18/10/04
OPERTTI NUEVO SECRETARIO GENERAL DE ALADI
El Canciller Didier Opertti fue impuesto en el cargo
de Secretario General de la Asociación Latinoamericana de Integración
(ALADI).
PALABRAS DEL CANCILLER DIDIER OPERTTI EN EL ACTO DE
ASUNCIÓN COMO SECRETARIO GENERAL DE ALADI, EN LA SEDE DE DICHA
ASOCIACIÓN
18/10/2004
CANCILLER OPERTTI: En primer término tengo que
agradecerle a los gobiernos de los países miembros de ALADI su apoyo a esta
nominación. Han sido ellos sin duda los que han evaluado y considerado que
para este tiempo que viene, podíamos nosotros, en la sucesión natural de
quien cumplía sus seis años como Secretario General –luego me referiré
a ello- abría a una nueva instancia, abría un nuevo espacio, y en ese
nuevo espacio nosotros tendríamos cabida. Por tanto, agradecimiento a los
gobiernos de cada uno de los Estados de ALADI.
Luego naturalmente una especial gratitud a los Ministros,
que son nuestros interlocutores habituales, que son aquellos que pueden
conocer mejor las características de cada uno de nosotros, sus vínculos
con los temas, su razón de ser en la actividad pública, su compromiso con
los temas de la comunidad, y sobre todo, un sentimiento nunca aletargado de
comprensión sobre los problemas que nos toca vivir.
Por ello, a las señoras y señores Ministros, de cuya
presencia aquí da cuenta una alegría que quizá no exteriorice por las
características de este momento, pero que sin ocultarlo anida mi espíritu
con hondísima sensibilidad. Muchas gracias, pues, por estar aquí.
Yo he escuchado cada una de las intervenciones, me
beneficiaré luego de su lectura cuidadosa, y realmente siento que se abre
aquí un desafío no menor, tal es el de poner en sintonía de integración
la sintonía de una región que busca acuciosamente restablecer el vínculo
unitario que la caracterizó antes de la dispersión de la independencia
colonial, es decir ese nucleamiento que constituía la región, todos los
Estados nacionales de algún modo fueron creando nuevas instancias, que si
bien es cierto mantuvieron en común el rasgo de civilización de origen,
procuraron cada una de nuestras comunidades afirmar su carácter nacional.
La integración no es sin duda borrar los rasgos
nacionales, la integración es ponerlos en perspectiva de cooperación
externa, ponerlos a trabajar en base al principio de la proximidad.
Recuerdo a mi gran maestro argentino de Derecho
Internacional Privado, don Werner Goldschmidt, profesor de origen alemán,
producto de esa emigración forzada de los judíos europeos hacia nuestra
América, pasando antes por España, cuando decía que hay un principio
esencial en el manejo de los temas internacionales, que es el principio de
la proximidad, la proximidad no es sólo la proximidad física, la
proximidad es la proximidad de la comprensión, es la posibilidad de buscar
los elementos comunes de las cosas y de las personas, y de las ideas, y de
los gobiernos en definitiva de la comunidad internacional en su conjunto.
Las resoluciones que hoy se han adoptado, o se
adoptarán, nos dan una materia prima insoslayable.
El compromiso que deriva de tomar esta materia prima como
la plataforma de lanzamiento de una gestión, es mucho más que un
compromiso, es un programa de trabajo, es un plan de trabajo, es como se
dice ahora, "una hoja de ruta", una ruta de tres años, pero una
ruta que habrá que calibrar en un "in crescendo", en donde
partamos de un introductorio y terminemos -si es posible- con un
"allegro tropo". Es decir, que podamos llegar a algún momento en
el cual creamos, o estemos convencidos, de que nuestra persuasión, de que
nuestra comunicación, de que nuestra reflexión conjunta, de que nuestra
cooperación recíproca, darán los resultados que buscamos. ALADI es un
gran instrumento. El Tratado del ‘80 es un gran tratado, lo tiene todo o
casi todo, aquí no le podemos echar la culpa a la norma, ni le podemos
atribuir a ésta el defecto de la inoperancia o del obstáculo, el Tratado
tiene lo necesario para funcionar.
Lo que importa es que la voluntad de la integración no
se exprese sólo en la retórica de una expresión solidaria que se trasunta
en espíritu negociador, en búsqueda de soluciones especificas, de manera
que haya muchas razones para creer en la integración, no una sola razón,
no sólo la razón de la creencia en un modelo socio-político, sino las
múltiples razones de cada tema, de cada dimensión, de cada área de
nuestras relaciones externas.
