21/10/04
BATLLE EN ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE TRAFALGAR
Con la presencia del Presidente Batlle, se realizó el
acto por el 199° Aniversario de la Batalla de Trafalgar, en el Salón de
Actos del Ministerio de Turismo.
En la oportunidad, además, el Presidente de la
República, Jorge Batlle, participó en la ceremonia de presentación y
exhibición de un cañón que integró la artillería del
"Agamemnon", nave de guerra de la flota inglesa que venció a su
similar franco-española en la Batalla de Trafalgar, librada el 21 de
octubre de 1805.
La ceremonia, que también tuvo carácter evocativo en el
199º aniversario de ese legendario enfrentamiento, se realizó a la entrada
del Ministerio de Turismo, en la rambla portuaria, asistiendo el Ministro
Pedro Bordaberry, así como otras altas autoridades civiles y también de la
Armada uruguaya.
El cañón es una pieza representativa del poderío
militar británico de la época en que Inglaterra sostenía una severa lucha
contra el imperio napoleónico por el predominio en Europa, marco en el cual
se libró el mencionado combate naval. La flota inglesa estaba al mando del
Almirante Horacio Nelson, quien cayó herido de muerte en el enfrentamiento.
Se asigna al cañón un valor de tres millones de
dólares. La pieza de artillería fue rescatada en las costas uruguayas y se
ha certificado su legitimidad y la pertenencia al HMS Agamemnon, uno de los
sesenta navíos con los cuales la corona inglesa enfrentó, en la
oportunidad, a las escuadras aliadas de Francia y España.
Esta mañana la reliquia fue presentada en la explanada
del Ministerio de Turismo, donde además actuó un conjunto de alumnos de
The British School, realizando una representación del hecho histórico.
HMS AGAMEMNON
El HMS Agamemnon, un navío de 64 cañones, es construido
en 1781 en Bucklershard, siendo destinado a la Indias Occidentales donde en
diciembre de 1781 participa en la captura de un convoy. En 1783, Horatio
Nelson es asignado al navío, participando en el bloqueo de Tolón y en
misiones a Nápoles y Túnez. Bajo el mando del Capitán Robert Devereux
Fancourt va con Nelson a Copenhague en 1801.
El 21 de octubre de 1805 interviene en el Combate de
Trafalgar bajo el mando del Capitán Edward Berry; dos miembros de su
tripulación mueren y ocho son heridos. Luego, es trasladado a las Indias
Occidentales donde el 29 de marzo, junto al Heureux, capturan el navío
francés Dame Ernouf aguas afuera de Barbados. En 1807 toma parte en la
expedición a Copenhague, y dos años más tarde, el 28 de junio de 1809, el
glorioso navío inglés naufraga a la entrada del Río de la Plata.
DECLARACIONES A LA PRENSA DEL PRESIDENTE DE LA
REPÚBLICA, JORGE BATLLE, DURANTE EL ACTO DE CONMEMORACIÓN DEL 199°
ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE TRAFALGAR
PERIODISTA: ¿Qué significa la Batalla de Trafalgar?
PRESIDENTE
BATLLE: Trafalgar es el episodio más importante de la historia del siglo
XIX y de parte del siglo XX. En Trafalgar, la flota española y la flota
francesa estaba toda comandada por Villeneuve, que luego cayó detenido
cuando su barco fue ocupado, abordado, y fue detenido en Inglaterra, luego
fue liberado y cuando llegó a Francia se suicidó el almirante Villeneuve.
Uno de los capitanes más importante españoles era Baltazar Hidalgo de
Cisneros; y, sin ninguna duda, la flota inglesa la ventaja que tuvo era que
en primer lugar tenían marinos mucho más hechos a la actividad propiamente
marinera, y además la idea táctica de Nelson en la batalla fue una cosa
absolutamente inédita.
Los barcos en aquella época, como era barcos que se
movían por el impulso del viento, combatían en línea, o sea, en líneas
paralelas. Nelson hizo una cosa muy extraña: tomando el viento a favor
dividió su flota en dos líneas, una comandada por él a bordo del Victory,
y otra mandada por Collingwood, y enfiló hacia la flota franco-hispánica y
la atravesó. Al atravesarla, como los barcos adversarios no llevan cañones
ni en la proa ni en la popa, entonces el barco que pasaba disparaba de las
dos bandas. Los franceses acostumbraban a disparar abajo de la línea de
flotación, Nelson no. Nelson daba órdenes de disparar a los mástiles, por
tanto, caídos los mástiles los barcos quedaban como bañaderas flotantes
y, por tanto, se cazaban uno a uno y eso fue lo que pasó. Por eso la flota
inglesa no perdió un solo barco, y la flota francesa y española -salvo
aquellos que siguieron para Toulon, al principio, que estaban en la
vanguardia y eran tres o cuatro- prácticamente todas cayó en mano de los
ingleses.
