12/03/04

El Presidente Batlle participó del acto conmemorativo del Centenario del Batallón "Treinta y Tres Orientales" de Infantería Mecanizado Nº10.

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, JORGE BATLLE, DURANTE LA CELEBRACIÓN DEL CENTENARIO DEL BATALLÓN DE INFANTERÍA "TREINTA Y TRES ORIENTALES"
12/03/2004

PRESIDENTE BATLLE: Circunstancias muy particulares hacen que esta celebración que hoy hacemos me llegue a mí de una manera muy especial, puesto que el Decreto del 24 de enero de 1904 fue refrendado por el entonces Presidente de la República don José Batlle y Ordóñez, y el Oficial Mayor del Ministerio de Guerra y Marina, Carlos M. Maeso, antepasado de quien habla el primero y antepasado del señor general Roberto Álvarez el segundo.

Quiere decir pues que nos unen recuerdos y circunstancias no solamente provenientes de la honrosa distinción que he recibido en vida de ser el Presidente de la República, sino que además supone una vinculación de otra naturaleza muy profunda y muy especial, vivida en circunstancias difíciles para el país.

Circunstancias difíciles de las que este año se celebran cien años. Pero en el Uruguay no se celebran cien años de la guerra, se celebran cien años de la paz; cien años del entendimiento entre los orientales, cien años entre aquellos que recorrieron -al decir del señor José Batlle y Ordóñez entonces- el no siempre claro camino del deber, pero que eran hermanos unos de los otros.

Yo creo que el Uruguay dio entonces un magnífico ejemplo de paz, un magnífico ejemplo de entendimiento. Nos batimos en las cuchillas, nos enfrentamos por aquellas cosas que creíamos justas y nobles. Pero cuando se hizo la paz nos juntamos para trabajar por la Nación, y esta Nación es el fruto de ese esfuerzo por la paz y de esa decisión por la paz.

En un día tan especial como hoy además, en donde el Gobierno de la República ha decretado luto nacional por tres días, por los trágicos acontecimientos acaecidos en España, en Madrid, es bueno recordar que la paz y el entendimiento entre mujeres y hombres de las sociedades es el único camino para el progreso. Es el único camino para asegurar la libertad, es el único camino para que las naciones, además de prósperas, sean justas y puedan darle a sus hijos un destino que al transitarse en el marco de los valores fundamentales, los valores que son el origen de nuestra nacionalidad, que provienen de nuestra civilización occidental y cristiana, son los que deben presidir la vida de los pueblos y ellos se nutren precisamente del entendimiento entre los hombres; y del respeto, del respeto al pensamiento del otro, del respeto a la discrepancia, del respeto al uso libre de los sentimientos de cada uno expresados por el respeto a los demás de la forma en que ellos y cada uno entienda que se deben expresar.