12/09/04
URUGUAY TIENE EL CRECIMIENTO MÁS ALTO DE SU HISTORIA
El Ministro Aguirrezabala afirmó que el país tiene
el crecimiento más alto de su historia, con una producción agropecuaria
que en 5 años creció el 25% y con exportaciones que crecerán un 30% éste
año.
PALABRAS DEL MINISTRO DE GANADERÍA, AGRICULTURA Y PESCA,
MARTÍN AGUIRREZABALA, EN EL ACTO DE CLAUSURA DE LA 99° EXPOSICIÓN INTERNACIONAL DE GANADERIA
Y MUESTRA INTERNACIONAL, AGRO-INDUSTRIAL Y COMERCIAL EXPO PRADO 2004
12/09/2004
MINISTRO
AGUIRREZABALA: Señor Presidente de la República Oriental del Uruguay, don
Jorge Batlle Ibáñez, señor presidente de la Asociación Rural del
Uruguay, doctor Fernando Alfonso, señores Ministros de Estado, señor
Secretario de Agricultura de nuestra hermana República de Río Grande del
Sur, señores legisladores, señores representantes del Cuerpo Diplomático,
autoridades nacionales y departamentales, señores representantes de las
agremiaciones rurales de nuestros vecinos países; señoras y señores:
Hace aproximadamente un año, en esta misma tribuna, mi
discurso tuvo esencialmente un eje temático, que se resume en dos palabras:
"SE PUEDE".
Ese "SE PUEDE" era y es, a un tiempo, una
expresión de confianza, una expresión de compromiso y una arenga a
construir juntos: PODEMOS; ¡vaya si PODEMOS!
En aquel momento, la recuperación sectorial era apenas
evidente y el país iniciaba una senda de crecimiento incipiente, sin
embargo, el esfuerzo mancomunado de todos permitió consolidar lo que
algunos no creían.
El Uruguay enfrenta hoy un crecimiento económico que es
el más alto de su historia.
A Influjo de la recuperación de su sector primario y una
nueva inserción en el mundo, la economía uruguaya crece vigorosamente.
En los últimos cinco años, entre el 2000 y el 2004, el
sector agropecuario creció 25%, a pesar de haber caído durante el 2000 y
el 2001. En cinco años, la producción agropecuaria creció casi la mitad
que en los anteriores cuarenta y cinco años.
Estamos frente a la fase de crecimiento sectorial más
prolongada y más pronunciada de la historia económica del Uruguay.
El sector ganadero ostenta la producción más alta de su
historia, con exportaciones cárnicas que crecen más de 70% en un año y
alcanzan cifras que superan no sólo los máximos registros históricos,
sino también los pronósticos más optimistas.
Uruguay exporta hoy más carne que Argentina, con un
stock que es un 20 por ciento del de nuestros vecinos.
El sector lácteo muestra un crecimiento de más de 12
por ciento en producción, superando todos los registros históricos de
remisión de leche a pesar del efecto de la sequía otoñal y seguramente
superará ese guarismo al culminar el año.
La producción de granos de la presente zafra es la más
voluminosa de la historia, con una combinación de rendimientos
destacadísimos y áreas crecientes.
El valor bruto de la producción granjera, incluyendo la
citricultura, la fruticultura, la horticultura, la apicultura, la
avicultura, la suinicultura y la vitivinicultura, creció de 348 millones de
dólares a 448 millones de dólares.
El sector forestal emerge con vigor, proyectándose como
un gran actor hacia el futuro.
Si
comparamos éste período de crecimiento con otros anteriores, encontraremos
no solo que es el más largo y pronunciado, sino que se da sobre la máxima
inversión histórica, y paralelamente a una importante caída del
endeudamiento, contrariamente a otros, donde la inversión se hizo con
fuerte crecimiento de la deuda. Ésta particularidad, así como la notoria
diversificación de nuestros mercados, hacen ese crecimiento más sostenible
en el tiempo.
La inversión bruta en el sector estimada para el 2004 es
cercana a los 600 millones de dólares, aproximadamente un 35 por ciento del
producto sectorial.
La deuda sectorial ha caído más de 400 millones de
dólares.
Estos resultados no son frutos del azar, son el resultado
de un trabajo arduo y permanente, son el resultado de la inspiración y la
traspiración de mucha gente que se ha dispuesto, una vez más, a sacar
éste país adelante.
