13/01/04
DECLARACIÓN FINAL DE LA CUMBRE DE LAS AMÉRICAS
Los Presidentes participantes de la Cumbre Extraordinaria
de las Américas, una vez finalizada firmaron la Declaración de Nuevo
León.
Declaración de Nuevo León
Preámbulo
Nosotros, los Jefes de Estado y de
Gobierno de las Américas elegidos democráticamente, entre quienes se
encuentran catorce nuevos mandatarios que han asumido su cargo después de
la Tercera Cumbre de las Américas, realizada en la Ciudad de Québec,
Canadá, nos hemos reunido en una Cumbre Extraordinaria en la ciudad de
Monterrey, Nuevo León, México. Nuestro propósito es avanzar en la
instrumentación de medidas para combatir la pobreza, promover el desarrollo
social, lograr un crecimiento económico con equidad y reforzar la
gobernabilidad de nuestras democracias. Con una visión renovada y
fortalecida de la cooperación, la solidaridad y la integración, haremos
frente a los continuos y crecientes retos del Hemisferio.
Guiados por la necesidad de trabajar
juntos para impulsar la prosperidad, promover la inclusión social y una
distribución más equitativa del crecimiento económico, eliminar el
hambre, elevar los niveles de vida, generar nuevas oportunidades de empleo y
de inversión, promover el trabajo decente, así como enfrentar las nuevas
amenazas a la seguridad, entre otras, el terrorismo, la delincuencia
organizada y el tráfico ilícito de armas, reafirmamos nuestro compromiso
con la Carta Democrática Interamericana y reiteramos nuestra firme
intención de continuar instrumentando los mandatos de las Cumbres de las
Américas, así como los compromisos asumidos en la Cumbre del Milenio, la
Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo
(Consenso de Monterrey) y la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible
celebrada en Johannesburgo.
Afirmamos que el bienestar de nuestros
pueblos requiere el logro de tres objetivos estrechamente vinculados e
interdependientes: crecimiento económico con equidad para reducir la
pobreza, desarrollo social y gobernabilidad democrática.
Por ello, declaramos:
Crecimiento económico con equidad para
reducir la pobreza
En la búsqueda de un crecimiento
económico sostenido y equitativo que contribuya al desarrollo de largo
plazo, reduzca la pobreza, elimine el hambre y eleve los niveles de vida de
la población, con especial atención a los sectores y grupos sociales más
vulnerables, nos comprometemos a continuar instrumentando políticas
macroeconómicas sólidas, políticas monetarias y fiscales prudentes,
regímenes de tasas de cambio apropiados, una administración prudente y
apropiada de la deuda pública, la diversificación de la economía y el
mejoramiento de la competitividad. Nos comprometemos también a la
transformación cualitativa de la administración pública a través de su
modernización, simplificación, descentralización y transparencia.
Asimismo, redoblaremos nuestros esfuerzos para mejorar el clima de
inversión en nuestros países y promover la responsabilidad social de las
empresas.
Reafirmamos nuestro compromiso con el
Consenso de Monterrey, adoptado en la Conferencia Internacional sobre la
Financiación para el Desarrollo en 2002, en el sentido de que cada país es
el principal responsable de su propio desarrollo social y económico a
través de políticas racionales, buen gobierno y el estado de derecho. El
cumplimiento de esta responsabilidad permite el uso efectivo de recursos
internos e internacionales para el desarrollo, el crecimiento económico y
la reducción de la pobreza. En este contexto, reafirmamos el imperativo de
la comunidad internacional de apoyar los esfuerzos nacionales de desarrollo.
De acuerdo con las recomendaciones del Consenso de Monterrey, buscaremos
articular esfuerzos internacionales con miras a la movilización de recursos
para el desarrollo económico sostenible y el combate a la pobreza y el
hambre en todos los países del Hemisferio. En particular, continuaremos
nuestros esfuerzos con miras a la identificación de fuentes de
financiamiento seguras que atiendan las necesidades de los países en
desarrollo y la apertura de mercados para sus productos.
Continuaremos implementando políticas
públicas que estimulen mayor ahorro interno, respondan a la necesidad de
crear empleos productivos y contribuyan a una mayor inclusión social.
Destacamos la importancia de la
participación del sector privado en el logro de nuestros objetivos.
