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6 de mayo, 2010
Milton Romani disertó en Washington sobre reformas en políticas de drogas
El Secretario de la Junta Nacional de Drogas, Milton Romani, participa hoy, 6 de mayo, de la Conferencia sobre Reformas en Políticas de Drogas en América Latina, organizado por la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), el Instituto Transnacional (TNI), y la Universidad de George Washington que se realiza en la capital de los Estados Unidos. A continuación, la Secretaría de Comunicación Institucional presenta el texto de la disertación pronunciado por el Secretario Romani.

Secretario General de la Secretaria Nacional de Drogas Junta Nacional de Drogas - Presidencia de la República

Uruguay

Un debate necesario: modelos posibles de políticas publicas en drogas.

Más preguntas que respuestas.

Bien elegido el título para esta necesaria y formidable jornada: el arte de lo posible. A veces esta frase se enuncia como "realismo" conformista. Pero en un proceso-a veces lento- de reformas, de revisión de las políticas en drogas VER es de alguna manera modificar. Porque la mirada sobre las cosas modifica el objeto. Esto es una evidencia de las ciencias duras. El principio de indeterminación de Heisemberg debería alumbrar, también, este debate artístico de lo posible.

Un debate necesario. A veces escamoteado

Mi intención en este evento es contribuir a un debate necesario, imprescindible, que se da a nivel mundial pero también a nivel hemisférico y en cada una de nuestros países. Pero que muchas veces se elude, se niega, como si este tema fuera uno más de los fundamentalismos religiosos que dominan al mundo. Creo firmemente que una visión amplia, democrática y progresista del fenómeno y del problema de las drogas debe contemplar e incluir como uno se sus competentes fuertes, el debate político sobre los modelos que sustentan nuestras practicas de Estado, la experiencia social y comunitaria en este terreno, y donde la evidencia científica, las buenas practicas y la defensa de derechos y garantías sea la base de ello.

Componente muy importante asumiendo que el fenómeno de las drogas parece responder al modelo de la complejidad. De los sistemas complejos abiertos. Un reduccionismo de corte economicista nos ha introducido a analizar oferta-demanda en un par que se corresponde automáticamente a represión-prevención y tratamiento. El debate político necesario es ¿Cuál es la definición de lo que llamamos "problema"? Es un debate político y socio cultural….y de lógica formal elemental: ¿estamos planteando bien el problema? Porque es imposible resolver ningún enigma humano si esta mal planteado. Problema humano que esta en el fondo de nuestro drama existencial, de la vida en común, de la salud (en sentido amplio) nuestra y la de los demás. De los desafíos y dramas mundiales que pautan la vida de nuestras naciones y que en ejercicio de nuestra soberanía no solo tenemos el derecho, sino el deber de discutirlos a fondo. La percepción es que el problema, lejos de estar contenido, todavía no esta suficientemente descripto en sus diversas complejidades.

Decíamos en el reciente 53° periodo de sesiones de la Comisión de Estupefacientes:

"Debate internacional, sin simplificaciones ni fundamentalismos. Hay que escuchar todas las voces. El sistema de NNUU en especial la ONUDD debe promover, impulsar, organizar y respetar las argumentaciones, opiniones y fundamentaciones que haga de este debate un dialogo tolerante, respetuoso, con evidencias y datos científicos.

En nuestro Hemisferio algunas personalidades y ex presidentes han emitido puntos de vista que merecen respeto y atención. Aún en el disenso. Tanto en el Prefacio como en el informe de JIFE se toma nota de estas voces, lo que es un buen paso. Lo que no parece adecuado es que se elijan arbitrariamente los argumentos a responder y el lector no tenga oportunidad de confrontar argumentos. Sería más útil un panel donde se discutan argumentos de una y otra parte.

Como dice el Director Ejecutivo Antonio María Costa: "las drogas no son dañinas porque se fiscalicen". Bien. Pero parece al menos insuficiente la afirmación posterior: "se fiscalizan porque son dañinas". Es un paralogismo de falsa oposición.

El dilema válido es ¿cómo fiscalizamos? No hay un MODELO UNICO DE FISCALIZAR. Hay diversos modelos de fiscalización. Que pueden y deben ser discutidos, analizados, evaluados."

