12/09/04

URUGUAY TIENE EL CRECIMIENTO MÁS ALTO DE SU HISTORIA

El Ministro Aguirrezabala afirmó que el país tiene el crecimiento más alto de su historia, con una producción agropecuaria que en 5 años creció el 25% y con exportaciones que crecerán un 30% éste año.

PALABRAS DEL MINISTRO DE GANADERÍA, AGRICULTURA Y PESCA, MARTÍN AGUIRREZABALA, EN EL ACTO DE CLAUSURA DE LA 99° EXPOSICIÓN INTERNACIONAL DE GANADERIA Y MUESTRA INTERNACIONAL, AGRO-INDUSTRIAL Y COMERCIAL EXPO PRADO 2004
12/09/2004

MINISTRO AGUIRREZABALA: Señor Presidente de la República Oriental del Uruguay, don Jorge Batlle Ibáñez, señor presidente de la Asociación Rural del Uruguay, doctor Fernando Alfonso, señores Ministros de Estado, señor Secretario de Agricultura de nuestra hermana República de Río Grande del Sur, señores legisladores, señores representantes del Cuerpo Diplomático, autoridades nacionales y departamentales, señores representantes de las agremiaciones rurales de nuestros vecinos países; señoras y señores:

Hace aproximadamente un año, en esta misma tribuna, mi discurso tuvo esencialmente un eje temático, que se resume en dos palabras: "SE PUEDE".

Ese "SE PUEDE" era y es, a un tiempo, una expresión de confianza, una expresión de compromiso y una arenga a construir juntos: PODEMOS; ¡vaya si PODEMOS!

En aquel momento, la recuperación sectorial era apenas evidente y el país iniciaba una senda de crecimiento incipiente, sin embargo, el esfuerzo mancomunado de todos permitió consolidar lo que algunos no creían.

El Uruguay enfrenta hoy un crecimiento económico que es el más alto de su historia.

A Influjo de la recuperación de su sector primario y una nueva inserción en el mundo, la economía uruguaya crece vigorosamente.

En los últimos cinco años, entre el 2000 y el 2004, el sector agropecuario creció 25%, a pesar de haber caído durante el 2000 y el 2001. En cinco años, la producción agropecuaria creció casi la mitad que en los anteriores cuarenta y cinco años.

Estamos frente a la fase de crecimiento sectorial más prolongada y más pronunciada de la historia económica del Uruguay.

El sector ganadero ostenta la producción más alta de su historia, con exportaciones cárnicas que crecen más de 70% en un año y alcanzan cifras que superan no sólo los máximos registros históricos, sino también los pronósticos más optimistas.

Uruguay exporta hoy más carne que Argentina, con un stock que es un 20 por ciento del de nuestros vecinos.

El sector lácteo muestra un crecimiento de más de 12 por ciento en producción, superando todos los registros históricos de remisión de leche a pesar del efecto de la sequía otoñal y seguramente superará ese guarismo al culminar el año.

La producción de granos de la presente zafra es la más voluminosa de la historia, con una combinación de rendimientos destacadísimos y áreas crecientes.

El valor bruto de la producción granjera, incluyendo la citricultura, la fruticultura, la horticultura, la apicultura, la avicultura, la suinicultura y la vitivinicultura, creció de 348 millones de dólares a 448 millones de dólares.

El sector forestal emerge con vigor, proyectándose como un gran actor hacia el futuro.

Si comparamos éste período de crecimiento con otros anteriores, encontraremos no solo que es el más largo y pronunciado, sino que se da sobre la máxima inversión histórica, y paralelamente a una importante caída del endeudamiento, contrariamente a otros, donde la inversión se hizo con fuerte crecimiento de la deuda. Ésta particularidad, así como la notoria diversificación de nuestros mercados, hacen ese crecimiento más sostenible en el tiempo.

La inversión bruta en el sector estimada para el 2004 es cercana a los 600 millones de dólares, aproximadamente un 35 por ciento del producto sectorial.

La deuda sectorial ha caído más de 400 millones de dólares.

Estos resultados no son frutos del azar, son el resultado de un trabajo arduo y permanente, son el resultado de la inspiración y la traspiración de mucha gente que se ha dispuesto, una vez más, a sacar éste país adelante.