Reconocemos que las micro, pequeñas y medianas empresas constituyen un
componente fundamental para el crecimiento económico, la creación de
empleos y la reducción de la pobreza en nuestros países. Apoyaremos a las
micro, pequeñas y medianas empresas a través de políticas y programas que
faciliten su consolidación y formalización, permitan su efectivo acceso a
los mercados y a las licitaciones del sector público, y entre otros,
promuevan la formación de recursos humanos y faciliten el acceso al
crédito, a los servicios de desarrollo empresarial y a nuevas tecnologías,
a fin de reducir los costos administrativos. Asimismo, promoveremos la
intensificación de la cooperación internacional para fomentar la
transferencia de mejores prácticas orientadas al desarrollo de las micro,
pequeñas y medianas empresas.
Tomaremos las medidas legales, normativas
e institucionales necesarias y posibles, antes de la próxima Cumbre de las
Américas a celebrarse en 2005, con el objeto de simplificar los
procedimientos y reducir significativamente el tiempo y el costo del
establecimiento de las empresas en cada país de la región.
Apoyamos el trabajo del Banco
Interamericano de Desarrollo a fin de que, a través de sus mecanismos y
programas para el desarrollo del sector privado, triplique para el año 2007
sus préstamos mediante el sistema bancario a las micro, pequeñas y
medianas empresas, tratando de beneficiar a todos los países que participan
en el proceso de Cumbres de las Américas.
Reconocemos el relevante papel que
desempeña el comercio en la promoción del crecimiento y el desarrollo
económico sostenidos. Reafirmamos nuestro compromiso de avanzar en la
Agenda de Doha para beneficiar a todas nuestras economías, especialmente
las economías en desarrollo, promoviendo, entre otras medidas, mejor acceso
a los mercados, eliminando los subsidios a la exportación y reduciendo
sustancialmente las ayudas internas que distorsionan el comercio.
Reconocemos que la liberalización del
comercio de productos agrícolas constituye, entre otros, un elemento
esencial para el desarrollo de la agricultura en los países del Hemisferio.
Por lo tanto, reafirmamos nuestro compromiso con las negociaciones
comerciales para promover un efectivo acceso a los mercados.
Acogemos los avances logrados hasta la
fecha para el establecimiento de un Área de Libre Comercio de las Américas
(ALCA) y tomamos nota con satisfacción de los resultados equilibrados de la
VIII Reunión Ministerial del ALCA realizada en Miami en noviembre de 2003.
Apoyamos el acuerdo de los ministros sobre la estructura y el calendario
adoptado para la conclusión de las negociaciones para el ALCA en los plazos
previstos, que fomentará, con la mayor eficacia, el crecimiento económico,
la reducción de la pobreza, el desarrollo y la integración, a través de
la liberalización del comercio, contribuyendo al logro de los amplios
objetivos de la Cumbre.*
Continuaremos trabajando en la reforma de
la arquitectura financiera internacional con los objetivos de, inter alia,
contribuir a la prevención y rápida solución de las crisis financieras,
que perjudican particularmente a los países en desarrollo de la región,
reforzar el financiamiento para el desarrollo, combatir la pobreza y
fortalecer la gobernabilidad democrática. Apoyamos los esfuerzos de los
países prestatarios para trabajar con el sector privado con el fin de
explorar nuevos enfoques para reducir la carga del servicio de la deuda
durante períodos de desaceleración económica. Reconocemos el liderazgo de
países de la región al incluir cláusulas de acción colectiva en sus
emisiones internacionales de bonos. Hacemos un llamado a las instituciones
financieras internacionales y regionales a que fortalezcan la coordinación
de sus actividades a fin de que respondan de manera más efectiva a las
necesidades de desarrollo de largo plazo de los países de la región para
alcanzar resultados medibles en sus esfuerzos de erradicación de la
pobreza, a través del uso más efectivo de todas las fuentes de
financiamiento disponibles para el desarrollo.
Manifestamos que el crecimiento económico
sostenible es el factor más importante para la administración y el pago
del servicio de la deuda pública.
Reconocemos que las políticas
macroeconómicas racionales y una prudente administración fiscal son
también centrales para alcanzar la sustentabilidad fiscal a largo plazo.
Consideramos también pertinente tomar en
cuenta, cuando corresponda, las previsiones sobre alivio de la deuda externa
señaladas en el párrafo 48 del Consenso de Monterrey.
Asimismo, reconocemos la responsabilidad
de cada país respecto de su propio desarrollo económico, pero también que
existe un vínculo de interdependencia entre las economías nacionales y el
sistema económico mundial.
En el contexto de la Iniciativa Reforzada
para la reducción de la deuda de los Países Pobres Muy Endeudados, hacemos
un llamado a todos los acreedores a participar en el alivio de la deuda en
beneficio de los países elegibles del Hemisferio, en apoyo a las reformas
económicas y la reducción de la pobreza.