No es fácil desplegar el equilibrio y la sabiduría política y cultural entre la fiscalización, en el ejercicio legitimo de la coerción del Estado y la comunidad internacional y el respeto de los derechos humanos, individuales y colectivos, civiles y sociales.

El problema drogas nos somete siempre a esa ecuación y los riesgos de convertir el tema en un dogma o en una cruzada similar a la inquisición es un riesgo.

El problema tampoco puede ser resuelto con un discurso académico que se limita a analizar y criticar "los controles sociales" que se derivan de ello. Control social existe a partir de la lógica del mercado y de la hegemonía cultural reinante que promueve el consumo.

Uruguay ha reclamado en Viena y en todo foro internacional una debida y adecuada integración de la política de fiscalización de drogas con los instrumentos de derechos humanos. No es un precisismo de la ilustración o de la academia. Iniciar una guerra conculcando derechos, es perderla de antemano. Es no asumir que esto no es una guerra, no se puede plantear como tal, porque no son las leyes de la guerra con las cuales se pueda abordar este fenómeno social complejo. Hoy en día se ha banalizado mucho a un autor (que las buenas fuentes dicen que en realidad son varios). El entrenamiento en Management insiste en citar a Sun-Tzu. En realidad, ha sido el mayor Lidell Hart el que lo descubrió y formuló su "Estrategia de aproximación indirecta". En todo caso la filosofía de Sun Tzu propone que el arte supremo de la guerra es doblegar al enemigo sin librar una sola batalla. Es más: conoce bien al enemigo y conócete a ti mismo es su mayor recomendación.

Lo que hemos tenido hasta ahora es una guerra de enfrentamiento directo y global sin discriminación y sin saber cual es el enemigo (¿Son las sustancias -algunas milenarias- los enemigos? ¿Los productores, los traficantes, los lavadores, las mulas lo son? ¿Son los usos abusivos, las adicciones? Tampoco nos hemos dedicado a conocernos nosotros mismos.

Eludimos los debates y no nos damos cuenta que la mirada, modifica. Que VER es desde ya transformar. En un tema donde vemos o no queremos ver, donde los grises se duplican y el maniqueísmo del blanco y negro, del Bien y el Mal no nos ayuda en un desafío ético, poético y cultural que tenemos.

Preguntas más que respuestas.

Tengo la intención de dejar planteadas algunas preguntas. Quizás porque lo más interesante en el problema de las drogas es hacernos muchas, muchas preguntas en vez de hacer tantas afirmaciones ampulosas que desgraciadamente muestras nuestras falencias y el acta de fracaso de algunos modelos todavía vigentes.

Lo primero que tendríamos que preguntarnos es si necesariamente tienen que existir políticas especificas, focalizadas, desagregadas, en un tema que cuando lo analizamos atraviesa tantas políticas distintas que el hecho de agruparlas en "la droga" puede correr el riesgo de un reduccionismo simplificador que nos amputa sobre las posibilidades de intervención efectiva.

La pretensión punitiva de algunos guerreros de las drogas, amen de su acta de fracaso ¿ejercen realmente y con sentido practico la violencia represiva del Estado? El uso indiscriminado de la penalización y por tanto de la discrecionalidad policial y militar ¿no es la mejor forma de ineficacia e ineficiencia del uso de la fuerza? ¿No significa recargar la tarea policial en temas que no son de la policía? Cuando se involucra a las FFAA, en razón que los mecanismos normales fueron rebasados ¿no será hora de pensar que las políticas sociales han llegado tarde pero son más útiles? El Presidente Felipe Calderón hacia este mismo razonamiento hace 15 días al llegar a Ciudad Juárez.

¿Es necesario, pertinente, útil, ayuda a solucionar un problema social que tiene la humanidad desplegar políticas específicamente tituladas bajo el nombre de "políticas en drogas"? ¿Desagregarlas focalizándolas e intensificar su valor con un centramiento que no respeta la multidimensionalidad del problema? ¿No será mejor tener un descentramiento positivo, que nos permite a la vez atender a la emergencia y a su vez desplegar la mirada más allá de las sustancias y su toxicología?