Son pues, nuevos tiempos de la integración, una
integración que une América del Sur con México y Cuba, una integración
por lo tanto, que atraviesa como un eje imaginario conceptos compartidos,
una integración no dominada por la ideología, ni dominada por el discurso
único, una integración que tenga sí como valor esencial, como cordón
umbilical capaz de alumbrarla permanentemente, la plena conciencia de que si
esta región tiene un instrumento para la integración, tiene un compromiso
vinculante para llevarla a cabo, y no la lleva a cabo, habrá una
defección. Y esa defección quizá no damos cuenta, o no rendimos cuenta en
términos perentorios e inmediatos, pero sí da cuenta la recapitulación de
la historia.
Cuando somos capaces de hacer cosas y no las hacemos,
dejamos el espacio para que quienes nos sucedan, legítimamente adviertan
nuestra falencia, nuestra omisión, nuestra renuncia. Por eso esto es
afirmación, no es sólo compromiso, es afirmación.
Y hay temas específicos, grandes y pequeños. Temas
grandes son sin duda la creación de este espacio, de América desde ALADI,
con sus dos vertientes, con su vertiente integracionista clásica y con su
vertiente política, buscando que los modelos que se adopten o se examinen,
tengan la espontaneidad de la necesaria afirmación de lo que estamos
buscando que la integración se constituya en el hábitat desde el cual los
momentos superiores de la integración lleguen natural y espontáneamente,
como ha sucedido en Europa, donde planteada la integración de los recursos,
extendía luego al derecho comunitario, concluyo en la adopción de
políticas macroeconómicas básicamente únicas y en políticas exteriores
concertadas.
Ese "in crescendo", natural, reflexivo y la
contribución que desde aquí podemos dar a ello, constituyen para nosotros
sin ninguna duda una de las mayores y centrales motivaciones.
La ALADI, tiene temas, tiene herramental jurídico y
órganos dotados de las competencias necesarias, pero tiene pocos recursos.
El Secretario General con indelegable persuasión -porque
le ha tocado vivir estos tiempos de penurias- se ha convertido en un
técnico en la administración del déficit, nos ha dicho, que hay un
endeudamiento fuerte. No se trata de una solución mágica que hoy ponga
sobre la mesa los respectivos cheques, por más que ello causaría una
alegría casi infinita, sino que se trata de encontrar fórmulas de medidas
en que cada uno de los Estados parte de esta asociación, reafirme ese
compromiso en base a un programa de trabajo, a un plan de acción, a unas
etapas predefinidas en que la contribución no será una contribución
abstracta a una suerte de presupuesto que pudiera sentirse alejado del
interés específico y concreto de los países miembros.
Busquemos pues trabajar en ello; me prevaleceré de la
experiencia del Secretario Rojas que estará acá con nosotros varios meses
y que nos permitirá en otras instancias posteriores, entrar en la letra
chica de estas cosas, sumamente trascendentes por cierto.
Tiene pues, una razón de ser, tiene los instrumentos,
tiene temas y tiene propósitos y tiene escasos medios.
Si logramos proporcionar los objetivos y los medios,
estoy seguro que dentro de no mucho tiempo podremos sentarnos aquí
nuevamente, a nivel del Comité de Representantes, a nivel de las
conferencias especiales que se nos sugería, a nivel del propio Consejos de
Ministros o de la conferencia de evaluación, nos podremos sentar aquí para
comenzar a dar cuenta de la obtención de algunos de estos logros.
Para cerrar mis palabras: hemos dicho que ALADI existe,
pero debemos darle más divisibilidad.
ALADI, nació con su antecesor ALAL, rodeada de una masa
esperanzada en un momento en que la integración era un modelo nuevo o cuasi
nuevo que la región estrenaba.
Han pasado décadas, y hoy los pueblos sienten un cierto
alejamiento de estos emprendimientos imaginativos que en su tiempo los
dirigentes políticos y económicos ensayaron. Es necesario devolverle en
este nivel a la gente, la mirada sobre esta organización. Hay fatiga en lo
organismos multilaterales, en todos los organismos multilaterales, la fatiga
del modelo de varias décadas, la fatiga de la distancia entre la idea y la
realidad, la fatiga de la demanda insatisfecha, y ya no como producto del
déficit institucional, como producto de una suerte de divorcio o al menos
de separación, entre el quehacer de la organización y la cosecha directa
del cultivo efectuado.