Pero, luego, hubo una gran tormenta al día siguiente y
la tormenta hizo que casi todas las presas se perdieran, se hundieran o se
dieran contra la costa. Algunos barcos españoles pudieron refugiarse en
Cádiz, donde quedaron ahí impedidos de movilizarse para siempre, porque la
flota inglesa tenía un control del mar absoluto.
A partir de ese día, Inglaterra se hizo dueña del mar.
Como consecuencia de ese hecho, en 1810 hubo revolución de América contra
España, y España no pudo llegar más a América porque los ingleses no los
dejaban pasar, simplemente eso fue lo que cambió.
A partir de ese día, como ese día coincidió además
con el tiempo de la Revolución Industrial en Inglaterra; Inglaterra, que
había en su momento -que es un tiempo de la historia fantástico de
Miranda, fundamentalmente, con Pitt- había pensado Miranda tratar de
organizar desde Inglaterra una gran expedición para hacer una revolución
en toda América. Inglaterra hizo otro tipo de política, una política de
sentarse a proteger, a ayudar y estimular las revoluciones en América, para
poder estar presente con toda su producción industrial.
Y, entonces, de ahí surge el hecho de que los ingleses
hayan construido tres mil kilómetros de ferrocarril en el Uruguay; hayan
hecho lo que hicieron en materia de obras de infraestructura, al punto que
toda la economía de América del Sur, básicamente la economía de lo que
hoy es el MERCOSUR, el Cono Sur -Chile inclusive, Brasil, aunque también en
Colombia- toda esa economía estuvo signada por la presencia industrial y
comercial en un tiempo en donde la globalización era absoluta.
Cuando hablan de la globalización hoy, aquella era mucho
mejor que ésta, porque ésta es una globalización de vía única, o sea,
de allá para acá, mientras que aquella era una globalización de vía
doble.
Hay un estudio muy importante de esa época hecho por
unos economistas, o estadígrafos americanos, en donde muestran no solamente
la inversión, sino los salarios y precios. La convergencia de salarios y
precios en aquella época le permitió a estos países crecer enormemente,
tener una emigración que vino a radicarse y a crecer, recibir una
inversión formidable sin Banco Mundial, sin BID, sin Fondo Monetario, sin
nada. Y eso fue lo que hizo del Uruguay, hasta la segunda guerra mundial, un
país muchas veces mucho más rico que su propia producción, o que su
propio esfuerzo, porque estábamos dentro de un mundo que nos permitía
crecer.
PERIODISTA: ¿Sería mejor el mundo sin esos organismos?
PRESIDENTE BATLLE: No es que sería mejor el mundo sin
esos organismos, había otro tipo de organismos: estaba el Banco de Londres,
que era más fuerte en Salto que ninguna otra cosa, era Baring Brothers; o
sea, que los créditos existían igual.
PERIODISTA: Señor, le cambio de tema. Usted en agosto
del 2000, a casi comenzar su administración, creó la Comisión para la
Paz; de alguna manera, o de todas las maneras, el Estado por primera vez
reconoció oficialmente que había torturas y desapariciones. ¿Usted ...?
PRESIDENTE BATLLE: No, perdón, se equivoca señorita.
PERIODISTA: A ver.
PRESIDENTE BATLLE: El Estado no reconoció de esa manera
ninguna cosa; el Estado lo que se comprometió, a través de la Comisión
para la Paz, fue hacer toda una investigación a propósito de las 26 o 27
personas que habían desaparecido. O sea, que eso fue lo que se hizo y se
cumplió con ese objetivo, se enviaron los proyectos de leyes al Parlamento,
que seguramente los sancionará.
PERIODISTA: ¿Y usted cómo está viendo, la segunda
parte de la pregunta era usted cómo está viendo la campaña del Foro
Batllista que levanta parte del pasado?