¿No será que tanto problema, en términos estrictamente lógicos, lo tenemos mal planteado? Mas allá de los modelos explicativos que vienen siempre después de tener bien descripto y planteado. No hay problema son solución posible si esta mal planteado.

El reduccionismo y la simplificación son de los peores tóxicos que alteran nuestra mente y modifican nuestro comportamiento. La formulación de políticas publicas a partir de la simplificación cuando no el desconocimiento de muchas variables es iatrogénico. Realimentan el circuito toxico y no solo, como dicen algunos, se cometen "daños colaterales".

La dimensión pública de las políticas en este terreno parece importante señalarlas, porque después del huracán de la desregulación, del imperio del mercado y la fetichizacion de las mercancías, de la invitación y promoción del retiro del Estado-padre y tutor, fijador de límites y orientador de los planes colectivos es central en las reformas actuales. Lo público integra a lo privado. Tanto en el límite de nuestras vidas, como en la empresa publico-privada a la que convoca este tema.

Los mitos y leyendas, las reacciones sociales ante la emergencia que generalmente acompañan al surgimiento de patrones de consumo de mucho impacto, la realización de políticas al influjo de la alarma social, parecen ser un eterno retorno nietzscheano de este fenómeno. Esto es un tema que hay que incorporarlo y que tiene tanta fuerza como el daño toxico, el crimen organizado, la violencia social como un componente indivisible del problema. No hay un problema de consumo y de tráfico y por otro lado la respuesta social y política. Es un continuo que en la cultura moderna y liquida tiene un gran potenciador que son los medios masivos de difusión. Las drogas tienen efecto más allá de su ingesta individual. Es un problema esencialmente vincular. Los vínculos no solo entre hombres y mujeres viviendo en comunidad. Sino en relación a su pasado presente y futuro. En las decisiones colectivas. También en la forma en que se construyen los controles sociales. O son cogestionados, autoconstruidas. O son impuestos por una política criminal o un control policial (cuando no militar) que es exterior a la comunidad.

El problema de la marginación y exclusión social. La violencia social de nuestra cotidianeidad, de las entrañas mismas de nuestra convivencia, en todas las capas de la sociedad, el quiebre de la ética y los valores de la responsabilidad social, la inequidad ¿son solo factores de riesgo o son variables interpretativas de las causas y consecuencias potenciadas del problema drogas? Existe siempre una explicación simplista: hay delito por culpa de la droga. Lo contrario también es cierto. Y la coexistencia también. En realidad: vamos a encarar el tema de la violencia, del delito, como un problema nuestro, de la sociedad o vamos a buscar un factor externo que cual fenómeno natural "hay que combatir".

El debate democrático y ciudadano, cuya resistencia a nivel mundial y nacional es también un analizador del tema, es una necesidad creciente para ver, rever, develar, profundizar, decir simplemente "en esto no sabemos", investigar, evaluar, discernir…..entre todos, o entre la mayor gente posible, la mejor forma de afrontar estos desafíos de la humanidad.

Evidencia científica, evaluación de buenas prácticas, construcción de ciudadanía con la comunidad y enfoque de derechos. En ese marco: muchas preguntas. Porque las respuestas todavía son insuficientes y las que se han ensayado han sido ineficaces e ineficientes. Además han contribuido a sumar daños antes que reducirlos y se han encerrado en un dogmatismo fundamentalista de corte autoritario.

Orientales. Levemente ondulados.

La Republica Oriental del Uruguay, verdadero nombre de mi país, es el rincón del cono sur de esta America Latina multietnica, poetica, heroica, rica en matices, llena de color y de historia. Quizá el país con mas pretensión europea que hizo gala de su estilo democrático, de un estado de bienestar con mecanismos de amortiguación políticos y sociales. Que estableció ya en 1917 el voto universal, habilitando el voto femenino, conquisto las 8 horas de la jornada laboral, separó la Iglesia del Estado, sanciono el divorcio y avanzó en su economía a partir de la estatización de sus grandes empresas. El perfil de Uruguay fue diferente al resto de America. Sin conflictos étnicos o raciales, con el desarrollo de un movimiento sindical fuerte y activo, con un cooperativismo y organizaciones sociales fuertes.

