16/06/04

LOS MERCADOS SE LOGRARÁN EN LA OMC

El Canciller Opertti dijo que en el contexto de las negociaciones multilaterales en la OMC, es donde hay posibilidades de acceso a mercados; reducciones de la ayuda interna causante de distorsión al comercio y la eliminación de las subvenciones a la exportación.

El Canciller de la República, Didier Opertti, disertó hoy, miércoles 16 de junio, en la Sesión I "Obtención de beneficios en materia de desarrollo" incluida en el Subtema III "Obtención de beneficios en materia de desarrollo a partir del sistema comercial internacional y las negociaciones comerciales". La misma tuvo un formato interactivo y contó con la participación de los Presidentes de Uganda, República Dominicana y el Secretario General de la UNCTAD, Rubens Ricúpero.

DISCURSO DEL MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES, DIDIER OPERTTI, EN LA XI CONFERENCIA DE LA UNCTAD, EN SAN PABLO.

16/06/2004

CANCILLER OPERTTI: Agradezco señor Presidente la invitación a participar en esta reunión y la oportunidad de hacer algunas reflexiones sobre el tema que nos convoca "Obtención de beneficios en materia de desarrollo a partir del sistema comercial internacional y de las negociaciones comerciales". Parto de la realidad de mi país pero soy consciente que es igualmente aplicable a la mayoría de los países en desarrollo.

El crecimiento y desarrollo del Uruguay está inexorablemente ligado a la expansión, modernización y diversificación de su sector externo. Estos objetivos están a su vez relacionados con una mayor inserción del país en la región y en el mundo.

En otras palabras, una primera realidad que debe reconocerse, es que mi país, ya sea a nivel individual, ya sea como miembro del MERCOSUR o como eventualmente miembro de un proceso de integración más amplio, si quiere crecer y desarrollarse, debe integrarse a la economía mundial.

Obviamente tenemos que tener claro el tipo de inserción que queremos en este orden mundial. No nos sirve cualquier tipo de inserción. Nuestro objetivo debe apuntar a que dicha inserción gravite positivamente sobre una expansión tanto cuantitativa como cualitativa de nuestro sector externo: crecimiento, diversificación, mayor valor agregado, aumento de la productividad y competitividad internacional, creación de empleo y disminución de la pobreza.

Para ello lo que se necesita es una articulación clara entre los objetivos de política de desarrollo del Uruguay, con los instrumentos a su alcance para lograrlos y con el proceso de negociación adecuado para instrumentarlos.

Por lo tanto, mi primera afirmación es que es verdad que el comercio no es un fin en si mismo. Sin embargo, las políticas comerciales pueden ser un instrumento importante para el desarrollo de un país en la medida en que estén bien integradas y articuladas con las políticas y estrategias nacionales que apunten hacia metas de desarrollo claramente definidas en el plano tanto económico como social.

Mi país tiene actualmente una oferta exportable esencialmente agrícola y ganadera, aunque ha incursionado exitosamente en los últimos años en sectores más dinámicos del comercio mundial como el software y otros servicios. Por ende es que la liberalización y reforma fundamental de la agricultura ha sido desde la creación del GATT y sigue siendo actualmente el objetivo prioritario de nuestra política comercial. Estamos convencidos que el logro de este objetivo es el que traerá los mayores beneficios en términos de crecimiento y desarrollo para el país.

Los múltiples obstáculos y distorsiones al comercio agrícola mundial son bien conocidos por todos ustedes y se refieren a los tres pilares bien definidos en la Declaración de Doha: acceso a los mercados, apoyo doméstico y subsidios a las exportaciones. Solo me limitaré a recordarles la magnitud de alguno de estos problemas para que puedan vislumbrar los potenciales beneficios que una eliminación o reducción sustancial de los mismos acarrearía para los países productores eficientes de estos rubros.

En materia de acceso a los mercados, el promedio de protección arancelaria de los productos agropecuarios es 12 veces superior al de los productos industriales. Son comunes los picos arancelarios de 200% y 300% ad valorem y persiste un nocivo escalonamiento arancelario que dificulta el acceso de productos con mayor grado de elaboración.