PRESIDENTE BATLLE: No, perdóneme, no tiene nada que ver
con la Comisión para la Paz.
PERIODISTA: Pero el objetivo era encontrar "el
estado del alma".
PRESIDENTE BATLLE: Perdóneme, señorita, no tiene nada
que ver con la Comisión para la Paz, absolutamente nada. La Comisión para
la Paz es una cosa hecha para otra cosa y se cumplió con su objetivo. Lo
que cada uno dicen y lo que no dicen en la campaña electoral es
responsabilidad de cada uno de los que dicen.
PERIODISTA: Ahora, la Justicia quiere saber quién dio la
información a la Comisión para la Paz.
PRESIDENTE BATLLE: La Fiscal Guianze lo que plantea, y
hoy vi una respuesta del doctor Gonzalo Fernández que me parece una
respuesta totalmente ajustada, y el Poder Ejecutivo va a sacar una
resolución a propósito de ese tema.
PALABRAS DEL MINISTRO DE TURISMO, PEDRO BORDABERRY
MINISTRO
BORDABERRY: Señor Presidente, señor Ministro de Educación y Cultura,
señoras y señores. Antes que nada, creemos que tenemos que felicitar a los
jóvenes por la excelente representación que hicieron, lo que fue
espectacular.
Hace algunos días hacíamos una cosa similar en Sarandi,
cuando se recreaba también un momento de la historia del Uruguay, y hace
unos días más hacia atrás hacíamos una cosa parecida en Santa Teresa
cuando se recreaba la toma de la Fortaleza por los patriotas uruguayos al
mando de Leonardo Olivera.
Creo encontrar una cierta similitud con lo que he visto
mucho en el Pacifico Sur, cuando uno anda por la Samoa Occidental o por
Fiji, o mismo por Australia o por Nueva Zelanda, se encuentra con que -antes
de los eventos deportivos o los eventos de teatro- se hace una serie de
danzas, que no son danzas, sino que son representaciones. Y esas
representaciones son representaciones de momentos de la historia de esos
países, que no tenían escritura, que no tenían como trasmitir su propia
historia y lo hacían pasando de generación en generación la
representación de momentos de su historia. Un poco lo que acabamos de ver
acá, hace un ratito.
El haka famoso que nosotros lo vinculamos con algún
deporte en especial, no es más que una representación de un momento
fundamental en la vida de un guerrero maorí y lo mismo hacen los de Fiji,
los de la Samoa, los de las Islas Cook y una cantidad de más islas que
andan por ahí.
Nosotros tenemos la suerte de contar con libros y creo
que también es un buen consejo a los más jóvenes decirles que es bueno
que los leamos, para representar tan bien, como ellos han representado hoy,
este momento de la Batalla de Trafalgar. Y, también, que quizás lo más
importante con todos estos medios que tenemos hoy de reproducción, de ver
cómo fue la Batalla en aquel entonces, que tan importante como leer es
aprender a razonar toda la información que tanta cantidad ellos van a
disponer en el futuro, y seleccionar además de la cantidad de información
que hay. Hoy en el mundo se publicaron 4.000 libros, es el promedio de
libros que se publican por día en el mundo y no nos daría toda la vida
para leer todo eso. Pero es bueno poderlo seleccionar y poderlo razonar.
Nos parece que éste tipo de representaciones históricas
tiene un valor enorme, porque lo aprende uno mucho más que cualquier
persona como yo, hablándoles durante largo rato.
Estoy seguro que todos estos niños nunca más se olvidan
ni de las palabras de Nelson –"me muero después de cumplir mi deber,
gracias a Dios"- ni de lo que sucedió. Y tiene también la parte que
quizás nos interese de por qué lo hacemos en el Ministerio de Turismo:
tiene una gran repercusión y logra que Uruguay se haga presente en lugares
donde quizás sería muy difícil hacerlo.
Un programa Discovery, que se muestra en el mundo entero,
tiene un valor enorme para lo que es el Uruguay, y quizás un valor más
grande va a tener cuando el año que viene el Capitán Miranda, con éste
cañón que está ahí abajo, concurra a Londres a los festejos, a la
conmemoración de los 200 años de Trafalgar, como va a concurrir; es el
único cañón certificado que efectivamente participó en la batalla.
