dadas
las medidas tomadas por el propio Rivet, y en ese caso, concordando con
nuestro diagnóstico. Las concordancias radican en las patologías
observadas, la estimación de la edad de la muerte (aproximadamente 53
años), las mediciones (incluyendo la estatura aunque en este caso, esta
aparece refrendada por la tomada sobre el individuo aún vivo ), mientras
que las diferencias en los aportes se deben fundamentalmente a las técnicas
empleadas así como a la existencia de mayor cantidad de datos comparativos,
que permitieron en nuestro estudio realizar mayores inferencias.
Con relación a posibles inferencias, cabe decir que los
estudios que se realizaban hasta mediados del siglo XX eran de corte
descriptivo, a los que se agregaban comparaciones con otras poblaciones
basadas en escasos datos. Es interesante considerar las conclusiones de
Rivet con relación a la semejanza de Vaimaca Perú con patagones y
araucanos. Al respecto debemos decir que se basan principalmente en un
rasgo, el índice craneano (o cefálico horizontal), ya que como puede verse
en la tabla 6 de este trabajo, tomada del artículo de Rivet, los otros tres
índices utilizados no resultan semejantes. Sin embargo, es interesante
notar que esta relación con patagones también aparece en nuestros
análisis, lo cual avala la conclusión de Rivet.
El trabajo de Rivet alude directamente a uno previo de
Verneau (1903), quien hace el estudio de los patagones. Como se mencionó
previamente, y utilizando solamente cráneos no deformados, Verneau describe
dos tipos: el plati-braquicéfalo y el sub-braquicéfalo, siendo este
último grupo donde se incluiría a Vaimaca; a juzgar de Verneau, la
braquicefalia de algunos grupos se explicaría por la araucanización de la
pampa en el siglo XVIII. Nuestro análisis de componentes principales, así
como el de distancias, reflejan una mayor similitud, o menor distancia, con
los antiguos habitantes de Córdoba, pero también con Patagones de Río
Negro y habitantes de Santiago del
Estero (distancias: componente de tamaño), y también
con un sitio del Delta del Paraná (Los Marinos).
Por último, y siempre con relación a la morfología,
hay que considerar que el cuerpo humano, inclusive a nivel óseo, es
sumamente plástico, lo cual dificulta el conocer si las similitudes (o
diferencias) se deben a origen común 0 a adaptación a un medio ambiente
similar.
Otro aspecto a considerar del trabajo de Rivet (1930) es
que no aclara las causas de la muerte. Si bien los restos en sí mismos no
dan cuenta de éstas, parece claro el diagnóstico hecho en el momento del
fallecimiento de Perú, donde se señala "fievre de consumption".
De acuerdo a la información recabada, esto se aplicaba, a mediados del
siglo XIX y aún más tarde, a la tisis o tuberculosis. Debe señalarse que
no es de extrañar que no se encontraran huellas de esta enfermedad en los
huesos, ya que posiblemente se debió a un proceso rápido que terminó en
muy breve lapso con la vida del cacique, dadas sus condiciones de vida (más
de dos años de cautiverio, desde que fue apresado en Salsipuedes en abril
de 1831 hasta que murió en París en setiembre de 1833, traslado en barco,
y el frío que seguramente comenzaba a hacerse sentir en París, como
incluso lo documenta la litografía ilustrando la exhibición de los
charrúas en el Musée de I'Homme)
Más complejo es el análisis del estudio publicado por
Soiza y Cols (1990). Si bien estamos de acuerdo con varios de los aspectos
señalados, creemos haber dado elementos suficientes en contra de la
principal conclusión de estos autores, que señalan que la muerte de Perú
habría ocurrido por desnutrición. Debemos mencionar que los autores de
este estudio se basaron en algunas placas radiográficas, sin haber tenido
acceso directo a los restos, lo cual explicaría sus conclusiones. En
nuestro estudio, basado en un conjunto mayor de radiografías junto con el
estudio in situ de los restos, no se observó evidencia alguna de
desnutrición: no existe osteoporosis ni pérdida de la densidad del hueso
(descalcificación); incluso, el hecho que las líneas de Harris (producidas
en la infancia cuando el hueso se forma) fueran aún visibles apoya la no
existencia de un proceso de descalcificación, frecuente en individuos
mayores. Se descarta, por lo tanto, la desnutrición como causa de su
muerte.