Por otro lado el apoyo total a la producción en los países de la OCDE se mantiene desde hace varias décadas en niveles impresionantes. Se estimaba al finalizar el período de instrumentación de la Ronda Uruguay que dicha suma era de 360 mil millones de dólares americanos, es decir mil millones de dólares diarios. Este monto es superior al total del valor de las exportaciones de todos los países de América Latina y el Caribe (desde México hasta el sur de Argentina); mas de ocho veces superior al total de flujos de inversión extranjera directa que llega a la región y seis veces el monto total de ayuda oficial para el desarrollo (ODA) que reciben anualmente todos los países en desarrollo.

En el año 2003 esta cifra había disminuido algo, ubicándose en niveles del orden de los 345 mil millones de dólares. Con estas distorsiones no podemos utilizar plenamente nuestras ventajas comparativas para asegurar nuestro crecimiento económico.

Nosotros consideramos que es en el contexto de las actuales negociaciones multilaterales en la OMC, conocidas como la Ronda de Doha para el Desarrollo, donde tenemos las mejores posibilidades de conseguir: mejoras sustanciales del acceso a los mercados; reducciones sustanciales de la ayuda interna causante de distorsión al comercio y la eliminación de todas las formas de subvenciones a la exportación.

Obviamente que en materia comercial un pequeño país como el Uruguay no puede concentrar todos sus esfuerzos en un solo escenario de negociación. De ahí que el Uruguay, aparte de sus acciones en la OMC, esté actualmente involucrado en otros escenarios de negociación que también buscan la liberalización del comercio, tales como: la profundización del propio proceso de integración del MERCOSUR; su extensión a otros países de la región; las negociaciones de un ALC con los países andinos: las negociaciones del ALCA; las negociaciones MERCOSUR – UE, así como varias negociaciones con terceros países (India, Sudáfrica, etc) ya sea individualmente o como miembro del MERCOSUR.

De lo que se trata es de definir con claridad los objetivos prioritarios que podemos sacar de cada uno de estos diferentes escenarios de negociación y de definir una estrategia clara para cada uno de ellos.

También apoyamos con entusiasmo el lanzamiento de una ronda de negociaciones comerciales entre países en desarrollo, como la Tercera Ronda de negociaciones UNCTAD/SGPC, aunque nuestra aspiración sería el logro de resultados mucho más ambiciosos que en las primeras dos rondas. En ese sentido estamos dispuestos a considerar un trato más favorable para países de menor desarrollo.

En materia de servicios, consideramos que todos los sectores de servicios desempeñan una importante función en el desarrollo de un país y el Uruguay ha desarrollado una estrategia nacional relativa a este sector. Tenemos intereses ofensivos y no meramente defensivos en este sector y prueba de ellos es que fuimos el primer país en desarrollo en presentar una oferta en dicho sector en el marco de las negociaciones actuales de la OMC.

También estaremos muy vigilantes en las negociaciones sobre reglas (subvenciones, anti dumping). Asimismo, le otorgamos una alta prioridad a que en todos los acuerdos comerciales que se negocien se les conceda un trato especial y diferenciado eficaz y operativo a los países en desarrollo.

Para finalizar quisiera referirme a la contribución de la UNCTAD en esta materia.

Mi Presidente, en su intervención el día lunes, dijo claramente que nosotros privilegiamos el fortalecimiento de la capacidad de análisis de la organización y esto nos parece muy relevante en cuanto a la evolución del sistema comercial internacional desde la perspectiva del desarrollo. Nos interesa también seguir recibiendo de la UNCTAD capacitación para los negociadores nacionales en varias áreas de la negociación internacional en el marco del Programa de Trabajo de Doha. Asimismo, que siga apoyando el fortalecimiento institucional de los países en desarrollo en áreas donde existen carencias.

La UNCTAD debería también examinar la interacción entre el sistema comercial multilateral y los acuerdos comerciales regionales, así como promocionar el comercio Sur – Sur.

La UNCTAD debería seguir vigilando la situación en los mercados internacionales de productos básicos y formulando estrategias y políticas que respondan a los retos que enfrentan los países en desarrollo.

Finalmente, la UNCTAD debería celebrar exámenes sectoriales de los sectores más dinámicos del comercio mundial y hacer sugerencias y recomendaciones sobre las mejores opciones de inserción en los mismos por parte de países en desarrollo.