Son el resultado de políticas generales con objetivos
claros y firmes: de crecer exportando, de apostar al crecimiento sobre la
base del sector productivo, enfatizando su competitividad. Son el resultado
de políticas sectoriales alineadas con esos objetivos y diseñadas,
además, para que la mayoría de los actores sectoriales participen de ese
crecimiento, se incorporen al mismo.
Esencialmente, son el resultado del trabajo diario de los
productores, de los trabajadores rurales, de los industriales y de todos los
orientales que de una u otra forma participan de esas cadenas
agroindustriales. Del esfuerzo y del riesgo asumidos cuando el horizonte no
tenía la claridad que tiene hoy.
De estos resultados nos beneficiamos todos. Las
exportaciones de origen agropecuaria crecerán en este 2004 algo más de
30%. Ingresarán en el país algo más de 500 millones de dólares más que
en el año 2003.
Este ingreso impacta en toda la economía del país. Más
de la mitad del crecimiento del Uruguay en el año 2004, el año de mayor
crecimiento de su historia, se origina en la cadena agroalimentaria.
El efecto de esta reactivación genera en toda la
economía más de cuarenta mil empleos nuevos.
Esto no es una reivindicación sectorial, es un llamado
de atención a toda la sociedad para que el Uruguay, todo, no desaproveche
la enorme oportunidad de crecimiento que el sector le ofrece al país.
El sector es capaz, en pocos años, de duplicar sus
exportaciones, superando largamente los cuatro mil millones de dólares.
Una política agresiva de acceso a mercados, una
política sanitaria líder, una política monetaria libre, con un tipo de
cambio real competitivo, una política fiscal austera, sin detracciones y
con régimen de devolución de impuestos; un sector productivo de alta
productividad y con tecnología adecuada, y un fuerte énfasis en la
innovación, han sido y serán la base del desarrollo.
Cada vez que abrimos un nuevo mercado estamos generando
oportunidades de trabajo para miles de uruguayos
Cada vez que exportamos un producto ampliamos la
posibilidad de que otros trabajen para continuar y aumentar su producción.
Cada vez que exportamos un producto, ingresan divisas que
se vuelcan a dinamizar la economía, a generar trabajo, a generar
inversión, a mejorar nuestro consumo y calidad de vida, a hacer nuestra
sociedad más próspera, a generar oportunidades para los más débiles.
No se puede repartir lo que no se tiene. No alcanza con
tener buenas intenciones.
Una
sociedad sin crecimiento es una sociedad sin esperanza. Sólo el crecimiento
sostenido es garantía de mejora en la calidad de vida para todos. Sólo
mirando al mundo podemos asegurarnos ese crecimiento sostenido.
El MERCOSUR debe ser nuestra plataforma de lanzamiento.
El mundo debe ser nuestro destino. Uruguay tiene un horizonte de crecimiento
infinito y permanente mirando al mundo.
Es necesario: exportar para crecer, es necesario competir
para exportar, es necesario innovar para competir y es necesario saber para
innovar.
Estas cumbres de hoy deben ser los cimientos del mañana.
Por eso no debemos detenernos. Nuestra competitividad se
construye día a día. Debemos seguir trabajando como el primer día.
-
La implementación de la
Trazabilidad.
-
El fortalecimiento
permanente de los Sistemas de Sanidad.
-
La finalización de la
instalación de las Cajas Negras.
-
El Plan de Promoción Ovina.
-
La instrumentación de la
Ley de la Granja.
-
La instrumentación del
Fondo Citrícola, del Fondo de Tierras, del Fondo Ganadero.
-
El desarrollo de un Programa
de Seguros Agrícolas.
-
El Plan Piloto para
valorización de cueros.
-
La instrumentación de un Programa para el pago de
los subsidios forestales.
Son acciones que se encuentran en plena ejecución y
seguramente rendirán, en las próximas semanas, nuevos frutos para mejorar
la producción y la inversión en el sector.
La historia no se detiene. Si los orientales no queremos
quedar a la vera del camino, no debemos detener nuestro avance. El mundo no
espera mientras nosotros acomodamos el recado.
No se puede detener nuestro ritmo de transformación. No
se puede detener nuestro constante trajinar por ser mejores, si queremos
utilizar esta oportunidad de crecimiento para que les llegue a todos.
Uruguay puede y debe recorrer el camino de duplicar sus
exportaciones agropecuarias en los próximos cinco años.
