UdelaR en Tacuarembó
Mujica sostuvo
que la enorme carga de la Universidad es fundamental para
la unidad nacional
Durante la primera sesión del Consejo Directivo Central
de la Universidad de la República en el interior del país,
el Presidente Mujica impulsó la extensión del conocimiento
terciario, en todo el país y a lo largo de toda la vida.
Estamos obligados a ser los más capaces de América Latina,
alertó, al tiempo que colocó al conocimiento como la
propiedad fundamental del mundo. Además, alentó el proceso
de reforma universitaria.
Para el Presidente de la República, José Mujica, la
propiedad fundamental del mundo contemporáneo es el
conocimiento. Por eso afirmó que el país debe ser capaz de
generar su propio sistema de enseñanza y apostar a la
calidad ética del compromiso, para profundizar y masificar
el conocimiento. También alentó el proceso de reforma
iniciado en 2007. Nadie tiene más conocimiento que ustedes,
ni tampoco más responsabilidades, señaló el Presidente a
los integrantes de la Universidad de la República (UDELAR).
Esa enorme responsabilidad, como la calificó Mujica, es
fundamental para la unidad nacional. Abogó por la
multiplicación del conocimiento, en especial a lo largo del
país. Nos quedamos en el Maracanazo, dijo, en épocas donde
Uruguay contaba con un índice per cápita similar a los
países del primer mundo. Hoy el mundo rico acelera sus
ventajas con los beneficios de la generación del
conocimiento y estamos obligados a ser los más capaces de
América Latina porque sino, vamos rumbo a África, advirtió.
La reunión del Consejo Directivo Central, también contó
con la presencia del Vicepresidente de la República, Danilo
Astori, quien recordó su etapa como universitario y Decano
de la Facultad de Ciencias Económicas, en dos períodos.
Hoy, estamos en una etapa crucial de la UDELAR que, además,
es una cuestión de Estado, por encima de diferencias
político partidarias, sostuvo.
Un proyecto nacional con visión estratégica no tendría
lineamientos claros sino se tratara el tema educativo,
aseveró el Vicepresidente. Precisó necesario tener una
voluntad política sólida para transformar la educación y
para el fortalecimiento de una red que integre el avance
cultural, la innovación tecnológica con un país en
funcionamiento. Estamos apuntando a la dirección correcta,
me siento muy tranquilo, expresó.
Danilo Astori expresó su coincidencia profunda con los
objetivos de la extensión universitaria, que incluye la
curricularización del trabajo con la comunidad con un
acercamiento a la producción. El sistema educativo
terciario nacional, según Astori, debe ser flexible y
expandirse y descentralizarse de forma territorial como
educativamente. Para ello, prosiguió, es necesario contar
con una herramienta fundamental como la evaluación, una
medida que mejora un proyecto y que otorga valores
fundamentales a un plan de carácter nacional.
Por su parte, el Rector de la Universidad de la
República, Rodrigo Arocena, comentó las distintas acciones
emprendidas desde esa casa de estudio. Para el Rector, es
importante crear un Sistema Nacional de Educación en
conjunción con ANEP, y en ese sentido, se buscan nuevas
formas de enseñanza vinculadas al 75% de estudiantes que
trabajan.
Desde hace tres años, UDELAR se declaró en proceso de
reforma, con el objetivo puesto en contribuir al concepto
de educación terciaria para todos, durante toda la vida.
Los números actuales citados por Arocena señalan que menos
del 40% de los jóvenes concluyen la enseñanza media; menos
del 30% pasa a la Udelar y menos del 15% la concluye.
En ese marco destacó los programas que vinculan a la
Universidad con el sector productivo, o la producción de
bienes y servicios que dieron por resultado el
neuronavegador del Hospital de Tacuarembó y de la Facultad
de Ingeniería, destacados por el Rector como acciones a
seguir.
Las tareas de extensión con actores sociales como forma
de conectar con la realidad, continuó Arocena, son
fundamentales. Próximamente comenzará el trabajo con el
Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio
Ambiente, en un plan habitacional de compromiso nacional.
El Jerarca también dijo que se creó la tecnicatura
universitaria en la administración, dirigida a funcionarios
y sindicalistas que no accedieron a la enseñanza media.