Son el resultado de políticas generales con objetivos claros y firmes: de crecer exportando, de apostar al crecimiento sobre la base del sector productivo, enfatizando su competitividad. Son el resultado de políticas sectoriales alineadas con esos objetivos y diseñadas, además, para que la mayoría de los actores sectoriales participen de ese crecimiento, se incorporen al mismo.

Esencialmente, son el resultado del trabajo diario de los productores, de los trabajadores rurales, de los industriales y de todos los orientales que de una u otra forma participan de esas cadenas agroindustriales. Del esfuerzo y del riesgo asumidos cuando el horizonte no tenía la claridad que tiene hoy.

De estos resultados nos beneficiamos todos. Las exportaciones de origen agropecuaria crecerán en este 2004 algo más de 30%. Ingresarán en el país algo más de 500 millones de dólares más que en el año 2003.

Este ingreso impacta en toda la economía del país. Más de la mitad del crecimiento del Uruguay en el año 2004, el año de mayor crecimiento de su historia, se origina en la cadena agroalimentaria.

El efecto de esta reactivación genera en toda la economía más de cuarenta mil empleos nuevos.

Esto no es una reivindicación sectorial, es un llamado de atención a toda la sociedad para que el Uruguay, todo, no desaproveche la enorme oportunidad de crecimiento que el sector le ofrece al país.

El sector es capaz, en pocos años, de duplicar sus exportaciones, superando largamente los cuatro mil millones de dólares.

Una política agresiva de acceso a mercados, una política sanitaria líder, una política monetaria libre, con un tipo de cambio real competitivo, una política fiscal austera, sin detracciones y con régimen de devolución de impuestos; un sector productivo de alta productividad y con tecnología adecuada, y un fuerte énfasis en la innovación, han sido y serán la base del desarrollo.

Cada vez que abrimos un nuevo mercado estamos generando oportunidades de trabajo para miles de uruguayos

Cada vez que exportamos un producto ampliamos la posibilidad de que otros trabajen para continuar y aumentar su producción.

Cada vez que exportamos un producto, ingresan divisas que se vuelcan a dinamizar la economía, a generar trabajo, a generar inversión, a mejorar nuestro consumo y calidad de vida, a hacer nuestra sociedad más próspera, a generar oportunidades para los más débiles.

No se puede repartir lo que no se tiene. No alcanza con tener buenas intenciones.

Una sociedad sin crecimiento es una sociedad sin esperanza. Sólo el crecimiento sostenido es garantía de mejora en la calidad de vida para todos. Sólo mirando al mundo podemos asegurarnos ese crecimiento sostenido.

El MERCOSUR debe ser nuestra plataforma de lanzamiento. El mundo debe ser nuestro destino. Uruguay tiene un horizonte de crecimiento infinito y permanente mirando al mundo.

Es necesario: exportar para crecer, es necesario competir para exportar, es necesario innovar para competir y es necesario saber para innovar.

Estas cumbres de hoy deben ser los cimientos del mañana.

Por eso no debemos detenernos. Nuestra competitividad se construye día a día. Debemos seguir trabajando como el primer día.

  • La implementación de la Trazabilidad.

  • El fortalecimiento permanente de los Sistemas de Sanidad.

  • La finalización de la instalación de las Cajas Negras.

  • El Plan de Promoción Ovina.

  • La instrumentación de la Ley de la Granja.

  • La instrumentación del Fondo Citrícola, del Fondo de Tierras, del Fondo Ganadero.

  • El desarrollo de un Programa de Seguros Agrícolas.

  • El Plan Piloto para valorización de cueros.

  • La instrumentación de un Programa para el pago de los subsidios forestales.

Son acciones que se encuentran en plena ejecución y seguramente rendirán, en las próximas semanas, nuevos frutos para mejorar la producción y la inversión en el sector.

La historia no se detiene. Si los orientales no queremos quedar a la vera del camino, no debemos detener nuestro avance. El mundo no espera mientras nosotros acomodamos el recado.

No se puede detener nuestro ritmo de transformación. No se puede detener nuestro constante trajinar por ser mejores, si queremos utilizar esta oportunidad de crecimiento para que les llegue a todos.

Uruguay puede y debe recorrer el camino de duplicar sus exportaciones agropecuarias en los próximos cinco años.