Existen estudios rigurosos, de diversas entidades, que
permiten afirmar la real potencialidad de alcanzar la producción necesaria
para ese resultado.
La duplicación de las exportaciones cárnicas, la
irrupción en la escena de las exportaciones forestales, el crecimiento de
la producción agrícola, el sostenimiento del crecimiento lechero y el
desarrollo de una granja exportadora, serán la base de ese crecimiento, que
ya tiene sus cimientos bien fundados.
Esto permitirá alcanzar, para todo el país, para toda
la economía, en cinco años, un crecimiento superior al 20% y un
crecimiento de la masa salarial equivalente a más de 150 mil empleos.
El Uruguay no debe perder esa oportunidad.
El desarrollo de una agroindustria eficiente y de
servicios competitivos, sobre la base de un sector primario altamente
productivo, constituye un camino inequívoco del desarrollo nacional.
Uruguay es un país con escasa población, muchos y muy
buenos recursos naturales, excelente capacidad de sus recursos humanos, una
red de caminos y comunicaciones destacadas y un prestigio internacional como
productor confiable de alimentos y cumplidor responsable de sus
obligaciones.
Este país puede duplicar su ingreso per cápita,
manteniendo una estrategia agroindustrial exportadora apropiada. Aplicando
su inteligencia y conocimiento a la industria agroalimentaria, incorporando
valor sobre nuestras ventajas esenciales.
La
producción primaria de alta productividad y calidad requiere insumos y
servicios altamente especializados, requiere operarios calificados, requiere
servicios de certificación públicos y privados, requiere cadenas de
abastecimiento apropiadas, requiere servicios financieros más
desarrollados, requiere nuevas tecnologías, requiere transportes,
almacenajes, servicios de empaque, servicios de apoyo especializados.
La producción primaria de alta productividad y calidad
promueve la inversión agroindustrial, que transforma y agrega valor a esos
productos.
Uruguay comienza a recibir una fortísima inversión que
se traduce en:
-
Puertos más eficientes para
manejar esa producción.
-
Instalaciones de manejo y
almacenamiento de granos.
-
Industria aceitera.
-
Industrias procesadoras de
madera.
-
Una fuerte inversión en la
industria frigorífica.
-
Una fuerte inversión en la
industria textil.
-
Una fuerte inversión en la
industria láctea.
-
Una muy fuerte inversión en
procesamiento de frutas y hortalizas.
-
Una fuerte inversión en biotecnología.
Todas estas inversiones generan trabajo, desarrollan
capacidades y generan nuevas oportunidades de desarrollo humano.
No existe camino alternativo.
Uruguay tiene ante sus ojos una oportunidad histórica de
alcanzar un desarrollo armónico y sustentable en el tiempo, que integre
eficazmente a todos sus habitantes, que reúna definitivamente su campo y su
ciudad, su vaquería y su puerto, como nunca antes, bajo un destino común.
Vayamos juntos a conquistar el mundo, a reconquistar el
derecho a ser la Suiza de América, a retener nuestro patrimonio de
identidad.
El camino está trazado:
-
La conquista de mercados.
-
Una sanidad líder en el
mundo.
-
Sistemas de certificación y
trazabilidad.
-
Un cambio real y
competitivo.
-
Mantener una política de austeridad fiscal que
permita una política tributaria adecuada a un país productivo
exportador, sin imponer tributos a las exportaciones y manteniendo un
régimen apropiado de devolución de impuestos.
Valga la pena decir que el Uruguay hoy está cancelando
la deuda de los orientales para adelante. Valga la pena decir que el
Ministerio de Economía está re-comprando la deuda, dejándole a nuestros
hijos -o a nuestros adversarios, o a nosotros mismos- una economía más
saneada, que pagará menos intereses y que cobrará menos impuestos para
pagar esos intereses y que cobrará menos impuestos para pagar esas deudas,
porque ya la estamos pagando.
-
Mantener y promover
políticas que fomenten la competencia y la transparencia en los
mercados.
-
Mantener e incrementar
acciones tendientes a mejorar la productividad y la eficiencia
-
Innovación permanente en el
ámbito público y privado.
-
Cooperación permanente entre las instituciones
públicas y privadas.
Estas han sido las claves para la salida de la crisis,
estas serán las bases del desarrollo futuro. Junto a ellas, un componente
imprescindible de actitud, que tan magistralmente expresara aquel "No
te des por vencido ni aún vencido; no te sientas esclavo ni aún
esclavo".