Reconocemos que la seguridad jurídica
sobre los derechos de propiedad es uno de los elementos fundamentales para
el crecimiento económico, toda vez que la verificación del título de la
propiedad ayuda a las personas a obtener préstamos e iniciar negocios.
Por lo tanto, nos comprometemos, en los
casos que sea necesario y apropiado, a fortalecer los derechos de propiedad
y ampliar el uso de la misma como garantía, asegurando la aplicación de
normas eficaces, transparentes, integrales y equitativas que rijan los
contratos de propiedad, así como a mejorar o impulsar las medidas relativas
a la transferencia de la propiedad, los registros de propiedad, el
establecimiento de la propiedad como forma de garantía y los derechos y
obligaciones de deudores y acreedores.
En lo que se refiere a estas medidas, nos
comprometemos a emprender acciones concretas antes de la próxima Cumbre de
las Américas, a celebrarse en la Argentina en 2005, e informar en esa
oportunidad sobre los progresos alcanzados. Nos empeñaremos en asegurar que
los derechos de propiedad beneficien a todas las personas sin
discriminación.
Reconocemos que el envío de remesas es
una fuente importante de capital en muchos países del Hemisferio. Nos
comprometemos a tomar acciones concretas para promover el establecimiento,
lo antes posible, de las condiciones necesarias con miras a alcanzar la meta
de una reducción de por lo menos la mitad del costo promedio regional de
estas transferencias, de ser posible a más tardar en el 2008 e informar de
los progresos alcanzados a la próxima Cumbre de las Américas en Argentina
en 2005. Adoptaremos, según sea necesario y apropiado, medidas tales como
la promoción de la competencia entre los prestadores de estos servicios, la
eliminación de obstáculos normativos y otras medidas restrictivas que
afectan el costo de estas transferencias, así como el uso de nuevas
tecnologías, manteniendo normas de supervisión financiera efectivas.
Promoveremos la protección de los
consumidores, la competencia leal y el perfeccionamiento del funcionamiento
de los mercados, a través de marcos regulatorios claros, efectivos y
transparentes.
Desarrollo social
Reconocemos que la superación de la
pobreza, el hambre y la desigualdad social son grandes retos que enfrentan
muchos países del Hemisferio en el siglo XXI. Estamos convencidos de que
las políticas económicas y sociales coordinadas e integradas son un
requisito para el éxito en el combate a la desigualdad de oportunidades y
la marginación, y que tales políticas son pilares fundamentales para
edificar una sociedad más justa. Enfatizamos que el trabajo, el empleo y el
ingreso son esenciales para una política social incluyente.
Reiteramos que el empoderamiento de la
mujer, su plena e igualitaria participación en el desarrollo de nuestras
sociedades y su igualdad de oportunidades para ejercer liderazgo son
fundamentales para la reducción de la pobreza, la promoción de la
prosperidad económica y social y el desarrollo sostenible centrado en el
ser humano. Reafirmamos nuestro compromiso de continuar promoviendo la
igualdad y equidad de género y los mandatos de las Cumbres de las Américas
en esta materia.
Reconocemos la urgencia de que se
fortalezcan en la Organización de los Estados Americanos los mecanismos de
lucha contra la pobreza, tales como el Consejo Interamericano para el
Desarrollo Integral, la Comisión Interamericana de Desarrollo Social y el
Programa Interamericano de Combate a la Pobreza y la Discriminación.
Reconocemos, asimismo, la importancia de la promoción y observancia de los
derechos económicos, sociales y culturales. Urgimos a la Organización de
los Estados Americanos a considerar cuidadosamente las recomendaciones
aprobadas durante la Reunión de Alto Nivel sobre Pobreza, Equidad e
Inclusión Social, celebrada en Isla de Margarita, Venezuela, para
fortalecer la agenda social hemisférica.
Impulsaremos políticas que fortalezcan
los sistemas de seguridad social en nuestros países. Asimismo,
instrumentaremos, en la medida de nuestras capacidades y posibilidades
financieras, redes de protección social u otras modalidades apropiadas para
atender a los sectores más vulnerables de nuestras sociedades. Alentamos a
los países del Hemisferio que aún no hayan establecido estas redes a
explorar la posibilidad de hacerlo en el más corto plazo que les sea
posible.
Reconocemos los esfuerzos realizados por
países del Hemisferio para atender los problemas sociales suscitados por
situaciones de desocupación, tales como la adopción de sistemas de seguro
de desempleo o programas de ingreso de subsistencia.