Creo que va a ser, sin lugar a dudas, la estrella de la
conmemoración, porque siendo el único que sobrevive, o por lo menos que ha
sido certificado como que participó, va a tener un interés enorme. Y no
solamente va a ser un aporte del Uruguay a esa conmemoración, sino que
quizás -devuelta en lo que nos interesa a los que trabajamos en turismo- la
gente va a ver que eso está en un barco uruguayo y que está en el Uruguay.
Y nos va a servir no solamente para seguir acercando a las dos naciones,
como históricamente han estado cercanas, si no que además nos va a servir,
también, para que de nuevo la bandera uruguaya flameé esta vez allá, en
Londres, y que el mundo mire de nuevo al Uruguay.
Les agradezco en especial de nuevo a todos los niños,
los felicito a ellos y a sus maestras, a Mrs. Hill que anda por ahí y que
la llamé el lunes y le dije podrás armar algo como para el 21, porque el
año que viene en los 200 años queremos que el cañón vaya; y creo que
realmente armó una cosa muy linda. Gracias.
LA BATALLA DE TRAFALGAR
Napoleón idea un plan para invadir Inglaterra. Consiste
en enviar una escuadra franco-española a las Indias Occidentales y, cuando
los ingleses respondan enviando a su vez fuerzas navales allí, la escuadra
aliada debe volver inmediatamente para unirse con otros barcos del Ferrol,
Rochefort y Brest, y dirigirse al Canal de la Mancha, donde deberá
controlar el desembarco de 160.000 hombres en Inglaterra.
La primera fase de la misión se cumple. El almirante
francés Villeneuve logra salir de Toulon, donde estaba bloqueado por la
escuadra al mando de Nelson. Componen la flota francesa doce navíos de
línea: Plutón, Neptuno, Mont Blanc, Atlas, Berwick, Bucentaure,
Formidable, Intrépide, Swiftsure, Indomptable, Scipión y Aigle. El 10 de
abril llega a Cádiz y se le incorporan los navíos españoles Argonauta,
Terrible, España y Firme. El 14 de mayo llegan a la Martinica y el 16 de
mayo llega el San Rafael que había salido de Cádiz con un día de retraso.
Pero a la vuelta de las Indias Occidentales, la escuadra
franco-española se encuentra con Sir Robert Calder y parte de la Flota del
Canal, que estaba a la espera de la escuadra, ya que días antes un barco
había divisado a los navíos y llevó la noticia a Inglaterra.
El encuentro se efectúa a 25 leguas de distancia del
cabo Finisterre, pero a pesar de la superioridad numérica la ineficacia del
Almirante Villeneuve, que está al mando de la escuadra, permite a los
ingleses capturar dos navíos españoles, Firme y San Rafael.
La escuadra tiene que dirigirse a Vigo, donde entra el 27
de julio, para reparar los barcos y atender a los heridos. Una vez repuestos
se encaminan al Ferrol, pero tienen que dejar en Vigo los navíos España,
América y Atlas –por otra parte de deficientes condiciones de
navegabilidad- para su reparación. El Atlas se destina a hospital
provisional de 800 individuos.
El 2 de agosto entra Gravina en el Ferrol pero Villeneuve
continúa hacia la Coruña. En el Ferrol la escuadra se refuerza con los
navíos que los estaban esperando: Príncipe Asturias, Neptuno, Monarca, San
Agustín, San Fulgencio, San Francisco Asís, San Juan Nepomuceno,
Montañés y San Ildefonso. Villeneuve recibe la noticia de la pronta
llegada del Contralmirante francés Lallemand al puerto de Vigo con cinco
navíos. Manda a la fragata francesa Didon que avise a Lallemand para que se
dirija hacia Brest, donde tiene orden de Napoleón de ir para unirse a la
escuadra que allí se encuentra.
La fragata Didon es apresada y no llega a contactar con
Lallemand. Villeneuve decide salir el 13 de agosto, sin esperar a unirse a
Lallemand, pero el 15 cambia de rumbo y toma la decisión de poner proa a
Cádiz. Teme que en el Canal de la Mancha le esté aguardando una fuerza
considerable de barcos enemigos. Llega a Cádiz el 20 de agosto de 1805.
Napoleón monta en cólera al enterarse, levanta el
campamento donde estaban las tropas que debían desembarcar en Inglaterra, y
se encamina a Austria.