Estas palabras han retumbado innumerables ocasiones en mi
mente, tantas veces como cuántas las adversidades dieron por tierra, una y
otra vez, con esperanzas y esfuerzos de muchos. Sin embargo, de aquellos
esfuerzos, de aquellas frustraciones, surgieron y seguirán surgiendo estos
logros, estas alegrías.
Dice un fantástico soneto de Bernardez:
"Que no se goza bien de lo gozado, sino después de
haberlo padecido
Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado".
Gracias, señor Presidente, por haberme conferido el
honor de acompañarlo en esta patriada.
Gracias, por no haber perdido jamás el rumbo en la
tormenta. Por tener claro el camino, y sobre todo por haber tenido bien en
claro qué rumbos no tomar. Sin esa convicción no tendríamos esta
realidad.
Gracias, a quiénes han hecho el gran esfuerzo de esta
reactivación productiva: a los productores rurales y sus trabajadores, a
ellos y a sus familias, a los que hacen la Patria en su trabajo diario.
Gracias, a los industriales y a sus trabajadores, a los
proveedores de insumos y sus trabajadores, a los comerciantes, a los
transportistas, a los funcionarios del Ministerio de Ganadería, a todos los
que trabajan diariamente en mejorar e incrementar nuestra producción.
Gracias, a todos los que con su inteligencia, su
dedicación y su riesgo contribuyen a engrandecer este país.
Gracias, a las instituciones rurales que, en la
concordancia o en la discrepancia, supieron aportar para construir.
Gracias, a todos los orientales, sobre todo a los más
humildes, que soportaron estoicamente momentos muy difíciles, y a muchos
que todavía lo sufren. A ellos, nuestro compromiso de continuar trabajando
para que todos salgamos adelante, para que el crecimiento les llegue a
todos.
En lo personal, gracias a mi familia y a mis amigos, pero
muy especialmente gracias a mis padres por haberme traído al mundo en la
República Oriental del Uruguay.
Una gran nación en un pequeño territorio, un lugar en
el mundo donde una vez un abuelo le podrá contar a sus nietos que hubo un
terremoto, que hubo una gran crisis, pero hubo un pueblo capaz de reafirmar,
una vez más, su identidad con su trabajo, en democracia, con libertad y
tolerancia, con dignidad y con entereza. Una nación donde cuando se la
necesita, queda mucha gente para cargar por la Patria, para construir el
futuro. Porque, señor Presidente, sigue dando criollos, muy lindos
criollos, el tiempo.
PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN RURAL DEL
URUGUAY, FERNANDO
ALFONSO, EN EL ACTO DE CLAUSURA DE LA 99° EXPOSICIÓN INTERNACIONAL DE GANADERIA
Y MUESTRA INTERNACIONAL, AGRO-INDUSTRIAL Y COMERCIAL EXPO PRADO 2004
12/09/2004
Señor
Presidente de la República, doctor Jorge Batlle, señor Ministro de
Ganadería, Agricultura y Pesca, señor secretario de Agricultura de Río
Grande do Sul, señores ministros, señor presidente de la Sociedad Rural
Argentina, señor presidente de la Federación de Agricultura de Río Grande
do Sul, señor presidente de la Asociación Rural del Paraguay, autoridades
nacionales y departamentales, señores embajadores, señores representantes
de organismos internacionales, señores representantes de instituciones
agropecuarias en nuestro país, señores expositores, señores socios de la
Asociación Rural del Uruguay, señoras y señores.
Una vez más la Asociación Rural del Uruguay, y desde
este momento, se apresta a clausurar una Exposición del Prado. En este caso
la Exposición número 99° en forma ininterrumpida. No hemos investigado, y
hubiera sido nimio e inútil hacerlo, si hay en el país algún otro evento
que esté a punto de llegar a su edición 100. Pero a puro olfato creemos
que si lo hay debe ser escasa su cantidad.
Por ese inexplicable afecto del ser humano a festejar,
recordar o conmemorar las ediciones que lleva dígito cero al final, o sus
caprichosas cuartas partes o mitades, deberemos esperar un año más para
llegar a ese múltiplo mágico de diez. Número este, que además, nos da la
valoración máxima de muchas mediciones y que otorga desde el oro Olímpico
hasta la mayor calificación de postgrado.
¿Por qué esta disquisición aritmética, para empezar
un discurso de clausura del evento más importante de la agropecuaria
nacional?