También es parte del proyecto la relocalización de la
Facultad de Veterinaria y se realizó un borrador que
contiene una propuesta para una nueva ley orgánica.
De esta forma, la Universidad está cumpliendo con una
gran deuda social en la que trabaja estratégicamente en
tres pilares, como las tecnicaturas en el interior, centros
universitarios autogestionados y la radicación de docentes
universitarios, complementó. Con la creación de nuevas
instituciones, concluyó Rodrigo Arocena, se apuesta a la
construcción de una enseñanza terciaria para todo el país
con polos regionales productivos.
Palabras del Presidencia de la
República, José Mujica y del Vicepresidente de la
República, Danilo Astori, en la sesión abierta del Consejo
Directivo Central de la Universidad de la República,
ocurrida en la Junta Departamental de Tacuarembó, el 16 de
marzo de 2010.
PRESIDENTE MUJICA: Amigos
universitarios. Cuando uno tiene tiempo y mira numeritos de
nuestra historia, nos dicen cosas implacables. Implacables
en su sencillez. Por 1914, más o menos, teníamos el doble
de ingresos per cápita que Bélgica, que Holanda. Cuando yo
estaba promediando el liceo todavía teníamos un pér cápita
similar, más o menos, a cualquier país europeo. La
diferencia es que hoy tenemos seis o siete mil dólares y
con los que nos comparamos tienen 40 y pico. Así de
sencillo, así de trágico.
A la salida de la guerra recuerdo bien,
aunque era "gurisote", los sociólogos del mundo apostaban a
que esta región de América, pero muy particularmente el Río
de la Plata, iban a ser escalera de crecimiento de la
humanidad. Y, ¿qué nos pasó, compañeros? Seguramente que no
fue así; nos pasaron seguramente muchas cosas. Algunas,
entre las causas centrales, sin que sea la única, hablan de
la incapacidad que tuvo el Uruguay -también la Argentina y
buena parte de América Latina- de construir mínimos
consensos duraderos. Nos acostumbramos, al parecer, a jugar
al todo o nada.
Seguramente que pueden haber muchos más
ingredientes, no tiene sentido analizarlos acá, pero
tendremos el país que sea capaz de parir su sistema de
enseñanza, su conocimiento y su cultura. Pero hoy con una
diferencia; porque ha habido cambios en el mundo que están
allí en el horizonte, no se puede vivir de nostalgia o
mirando para atrás o leyendo páginas amarillas. No es que
eso no tenga valor, o que no tenga mensaje. Es que el mundo
rico saca cada vez más y más y más ventajas. Y las ventajas
las saca en el orden del manejo del conocimiento y ninguna
propiedad es más importante que la propiedad del
conocimiento. Y sé que estamos entrando en otra época que
yo no voy a vivir por razones de edad pero ustedes, que
tampoco son polluelos, tienen la responsabilidad de
preparar a este Uruguay.
Tiene razón Danilo, tenemos que apostar
a la calidad ¿pero a la calidad de qué? En primer término a
la calidad ética del compromiso en materia de valores que
significa una Universidad que no es el copete de eso, sino
que es el cimiento de la propia sociedad y tendremos un
país mucho mejor, seguramente, si profundizamos el
conocimiento. Pero también lo tenemos que masificar.
Tenemos hoy un doble desafío porque me
parece que hemos perdido mucho tiempo. Nos quedamos en
Maracaná, nos quedamos, por las razones que fueran y hemos
perdido demasiado tiempo. Y somos además, trágicamente
demasiado pocos y viejos. Tenemos que entender nuestros
puntos débiles, estamos obligados a que los uruguayos del
futuro sean masivamente, promedialmente, los más capaces de
América Latina, porque de lo contrario lo condenamos a ir
rumbo a África.
Entonces, me siento congratulado. Yo les
tengo que hablar de política, de alta política. No de
política partidaria. Sin un pueblo calificado estamos
fritos para pelear con este mundo y no alcanza con una
minoría de brillantes intelectuales. No es suficiente.
Necesitamos gente experta por todos los rincones del país,
desde el que se sube en una tiradora al que está lidiando
con un alambre; por todas partes.