Reafirmamos que la diversidad de culturas
que caracteriza a nuestro Hemisferio enriquece enormemente a nuestras
sociedades y que el respeto y la valoración de nuestra diversidad cultural
propician el desarrollo cultural y la cohesión social en nuestros países.
Con relación a los derechos de los
pueblos indígenas, reconocemos el avance sustantivo alcanzado en las
negociaciones llevadas a cabo en el marco de la Organización de los Estados
Americanos en torno a la Declaración Americana sobre los Derechos de los
Pueblos Indígenas, con la participación efectiva de representantes de
estos pueblos. Reiteramos nuestra voluntad política y apoyo para la
conclusión exitosa de las negociaciones y pronta aprobación de la
Declaración, la cual tiene como objetivo promover y proteger sus derechos
humanos y libertades fundamentales.
Destacamos la importancia de la
cooperación entre países de origen, tránsito y destino para asegurar la
plena protección de los derechos humanos de todos los migrantes, incluidos
los trabajadores migratorios y sus familias, y la observancia de las leyes
laborales aplicables a ellos, de conformidad con los compromisos asumidos en
las Cumbres de Santiago y de la Ciudad de Québec. Apoyamos la adopción de
programas de migración ordenada como factor de desarrollo económico y
social, y cooperaremos en el combate a la trata de personas, que afecta
especialmente a mujeres y niños.
Estamos comprometidos con los principios
del trabajo decente establecidos por la Organización Internacional del
Trabajo y promoveremos la aplicación de la Declaración relativa a los
Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo, con el convencimiento de
que el respeto de los derechos y la dignidad de los trabajadores es un
elemento esencial para alcanzar la reducción de la pobreza y el desarrollo
social y económico sostenible de nuestros pueblos. Adicionalmente,
acordamos tomar medidas para combatir las peores formas de trabajo infantil.
Reconocemos y apoyamos la importante labor de la Conferencia Interamericana
de Ministros de Trabajo para alcanzar estos objetivos vitales.
La educación es factor decisivo para el
desarrollo humano, al incidir en la vida política, social, cultural,
económica y democrática de nuestras sociedades. El incremento de las tasas
de analfabetismo en muchos países de nuestro Hemisferio es un asunto que
requiere nuestra acción inmediata. Nos comprometemos a continuar
promoviendo el acceso a la educación básica de calidad para todos, basada
en los principios de participación, equidad, pertinencia y eficacia, que
genere las capacidades y habilidades necesarias para impulsar el proceso de
desarrollo de nuestros pueblos sin discriminación ni exclusión alguna y
así responder a los retos del siglo XXI.
Nos comprometemos a incrementar el acceso
y la divulgación de información sobre nuestros sistemas educativos, con el
objeto de mejorar su desempeño. En este sentido, reiteramos nuestro
compromiso de continuar la implementación del Proyecto Regional de
Indicadores Educativos, refrendado en la Tercera Reunión Interamericana de
Ministros de Educación, celebrada en la Ciudad de México. En especial,
aquellos países que no lo hayan hecho elaborarán y divulgarán
públicamente, antes de la próxima Cumbre, un informe con base en las metas
de educación establecidas en el Plan de Acción de la Segunda Cumbre de las
Américas, a fin de fomentar su uso como una herramienta en la toma de
decisiones para evaluar y mejorar los resultados.
Coincidimos en que la investigación y el
desarrollo científico y tecnológico juegan un papel importante en la
creación y el sostenimiento de economías productivas. Seguiremos
formulando políticas y lineamientos que apoyen las asociaciones de
investigación públicas y privadas y promuevan su interacción con los
sectores productivos, teniendo en cuenta los requerimientos y objetivos de
nuestros países. Continuaremos incrementando las inversiones en el área de
ciencia y tecnología, con la participación del sector privado y el apoyo
de los organismos multilaterales. En este sentido, nos empeñaremos en
ampliar el acceso efectivo y equitativo a las tecnologías y su
transferencia. Asimismo, intensificaremos nuestros esfuerzos para incentivar
a nuestras universidades e instituciones superiores de ciencia y tecnología
a multiplicar y potenciar sus vínculos y a profundizar la investigación
básica y aplicada. En relación con todas estas iniciativas, nos
comprometemos a la protección de la propiedad intelectual, de conformidad
tanto con las leyes nacionales como con los convenios internacionales.
