Consejero Oscar Gómez
ANEP y OSE trabajan para que el agua potable llegue a
escuelas rurales y sus comunidades
El año próximo el agua potable llegará
a 312 escuelas rurales. Desde marzo, doce centros cuentan
con ese beneficio. Pasar de utilizar bombas manuales o
aljibes a esa instancia, es producto de la coordinación de
los vecinos, ANEP y OSE. Con estas acciones se aborda a un
2% de la población. En zonas rurales hay 1.150 locales
escolares, centros de reuniones donde se gestionan
proyectos productivos que dignifican la vida en el campo.
El trabajo coordinado
entre la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP)
y Obras Sanitarias del Estado (OSE) permitió que los
vecinos reunidos en la
escuela como centro referente,
reivindicaran el derecho de contar con agua potable. El
tiempo de espera de llegada del agua
depende de la organización de los vecinos, no obstante la
situación se efectiviza entre tres o cuatro meses. El
trípode de cambios que permitió la
llegada de agua potable a las escuelas se efectivizó a
partir del 2005, momento en el que cesaron las políticas
neoliberales. Las gestiones entre los Entes y los vecinos
permitieron pasar del aljibe al agua
potable. Asimismo, esta nueva situación permitió la
utilización de energía renovable.
Trabajo coordinado entre ANEP y
OSE
En entrevista con SCI, el Consejero de
Educación Primaria, Oscar Gómez, destacó que el organismo
estuvo trabajando intensamente con el Presidente de OSE,
Martín Ponce y funcionarios del Ente. El objetivo fue
detectar las prioridades dentro de las necesidades que
existen. En ese sentido, el año pasado se inauguraron más
de una docena de sistemas de agua potable en escuelas.
Gómez afirmó que esas inauguraciones se
realizaron en lugares tan distantes como Puntas de la Mina
en Cerro Largo o en Costa de Rosario en Colonia.
De esta forma, en marzo se trabajó en fase
de ejecución en 12 escuelas rurales. Dos de ellas, están
ubicadas en el departamento de Artigas; dos en Paysandú,
una en Tacuarembó, tres en Cerro Largo, dos en Treinta y
Tres, una en Durazno, y otra en Canelones.
La sinergia entre OSE y la ANEP permite
otorgarle agua potable a la escuela pública y contar con un
abastecimiento para las zonas aledañas donde viven los
vecinos.
OSE obtuvo un préstamo del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) para cubrir la totalidad
de los costos operativos y realizar las perforaciones.
Esa situación permitió ahorros sustantivos
a la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP).
En tal sentido, el dinero se transfiere al rubro
saneamiento, con destino a la mejora de baños, cañerías
internas y a sellar antiguos pozos negros.
Es un trabajo conjunto del Estado que
también recibe aportes de otros programas. Por ejemplo, el
programa Región Este trabaja con las comunas de Treinta y
Tres, Rocha y Maldonado. Esa instancia faculta a bajar los
costos para cada uno de las entidades que están asociadas y
además multiplica el efecto en la población objetivo.
Gómez indicó que esta situación se debe
ubicar en el contexto del pronunciamiento ciudadano en el
Plebiscito por el Agua y la Vida. En este caso, las medidas
de OSE y la ANEP tienen por meta que el agua siga siendo un
derecho humano fundamental y patrimonio inalienable del
Estado, el cual mejora la calidad de vida de los uruguayos.
La escuela como centro
referente
El Consejero indicó que la esuela actúa
como un centro comunitario de referencia en el medio rural
y es la red del Estado más extendida en el territorio
nacional.
Señaló que existen 1.150 locales en el área
rural distribuidos en todo el país y más de 1.000
instituciones en zonas urbanas. En la escuela los vecinos
se reúnen para coordinar acciones por el agua potable.
También se reúnen en el marco de los
centros agropecuarios departamentales que promueven el
Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca.
Asimismo se dialoga sobre la gestión de
proyectos productivos una vez que existen posibilidades de
contar con agua potable y para actividades de riego. Gómez
explicó que la acción es bastante más que otorgarle agua a
las escuelas. Es una propuesta de dignificación de la vida
del hombre y de la mujer en el campo.