¿Por qué?, porque asusta la calificación
de las sociedades contemporáneas. Hay que caminar por las
calles de Alemania, teniendo ojos para ver, teniendo ojos
para medir. Claro que cualquiera puede hablar de los
laboratorios y de la investigación alemana y todo eso que
rompe los ojos. Pero hay que ver la soldadura que se ven en
la calle. La maestría de los carpinteros elementales. La
perfección en los trabajos aparentemente más humildes que
impulsan el nivel de una sociedad.
Entonces, les agradezco mucho porque hay
vientos de cambio y de empuje. Tal vez, empezamos a vivir
una época en que estamos medios hartos de darle vuelta al
huevo hasta que le encontramos el pelo y tal vez,
colectivamente, como sociedad, empezamos a encontrar un
tranco de cambio y de optimismo, relativo con las cosas que
podemos. No sé, seguramente que otros van a investigar.
Hay épocas de cambio y épocas
conservadoras. Yo vengo de una unidad militar. Hablando en
un lenguaje crudo, luchando por la unidad nacional. Este es
otro escenario de unidad nacional. Pero unidad nacional que
parte del principio de entender que vivimos y convivimos
con diferencias. Aprender a manejarnos con las diferencias,
pero lograr resultantes prácticas. A no quedarnos
trancados, a tener ergonomía de marcha, en que las verdades
que tenemos son parciales y son siempre relativas y
encontrar salidas.
Es enorme la responsabilidad que tiene
la Universidad del país. Enorme. Y llevar el conocimiento
al interior es, además, la mejor lucha por la integración
de la nación.
Llevamos casi 200 años, afanándole la
inteligencia al interior permanentemente. En nuestros
discursos políticos, hablamos de descentralización. Si no
descentralizamos el balero por todas partes -porque la
inteligencia tiene que estar en todas partes-, nos quedamos
con un pedazo de país. Pero además, cada vez más
desembocamos en proponernos en el mayor egoísmo. Se puede
tener resultados francamente discriminatorios y clasistas,
divorciadores de la unidad del país y de la integridad del
país, sin mala intención, con los sueños más bonitos. Pero
son los resultados los que acusan. Y si el tiempo que en va
a venir, de los cuales yo o los de mi edad no vamos a
estar, pero donde una parte del mundo, con juventudes que
el 60%, 70%, va a tener calificación universitaria y vamos
a mandar a nuestros gauchitos a competir en ese mundo
abierto, con nuestras tasas de hoy, ¡estamos fritos!
Ese es el desafío que tenemos por
delante. ¿Cómo hay que hacer las cosas? Nadie sabe más que
ustedes. Nadie tiene más recursos intelectuales ni
experiencia que ustedes. Nadie tiene más responsabilidad
que ustedes. Nadie.
Me congratulo de las decisiones que tomó
en el 2007 la Universidad y de los vientos de cambio que
empuja. Hay que prepararse para un tiempo feroz. Los que no
tengan el cerebro y las manos calificadas, la quedan. Y ese
mundo está ahí, a la vuelta de la esquina. Esta es una
lucha de fondo para que nuestros hijos sean mejores que
nosotros.
En términos estadísticos y en términos
promedio el desafío es doble: profundizar la calidad,
masificar el conocimiento y la cultura. Conocimiento sin
cultura puede hasta resultar peligroso, porque la cultura
tiene que ver con los valores y ¡ay! de nosotros con un
pueblo calificado y sin valores.
Entonces, gracias compatriotas. Hay un
viento de cambio, no sé de dónde viene. Sabés que las
largas frustraciones que mis años representan. Algunos
quedamos en la frontera de la universidad porque nos
dedicamos a la ‘changuita’ de cambiar el mundo. Y en eso
estamos, sólo que más pacientes, más lento y menos
soberbios, sabiendo que hay que sumar de tanto en tanto,
que hay que acumular y esto es parte para que tal vez
existan herramientas masivas, para que algún día, en otro
tiempo, los hombres puedan construir un mundo donde lo mío
y lo tuyo no nos separe. Gracias compatriotas.
VICEPRESIDENTE ASTORI: Antes que
nada, mis palabras de agradecimiento. En primer lugar, al
Gobierno Municipal de Tacuarembó, representado aquí por el
señor Intendente, el señor Presidente de la Junta
Departamental, al pueblo de Tacuarembó, a las autoridades
universitarias a las que -junto al honor que representa
para mí estar participando de esta actividad tan
importante- quiero decirles que me siento como en casa. Soy
universitario y siempre he creído que esto no significa
meramente una posición académica o profesional. Es un
compromiso con los valores superiores de la sociedad
uruguaya y, especialmente, con la convivencia democrática.