Estamos conscientes de que la revolución
informática aporta nuevas oportunidades para aumentar el acceso al
conocimiento para el desarrollo y para ampliar la participación equitativa
en el desarrollo sostenible de nuestras sociedades, particularmente en las
áreas rurales, remotas y marginales. En un esfuerzo por reducir la brecha
digital, tanto dentro de nuestros países como entre ellos, nos
comprometemos con la Declaración de Principios de la Cumbre Mundial sobre
la Sociedad de la Información y la instrumentación continuada de la Agenda
de Conectividad para las Américas y el Plan de Acción de Quito. Por ello,
reafirmamos nuestro compromiso de construir una sociedad de la información
enfocada en el ser humano, incluyente y orientada al desarrollo, que esté
inspirada en los objetivos de inclusión social, reducción de la pobreza y
el progreso en el marco de un desarrollo económico social equilibrado.
Nos abocaremos, en el marco de nuestras
legislaciones y competencias nacionales, a incentivar el acceso a precios
razonables a las tecnologías de la información y la comunicación para
todos, y alentaremos la plena y activa participación de la sociedad civil,
incluido el sector privado, para alcanzar esta meta.
Destacamos que uno de los pilares del
desarrollo humano y el progreso de las naciones es la protección social en
materia de salud, por lo que continuaremos ampliando las estrategias de
prevención, atención y promoción, así como la inversión en este
ámbito, a efecto de proveer servicios de calidad para todos y mejorar
dentro de lo posible la protección social a todas las personas, con
particular énfasis en los grupos más vulnerables.
Estamos particularmente preocupados por el
impacto del VIH/SIDA en nuestras respectivas sociedades, su proliferación y
la amenaza que ésta representa para la seguridad de nuestros pueblos.
Reconocemos que para combatir la pandemia del VIH/SIDA es necesario realizar
mayores esfuerzos de prevención, atención y tratamiento en el Hemisferio.
Nuestro liderazgo político es esencial para hacer frente al estigma, la
discriminación y el temor que disuaden a las personas de someterse a la
prueba y acceder al tratamiento y atención. Reconocemos que, para hacer
frente a los desafíos causados por la pandemia del VIH/SIDA, se requiere
continuar aumentando los esfuerzos de cooperación a nivel mundial.
De acuerdo con las resoluciones relevantes
de las Naciones Unidas y de sus organismos especializados, las decisiones
pertinentes de la Organización Mundial del Comercio y la Iniciativa
"tres millones para 2005" de la Organización Mundial de la Salud,
nos comprometemos a facilitar tratamiento accesible del VIH/SIDA con el
objetivo de proveer tratamiento antirretroviral a todos los que lo
necesiten, lo más pronto posible y al menos a 600.000 individuos para el
año 2005. Asimismo, solicitamos al Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA,
la Tuberculosis y el Paludismo identificar criterios que permitan a los
países de América Latina y el Caribe tener un mayor acceso a sus recursos.
De la misma forma, estamos preocupados por
las enfermedades emergentes y reemergentes, tales como malaria, dengue,
fiebre amarilla, tuberculosis, lepra, mal de Chagas y otras, considerando el
actual contexto económico, social y de saneamiento ambiental, el impacto de
los recurrentes desastres naturales y los problemas de salud asociados con
el crecimiento no planificado en áreas densamente pobladas.
Por ello, nos comprometemos a reforzar los
programas de promoción, prevención, control y tratamiento, continuar
desarrollando y fortaleciendo estrategias de cooperación técnica entre
países de la región y profundizar la cooperación técnica con la
Organización Panamericana de la Salud, el Banco Interamericano de
Desarrollo y otros organismos interamericanos, así como con otros actores
clave, con el propósito de implementar acciones integrales de salud
pública para el control y la eliminación de estas enfermedades.
Nos comprometemos a mantener un esfuerzo
sostenido para mejorar las condiciones de vida de las poblaciones rurales,
al promover las inversiones y crear un entorno favorable para el
mejoramiento sostenible de la agricultura, a fin de que contribuya al
desarrollo social, la prosperidad rural y la seguridad alimentaria. En este
contexto, apoyamos la aplicación del Plan de Acción "AGRO
2003-2015" para la Agricultura y la Vida Rural de las Américas,
adoptado por la Segunda Reunión Ministerial de Agricultura y Vida Rural,
llevada a cabo en la Ciudad de Panamá en noviembre de 2003, y esperamos que
el Foro Mundial de Biotecnología, que se llevará a cabo en Chile en marzo
de 2004, contribuya a combatir el hambre en la región.