Soiza y cols (1990) mencionaban también un proceso de osteitis
afectando el oído de Perú. De la serie de placas radiográficas
realizadas, analizadas por el conjunto de médicos mencionados en el equipo
de investigación, se desprende que no hay evidencia de patologías, mas
allá de algunas características peculiares como falta de neumatización a
nivel de esfenoides, mastoides ebúrneas, u otras características
anatómicas sin significado patológico. También se descarta la posibilidad
de sífilis, sugerida por el informe de Badano Repetto y Heim, discutida por
Soiza y cols (1990),siendo que la lesión de tibia se debe probablemente a
una lesión de origen traumático moderadamente severa.
Por último, se descarta totalmente la presencia de un
balín o munición en el cráneo del cacique (lo cual solo había sido
notado por Soiza y colaboradores), siendo que la opacidad que se refleja en
algunas de las placas se debía a una resina que se colocó en el cráneo
seguramente para tapar orificios durante el moldeado de la región
intracreane~na. Esta resina pudo ser parcialmente removida por nosotros de
la base de la base de la región nasal donde estaba alojada.
Este estudio
Además de lo señalado al comparar nuestro estudio con
algunos de los realizados previamente, y modo de conclusión podemos
señalar que:
1. Se Identificó sin lugar a duda que los restos
repatriados son los del cacique charrúa Vaimaca Perú.
2. Con relación a sus características generales, se
puede decir que los métodos utilizados para determinación de estatura,
sexo, y edad al morir, resultaron altamente satisfactorios, por lo cual
aumenta su confiabilidad para su aplicación a restos prehistóricos de
nuestro país, Vaimaca Perú era, sin lugar a dudas, robusto, de 1.62 m de
estatura, de cráneo corto (braquicéfalo ) cara ancha (eruieno,
euriprosopo) y nariz ancha (camerrino); estas características son propias,
como se indicó, a las presentes en grupos pampeanos, patagónicos y
chaqueños ("raza pámpida", .'raza pampeana" o .'tipo
patagónido", según algunas clasificaciones mencionadas en este
trabajo)
3. Se elaboró su historia de vida: su estado sanitario
fue bueno, observándose huellas de traumas (en radio, costilla, tibia, y
posiblemente, nariz), debidas a su vida de guerrero. Las inserciones
musculares, muy marcadas, señalan su vida básicamente nómade, con gran
utilización de su fuerza, y un mayor uso del brazo derecho lo que
indicaría un hábito diestro.
Su alimentación, si bien en los dos primeros años de su
vida tuvo algunas alteraciones (tal vez producto del destete ), fue buena y
dio los nutrientes necesarios para su robustez; es interesante señalar la
total ausencia de caries y de enfermedad periodontal, pese a haber vivido en
el siglo XIX; refleja un alto consumo de carnes y posiblemente, ningún o
poco consumo de alimentos muy procesados o harinas. La comida poseía
elementos abrasivos (tierra, ceniza, arena), aunque no tanto como la de las
poblaciones prehistóricas de nuestro territorio.
Su muerte se debió, como se indicó, probablemente a
tuberculosis unido al mal estado sanitario general ocasionado por el
cautiverio y cambio de ambiente.
4. Con relación a las características dentarias, si
bien llama la atención la ausencia de diente en pala, ya mencionada, al no
existir suficientes datos comparativos no permite extraer conclusiones. Sí
se encontró un rasgo típico de amerindios y asiáticos, la continuación
del esmalte de algunos molares hacia la raíz de los mismos (en la región
gingival), rasgo que fue observado también en los restos encontrados en
Salto Grande y en .'cerritos" del este del país. Por último, no se
encontró otro rasgo morfológico que sí está presente en Salto Grande,
consistente en un estrechamiento de la corona hacia la raíz, pero dicho
rasgo tampoco fue encontrado en los habitantes de los "cerritos"
del este analizados a fines comparativos. La agenesia del tercer molar,
aparece en todas las poblaciones y en diferentes épocas, sin que existan
datos comparativos como para que se puedan realizar inferencias.