Ordena a Villeneuve que salga de Cádiz y se dirija a
Cartagena en busca de refuerzos y de allí que parta a Nápoles. Pero los
ingleses ya han bloqueado la salida de Cádiz.
El "Toque de Nelson"
El 28 de setiembre se une a la fuerza de bloqueo inglesa
Horatio Nelson, que releva el mando de Cuthbert Collingwood.
En los días siguientes Nelson invita a cenar a todos los
capitanes. Estas cenas tienen un carácter informal y en ellas Nelson
aprovecha para exponer su plan.
Dividirá su flota en dos divisiones; una de ellas
atravesará la línea del enemigo entre la retaguardia y el centro y se
concentrará en el tercio de la retaguardia.
La segunda división cortará la línea entre el centro y
la vanguardia, concentrándose en los barcos del centro. De esta forma la
vanguardia del enemigo tendrá que dar un círculo para volver y auxiliar al
resto de la flota.
Collingwood dirigirá la división que atacará la
retaguardia, y Nelson comandará el ataque por el centro. Los demás
capitanes tienen total libertad para causar mas daños a la escuadra
franco-española.
A este plan Nelson lo llamó "El Toque de
Nelson".
"Si se descubre la escuadra enemiga al viento en
línea de batalla, y que las dos columnas y la división de vanguardia
pueden alcanzar esa línea, esta probablemente tendrá tal extensión, que
la cabeza no podrá acudir al socorro de la cola. Por tanto es verosímil
que haré la señal al segundo comandante de cortarla hacia el duodécimo
navío, contando desde la cola, ó por donde pueda, sino puede llegar a esa
altura. Yo con mi columna atacaré hacia el centro y la división de
vanguardia atacará dos, tres ó cuatro navíos más arriba del centro, de
manera a tener la seguridad de atacar el navío del Comandante en Jefe de la
escuadra enemiga, buque que es preciso apresar a todo trance. El plan
general de la escuadra británica debe ser el de estrechar todos los buques
enemigos desde el segundo ó tercero mas allá del Comandante en Jefe
(suponiendo a este en el centro) hasta la cola de la línea ".
La flota aliada
Mientras tanto, en Cádiz, Villeneuve no tiene muy claro
lo que ha de hacer y el 8 de octubre celebra un consejo a bordo del
Bucentaure donde intervienen Villeneuve, los contra-almirantes Dumanoir y
Magon, y los capitanes de navío Cosmao, Maistral, Villegris y Prigny todos
por parte francesa, y los tenientes Gravina y Álava, jefes de escuadra
Escaño y Cisneros, y brigadieres Galiano y Churruca, por la parte
española.
Desde el principio Villeneuve pretende que la escuadra
salga de Cádiz, pero Gravina sensatamente le replica con las siguientes
palabras: "No apruebo, la salida del puerto de la escuadra combinada
porqué está muy avanzada la estación y los barómetros anuncian mal
tiempo. No tardaremos en tener vendaval duro y, por mi parte, creo que la
escuadra combinada haría mejor la guerra a los ingleses fondeada en Cádiz
que presentando una batalla decisiva. Ellos tienen con qué reponer las
naves que les destrocemos en un combate; pero ni España ni Francia cuentan
con los recursos marítimos de guerra que la Inglaterra posee. Además, el
reciente combate sobre cabo Finisterre ha hecho ver que la escuadra francesa
es espectadora pasiva de las desgracias de la nuestra. Sus buques han visto
que nos apresaban los navíos San Rafael y Firme y no hicieron ni un
movimiento para represarlos, no pudiendo hacerlo los nuestros por las muchas
averías que sufrieron de resultas del encuentro. Me temo mucho que en la
acción que vamos a tener suceda otro tanto...¿Por qué salir el almirante
francés de la bahía de Cádiz?. Aquí obligaríamos a los ingleses a
sostener un estrecho bloqueo, otro en Cartagena, donde hay armados fuerzas
navales, y sobre Tolón también otro. Para estos bloqueos tendrían que
hacer grandes sacrificios, con el sostenimiento de tres escuadras en un
invierno que está próximo y con las averías que forzosamente han de
tener, conseguiríamos ventajas equivalentes a un combate."
Este comentario termina convenciendo a todos y se acuerda
permanecer en Cádiz hasta que las fuerzas inglesas disminuyan.