Asumimos el compromiso de incrementar la
cooperación y fortalecer las instituciones responsables de coordinar e
implementar las acciones orientadas a disminuir el impacto de los desastres
naturales en las personas y su efecto en los planes nacionales de
desarrollo, con énfasis en las áreas de prevención, mitigación,
atención de emergencias y gestión del riesgo en sus diferentes niveles.
Creemos que asegurar la salud ambiental de
nuestras poblaciones es una inversión para el bienestar y la prosperidad de
largo plazo. Nos sentimos estimulados por la nueva alianza de los Ministros
de Salud y Medio Ambiente de las Américas y les encomendamos desarrollar
una agenda de cooperación para prevenir y minimizar los impactos negativos
al medio ambiente y a la salud humana.
Gobernabilidad democrática
Expresamos nuestro apoyo a la Declaración
de Santiago sobre Democracia y Confianza Ciudadana para definir una agenda
de gobernabilidad para el Hemisferio que nos permita enfrentar los desafíos
políticos, económicos y sociales, para fomentar la credibilidad y la
confianza ciudadana en las instituciones democráticas.
Reiteramos nuestro compromiso con la plena
aplicación de la Carta Democrática Interamericana, que constituye un
elemento de identidad regional cuya proyección internacional es un aporte
de nuestro Hemisferio a la comunidad de naciones. Reafirmamos nuestra
decisión de coordinar acciones inmediatas cuando la democracia corra
peligro en cualquiera de nuestros países. Asimismo, continuaremos nuestros
esfuerzos para fortalecer los mecanismos de defensa de la democracia y para
desarrollar y promover una cultura y una educación para la democracia.
Reconocemos la participación de muchos
países del Hemisferio en la Comunidad de las Democracias y hacemos un
llamado para que la Tercera Conferencia Ministerial continúe apoyando el
fortalecimiento de las instituciones democráticas, en especial de los
partidos políticos.
El fortalecimiento y respeto del estado de
derecho, la defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales,
el progreso económico, el bienestar y la justicia social, la transparencia
y la rendición de cuentas en los asuntos públicos, la promoción de
diversas formas de participación ciudadana y la generación de
oportunidades para todos son fundamentales para promover y consolidar la
democracia representativa.
La gobernabilidad democrática se
fortalece a través del diálogo entre todos los sectores de la sociedad.
Continuaremos impulsando una cultura democrática y de desarrollo basada en
el pluralismo y la aceptación de la diversidad social y cultural.
Reconocemos que la corrupción y la
impunidad debilitan las instituciones públicas y privadas, erosionan la
moral de los pueblos, atentan contra el estado de derecho y distorsionan las
economías y la asignación de recursos para el desarrollo. Por ello, nos
comprometemos a intensificar nuestros esfuerzos para combatir la corrupción
y otras prácticas no éticas en los sectores público y/o privado,
fortaleciendo una cultura de transparencia y una gestión pública más
eficiente.
Manifestamos nuestra preocupación por
prácticas corruptas, ilegales y fraudulentas en la administración de
algunas empresas nacionales y transnacionales, que podrían afectar
negativamente las economías, en particular en las de los países en
desarrollo, sus productores y consumidores.
La Carta Democrática Interamericana
señala que los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus
gobiernos la obligación de promoverla y defenderla y establece que son
componentes fundamentales del ejercicio de la democracia, la transparencia
de las actividades gubernamentales, la probidad y la responsabilidad de los
gobiernos en la gestión pública. Por ello, incrementaremos nuestra
cooperación en el marco de la Convención Interamericana contra la
Corrupción, particularmente a través del fortalecimiento del Mecanismo de
Seguimiento de este instrumento. Encomendamos a la próxima reunión de la
Conferencia de los Estados Partes del Mecanismo de Seguimiento de la
Convención que proponga medidas concretas para fortalecer ese mecanismo.
Estas recomendaciones se evaluarán en una reunión de los Estados Partes de
la Convención a realizarse en Managua, Nicaragua, a mediados de 2004.
Asimismo, en esa reunión se considerarán medidas concretas adicionales
para aumentar la transparencia y combatir la corrupción. Instruimos a
nuestros Ministros de Relaciones Exteriores que nos informen en la Cuarta
Cumbre de las Américas sobre los progresos realizados.
Acordamos hacer consultas en el caso de
que la adhesión a nuestros objetivos compartidos de transparencia y
anticorrupción, de conformidad con la Convención Interamericana contra la
Corrupción, se vea seriamente comprometida en cualquiera de nuestros
países.
Nos comprometemos a impulsar la
transparencia en los procesos políticos, en la administración de las
finanzas públicas, en las transacciones gubernamentales y en los
procedimientos de licitaciones y contratos de acuerdo con la legislación
interna para, entre otras cosas, prevenir los abusos y mantener la confianza
pública.