Estado y sociedad "levemente ondulada" como se dice en los textos escolares de nuestra geografía. Chiquito a la medida de la mano humana, culto, alfabetizado, sin rigores geográficos o amenazas ecológicas de importancia.

A pesar de nuestra vocación y tradición democrática fuertemente arraigada en lo institucional y en el movimiento obrero y popular, el relieve levemente ondulado se vio sacudido en los 70 por un régimen cívico militar que se inspiró en el terrorismo de Estado y la doctrina de la seguridad nacional. Que asoló a nuestros países con su dosis de de desapariciones, cárcel y exilio. Uruguay se latinoamericanizó. Las grietas que irrumpieron en la ondulación se vieron sacudidas nuevamente por el temporal neoliberal que reventó muy mal en la gran crisis del 2001-2002 que tuvo consecuencias que todavía hoy intentamos remontar.

El problema de las drogas fue conocido, también "levemente ondulado" hasta el 2000... Uruguay adhirió a la estrategia mundial y hemisférica desde el año 1988 a pesar que en su realidad, ni era un país productor de drogas, ni se había detectado vías de transito y sus consumos estaban dentro de los parámetros controlables.

Hace 10 años apenas que el Uruguay comenzara a plantearse la política de drogas a partir de algunas iniciativas gubernamentales y de algunas practicas de organizaciones no gubernamentales y comunitarias. Su tradición liberal y libertaria produjo una legislación avanzada que optó por no penalizar la tenencia personal para el consumo. Las comunidades terapéuticas, así como las intervenciones inspiradas en la reduccion del daño han sido buenas prácticas de aquella época. La crisis del 2002 desnudó a Uruguay en todas sus vulnerabilidades: país que a partir de la legislación y la política de flexibilidad financiera se convirtió en una gran lavandería, y de la mano de ello país de transito acelerado. De la mano de esa crisis que duplico la cantidad de gente por debajo de la línea de la pobreza y de la indigencia, de esa "caída", y de una nueva territorializacion de la producción de cocaína en la región, surgió un patrón de consumo de gran impacto: la pasta base de cocaína.

La política de la Junta Nacional de Drogas inaugurada por el Dr. Tabaré Vázquez y ratificada por el actual Presidente Jose Mujica, manteniendo el mismo equipo desplegó una estrategia integral, equilibrada, fuertemente clivada en las policías sociales y comunitarias, con un enfoque de derechos y garantías y desde la óptica de responsabilidad y coparticipación de la sociedad. Hemos avanzado en la red de asistencia y tratamiento, en prevención en el sistema educativo, en el ámbito laboral. Fieles a un enfoque de proporcionalidad de la política criminal hemos dado cumplimiento a la lucha contra el crimen organizado y fundamentalmente a los esquemas del lavado de dinero. Hemos avanzado mucho, colocando el tema en la agenda pública y en la responsabilidad del Estado pero reclamando el compromiso y la participación social a todos los niveles. Tanto de tipo comunitario, como de los agentes privados involucrados en la salud o en la empresa privada y su salud laboral.

Sin embargo, queda mucho por hacer. Y por sobre todo queremos ser muy humildes y sensatos. Estamos muy lejos de reducir los daños y consecuencias sociales en forma significativa. Falta mucho. Seguimos empecinados en transformar esta política empoderando a la sociedad. El drama de la pobreza vincular, de horizontes de futuro y de inclusión social es la piedra angular que nos sigue desafiando. El modelo cultural duradero: la autoconstrucción de los controles sociales por la propia comunidad, sin eludir las responsabilidades del Estado. Fortalecer la lucha represiva contra el crimen organizado, la financiación del trafico y fundamentalmente el lavado de dinero. Esto ha levantado mucha polvareda. Cooperando en el tema de seguridad ciudadana desde una óptica firme pero abarcando la reinserción social en una crisis del sistema penitenciario grave. En la creación de espacios públicos de convivencia ciudadana donde se gestione la seguridad entre los propios vecinos