Vísperas de la batalla
Nelson ordena atacar todo barco de avituallamiento que se
dirija a Cádiz, lo que agrava los problemas de la escuadra, que tiene
dificultad de aprovisionarse al estar Andalucía recuperándose de la
epidemia de fiebre amarilla que había matado a miles de personas y gran
parte del ganado.
En cambio, la flota de Nelson se prepara minuciosamente
para el combate. Las tripulaciones diariamente hacen prácticas de tiro y la
comida es generosa para todos.
Los ingleses sitúan fragatas a pocas leguas de Cádiz
para controlar todos los movimientos de la escuadra y así no ser vistos los
navíos que forman la flota británica, evitando que se pueda determinar el
número de navíos que la componen.
Villeneuve recibe una carta del ministro francés Decrés
informándole que se tiene que presentar en París y dejar su cargo a
Rosilly, que se encamina hacia Cádiz para relevarle.
El 17 de octubre Villeneuve recibe información del
servicio de inteligencia: cuatro buques británicos salían al mediterráneo
desde Gibraltar escoltando un convoy y otros dos buques se hallaban en
Gibraltar reaprovisionándose y sometidos a reparaciones.
Al día siguiente Villeneuve , pensando que la flota de
Nelson se ha debilitado con las bajas de los barcos antes indicados, se
decide a sacar la escuadra de Cádiz y así intentar conseguir la
reconciliación con el Emperador.
El 19 hace las convenientes señales para que toda la
escuadrase dé a la mar. Está compuesta por treinta y tres navíos; los
ingleses tienen veintisiete.
A las 6.00 horas aparece la señal <Izad velas y
adelante>; con sólo siete barcos fuera. El viento desaparece y reina la
calma, por lo que es necesario utilizar botes para remolcar el resto de la
escuadra. Al mediodía del 20 toda la escuadra se encuentra en mar abierto.
En Cádiz se presiente la catástrofe y en la Iglesia del Carmen es tal la
cantidad de gente que acude a rezar que se tienen que formar tandas para
entrar.
El tiempo que había permanecido la escuadra en Cádiz
había restado habilidad en los miembros de las tripulaciones, además los
navíos no estaban suficientemente equipados. Los españoles temen lo peor.
Movimientos en la zona
El 19 a las 9.30 horas el Mars repite la señal: 'El
enemigo empieza a salir del puerto' . Desde el Victory se iza la señal
'Persecución general, sudeste'. Nelson establece un sistema de seguimiento
de la escuadra, manda colocar dos fragatas cerca del enemigo para que
comuniquen los movimientos al Defence, éste al Colossus, éste al Mars y
por fin desde el Mars al Victory. Las comunicaciones durante la noche se
hacen con luces.
Durante el 20, la escuadra se dirige al sur, hacia el
estrecho de Gibraltar, alejándose del cabo de Trafalgar. La formación es
de tres columnas, pero muy irregulares debido a la poca experiencia de las
tripulaciones. A última hora de la tarde el viento sopla del oeste, lo que
permite que los barcos giren y se encaminen directamente al estrecho, pero
esta maniobra termina de desordenar la formación.
A las 19.00 horas en el Redutable se ven luces de señal
de los barcos de Nelson, y se lo informa a Villeneuve, pero las
comunicaciones en la escuadra combinada se hace mediante altavoz y hasta las
20.30 horas no llega el mensaje; Entonces Villeneuve ordena que la escuadra
se coloque en línea de batalla.
Mientras, en el Victory, Nelson está en cubierta
observando la escuadra combinada. El cirujano del barco observa que Nelson
lleva las condecoraciones cosidas a la chaqueta, siendo un blanco fácil,
pero antes de poder comunicárselo a Nelson, este se vuelve al grupo de
oficiales para desplegar un mensaje a toda la flota: 'Inglaterra espera que
todo hombre cumplirá con su deber' , y a continuación 'Atacad al enemigo
de cerca'.
En el San Juan Nepomuceno, Churruca mira por el
telescopio el mástil del Bucentaure a la espera de una solución, como no
se produce, sacude la cabeza y se dirige a su segundo al mando "
Nuestra vanguardia será aislada del cuerpo principal y nuestra retaguardia
se verá abrumada. La mitad de la línea estará obligada a permanecer
inactiva. El almirante francés no lo entiende. Sólo ha de actuar con
osadía, sólo ha de ordenar que los barcos de la vanguardia viren de nuevo
a sotavento y se sitúen detrás de la escuadra de retaguardia. Eso
colocaría al enemigo entre dos fuegos ", ¡Perdidos! ¡Perdidos!