La historia nacional ha penetrado
siempre por las puertas y las ventanas de la Universidad de
la República y se ha instalado permanentemente en su
interior. La Universidad de la República también ha sabido
salir a las plazas y a las calles del Uruguay para
compartir la historia de nuestra sociedad. He integrado
este consejo en dos etapas relevantes y recordables de la
vida nacional. La primera, muy breve por razones obvias,
cuando el autoritarismo se estaba transformando
progresivamente en tiranía absoluta, que se ensañaría con
el Uruguay en su conjunto y, en particular, con la
Universidad de la República. La segunda, en el amanecer de
la recuperación democrática cuando, entre todos los
universitarios, intentábamos una labor de reconstrucción y
de sueños de proyección hacia el futuro que, obviamente,
luego fueron continuados, seguidos por toda una peripecia,
como culminación de la cual siento hoy, personalmente -y
quiero que me permitan decirlo- estamos participando de una
etapa crucial de la vida universitaria.
Una verdadera cuestión de Estado y así
lo ha definido el Gobierno actual que propuso el análisis
de la educación en su conjunto y, por su puesto, incluyendo
la enseñanza avanzada, la enseñanza superior, la terciaria.
Como una cuestión que está por encima de las diferencias
partidarias y de la alternancia de los gobiernos. Y que
busca en el acuerdo entre los diferentes actores sociales,
por encima de discrepancias que son naturales, lineamientos
comunes que puedan ser respaldados en beneficio de nuestra
sociedad.
Y así hemos definido el tema de la
educación. Un tema que cuando nos convoca a la reflexión
siempre puede motivar la apelación a dos conceptos muy
importantes: el universalismo social y el universalismo
cultural. El primero apuntando a la construcción de una
sociedad integrada y justa; el segundo, recibiendo a las
diferencias y sobre todo a las cercanías que se pueden
construir entre las diferencias que normalmente tiene
cualquier sociedad. Ambos conceptos tienen un factor de
sustentación común, entre otros, son los fines de la
educación. Los fines de la educación en una sociedad con
referencia a la construcción o al alcance de niveles
progresivamente más altos de desarrollo económico y social,
que contienen en similar postura de jerarquía a la
expansión material de la sociedad y a la construcción de
justicia. Con términos de acceso equitativo a los frutos de
esa expansión material. Los fines de una educación en la
construcción de ciudadanía. Y, precisamente, en el marco de
un proyecto nacional sin el cual, con visión estratégica,
la discusión sobre los temas de la formación educacional
carecería de una orientación fundamental.
Por eso es que queremos discutir el tema
de la educación y en particular de la educación superior,
en el contexto de ese proyecto nacional. Proyecto nacional
-repito- por encima de diferencias partidarias y de la
alternancia de gobiernos, que convoque a compartir
lineamientos estratégicos fundamentales, encabezados por el
hecho de que este pequeño país en tamaño físico pero enorme
en potencialidad, pueda apuntar siempre al concepto de
calidad, como concepto orientador fundamental del proyecto.
Concepto de calidad que conduce inexorablemente a la
jerarquización de la educación, del conocimiento y la
cultura, como lineamientos estratégicos fundamentales de
ese proyecto.
Invito a pensar no sólo en la
importancia de estos tres conceptos, sino en su
interacción. La educación, preparando el terreno
fundamental para la creación de conocimiento. Este último,
alimentando permanentemente el desarrollo educativo y el
progreso cultural, haciendo que las sensibilidades
espirituales sean fundamentales en la definición de valores
y, en definitiva, en la orientación tanto de la educación
como del conocimiento. Al fin y al cabo, la cultura no es
otra cosa que el espacio en el que los integrantes de una
sociedad se encuentran, crecen juntos, se cultivan juntos,
desarrollan la autoestima colectiva y aprenden a respetar
valores fundamentales, como el altruismo, la solidaridad,
el respeto y la tolerancia.