Existen estudios rigurosos, de diversas entidades, que permiten afirmar la real potencialidad de alcanzar la producción necesaria para ese resultado.

La duplicación de las exportaciones cárnicas, la irrupción en la escena de las exportaciones forestales, el crecimiento de la producción agrícola, el sostenimiento del crecimiento lechero y el desarrollo de una granja exportadora, serán la base de ese crecimiento, que ya tiene sus cimientos bien fundados.

Esto permitirá alcanzar, para todo el país, para toda la economía, en cinco años, un crecimiento superior al 20% y un crecimiento de la masa salarial equivalente a más de 150 mil empleos.

El Uruguay no debe perder esa oportunidad.

El desarrollo de una agroindustria eficiente y de servicios competitivos, sobre la base de un sector primario altamente productivo, constituye un camino inequívoco del desarrollo nacional.

Uruguay es un país con escasa población, muchos y muy buenos recursos naturales, excelente capacidad de sus recursos humanos, una red de caminos y comunicaciones destacadas y un prestigio internacional como productor confiable de alimentos y cumplidor responsable de sus obligaciones.

Este país puede duplicar su ingreso per cápita, manteniendo una estrategia agroindustrial exportadora apropiada. Aplicando su inteligencia y conocimiento a la industria agroalimentaria, incorporando valor sobre nuestras ventajas esenciales.

La producción primaria de alta productividad y calidad requiere insumos y servicios altamente especializados, requiere operarios calificados, requiere servicios de certificación públicos y privados, requiere cadenas de abastecimiento apropiadas, requiere servicios financieros más desarrollados, requiere nuevas tecnologías, requiere transportes, almacenajes, servicios de empaque, servicios de apoyo especializados.

La producción primaria de alta productividad y calidad promueve la inversión agroindustrial, que transforma y agrega valor a esos productos.

Uruguay comienza a recibir una fortísima inversión que se traduce en:

  • Puertos más eficientes para manejar esa producción.

  • Instalaciones de manejo y almacenamiento de granos.

  • Industria aceitera.

  • Industrias procesadoras de madera.

  • Una fuerte inversión en la industria frigorífica.

  • Una fuerte inversión en la industria textil.

  • Una fuerte inversión en la industria láctea.

  • Una muy fuerte inversión en procesamiento de frutas y hortalizas.

  • Una fuerte inversión en biotecnología.

Todas estas inversiones generan trabajo, desarrollan capacidades y generan nuevas oportunidades de desarrollo humano.

No existe camino alternativo.

Uruguay tiene ante sus ojos una oportunidad histórica de alcanzar un desarrollo armónico y sustentable en el tiempo, que integre eficazmente a todos sus habitantes, que reúna definitivamente su campo y su ciudad, su vaquería y su puerto, como nunca antes, bajo un destino común.

Vayamos juntos a conquistar el mundo, a reconquistar el derecho a ser la Suiza de América, a retener nuestro patrimonio de identidad.

El camino está trazado:

  • La conquista de mercados.

  • Una sanidad líder en el mundo.

  • Sistemas de certificación y trazabilidad.

  • Un cambio real y competitivo.

  • Mantener una política de austeridad fiscal que permita una política tributaria adecuada a un país productivo exportador, sin imponer tributos a las exportaciones y manteniendo un régimen apropiado de devolución de impuestos.

Valga la pena decir que el Uruguay hoy está cancelando la deuda de los orientales para adelante. Valga la pena decir que el Ministerio de Economía está re-comprando la deuda, dejándole a nuestros hijos -o a nuestros adversarios, o a nosotros mismos- una economía más saneada, que pagará menos intereses y que cobrará menos impuestos para pagar esos intereses y que cobrará menos impuestos para pagar esas deudas, porque ya la estamos pagando.

  • Mantener y promover políticas que fomenten la competencia y la transparencia en los mercados.

  • Mantener e incrementar acciones tendientes a mejorar la productividad y la eficiencia

  • Innovación permanente en el ámbito público y privado.

  • Cooperación permanente entre las instituciones públicas y privadas.

Estas han sido las claves para la salida de la crisis, estas serán las bases del desarrollo futuro. Junto a ellas, un componente imprescindible de actitud, que tan magistralmente expresara aquel "No te des por vencido ni aún vencido; no te sientas esclavo ni aún esclavo".