5. En cuanto a su origen étnico, y con base en rasgos
métricos craneales, se pudieron establecer relaciones genéticas y/o de
similitud (coherentes con los morfológicos mencionados en el primer punto),
siendo Vaimaca parecido a los pobladores del centro-oeste (en especial,
antiguos habitantes de Córdoba) y sur de Argentina (patagones), y según el
método, también con sur de Brasil. Es interesante notar que los análisis
también muestran similitudes con los habitantes prehistóricos de los
"cerritos" del este del Uruguay (no así a los del oeste,
seguramente debidos a poblaciones diferentes). No se observan
características morfológicas que evidencien mezcla con guaraníes, tal
como argumentaban los integrantes de ADENCH durante el juicio llevado a
cabo.
La similitud de Perú con patagones y araucanos, así
como con otros grupos de la pampa y del chaco, podría tener varias
explicaciones alternativas:
a) charrúas, patagones, y otros, serían descendientes
de un mismo grupo
originario, hipótesis propuesta por J. Imbelloni y S.
Canals Frau, entre otros, al definir las oleadas poblacionales que ocuparon
América. Al respecto, diversos autores han sostenido que Sudamérica fue
poblada por un único grupo de pobladores iniciales, los amerindios,
hipótesis sostenida en primer lugar por Greeenberg, Turner y Zegura (1986),
por lo tanto en este caso -donde habría homogeneidad entre todos los
indígenas sudamericanos- debería aceptarse que la diferenciación se dio
en el lugar por diversos procesos microevolutivos.
b) que estos grupos se hubieran adaptado a ambientes
relativamente similares (sitios relativamente llanos, en su mayoría con
pastizales, de condiciones relativamente duras en invierno), lo que habría
llevado a características físicas semejantes; esto podría vincularse con
la diferenciación in situ que apoyaría la teoría de una única
oleada poblacional;
c) que haya existido mestizaje (flujo génico) entre los
distintos grupos del área lo que llevó a la homogeneización de
éstos.
De hecho, las tres hipótesis son posibles y seguramente
contribuyeron a las características que hoy se observan. Con relación al
mestizaje, la mezcla entre grupos indígenas ha sido constatada innumerables
veces, sea por rapto o intercambio de mujeres, sea por otros procesos;
incluso, como se mencionó previamente, podría estar relacionado con la
araucanización de la pampa ocurrida en tiempos ya históricos (siglo XVIII)
Los procesos de diferenciación in situ entre poblaciones son de
origen biológico (deriva génica, efecto fundador), aunque también los
factores culturales pueden operar en éstos (aislamiento reproductivo), y se
acentúan cuanto más pequeño es un grupo humano. Sin embargo, y sin llegar
a postular una .'oleada poblacional", lo cual merece un tratamiento
independiente y escapa a los objetivos de este trabajo, puede decirse con
certeza que los habitantes de pampa-patagonia, incluida la macro- etnia
charrúa, deben tener un origen común relativamente cercano, que da cierta
homogeneidad con relación a las características biológicas.
6. Con relación a los estudios moleculares,
concretamente del análisis del ADN mitocondrial (ADNmt), éste es el
mayor aporte de este estudio, y si bien hasta el momento no pudo ser
finalizado (es decir, no se secuenció el total de la región control), los
resultados obtenidos hasta el momento son suficientemente claros como para
extraer interesantes concusiones.
Se logró identificar sin lugar a dudas el haplogrupo,
que resultó ser el C, de origen amerindio; el mismo resultado se obtuvo
utilizando tres técnicas diferentes: análisis de fragmentos de
restricción, secuenciación de la región genómica mitocondrial donde se
encuentra la mutación que determina el haplogrupo, e identificación de las
cuatro mutaciones generalmente asociadas a dicho haplogrupo en la región
hipervariable. Debe señalarse también que los mismos resultados se
obtuvieron a partir de las dos diferentes extracciones de ADN, a partir de
dos molares y realizadas en momentos y con reactivos diferentes. No se
observó contaminación en ninguno de los casos.