Es en ese marco, entonces, en el marco
de la orientación en que la calidad del país y su
potencialidad, el papel de la educación, el conocimiento y
la cultura, que tenemos que pensar todos: cómo promover una
formación educacional cada vez mejor, conciente de sus
relaciones con la creación de conocimiento y el avance
cultural y, en particular, la enseñanza avanzada.
Y yo quiero decirles que repasar todos
los documentos que han servido de base a esta sesión,
escuchar al señor Rector, escucharlos a ustedes
representando a los diferentes órdenes de la Universidad,
me siento muy tranquilo. Porque creo que estamos apuntando
en la dirección que necesita el país. Y sobre todo quiero
referirme a esa especie de consigna general que está
orientando la reforma universitaria iniciada en 2007 -si no
recuerdo mal- que nos habla de la generalización de la
enseñanza avanzada, combinada con el trabajo a lo largo de
la vida entera. Es toda una consigna en cuyo marco podemos
identificar orientaciones fundamentales, no sólo por el
papel que le asigna a la generalización de la enseñanza
avanzada, sino a la exaltación del trabajo como valor
fundamental del camino a seguir en el futuro. Durante la
vida entera, lo cual también tiene un significado -a mi
juicio- muy profundo acerca del futuro que estamos viendo
para el país.
Yo creo que el Gobierno actual está
absolutamente comprometido con estos valores. Y
trabajaremos, seguramente, en esta orientación. Y ese es
uno de los ingredientes fundamentales para ir progresando:
la voluntad política. Seguramente, quienes están en la
oposición al Gobierno también comparten aspectos
importantes de esta propuesta. Se requiere que junto con
esta voluntad política -ojalá lo más general posible, ojalá
lo más sostenible y sólida posible- necesita también una
transformación de la educación y, en particular, una
transformación de la educación superior y sobre todo un
fortalecimiento de esa red, porque es una red y tiene que
ser una red cada vez más fuerte que integra la formación
educacional avanzada, con la investigación, la creación de
conocimiento y el progreso cultural. Y la Universidad de la
República está en esa red. Lo está con -menciono sólo
ejemplos- la Agencia Nacional de Investigación y la
Innovación, lo está con el Instituto Pasteur, con el
Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas, con el
Sistema Nacional de Investigadores que, afortunadamente y
después de tanto tiempo, tiene hoy el país en
funcionamiento.
Al leer los documentos y los propósitos
de la Universidad de la República -reitero- siento una
profunda coincidencia con los lineamientos fundamentales
que aquí están expuestos. En primer lugar, el
fortalecimiento de las funciones básicas de la Universidad.
No hay universidad sin investigación y esto lo hemos
compartido con los universitarios durante tanto tiempo. No
hay universidad sin crear conocimiento, porque esa es la
base para fortalecer las funciones básicas que además
integran la docencia y la extensión. La curricularización
de la extensión me parece una novedad histórica y
fundamental en la Universidad de la República.
Curricularizar ese camino de doble vía que es la extensión
por la cual la Universidad llega a los temas concretos de
la sociedad y, al mismo tiempo, recibe las señales de esa
sociedad para ir orientando su labor -reitero- me parece
una novedad excepcional. Y estoy seguro que va a producir
resultados concretos muy importantes.
En estas intenciones está también la
mayor cercanía con el mundo productivo del Uruguay. Hoy
mismo se ha vivido una jornada importante con la
inauguración, el lanzamiento de esta carrera de Tecnólogo
Cárnico, lo cual muestra que el sistema de educación
terciaria no sólo se expande, se generaliza, sino que se
acerca a la producción. Como, por ejemplo, en el programa
que nos expuso el Decano de la Facultad de Agronomía
apuntando, en el mismo sentido, a la diversificación de la
oferta educativa, absolutamente fundamental tanto como la
flexibilización de la misma, a través de un sistema cada
vez más completo de créditos horizontales y verticales para
docentes y para estudiantes.
La expansión y la descentralización de
la enseñanza universitaria en la que el Gobierno y, en
particular, nuestro Presidente ha insistido tanto está aquí
claramente expuesta en esta propuesta que nos habla de
centros universitarios regionales que están en marcha, de
programas regionales de enseñanza terciaria y de polos de
desarrollo universitarios. La llegada de la Universidad al
interior tiene dos grandes caminos: por un lado, la
instauración lisa y llana de la Universidad en el interior
y, por otra parte, la participación en programas con
diferentes actores sociales como, por ejemplo, lo que se
está haciendo hoy en Tacuarembó que permiten, al mismo
tiempo, esa presencia indirectamente -aunque no sea
institucional- en la resolución, en la atención de
problemas nacionales y regionales que son importantes.