Estas palabras han retumbado innumerables ocasiones en mi mente, tantas veces como cuántas las adversidades dieron por tierra, una y otra vez, con esperanzas y esfuerzos de muchos. Sin embargo, de aquellos esfuerzos, de aquellas frustraciones, surgieron y seguirán surgiendo estos logros, estas alegrías.

Dice un fantástico soneto de Bernardez:

"Que no se goza bien de lo gozado, sino después de haberlo padecido

Porque después de todo he comprendido

que lo que el árbol tiene de florido

vive de lo que tiene sepultado".

Gracias, señor Presidente, por haberme conferido el honor de acompañarlo en esta patriada.

Gracias, por no haber perdido jamás el rumbo en la tormenta. Por tener claro el camino, y sobre todo por haber tenido bien en claro qué rumbos no tomar. Sin esa convicción no tendríamos esta realidad.

Gracias, a quiénes han hecho el gran esfuerzo de esta reactivación productiva: a los productores rurales y sus trabajadores, a ellos y a sus familias, a los que hacen la Patria en su trabajo diario.

Gracias, a los industriales y a sus trabajadores, a los proveedores de insumos y sus trabajadores, a los comerciantes, a los transportistas, a los funcionarios del Ministerio de Ganadería, a todos los que trabajan diariamente en mejorar e incrementar nuestra producción.

Gracias, a todos los que con su inteligencia, su dedicación y su riesgo contribuyen a engrandecer este país.

Gracias, a las instituciones rurales que, en la concordancia o en la discrepancia, supieron aportar para construir.

Gracias, a todos los orientales, sobre todo a los más humildes, que soportaron estoicamente momentos muy difíciles, y a muchos que todavía lo sufren. A ellos, nuestro compromiso de continuar trabajando para que todos salgamos adelante, para que el crecimiento les llegue a todos.

En lo personal, gracias a mi familia y a mis amigos, pero muy especialmente gracias a mis padres por haberme traído al mundo en la República Oriental del Uruguay.

Una gran nación en un pequeño territorio, un lugar en el mundo donde una vez un abuelo le podrá contar a sus nietos que hubo un terremoto, que hubo una gran crisis, pero hubo un pueblo capaz de reafirmar, una vez más, su identidad con su trabajo, en democracia, con libertad y tolerancia, con dignidad y con entereza. Una nación donde cuando se la necesita, queda mucha gente para cargar por la Patria, para construir el futuro. Porque, señor Presidente, sigue dando criollos, muy lindos criollos, el tiempo.

PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN RURAL DEL URUGUAY, FERNANDO ALFONSO, EN EL ACTO DE CLAUSURA DE LA 99° EXPOSICIÓN INTERNACIONAL DE GANADERIA Y MUESTRA INTERNACIONAL, AGRO-INDUSTRIAL Y COMERCIAL EXPO PRADO 2004
12/09/2004

Señor Presidente de la República, doctor Jorge Batlle, señor Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, señor secretario de Agricultura de Río Grande do Sul, señores ministros, señor presidente de la Sociedad Rural Argentina, señor presidente de la Federación de Agricultura de Río Grande do Sul, señor presidente de la Asociación Rural del Paraguay, autoridades nacionales y departamentales, señores embajadores, señores representantes de organismos internacionales, señores representantes de instituciones agropecuarias en nuestro país, señores expositores, señores socios de la Asociación Rural del Uruguay, señoras y señores.

Una vez más la Asociación Rural del Uruguay, y desde este momento, se apresta a clausurar una Exposición del Prado. En este caso la Exposición número 99° en forma ininterrumpida. No hemos investigado, y hubiera sido nimio e inútil hacerlo, si hay en el país algún otro evento que esté a punto de llegar a su edición 100. Pero a puro olfato creemos que si lo hay debe ser escasa su cantidad.

Por ese inexplicable afecto del ser humano a festejar, recordar o conmemorar las ediciones que lleva dígito cero al final, o sus caprichosas cuartas partes o mitades, deberemos esperar un año más para llegar a ese múltiplo mágico de diez. Número este, que además, nos da la valoración máxima de muchas mediciones y que otorga desde el oro Olímpico hasta la mayor calificación de postgrado.

¿Por qué esta disquisición aritmética, para empezar un discurso de clausura del evento más importante de la agropecuaria nacional?