¿Es que acaso estamos en condiciones de decir que el
sector agropecuario esta próximo a la excelencia del puntaje perfecto?
Quizás no. Pero aspirante al podio por lo menos.
Las condiciones que tiene hoy el sector son únicas en la
historia del país, y los tres mil millones de dólares que vamos a exportar
este año, son en buena medida producto del agro. Y este no es el techo. El
sector está en condiciones de ofrecer al país, duplicar esta cifra en un
término no mayor a cinco años, si logramos mantener la situación actual .
Lograr el oro olímpico depende de gran parte de nosotros mismos, los
uruguayos, y muy especialmente de quienes nos gobiernen desde el próximo
1º de Marzo y hasta la edición 104 de esta Exposición.
El trabajo que anunciábamos aquí el año pasado, ha
logrado su objetivo de consensuar, entre la Asociación Rural del Uruguay y
cada uno de los aspirantes a la Presidencia, que deja el hombre que aportó
a la vaca ganadora, los grandes lineamientos que son imprescindibles y que
no deberemos discutir más, si las posiciones intelectuales de quienes los
han consensuado son honestas y se llevan a la práctica.
Hemos logrado un documento firmado por todos ellos que
plasma esos lineamientos. Firmado, claro está, a los efectos formales, ya
que nada hay más valido que la palabra dada, documento moral de mucho más
peso que cualquier documento gráfico. Documento moral que hasta no hace
mucho tiempo no necesitaba en este país del respaldo grafico del contrato
sobre papel y en tinta; elementos perecederos contrapuestos a la perennidad
del compromiso de los hombres de bien, sólo revocables con la palabra de la
contraparte, ejerciendo también su condición de hombre de bien.
La frase popular de moda que dice: es lo que hay valor,
encierra un grado de conformismo que no admitimos y ante el cual no nos
resignamos. En realidad para que haya valores, no podemos contentarnos con
lo que hay, la búsqueda de la recuperación de los valores perdidos debe
ser la consigna de moda. Así como los hermanos en la familia deben mantener
claro el concepto: de que si se pelean no tendrán a quien más abrazarse,
así consideremos que tres millones somos muy pocos hermanos, como para
darnos el lujo de pretender cada uno de nosotros valernos solos y sin apoyo
de los demás. Entonces, nada valdrán estos acuerdos de caballeros que aún
contamos entre la población demócrata a quienes proponen disolver el
Parlamento Nacional o liberar a los delincuentes. Conceptos estos que
deberían estar muy por encima de cualquier otro acuerdo sobre políticas
económicas o administrativas dado que son conceptos que hacen a la ética y
a la moral.
Ese documento que tengo aquí en mis manos y que puedo
mostrar, fue propuesto y que quede claro, fue propuesto por la Asociación
Rural del Uruguay a cada uno de ellos individualmente y considerado en
nuestra sede en sendas visitas. Fue encarado sin pretender agotar toda la
problemática del agro nacional, e intento priorizar aquellos grandes
lineamientos que hagan posible consolidar este crecimiento, base
imprescindible que permitirá abordar sí otras problemáticas de corte más
puntual. Aquí el trabajo concluye fundamental, aunque no exclusivamente en
la necesidad de comprender, que sin un perfil sólidamente consolidado, y
comprendido por todos los integrantes de nuestra sociedad, el equipo
exportador el país no tiene un gran futuro. Conste aquí que la Asociación
Rural del Uruguay dice: un perfil exportador y no meramente agro exportador,
dado que la problemática es común a todos los sectores que dedican su
esfuerzo a exportar, sean bienes materiales o bienes intangibles. Sin el
comprendimiento cabal de que nuestro mercado no puede ser acotado a tres
millones de consumidores, que aún con el potencial económico para poder
hacerlo serían físicamente incapaces de consumir todo lo que el país es
capaz de producir; sin el comprendimiento cabal de que nuestro mercado deben
ser los miles de millones que pueblan al mundo; sin el comprendimiento cabal
de que no solo el MERCOSUR es nuestro mercado, porque además habitualmente
nuestros socios viven la misma problemática síquica que nosotros, bien o
mal casi simultáneamente. Sin el comprendimiento cabal de que no somos, o
no deberíamos ser, argentino o Brasil-dependientes, y sino, pregúntenle a
Chile si es o no posible la independencia económica, no llegaremos nunca a
ser lo que merecemos ser: una verdadera nación que definitivamente aprenda
a vivir por y de sí misma con el merecido bienestar interno que todos sus
habitantes ansían y merecen.