Yo creo que hay que otorgarle una
relevancia especial al fortalecimiento de la red de la que
hablábamos hoy y promover dentro de la Universidad el
progreso de aquellos núcleos que están responsables de
hacer una conexión fuerte, sólida y sostenible con el
conocimiento y con la cultura.
Dentro de cada institución existe eso. Y
en el marco de este proceso, destacar los institutos que se
están creando y que se están reglamentando en este momento
(el Instituto Universitario de Educación, el Instituto
Terciario Superior) nos están revelando que se están
multiplicando y enriqueciendo las posibilidades de
fortalecer lo que aquí mismo se llama un sistema terciario
a escala nacional. Un sistema terciario que se proyecta, se
instala y toma orientación y relación con la sociedad
uruguaya en su conjunto; territorialmente hablando y
educativamente hablando.
Así que, termino resaltando estas
coincidencias fundamentales y, por supuesto, nuestra
voluntad de estar permanentemente al servicio de esta
causa. Una causa que también, seguramente, habrá de
concederle al análisis y la evaluación de la gestión y de
sus resultados, la importancia que merece. Aquí están
llamados a jugar un papel importante los funcionarios de la
Universidad de la República. Y desde el punto de vista de
la conducción de la institución, la formación de esos
recursos humanos, que están llamados a cumplir un papel tan
importante en esa gestión que, ojalá, estemos en
condiciones de evaluar rigurosamente para ir
beneficiándonos de los resultados de esa evaluación y
permanentemente ir mejorando la orientación de este proceso
que está basado en valores fundamentales para un proyecto
nacional de desarrollo, como el que aspiramos todos para
nuestro país. Muchas Gracias.
VICEPRESIDENTE ASTORI: Antes que
nada, mis palabras de agradecimiento. En primer lugar, al
Gobierno Municipal de Tacuarembó, representado aquí por el
señor Intendente, el señor Presidente de la Junta
Departamental, al pueblo de Tacuarembó, a las autoridades
universitarias a las que -junto al honor que representa
para mí estar participando de esta actividad tan
importante- quiero decirles que me siento como en casa. Soy
universitario y siempre he creído que esto no significa
meramente una posición académica o profesional. Es un
compromiso con los valores superiores de la sociedad
uruguaya y, especialmente, con la convivencia democrática.
La historia nacional ha penetrado
siempre por las puertas y las ventanas de la Universidad de
la República y se ha instalado permanentemente en su
interior. La Universidad de la República también ha sabido
salir a las plazas y a las calles del Uruguay para
compartir la historia de nuestra sociedad. He integrado
este consejo en dos etapas relevantes y recordables de la
vida nacional. La primera, muy breve por razones obvias,
cuando el autoritarismo se estaba transformando
progresivamente en tiranía absoluta, que se ensañaría con
el Uruguay en su conjunto y, en particular, con la
Universidad de la República. La segunda, en el amanecer de
la recuperación democrática cuando, entre todos los
universitarios, intentábamos una labor de reconstrucción y
de sueños de proyección hacia el futuro que, obviamente,
luego fueron continuados, seguidos por toda una peripecia,
como culminación de la cual siento hoy, personalmente -y
quiero que me permitan decirlo- estamos participando de una
etapa crucial de la vida universitaria.
Una verdadera cuestión de Estado y así
lo ha definido el Gobierno actual que propuso el análisis
de la educación en su conjunto y, por su puesto, incluyendo
la enseñanza avanzada, la enseñanza superior, la terciaria.
Como una cuestión que está por encima de las diferencias
partidarias y de la alternancia de los gobiernos. Y que
busca en el acuerdo entre los diferentes actores sociales,
por encima de discrepancias que son naturales, lineamientos
comunes que puedan ser respaldados en beneficio de nuestra
sociedad.