¿Es que acaso estamos en condiciones de decir que el sector agropecuario esta próximo a la excelencia del puntaje perfecto? Quizás no. Pero aspirante al podio por lo menos.

Las condiciones que tiene hoy el sector son únicas en la historia del país, y los tres mil millones de dólares que vamos a exportar este año, son en buena medida producto del agro. Y este no es el techo. El sector está en condiciones de ofrecer al país, duplicar esta cifra en un término no mayor a cinco años, si logramos mantener la situación actual . Lograr el oro olímpico depende de gran parte de nosotros mismos, los uruguayos, y muy especialmente de quienes nos gobiernen desde el próximo 1º de Marzo y hasta la edición 104 de esta Exposición.

El trabajo que anunciábamos aquí el año pasado, ha logrado su objetivo de consensuar, entre la Asociación Rural del Uruguay y cada uno de los aspirantes a la Presidencia, que deja el hombre que aportó a la vaca ganadora, los grandes lineamientos que son imprescindibles y que no deberemos discutir más, si las posiciones intelectuales de quienes los han consensuado son honestas y se llevan a la práctica.

Hemos logrado un documento firmado por todos ellos que plasma esos lineamientos. Firmado, claro está, a los efectos formales, ya que nada hay más valido que la palabra dada, documento moral de mucho más peso que cualquier documento gráfico. Documento moral que hasta no hace mucho tiempo no necesitaba en este país del respaldo grafico del contrato sobre papel y en tinta; elementos perecederos contrapuestos a la perennidad del compromiso de los hombres de bien, sólo revocables con la palabra de la contraparte, ejerciendo también su condición de hombre de bien.

La frase popular de moda que dice: es lo que hay valor, encierra un grado de conformismo que no admitimos y ante el cual no nos resignamos. En realidad para que haya valores, no podemos contentarnos con lo que hay, la búsqueda de la recuperación de los valores perdidos debe ser la consigna de moda. Así como los hermanos en la familia deben mantener claro el concepto: de que si se pelean no tendrán a quien más abrazarse, así consideremos que tres millones somos muy pocos hermanos, como para darnos el lujo de pretender cada uno de nosotros valernos solos y sin apoyo de los demás. Entonces, nada valdrán estos acuerdos de caballeros que aún contamos entre la población demócrata a quienes proponen disolver el Parlamento Nacional o liberar a los delincuentes. Conceptos estos que deberían estar muy por encima de cualquier otro acuerdo sobre políticas económicas o administrativas dado que son conceptos que hacen a la ética y a la moral.

Ese documento que tengo aquí en mis manos y que puedo mostrar, fue propuesto y que quede claro, fue propuesto por la Asociación Rural del Uruguay a cada uno de ellos individualmente y considerado en nuestra sede en sendas visitas. Fue encarado sin pretender agotar toda la problemática del agro nacional, e intento priorizar aquellos grandes lineamientos que hagan posible consolidar este crecimiento, base imprescindible que permitirá abordar sí otras problemáticas de corte más puntual. Aquí el trabajo concluye fundamental, aunque no exclusivamente en la necesidad de comprender, que sin un perfil sólidamente consolidado, y comprendido por todos los integrantes de nuestra sociedad, el equipo exportador el país no tiene un gran futuro. Conste aquí que la Asociación Rural del Uruguay dice: un perfil exportador y no meramente agro exportador, dado que la problemática es común a todos los sectores que dedican su esfuerzo a exportar, sean bienes materiales o bienes intangibles. Sin el comprendimiento cabal de que nuestro mercado no puede ser acotado a tres millones de consumidores, que aún con el potencial económico para poder hacerlo serían físicamente incapaces de consumir todo lo que el país es capaz de producir; sin el comprendimiento cabal de que nuestro mercado deben ser los miles de millones que pueblan al mundo; sin el comprendimiento cabal de que no solo el MERCOSUR es nuestro mercado, porque además habitualmente nuestros socios viven la misma problemática síquica que nosotros, bien o mal casi simultáneamente. Sin el comprendimiento cabal de que no somos, o no deberíamos ser, argentino o Brasil-dependientes, y sino, pregúntenle a Chile si es o no posible la independencia económica, no llegaremos nunca a ser lo que merecemos ser: una verdadera nación que definitivamente aprenda a vivir por y de sí misma con el merecido bienestar interno que todos sus habitantes ansían y merecen.