En Uruguay es también la hora del debate. Recién ahora, surge el debate, la polémica y los planteos diversos. Algunos basados en la alarma y la urgencia. Buscamos nuevas prácticas y experiencias que nos permita ampliar los mecanismos socios sanitarios, los emprendimientos comunitarios que atiendan a cubrir no solo el consumo sino la inclusión social. Buscamos innovar experiencias que no solo traten al adicto, sino que apuesten a su reintegración social. Jóvenes pobres sin empleo y sin perspectiva. Hijos de cuatro generaciones de exclusión y marginación social. Algunos, quizás muchos, delinquen. Otros que simplemente vagan por las calles. Uruguay en el 2002 duplicó en un año los índices de pobreza e indigencia. En estos cinco años de gobierno progresista hemos podido llevarlo al 18% y al 1,5. Sin embargo estos números todavía nos ofenden con los muchachos y muchachas que todavía están en situación de calle. Con pobreza de expectativas. Recordemos que en America Latina seguimos exhibiendo el 34% de pobreza y el 13,5 de indigencia. Pero además es el continente cuyo índice de desigualdad es el mas alto del mundo entero.

El malestar de la cultura.

En esto somos categóricos: el consumo problemático de drogas, de circulación licita que causan graves daños como el alcohol y el tabaco, como de estatus ilícito, es expresión de un gran malestar y dolor social. El tráfico de pequeño porte es un problema social que hay que atender y fundamentalmente poder y saber plantearlo correctamente. Ningún problema se puede resolver sino esta bien planteado. La proporcionalidad de la política criminal sin impunidad y con equidad es una guía fundamental para la economía de la fuerza del Estado. Reprimir sin ton ni son, genera daños irreparables y gasta mucho y mal.

El tema del crimen organizado, respuestas de los instrumentos internacionales de interdicción, investigación y prevención son muy necesarios. La cooperación internacional necesita de una responsabilidad común y compartida. Pero también equitativa. Los costos de este tema no son siempre iguales. No es de recibo las certificaciones unilaterales de países como EEUU que tienen vulnerabilidades como las nuestras. Esto nos introduce en otro terreno: vemos que los intereses geopolíticos prevalecen por sobre el interés de combatir el crimen. Es así. El multilateralismo sigue siendo una necesidad democrática para evaluar. Los mecanismos que instrumenta la JIFE son sus formularios anuales y bianuales no nos parecen una herramienta seria. Hoy se están revisando porque son varios los países miembros que los han cuestionado.

Vemos que muchos temas se presentan como alarmas y amenazas que aparecen como fenómenos que no tiene historia. Que están nuevamente al servicio de un gran centro ordenador: la seguridad nacional de los países centrales. Si vamos a cooperar, admitamos que la vulnerabilidad también es un problema compartido. En una presentación del Observatorio Interamericano de Drogas de la CICAD se afirma "del total de consumidores de cocaína en el mundo entero, un 50% se encuentra en nuestro hemisferio". Pero se agrega: n 24% en Sudamérica y menos del % en America Central y el Caribe"

Cuando se analizan las políticas en drogas, se descontextualiza permanentemente y no hay historia. Es el fin de la historia, pero hacia el pasado.

 

En Bolivia, como en Colombia, el problema de las drogas y el narcotráfico no empezó ahora, ni la fragilidad deviene solo y exclusivamente de las hectáreas cultivadas y de los carteles. Deviene de las narcodictaduras que en Bolivia comenzaron el negocio. Comenzó en la America Latina cuando los términos de intercambio dejaron a poblaciones campesinas enteras inermes. Cuando la violencia se desató, el Estado desapareció y en la sociedad se impulsaron valores no solidarios, competitivos, ultraindividulistas que ahora devienen en narcocultura. La narcocultura es la contracara no querida de los valores del consumismo y de la injusticia social: lo que no se obtiene por la carrera neodarwinista del éxito, se obtiene por el empresarismo ilícito. De todas maneras con el lavado del dinero se vuelven a juntar, a ser amigos ambos. Hipocresía económica y financiera que también sobrevuela esto.