Y así hemos definido el tema de la
educación. Un tema que cuando nos convoca a la reflexión
siempre puede motivar la apelación a dos conceptos muy
importantes: el universalismo social y el universalismo
cultural. El primero apuntando a la construcción de una
sociedad integrada y justa; el segundo, recibiendo a las
diferencias y sobre todo a las cercanías que se pueden
construir entre las diferencias que normalmente tiene
cualquier sociedad. Ambos conceptos tienen un factor de
sustentación común, entre otros, son los fines de la
educación. Los fines de la educación en una sociedad con
referencia a la construcción o al alcance de niveles
progresivamente más altos de desarrollo económico y social,
que contienen en similar postura de jerarquía a la
expansión material de la sociedad y a la construcción de
justicia. Con términos de acceso equitativo a los frutos de
esa expansión material. Los fines de una educación en la
construcción de ciudadanía. Y, precisamente, en el marco de
un proyecto nacional sin el cual, con visión estratégica,
la discusión sobre los temas de la formación educacional
carecería de una orientación fundamental.
Por eso es que queremos discutir el tema
de la educación y en particular de la educación superior,
en el contexto de ese proyecto nacional. Proyecto nacional
-repito- por encima de diferencias partidarias y de la
alternancia de gobiernos, que convoque a compartir
lineamientos estratégicos fundamentales, encabezados por el
hecho de que este pequeño país en tamaño físico pero enorme
en potencialidad, pueda apuntar siempre al concepto de
calidad, como concepto orientador fundamental del proyecto.
Concepto de calidad que conduce inexorablemente a la
jerarquización de la educación, del conocimiento y la
cultura, como lineamientos estratégicos fundamentales de
ese proyecto.
Invito a pensar no sólo en la
importancia de estos tres conceptos, sino en su
interacción. La educación, preparando el terreno
fundamental para la creación de conocimiento. Este último,
alimentando permanentemente el desarrollo educativo y el
progreso cultural, haciendo que las sensibilidades
espirituales sean fundamentales en la definición de valores
y, en definitiva, en la orientación tanto de la educación
como del conocimiento. Al fin y al cabo, la cultura no es
otra cosa que el espacio en el que los integrantes de una
sociedad se encuentran, crecen juntos, se cultivan juntos,
desarrollan la autoestima colectiva y aprenden a respetar
valores fundamentales, como el altruismo, la solidaridad,
el respeto y la tolerancia.
Es en ese marco, entonces, en el marco
de la orientación en que la calidad del país y su
potencialidad, el papel de la educación, el conocimiento y
la cultura, que tenemos que pensar todos: cómo promover una
formación educacional cada vez mejor, conciente de sus
relaciones con la creación de conocimiento y el avance
cultural y, en particular, la enseñanza avanzada.
Y yo quiero decirles que repasar todos
los documentos que han servido de base a esta sesión,
escuchar al señor Rector, escucharlos a ustedes
representando a los diferentes órdenes de la Universidad,
me siento muy tranquilo. Porque creo que estamos apuntando
en la dirección que necesita el país. Y sobre todo quiero
referirme a esa especie de consigna general que está
orientando la reforma universitaria iniciada en 2007 -si no
recuerdo mal- que nos habla de la generalización de la
enseñanza avanzada, combinada con el trabajo a lo largo de
la vida entera. Es toda una consigna en cuyo marco podemos
identificar orientaciones fundamentales, no sólo por el
papel que le asigna a la generalización de la enseñanza
avanzada, sino a la exaltación del trabajo como valor
fundamental del camino a seguir en el futuro. Durante la
vida entera, lo cual también tiene un significado -a mi
juicio- muy profundo acerca del futuro que estamos viendo
para el país.
Yo creo que el Gobierno actual está
absolutamente comprometido con estos valores. Y
trabajaremos, seguramente, en esta orientación. Y ese es
uno de los ingredientes fundamentales para ir progresando:
la voluntad política. Seguramente, quienes están en la
oposición al Gobierno también comparten aspectos
importantes de esta propuesta. Se requiere que junto con
esta voluntad política -ojalá lo más general posible, ojalá
lo más sostenible y sólida posible- necesita también una
transformación de la educación y, en particular, una
transformación de la educación superior y sobre todo un
fortalecimiento de esa red, porque es una red y tiene que
ser una red cada vez más fuerte que integra la formación
educacional avanzada, con la investigación, la creación de
conocimiento y el progreso cultural. Y la Universidad de la
República está en esa red. Lo está con -menciono sólo
ejemplos- la Agencia Nacional de Investigación y la
Innovación, lo está con el Instituto Pasteur, con el
Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas, con el
Sistema Nacional de Investigadores que, afortunadamente y
después de tanto tiempo, tiene hoy el país en
funcionamiento.