Para
lograr esa situación privilegiada es imprescindible un país dedicado a
venderle al mundo, y para eso nos debemos dar condiciones que deberán ser
axiomáticas. En forma muy esquemática el trabajo de la Asociación Rural
del Uruguay deja ver que, al menos para el sector agroexportador, hay
-repito, en forma muy esquemática- tres grandes limitantes: el valor de
nuestra moneda, nuestro estatus sanitario y el clima. Dado que no está en
nuestras manos poder manejar las bondades o reveses de la naturaleza, al
menos dediquémonos a mejorar las variables que sí está en nuestras manos
manejar. Uruguay ha logrado una situación sanitaria envidiable para un
país exportador de carne, dado que está dando garantías de ser seguro
frente a las dos enfermedades de mayor impacto económico de la actividad:
fiebre aftosa y encefalitis espongiforme bovina. En cuanto a la fiebre
aftosa, gozamos del privilegio de estar exportando en situación única a
mercados vedados a otros países que vacunan. Lograda esta situación, lo
único que tenemos que hacer es mantenerla e intentar consolidarla a nivel
regional. En cuanto a la encefalitis espongiforme, somos uno de cuatro
países en el mundo declarados provisionalmente libres del mal. Aquí sí
hay que mejorar nuestros controles y hemos planteado soluciones a las que en
buena medida también está dispuesta la industria. Hay que tomarlas a la
mayor brevedad, ya que si un episodio de fiebre aftosa nos costó 730
millones de dólares en un año y la paralización de toda actividad, no
queremos pensar lo que nos costaría uno de encefalitis. Sería el golpe
definitivo, ya que el tiempo que llevaría volver a nuestro estatus
sanitario anterior sería demasiado largo para mantenernos con vida.
Pero hemos dejado para el final el más importante de los
tres puntos que habíamos mencionado: lo que popularmente -aunque no entre
los técnicos- tenemos la desgracia de conocer como atraso cambiario y que
no es otra cosa que inflación en dólares. Y para los que no somos
técnicos en la materia, no es nada más y nada menos que el aumento
progresivo y casi solapado de nuestros costos o presupuestos, y por lo
tanto, de nuestra pérdida progresiva de capacidad para reinvertir en
nuestro propio negocio. Y así progresivamente, producir cada vez menos
productos exportables. No sólo hay que medir la ganancia o pérdida de
competitividad externa, es imprescindible medir la pérdida de
competitividad interna de las empresas para producir, ya que aún con
competitividad externa asegurada, nada exportaremos si nada producimos. El
atraso cambiario tendrá muchas explicaciones, nosotros creemos que ha sido
una consecuencia del intento logrado de abatir la inflación en pesos y del
intento absurdo de enjugar déficit fiscal con endeudamiento.
Hoy el país tiene su tarjeta de crédito internacional
casi agotada y recurre al endeudamiento en pesos sobre la plaza local
quitando esos pesos del mercado a tasas altas, estimulando la caída del
precio del dólar, situación que ya hemos sufrido y que resultó casi
letal. Todos sabemos cuáles son las causas del déficit fiscal que nos
lleva a endeudarnos y así a la necesidad de este tipo de artilugios.
Nuestro costo de funcionamiento estatal es superior a nuestro ingreso y es
tan crónico el problema, que nos habíamos acostumbrado a fijar como
objetivo un déficit menor al anterior, contentándonos tan solo con esa
pírrica victoria sin apuntar a erradicar el déficit, apuntando sí al sano
objetivo de lograr superávit.
Esta explicación no pretende ser técnica sino realista,
y ojalá los productores no tuviéramos que hablar de macroeconomía, sino
sólo de producción, ya que lo poco que hemos aprendido el asunto, lo hemos
aprendido en las peores condiciones que al son del país todo nos haya
tocado vivir.
Todos los candidatos a ocupar el sillón que deja el
hombre que apostó a la vaca ganadora, han estado de acuerdo en expresar,
que la trilogía letal no la debemos provocar nunca más: atraso cambiario,
déficit fiscal y endeudamiento.
Han estado también de acuerdo en no aumentar y en lo
posible bajar la presión impositiva sobre el sector y sobre la totalidad de
la economía, basando la estructura impositiva, en impuestos que graven la
renta real de las empresas.