¡Perdidos!.
El combate
A las doce menos cuarto el San Agustín dispara un primer
cañonazo, siguiéndole otro del Monarca. El Royal Sovereing manda la
columna de sotavento, que es la primera en tomar contacto con la escuadra
combinada.
El Royal Sovereing descubre una abertura entre el Santa
Ana y el Fougueux, se introduce por ella y descarga una andanada contra el
Santa Ana y contra el Fougueux. Ambos se reponen y responden al fuego.
El Santa Ana entonces se entabla con el Royal Sovereing.
Álava, conociendo que su enemigo quiere pasar a sotavento, pone toda su
gente a estribor.
Mientras, el Victory se lanza entre los navíos
Santísima Trinidad y Bucentaure, pero el general Cisneros junta el
Santísima con el Bucentaure y no deja hueco por donde pasar. Entonces el
Victory se lanza contra el Bucentaure y el barco que tiene en popa, el
Redoutable.
Villeneuve comienza a hacer señales a la división de
vanguardia para que vire y venga a reforzar el centro de la línea de
batalla, pero Dumanoir no quiere hacer caso de la orden y continúa rumbo
norte con su división. Pero un grupo de navíos -formado por el San
Agustín, San Francisco, Rayo y Heros- decide abandonar a Dumanoir y
dirigirse en ayuda del centro de la línea.
Desde el Redoutable se intenta lanzar los garfios de
sujeción por encima del Victory, para intentar el abordaje, pero el Victory
es mas alto. Mientras en las cofas del navío francés los francotiradores
barren la cubierta del Victory. Uno de ellos hace blanco en el propio
Nelson, que -gravemente herido- es bajado a la cubierta de sollado.
El Victory está a punto de ser tomado, pero en su ayuda
viene el Temeraire, por el costado desprotegido del Redoutable, y lanza una
descarga de sus cañones que produce una carnicería en el barco francés.
El Fougueux, maltrecho tras su primer encuentro con el
Royal Sovereing, acude a socorrer al Redoutable. Se juntan los cuatro barcos
que quedan enganchados por sus costados.
El Redoutable pierde el palo mayor y el de mesana,
desaparece su castillo de popa y cinco sextas partes de su tripulación
están fuera de combate; tiene que arriar la bandera y es remolcado por el
Swiftburne.
El Bucentaure se queda junto al Santísima Trinidad
rodeado de barcos enemigos. Mas de la mitad de su tripulación y oficiales
están heridos ó muertos. Villeneuve recorre la cubierta diciendo "
Entre la carnicería que me rodea, ¿No hay una bala destinada a mí?
". Poco después arría su bandera.
El Santísima Trinidad se queda solo rodeado de siete
navíos ingleses, pero todavía sostiene el fuego. El capitán del África
envía un oficial a aceptar la rendición del navío, pero es cortésmente
escoltado de vuelta a su bote y se reanudan los disparos por más de una
hora, hasta que ni para las bombas de achicar, ni para los cañones, hay
hombres.
Entonces el barco se rinde. Es un bamboleante casco
gigantesco y sin mástiles. Se niega a hundirse durante casi tres días,
mientras los tripulantes de los barcos británicos Ajax y Revenge tiran a
los muertos por la borda y bajan todos los heridos que pueden a los botes,
pero el día 24 se rompen los cables de remolque y se hunde. De las
escotillas asciende un aullido espantoso: son los infortunados marinos
atrapados en la cubierta inferior.
El San Agustín, que se había dirigido en ayuda del
Santísima Trinidad, es interceptado por el Leviatán. No hay ventaja por
ninguna de las partes, pero al poco llegan el Orion y Ajax en ayuda del
navío inglés y juntos al cabo de una hora rinden al San Agustín.
Dumanoir, al ver la situación del centro, decide por fin
dirigirse en su ayuda, pero al acercarse observa que todo está perdido y
que la posición de los ingleses es muy fuerte. Entonces vuelve a girar
hacia el oeste para huir de la batalla. El batallón lo forman el
Mont-Blanc, Duguay-Trouin, Scipion, Formidable, Neptuno e Intrepide. Estos
dos últimos, desatendiendo las órdenes, no quieren abandonar la batalla
sin participar en ella y se vuelven para combatir. Pero su intervención no
mejora la situación de la escuadra aliada.