Al leer los documentos y los propósitos
de la Universidad de la República -reitero- siento una
profunda coincidencia con los lineamientos fundamentales
que aquí están expuestos. En primer lugar, el
fortalecimiento de las funciones básicas de la Universidad.
No hay universidad sin investigación y esto lo hemos
compartido con los universitarios durante tanto tiempo. No
hay universidad sin crear conocimiento, porque esa es la
base para fortalecer las funciones básicas que además
integran la docencia y la extensión. La curricularización
de la extensión me parece una novedad histórica y
fundamental en la Universidad de la República.
Curricularizar ese camino de doble vía que es la extensión
por la cual la Universidad llega a los temas concretos de
la sociedad y, al mismo tiempo, recibe las señales de esa
sociedad para ir orientando su labor -reitero- me parece
una novedad excepcional. Y estoy seguro que va a producir
resultados concretos muy importantes.
En estas intenciones está también la
mayor cercanía con el mundo productivo del Uruguay. Hoy
mismo se ha vivido una jornada importante con la
inauguración, el lanzamiento de esta carrera de Tecnólogo
Cárnico, lo cual muestra que el sistema de educación
terciaria no sólo se expande, se generaliza, sino que se
acerca a la producción. Como, por ejemplo, en el programa
que nos expuso el Decano de la Facultad de Agronomía
apuntando, en el mismo sentido, a la diversificación de la
oferta educativa, absolutamente fundamental tanto como la
flexibilización de la misma, a través de un sistema cada
vez más completo de créditos horizontales y verticales para
docentes y para estudiantes.
La expansión y la descentralización de
la enseñanza universitaria en la que el Gobierno y, en
particular, nuestro Presidente ha insistido tanto está aquí
claramente expuesta en esta propuesta que nos habla de
centros universitarios regionales que están en marcha, de
programas regionales de enseñanza terciaria y de polos de
desarrollo universitarios. La llegada de la Universidad al
interior tiene dos grandes caminos: por un lado, la
instauración lisa y llana de la Universidad en el interior
y, por otra parte, la participación en programas con
diferentes actores sociales como, por ejemplo, lo que se
está haciendo hoy en Tacuarembó que permiten, al mismo
tiempo, esa presencia indirectamente -aunque no sea
institucional- en la resolución, en la atención de
problemas nacionales y regionales que son importantes.
Yo creo que hay que otorgarle una
relevancia especial al fortalecimiento de la red de la que
hablábamos hoy y promover dentro de la Universidad el
progreso de aquellos núcleos que están responsables de
hacer una conexión fuerte, sólida y sostenible con el
conocimiento y con la cultura.
Dentro de cada institución existe eso. Y
en el marco de este proceso, destacar los institutos que se
están creando y que se están reglamentando en este momento
(el Instituto Universitario de Educación, el Instituto
Terciario Superior) nos están revelando que se están
multiplicando y enriqueciendo las posibilidades de
fortalecer lo que aquí mismo se llama un sistema terciario
a escala nacional. Un sistema terciario que se proyecta, se
instala y toma orientación y relación con la sociedad
uruguaya en su conjunto; territorialmente hablando y
educativamente hablando.
Así que, termino resaltando estas
coincidencias fundamentales y, por supuesto, nuestra
voluntad de estar permanentemente al servicio de esta
causa. Una causa que también, seguramente, habrá de
concederle al análisis y la evaluación de la gestión y de
sus resultados, la importancia que merece. Aquí están
llamados a jugar un papel importante los funcionarios de la
Universidad de la República. Y desde el punto de vista de
la conducción de la institución, la formación de esos
recursos humanos, que están llamados a cumplir un papel tan
importante en esa gestión que, ojalá, estemos en
condiciones de evaluar rigurosamente para ir
beneficiándonos de los resultados de esa evaluación y
permanentemente ir mejorando la orientación de este proceso
que está basado en valores fundamentales para un proyecto
nacional de desarrollo, como el que aspiramos todos para
nuestro país. Muchas Gracias. |