Para lograr esa situación privilegiada es imprescindible un país dedicado a venderle al mundo, y para eso nos debemos dar condiciones que deberán ser axiomáticas. En forma muy esquemática el trabajo de la Asociación Rural del Uruguay deja ver que, al menos para el sector agroexportador, hay -repito, en forma muy esquemática- tres grandes limitantes: el valor de nuestra moneda, nuestro estatus sanitario y el clima. Dado que no está en nuestras manos poder manejar las bondades o reveses de la naturaleza, al menos dediquémonos a mejorar las variables que sí está en nuestras manos manejar. Uruguay ha logrado una situación sanitaria envidiable para un país exportador de carne, dado que está dando garantías de ser seguro frente a las dos enfermedades de mayor impacto económico de la actividad: fiebre aftosa y encefalitis espongiforme bovina. En cuanto a la fiebre aftosa, gozamos del privilegio de estar exportando en situación única a mercados vedados a otros países que vacunan. Lograda esta situación, lo único que tenemos que hacer es mantenerla e intentar consolidarla a nivel regional. En cuanto a la encefalitis espongiforme, somos uno de cuatro países en el mundo declarados provisionalmente libres del mal. Aquí sí hay que mejorar nuestros controles y hemos planteado soluciones a las que en buena medida también está dispuesta la industria. Hay que tomarlas a la mayor brevedad, ya que si un episodio de fiebre aftosa nos costó 730 millones de dólares en un año y la paralización de toda actividad, no queremos pensar lo que nos costaría uno de encefalitis. Sería el golpe definitivo, ya que el tiempo que llevaría volver a nuestro estatus sanitario anterior sería demasiado largo para mantenernos con vida.

Pero hemos dejado para el final el más importante de los tres puntos que habíamos mencionado: lo que popularmente -aunque no entre los técnicos- tenemos la desgracia de conocer como atraso cambiario y que no es otra cosa que inflación en dólares. Y para los que no somos técnicos en la materia, no es nada más y nada menos que el aumento progresivo y casi solapado de nuestros costos o presupuestos, y por lo tanto, de nuestra pérdida progresiva de capacidad para reinvertir en nuestro propio negocio. Y así progresivamente, producir cada vez menos productos exportables. No sólo hay que medir la ganancia o pérdida de competitividad externa, es imprescindible medir la pérdida de competitividad interna de las empresas para producir, ya que aún con competitividad externa asegurada, nada exportaremos si nada producimos. El atraso cambiario tendrá muchas explicaciones, nosotros creemos que ha sido una consecuencia del intento logrado de abatir la inflación en pesos y del intento absurdo de enjugar déficit fiscal con endeudamiento.

Hoy el país tiene su tarjeta de crédito internacional casi agotada y recurre al endeudamiento en pesos sobre la plaza local quitando esos pesos del mercado a tasas altas, estimulando la caída del precio del dólar, situación que ya hemos sufrido y que resultó casi letal. Todos sabemos cuáles son las causas del déficit fiscal que nos lleva a endeudarnos y así a la necesidad de este tipo de artilugios. Nuestro costo de funcionamiento estatal es superior a nuestro ingreso y es tan crónico el problema, que nos habíamos acostumbrado a fijar como objetivo un déficit menor al anterior, contentándonos tan solo con esa pírrica victoria sin apuntar a erradicar el déficit, apuntando sí al sano objetivo de lograr superávit.

Esta explicación no pretende ser técnica sino realista, y ojalá los productores no tuviéramos que hablar de macroeconomía, sino sólo de producción, ya que lo poco que hemos aprendido el asunto, lo hemos aprendido en las peores condiciones que al son del país todo nos haya tocado vivir.

Todos los candidatos a ocupar el sillón que deja el hombre que apostó a la vaca ganadora, han estado de acuerdo en expresar, que la trilogía letal no la debemos provocar nunca más: atraso cambiario, déficit fiscal y endeudamiento.

Han estado también de acuerdo en no aumentar y en lo posible bajar la presión impositiva sobre el sector y sobre la totalidad de la economía, basando la estructura impositiva, en impuestos que graven la renta real de las empresas.