En el marco de nuestra legislación
nacional y normas internacionales aplicables, nos comprometemos a negar
acogida a funcionarios corruptos, a quienes los corrompen y a sus bienes, y
a cooperar en su extradición, así como en la recuperación y la
restitución de los activos producto de la corrupción a sus legítimos
propietarios. Asimismo, nos comprometemos a perfeccionar los mecanismos
regionales de asistencia jurídica mutua en materia penal y su
implementación.
La Convención de las Naciones Unidas
contra la Corrupción es un valioso instrumento para enfrentar este flagelo,
por lo que nos comprometemos a considerar su firma y promover su
ratificación.
También nos comprometemos a incrementar
la transparencia de las organizaciones internacionales de las cuales somos
miembros a través del fortalecimiento de sus mecanismos de rendición de
cuentas.
Reconocemos que el pluralismo político y
partidos políticos sólidos son elementos esenciales de la democracia.
Destacamos la importancia de normas que aseguren la transparencia de sus
finanzas, eviten la corrupción y el riesgo de influencias indebidas y
alienten un alto nivel de participación electoral. Por ello, promoveremos
las condiciones que permitan a los partidos políticos desarrollarse con
autonomía de los gobiernos. Alentaremos la formación política y
preparación de líderes, incluyendo mujeres, jóvenes, indígenas, miembros
de grupos étnicos y poblaciones marginadas. Destacamos la importante labor
del Foro Interamericano sobre Partidos Políticos para facilitar que los
partidos compartan mejores prácticas y se fortalezcan, así como para
promover reformas de los sistemas de partidos políticos.
Coincidimos en que, a través de la
participación ciudadana, la sociedad civil debe contribuir en el diseño,
ejecución y evaluación de las políticas públicas impulsadas por los
distintos órdenes o niveles de gobierno. Reconocemos el papel de la
sociedad civil y su contribución a la buena gestión pública y reafirmamos
la importancia de continuar consolidando nuevas asociaciones que permitan la
vinculación constructiva entre gobiernos, organizaciones no
gubernamentales, organismos internacionales y distintos sectores de la
sociedad civil para que trabajen a favor del desarrollo y la democracia.
Alentaremos la participación de la
sociedad civil en el proceso de Cumbres de las Américas, para lo cual nos
proponemos institucionalizar los encuentros con la sociedad civil, el sector
académico y el privado.
Impulsaremos la modernización del Estado
como elemento importante para el fortalecimiento de la gobernabilidad
democrática y el buen gobierno, conjugando eficacia y eficiencia con mejor
acceso a los servicios, transparencia y responsabilidad en la gestión, así
como la consolidación y profesionalización de la administración pública.
Nos comprometemos a estimular el uso de nuevas tecnologías de información
y comunicación en los procesos de gestión pública y adoptar estrategias
que permitan el desarrollo del gobierno electrónico.
El acceso a la información en poder del
Estado, con el debido respeto a las normas constitucionales y legales,
incluidas las de privacidad y confidencialidad, es condición indispensable
para la participación ciudadana y promueve el respeto efectivo de los
derechos humanos. Nos comprometemos a contar con los marcos jurídicos y
normativos, así como con las estructuras y condiciones necesarias para
garantizar a nuestros ciudadanos el derecho al acceso a la información.
Tomamos nota con satisfacción de que los
gobiernos del Hemisferio están ejecutando el Consenso de Monterrey, al
explorar formas innovadoras para movilizar financiamiento para la inversión
privada y pública y reforzar el manejo de la deuda, considerando
instrumentos financieros como los bonos indexados al crecimiento y otros,
para promover la estabilidad macroeconómica y reducir la vulnerabilidad
financiera. La aplicación de estas medidas estaría orientada a acelerar el
crecimiento económico, reducir la pobreza y fortalecer la gobernabilidad
democrática. Tomamos nota, asimismo, de los esfuerzos de los gobiernos de
la región para promover la discusión en esta área.
Destacamos el papel de las actuales
agencias multilaterales al proveer asistencia humanitaria. Asimismo, tomamos
nota de las discusiones e iniciativas encaminadas a mejorar la efectividad
en la provisión de asistencia humanitaria y erradicación de la pobreza,
tales como la propuesta de crear un Fondo Humanitario Internacional, de
carácter voluntario.