Tiempo de espera
El Consejero dijo que el tiempo de gestión
de los vecinos ante OSE y ANEP oscila entre tres o cuatro
meses, dependiendo también de la cantidad de vecinos
agrupados. Recordó haber estado el año pasado en "Las
Pajas", "Rincón de la Aldea", "Pueblo Laura" y en "Sauce de
Batoví" en Tacuarembó, cuando se realizaron las primeras
habilitaciones en agosto y en diciembre. Esas instancias
demostraron un gran esfuerzo coordinado por parte de la
gente. Gómez señaló que los vecinos de la zona aportaron
mano de obra voluntaria para realizar las colocaciones y
las extensiones de las redes.
Expresó que el cronograma pautado se inició
en julio de 2009 y en agosto cuatro escuelas tenían el
servicio de agua potable habilitado.
En el verano del año pasado, el
departamento de Educación Rural de ANEP efectuó un
relevamiento que permitió el acopio y el manejo de
información que aceleró las acciones.
En ese contexto, en menos de cuatro meses
se desencadenaron las acciones pertinentes para que se
concretara la llegada del agua potable a la institución
educativa y sus zonas aledañas.
Trípode de cambios
El jerarca afirmó que hasta el momento y
por distintas razones estas escuelas no contaban con agua
potable. En ese sentido, explicó que venimos de 15 años, en
donde el país dependía de políticas económicas filosóficas
neoliberales.
Señaló que en esas instancias, se trabajaba
pensando en la rentabilidad y no en los derechos. Explicó
que con esa concepción llevar agua potable a dos o tres
familias para OSE o una empresa privada no era rentable.
También influyeron los procesos crecientes
de descentralización. En ese marco, los Consejos
Agropecuarios Departamentales jugaron un papel importante
en la llegada del agua a zonas rurales. De esta forma, se
pasó de un Estado neoliberal a otro estadio, que habilita
el tránsito hacia un período donde se cuida la forma de
vida de la gente.
Del aljibe al agua potable
Antiguamente las escuelas tenían un
depósito de aguas pluviales conocido como aljibe. En ese
sentido, se recolecta el agua pluvial a través de los
techos y cañerías que iban a un depósito de agua dulce. A
partir de allí, había dos o tres maneras de utilizar el
agua: sacar el agua en baldes con una rondana; a través de
bombas de tracción manual; o mediante bombas eléctricas o
gasoleras.
Gómez explicó que con este sistema no
siempre se garantiza la mayor potabilidad, más allá de que
siempre hubo recomendaciones por parte de Educación
Primaria de que se le agregase líquido Carrel o cualquier
elemento que permitiese el combate de las bacterias.
Actualmente poseer el agua potable
fiscalizada por OSE con dosificación de cloro en forma
permanente, es un cambio sustantivo.
Otro de los mecanismos que las escuelas
tenían para el agua era la energía eólica a través de la
utilización de molinos. No obstante, muchas veces producto
de la forestación de las napas friáticas, las corrientes de
agua subterránea se agotaron y los pozos quedaron sin agua.
Gómez indicó que actualmente, OSE realiza
perforaciones entre 45 y 50 metros. Dijo que el agua que
estaba a 10 o 12 metros ya no existe como tal por los
cambios provocados por la flora diferente, siendo el
eucalipto uno de los causantes de esos cambios.
Utilización de energía
renovable
La tecnología que está utilizando OSE es
muy variada. En los lugares que poseen conectividad con UTE
se trabaja con energía eléctrica. En lugares como "Rincón
de La Aldea", en Tacuarembó, se trabaja con energía solar.
Gómez precisó que esa situación permite a
los niños visualizar lo que significan las medidas
tecnológicas para el cuidado de la salud, lo cual es una
forma de obtener el agua potable controlada en forma
permanente. Este sistema permite que una vez realizada la
inversión inicial los cuidados de mantenimiento sean
mínimos.
Los cambios se registran en las comunidades
y en las escuelas. De esta forma, con estas acciones se
llega al 2% de la población que no contaba con agua
potable, lo cual es un éxito para el Estado.
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