El documento, es también expreso en cuanto al peso del Estado, ¡cuándo no!, y a la racionalización de su gasto, haciendo hincapié, en gastar menos y mejor, lo que coincide con nuestra visión de achicar déficit hasta promover superávit.

Otros temas también acordados, son en forma meramente enunciativa y sin profundizar en su análisis, lo siguiente:

Promover un marco regulatorio que aliente la competencia, la transparencia y el eficiente ejercicio de los derechos de propiedad. Promover el desarrollo de un mercado de capitales que facilite las posibilidades de financiamiento del sector, con participación de capitales de riesgo, el desarrollo de mercados futuros y de seguros adecuados a nuestra realidad.

Promover un sistema financiero sólido, con regulaciones eficientes que den cristalinidad al sistema y que a través de la competencia, permita que la tasa de interés llegue a los sectores productivos a precios internacionales.

Promover el fortalecimiento del sistema sanitario animal nacional, incrementando la vigilancia e implementando evoluciones de evaluaciones de riesgo precisas y severas, en nuestras importaciones de origen animal y en control estricto de la alimentación y el uso de drogas en nuestra población animal, valorizando nuestro sistema pastoril natural y a cielo abierto, otro elemento diferenciador de nuestro producto.

Promover la investigación y el cambio tecnológico, como elemento clave para el mantenimiento de la competitividad del sector, facilitar el acceso de la población rural a la educación y a la capacitación específica, e introducir cambios en los programas formales que dignifiquen y hagan conocer la ruralidad del país. Promover, mediante mejoras en las comunicaciones, servicios de salud, infraestructura vial y viviendas dignas, la integración de la población rural y su acceso a las comodidades de nuestro tiempo en igualdad de condiciones que para el resto de los habitantes del país.

Es el momento de agradecer, en primerísimo lugar, a todos los productores y trabajadores agropecuarios del país, ya que sin su esfuerzo el Uruguay no se estaría levantando como lo está haciendo.

Enseguida, a los socios de esta querida Asociación Rural del Uruguay, sin cuyo apoyo esta gestión hubiera sido estéril, especialmente a los integrantes de esta Junta Directiva, grupo inseparable e invalorable, sin cuyo apoyo y permanente actitud de bloque hubiera sido imposible lograr la coherencia con que creemos se ha actuado.

Finalmente, ya vinculado a esta exitosísima Expo Prado, nuestro agradecimiento a cabañeros y su personal, desde el novel debutante, que los hay varios este año, pasando por los experientes y hasta llegar a quien, como ser humano, ha dedicado su vida a la actividad gremial con el más puro sentimiento de servicio justo y honesto, soporte inquebrantable, proveedor permanente de confianza, ángel de la guarda de varios presidentes de ARU, que hoy cumple 55 años ininterrumpidos como expositor, el Dr. Gonzalo Chiarino Milans.

Nuestro agradecimiento también, a expositores comerciales e industriales, a las Cámaras de Comercio, a los ignotos e innumerables trabajadores uruguayos que han hecho posible esta muestra, a la prensa especializada y nacional, que nos ha acompañado y ha divulgado nuestro quehacer. Por supuesto también a los miles de visitantes con mención especial a nuestro colegas de instituciones agropecuarias de los países vecinos que año a año nos honran con su presencia. Y especialmente a nuestro funcionarios, para los que como es tradicional no hay ni horarios ni impedimentos a la hora de organizar este evento. En el plano personal tengo que agradecer a la institución haberme brindado el honor de presidirla por estos dos años, no creo haber merecido tal honor, pero puedo asegurarles que ha sido la máxima distinción personal que se me haya hecho y que la atesorare en mi fuero intimo por siempre.

Para cerrar vamos a apelar nuevamente a los pingos que hace tiempo imaginó el Lolo Sáenz, para que aquellos pingos del progreso, de raza indefinida que tuvieron que ser caballitos pobres, luego transformados en tiro pesado, que supieron cuartear al país resbalando en el fangal, pasen a ser ágiles velocistas y terminen en fondistas de largo aliento hay que darles el piso propicio, un piso firme y seguro, confiable, en el que alguna vez desarrollada toda su potencia prometa una llegada segura y una buena ración de recompensa, que sin recompensa no hay trabajo alegre.