Esta es una tarea sumamente importante de aproximación y
esta aproximación no la va a hacer sólo la Secretaría, sería absurdo,
sería extremadamente irreal creer que sólo la Secretaría General puede
llevar a cabo esta tarea, esta tarea se hace con los gobiernos, con los
pueblos, prevalecidos además de que los pueblos suman a los gobiernos y
recíprocamente los gobiernos suman a los pueblos.
El representante le debe agregar al representado, y el
representado le debe de dar al representante ideas y lineamientos claros de
cómo conducir su acción, su conducta, su responsabilidad.
Por eso veo con gran entusiasmo la frecuente invocación
que hoy se ha hecho a dos verbos, que me parecen fundamentales: cooperar y
coordinar; cooperar y coordinar. Coordinar con la Comunidad Andina,
coordinar con el MERCOSUR, coordinar también con el Sistema de Integración
Latinoamericano, coordinar también, ciertamente con organizaciones de fuera
de la región.
Sé que el Embajador -que nos deja como Secretario
General en el mes de marzo- ha realizado intentos en ese sentido. Yo mismo
he participado aquí en esta misma sala, en esos encuentros, en algunas
otras ocasiones.
Pero debemos quizás, desde el momento en que nuestro
proceso de identificación de un modelo de integración acorde a estos
tiempos, y acogiendo a esa demanda externa que hoy tenemos de expresar una
voluntad unívoca, con ello aumente nuestra capacidad de persuasión en la
negociación internacional.
No es concebible que América Latina no tenga más peso
en la negociación externa, no es concebible que en el ámbito universal,
América Latina tenga que auto-explicarse cuando ya está explicada
suficientemente, y no es necesario leer el libro de Arturo Ardao, para saber
que está explicada desde el nacimiento mismo de un pueblo que quiso renovar
su condición de origen a través de la palabra y a través del pensamiento.
Por eso el pilar académico también lo necesitamos, es
necesario pensar. Nada se hace con un cimiento sólido, sin pensar, sin
atribuirle a la acción el referente de la inspiración, sin darle al acto o
al hecho el imaginario de una idea.
Esto -creo yo- nos conduce inexorablemente a que volvamos
a hablar de la integración, no solo ya desde los términos operativos de
una Secretaría General, sino desde los términos profundos, básicos, de
interrogantes mayores, qué queremos ser, hacia dónde nos queremos dirigir,
cómo queremos consolidar esta zona como zona de paso, cómo podemos hacer
de esta región una región de tolerancia, cómo queremos hacer de este
mundo, que hoy nos muestra, en muchos aspectos, atribulados por temas
económicos, pero seguros de nuestro destino, de naciones, respetuosas las
unas de las otras, de poblaciones que aún teniendo marcadas diferencias
siguen apostando a un sistema civilizado de escogencia de sus dirigentes, de
elección de sus autoridades, en el marco de las libertades; libertades que
son las que alientan la idea; la idea en definitiva no puede vivir sin la
libertad.
Por eso dejo para el final el agradecimiento al
Secretario General, Rojas Penso.
Estar seis años en una organización es tiempo más que
bastante que para aprobar el compromiso con ella, y estimo que ello debe ser
valorado y reconocido por todos nosotros, especialmente nosotros mismos sede
de esta organización, atentos a su vida y desarrollo podemos testimoniar de
especial manera. Vaya pues hacia él nuestro reconocimiento.
Por último, decirles que una vez concluido el proceso
electoral que vive mi país, estaré plenamente abocado a la formulación de
un plan de trabajo. Ese plan de trabajo lo haremos de modo consulto con los
representantes de los gobiernos aquí presentes, y lo haremos tratando de
que el plan no sea el plan de la Secretaría, sino el plan de la ALADI, que
es mucho más que el de la Secretaría, y que es mucho más que la propia
ALADI, que es el plan de la integración latinoamericana. Desde esa
perspectiva, con esa convicción y desde el compromiso de saber que quienes
hemos estado en un gobierno, y en dos administraciones, durante casi diez
años, no sería entendible que la nominación y elección del día de hoy
liberara de un compromiso de pertenencia, hasta que el relevo natural del
sistema democrático así lo establezca.
Por ello excuso en los días siguientes la participación
desde este emprendimiento, pero la expectativa vigilante sobre él y el
compromiso renovado de esta mañana. Muchísimas gracias a todos.