Se secuenció la región hipervariable I entre las bases
16209 y 16410), detectándose 5 mutaciones con relación a la secuencia de
referencia (Anderson et al 1981 )*. Cuatro de éstas corresponden, como se
indicó, a las que en general se asocian al haplogrupos indígena C (16223T,
16298C, 16325C y 16327T). La quinta (16288C) no ha sido publicada con
relación a las mutaciones propias del haplogrupo C, a no ser por nuestro
equipo de trabajo donde dos individuos enterrados en el cerrito CH2D01-A de
Rocha, Uruguay, presentaron las 5 mismas mutaciones (8ertoni et al 2004 ).
En ese trabajo se señalaba que la identidad, o casi identidad puesto que
tampoco en estos casos se había secuenciado el total del ADNmt, se debía
seguramente a una relación de descendencia entre ambos individuos, una
mujer enterrada en el nivel inferior del montículo, y un hombre enterrado
en un nivel intermedio, por lo cual es razonable pensar de que el hombre era
descendiente de la mujer enterrada más abajo (debe recordarse que el ADNmt
se trasmite únicamente por vía materna)
A partir de la determinación del haplogrupo, el
indígena C en este caso, es posible realizar algunas inferencias:
a) El haplogrupo C está ausente, o es muy escaso, en
poblaciones guaraníes, siendo sin embargo, frecuente en fueguinos y
patagones. Esto descartaría nuevamente (ya se observó al hablar de los
estudios métricos) la posibilidad de mestizaje con guaraníes, y refuerza
la hipótesis de que los charrúas se relacionan a las poblaciones de pampa
y patagonia;
b) El haplogrupo C es, junto con el 8, el más común
entre los haplogrupo de origen indígena presentes en la población uruguaya
actual, en especial de la región nordeste. Esto apoyaría que el sustrato
indígena de la población actual se relaciona más a la macro-etnia
charrúa que a la guaraní, lo que es contrario a la posición sostenida por
muchos historiadores hasta el momento, por ejemplo en la muy interesante y
bien basada obra de González Risotto y Rodríguez Varese (1982) que se basa
en registros eclesiásticos. Debe mencionarse que la contradicción entre
estas dos posiciones se debe directamente en el tipo de datos estudiados: el
estudio de González Risotto y Rodríguez Varese ( 1982) solo I induye
aquellos indígenas de los cuales se registró el origen, .'Misiones",
"indios misioneros", o directamente .'guaraníes", que es el
modo en que aparecen en los libros de la Iglesia Católica. Debemos entonces
interpretar que, de los otros indígenas (posiblemente, en su gran mayoría,
mujeres), no aparece mencionado el origen. Existen al respecto gran cantidad
de fuentes que aluden a repartos de niños y mujeres, y aún a la
observación directa de parejas compuestas por un español, o descendiente
de éstos, con una mujer indígena. No es objetivo de este trabajo
profundizar este tema.
(*Esta secuencia que se toma en toda la bibliografía
como secuencia de referencia, corresponde al haplogrupo europeo H).
c) Por último, debe notarse que el haplogrupo C es
también el más frecuente en los habitantes prehistóricos del Uruguay, si
bien el número de individu05 analizados es muy pequeño para extraer
conclusiones definitivas.
Con relación a la secuencia, se debe destacar que la
mutación en la posición 16288, asociada a las mutaciones típicas del
haplogrupo C, no está descrita en la literatura, a excepción hecha de
nuestro propio estudio de habitantes prehistóricos del este del país,
concretamente, es decir, los dos individuos ya mencionados; también se
encontró esta mutación en un habitante actual de la ciudad de Melo que
desconocía tener antepasados indígenas por línea materna. La identidad de
secuencias (al menos, del tramo secuenciado), plantea la continuidad
biológica entre los constructores de los "cerritos", el cacique
charrúa Vaimaca Perú, y la población actual. Es importante señalar que,
si bien es claro que existe la continuidad biológica planteada,
lamentablemente no se cuenta con material comparativo suficiente, sea de
otras poblaciones pasadas y actuales del Uruguay, o con similares de
Argentina (pampa-patagonia) o del sur de Brasil. Por lo tanto, no es posible
postular que se trate de una mutación restringida a los constructores de
cerritos y trasmitida a poblaciones más modernas.
De momento, y hasta no contar con más datos, parece
razonable considerar que la mutación observada debe ser propia de la
macro-etnia charrúa (entre otros, minuanes, guenoas, o los charrúas
propiamente dichos) y postular que estos grupos serían los descendientes de
los constructores de cerritos.