La justicia social y la reducción de la
pobreza contribuyen a la estabilidad, la democracia y la seguridad de
nuestros Estados y de la región. Reiteramos que entre las principales
causas de inestabilidad en la región se encuentran la pobreza, la
desigualdad y la exclusión social, que debemos enfrentar en forma integral
y urgente.
Los avances en el desarrollo económico y
social y el logro de mayores niveles de equidad a través del buen gobierno
contribuirán a que se avance en la estabilidad en el Hemisferio y se
profundice la dimensión humana de la seguridad.
Reiteramos nuestro compromiso con los
objetivos y propósitos contenidos en la Declaración sobre Seguridad en las
Américas, aprobada en la Conferencia Especial sobre Seguridad realizada en
la Ciudad de México en octubre de 2003, que se basa, entre otros, en el
concepto multidimensional de la seguridad, así como en el principio de que
el fundamento y el propósito de la seguridad es la protección de los seres
humanos.
Esta es nuestra primera reunión desde los
trágicos eventos del 11 de septiembre de 2001. Reiteramos que el
terrorismo, así como la proliferación de armas de destrucción masiva,
constituyen graves amenazas a la seguridad internacional, a las
instituciones, a los valores democráticos de los Estados y al bienestar de
nuestros pueblos. Resolvemos intensificar nuestros esfuerzos y fortalecer
nuestra cooperación para enfrentar estas amenazas.
Tomaremos todas las medidas necesarias
para prevenir y combatir el terrorismo y su financiación, en cumplimiento
pleno de nuestros compromisos en el marco del derecho internacional,
incluidos el derecho internacional de los derechos humanos, el derecho
internacional de los refugiados y el derecho internacional humanitario. De
igual manera, nos comprometemos a luchar contra todas las formas de
delincuencia transnacional, incluido el tráfico ilícito de drogas, armas y
personas, particularmente cuando generan fondos utilizados en apoyo a las
organizaciones terroristas. También nos comprometemos a adherirnos a las
normas mundiales contra el lavado de activos y la financiación del
terrorismo.
Hacemos un llamado a aquellos países que
aún no lo hayan hecho a ratificar la Convención Interamericana contra el
Terrorismo, las doce convenciones y protocolos de las Naciones Unidas contra
el terrorismo, así como otros instrumentos relacionados. Instamos a todos
los países a considerar con urgencia la firma y ratificación de la
Convención Interamericana sobre Asistencia Mutua en Materia Penal y a
participar activamente en la Red de asistencia jurídica mutua en materia
penal.
Encomendamos a la Organización de los
Estados Americanos, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Organización
Panamericana de la Salud, la Comisión Económica de las Naciones Unidas
para América Latina y el Caribe, el Banco Mundial, el Instituto
Interamericano de Cooperación para la Agricultura, la Corporación Andina
de Fomento, el Banco Centroamericano de Integración Económica y el Banco
de Desarrollo del Caribe que fortalezcan su coordinación y continúen
profundizando su apoyo, a través de sus respectivas actividades y
programas, comprometiendo los recursos apropiados para implementar y hacer
seguimiento de los Planes de Acción de las Cumbres de las Américas, así
como de esta Declaración, y que presten su asistencia en los preparativos
de la Cuarta Cumbre de las Américas a celebrarse en 2005.
Agradecemos a la Organización de los
Estados Americanos y a su Secretaría General, en particular a la
Secretaría del Proceso de Cumbres de las Américas y al Grupo de Trabajo
Conjunto de Cumbres, su labor en el seguimiento de las mismas y en los
trabajos preparatorios de esta Cumbre Extraordinaria.
Expresamos nuestro agradecimiento al
pueblo y al Gobierno de México por haber hospedado esta Cumbre
Extraordinaria de las Américas y al Gobierno de la Argentina por refrendar
la invitación para celebrar en ese país la Cuarta Cumbre de las Américas
en 2005.
Nosotros, los Jefes de Estado y de
Gobierno de las Américas, acordamos que el presente documento sea conocido
como la "Declaración de Nuevo León" y lo aprobamos a los trece
días del mes de enero del año dos mil cuatro.*
"Venezuela se
reserva el párrafo relativo al ALCA, por motivos principistas y diferencias
profundas acerca del concepto y la filosofía contenidas en el modelo
propuesto, así como por el tratamiento dado a las materias específicas y a
los plazos establecidos. Ratificamos nuestro compromiso con la
consolidación de un bloque regional y de comercio justo, como base para
fortalecer los niveles de integración. Este proceso debe considerar las
especificidades culturales, sociales y políticas de cada país; la
soberanía y constitucionalidad; el nivel y tamaño de sus economías para
garantizar un trato justo."
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