El documento, es también expreso en cuanto al peso del
Estado, ¡cuándo no!, y a la racionalización de su gasto, haciendo
hincapié, en gastar menos y mejor, lo que coincide con nuestra visión de
achicar déficit hasta promover superávit.
Otros temas también acordados, son en forma meramente
enunciativa y sin profundizar en su análisis, lo siguiente:
Promover un marco regulatorio que aliente la competencia,
la transparencia y el eficiente ejercicio de los derechos de propiedad.
Promover el desarrollo de un mercado de capitales que facilite las
posibilidades de financiamiento del sector, con participación de capitales
de riesgo, el desarrollo de mercados futuros y de seguros adecuados a
nuestra realidad.
Promover un sistema financiero sólido, con regulaciones
eficientes que den cristalinidad al sistema y que a través de la
competencia, permita que la tasa de interés llegue a los sectores
productivos a precios internacionales.
Promover el fortalecimiento del sistema sanitario animal
nacional, incrementando la vigilancia e implementando evoluciones de
evaluaciones de riesgo precisas y severas, en nuestras importaciones de
origen animal y en control estricto de la alimentación y el uso de drogas
en nuestra población animal, valorizando nuestro sistema pastoril natural y
a cielo abierto, otro elemento diferenciador de nuestro producto.
Promover la investigación y el cambio tecnológico, como
elemento clave para el mantenimiento de la competitividad del sector,
facilitar el acceso de la población rural a la educación y a la
capacitación específica, e introducir cambios en los programas formales
que dignifiquen y hagan conocer la ruralidad del país. Promover, mediante
mejoras en las comunicaciones, servicios de salud, infraestructura vial y
viviendas dignas, la integración de la población rural y su acceso a las
comodidades de nuestro tiempo en igualdad de condiciones que para el resto
de los habitantes del país.
Es el momento de agradecer, en primerísimo lugar, a
todos los productores y trabajadores agropecuarios del país, ya que sin su
esfuerzo el Uruguay no se estaría levantando como lo está haciendo.
Enseguida, a los socios de esta querida Asociación Rural
del Uruguay, sin cuyo apoyo esta gestión hubiera sido estéril,
especialmente a los integrantes de esta Junta Directiva, grupo inseparable e
invalorable, sin cuyo apoyo y permanente actitud de bloque hubiera sido
imposible lograr la coherencia con que creemos se ha actuado.
Finalmente, ya vinculado a esta exitosísima Expo Prado,
nuestro agradecimiento a cabañeros y su personal, desde el novel debutante,
que los hay varios este año, pasando por los experientes y hasta llegar a
quien, como ser humano, ha dedicado su vida a la actividad gremial con el
más puro sentimiento de servicio justo y honesto, soporte inquebrantable,
proveedor permanente de confianza, ángel de la guarda de varios presidentes
de ARU, que hoy cumple 55 años ininterrumpidos como expositor, el Dr.
Gonzalo Chiarino Milans.
Nuestro agradecimiento también, a expositores
comerciales e industriales, a las Cámaras de Comercio, a los ignotos e
innumerables trabajadores uruguayos que han hecho posible esta muestra, a la
prensa especializada y nacional, que nos ha acompañado y ha divulgado
nuestro quehacer. Por supuesto también a los miles de visitantes con
mención especial a nuestro colegas de instituciones agropecuarias de los
países vecinos que año a año nos honran con su presencia. Y especialmente
a nuestro funcionarios, para los que como es tradicional no hay ni horarios
ni impedimentos a la hora de organizar este evento. En el plano personal
tengo que agradecer a la institución haberme brindado el honor de
presidirla por estos dos años, no creo haber merecido tal honor, pero puedo
asegurarles que ha sido la máxima distinción personal que se me haya hecho
y que la atesorare en mi fuero intimo por siempre.
Para cerrar vamos a apelar nuevamente a los pingos que
hace tiempo imaginó el Lolo Sáenz, para que aquellos pingos del progreso,
de raza indefinida que tuvieron que ser caballitos pobres, luego
transformados en tiro pesado, que supieron cuartear al país resbalando en
el fangal, pasen a ser ágiles velocistas y terminen en fondistas de largo
aliento hay que darles el piso propicio, un piso firme y seguro, confiable,
en el que alguna vez desarrollada toda su potencia prometa una llegada
segura y una buena ración de recompensa, que sin recompensa no hay trabajo
alegre.