La muerte de Nelson
La columna de observación, que cubre la retaguardia de
la escuadra combinada, se ve envuelta por navíos que siguen a Collingwood.
El principal objetivo es el apresamiento del buque insignia del general
Gravina, el Príncipe de Asturias. Este tiene que luchar contra los navíos
Defiance y Revenge. El San Ildefonso, que se halla adelante de Gravina, vira
en redondo para equilibrar la pelea, pero al notarlo los navíos ingleses
Dreadnought, Poliphemus y Thunderer arriban á todo trapo sobre los
españoles, teniendo el San Ildefonso que arriar la bandera después de una
defensa desesperada.
El Príncipe de Asturias se queda solo. El brazo de
Gravina ha sido arrancado, y los palos de mesana y mayor amenazan con
venirse abajo. Pero el San Justo y Neptune consiguen llegar hasta él.
Gravina indica a la fragata Thémis que lo remolque y da instrucciones a los
demás barcos que puedan navegar, que lo sigan hasta Cádiz.
Con once navíos casi destrozados pone rumbo a Cádiz.
Atrás queda el San Juan Nepomuceno, desarbolado , acribillado, y muerto su
comandante Cosme Damián Churruca. Una bala de cañón lo derribó, pero el
se levantó diciendo "Esto no es nada, siga el fuego"; al poco
tiempo muere desangrado. El San Juan Nepomuceno es apresado al no poder
seguir a Gravina. Tampoco el Achilles puede seguirlos. Un incendio se ha
declarado en la cofa del trinquete y empieza a propagarse por la cubierta.
La tripulación, al no poder apagar el fuego se tira por la borda. Al poco
tiempo las llamas alcanzan la Santa Bárbara y el Achilles salta por los
aires. El estruendo sobrepasa el ruido de la batalla y todo el mundo
suspende momentáneamente el combate.
Nelson ha muerto y Collingwood manda ahora la flota
británica. La última orden de Nelson es que la flota ancle ante el
temporal que se avecina, pero Collingwood no lo hace así. Durante casi una
semana, la tempestad que azota la costa de Cádiz fue peor que el propio
combate.
El Redoutable, que es remolcado por el Swiftsure, se
hunde con muchos de los heridos todavía abordo.
El Bucentaure, sin mástiles, encalla en la playa cercana
al puerto. Los tripulantes son británicos que conducen la presa hacia
Gibraltar. Estos son acogidos con hospitalidad por los gaditanos.
Desde Cádiz salen varios navíos para intentar recuperar
a los apresados. Son: Asís, Montañés, San Justo y Rayo que salen en busca
del Santa Ana; Más adelante se les une dos navíos franceses. El Santa Ana
es recuperado pero debe ser remolcado a causa del mal estado del casco por
la fragata Themis.
El rayo es arrastrado a la costa y allí embarranca,
igual que el San Francisco, Monarca y Neptuno.
El Saldo de la Batalla
Las pérdidas españolas fueron de 1.022 muertos y 1.383
heridos. Las británicas de 1.609 muertos ó heridos, y los franceses
perdieron más de 3.000 hombres y más de 1.000 fueron heridos.
Los barcos huidos bajo el mando de Dumanoir fueron
interceptados el 2 de noviembre a la altura del cabo Finisterre por el
capitán Strachan's, que esta intentando capturar al escuadrón de Allemand.
La victoria sobre el combinado franco-español permitió
a Inglaterra tener la supremacía naval en los siguientes 100 años.
Napoleón no consiguió volver a tener una escuadra capaz
de asegurar un desembarco en Inglaterra, y su objetivo jamás se
realizaría.
España no perdió su armada aquí; sólo perdió diez
navíos que quedaron contrarrestados con los seis que se capturaron a
Francia en el inicio de la guerra de la Independencia. Pero para poder dotar
a todos los barcos que participaron en el combate se tuvieron que utilizar
los fondos de amortización, un tanto sobre las fincas pertenecientes a la
iglesia concedido al Rey por el Papa, un empréstito de cien millones de
reales en acciones, transmisibles por endoso, y el producto de algunas
contribuciones nuevas. Además no se recibían caudales de América por el
cerco inglés. Sin recursos, se vio obligada a desguazar barcos para poder
equipar a otros, e incluso para leña .