"Al analizar la génesis de las actividades del narcotráfico en Colombia tenemos que aceptar la existencia de un factor de carácter interno y externo permanente en la historia lejana, pasada y presente de nuestro país: "la corrupción", actividad, actitud, cultura y tendencia, cuyo significado antiético identifica la presencia del narcotráfico en diferentes niveles de la delincuencia organizada, la cual se nutre y cuenta con la corrupción como mecanismo preponderante de la permisibilidad (…) El respeto y el reconocimiento de la comunidad internacional no se gana entregando informes de hectáreas de país arrasado con relación a la aspersión de cultivos ilícitos, la destrucción del laboratorios de procesamiento, el número de detenidos y procesados que, por supuesto no deja de ser importante; sino cuando, paralelo a ello se adquiera la capacidad de actuar con la claridad que permite la no intervención de la corrupción, la actitud recia frente a la corresponsabilidad internacional en cuanto al consumo de la droga y el trafico de insumos químicos, y el conocimiento preciso de lo que se tiene y lo que se pierde en términos de vidas humanas, cultura , patrimonio, calidad de vida y medio ambiente." (Maria Olga Nieto Garcia. Narcotráfico, actividad primaria del crimen organizado en Colombia como amenaza para la seguridad nacional. Cuadernillos Avances Universidad Santo Tomas)

Este fenómeno social y cultural es un emisario, un portavoz de un malestar multifacético, que expresa a veces la exclusión de grandes poblaciones de su derecho a un desarrollo social justo. Justo quiere decir que los vínculos entre los hombres y mujeres que viven en sociedad tengan un futuro, un horizonte compartidos en términos de equidad. A veces el vacío del no sentido de nuestra sociedad. Se puede ser pobre, tener poca plata y vivir a su vez con dignidad, con proyectos de futuro para sus hijos. Sin tener que estar asomados a la vidriera del lujo, de las marcas imbatibles que prometen la "exclusividad", de los objetos maravillosos que nos "resuelven" el vacío de la vida y al mismo tiempo, al mismo tiempo se le niegan a millones de hombres y mujeres. Hay un vacío existencial y un vacío ético. Señalamos injustamente hacia los jóvenes, los miramos con desconfianza, no somos capaces los adultos de educar para la vida. Los adultos oscilamos entre la estigmatización, la prescindencia o la demagogia. Marcelo Viñar, psicoanalista uruguayo, amigo y compañero:

"Cuando el adolescente llega al mundo del tercer milenio
(del rock y la informática) ya no hay meta relatos o
discursos de utopía encarnados en la autoridad sólida
de las figuras patriarcales, sino los patrones fluidos y
cambiantes de la modernidad líquida: ya no hay
un establishment social al que aherir u oponerse,
sino una sociedad fragmentada donde hay que
inventar o construir un intersticio para introducirse
y lograr un itinerario que de consistencia y
sentido a la propia existencia"
Mundos adolescentes y vértigos civilizatorio. Ed. Trilce

Bernardo Kliksberg en "Ética y gerencia de organizaciones"
"
¿Cómo pudo ser posible? ¿qué motivó estas conductas?
Se trataba de un grupo de ejecutivos formados en algunas de las
mejores escuelas de administración de empresas del
mundo y que, por otra parte, ganaban algunas de las
mayores remuneraciones anuales de la economía americana.
Superbienpagados y supereducados.(…) Un agudo
pensador americano, Amitai Etzioni, lanzó en uno de los
diarios principales del país, The Washington Post (4/8/
02) un interrogante de fondo.¿Qué está sucediendo
con la educación de los altos gerentes, cuando se dio
Enron, y otros diversos casos similares en poco tiempo
(World Com, Tycco y otros)? Reseñó varios estudios
preocupantes. Una investigación del Aspen Institute sobre
2000 graduados de las 13 escuelas de negocios líderes
analizó el perfil ético que tenían al ingresar y al
salir. Este último era peor al inicial. En otro estudio se
preguntó a participantes de MBA qué harían si pudieran
cometer un acto ilegal que les diera a ellos (o su
empresa) una ganancia de 100,000 dólares, la posibilidad
de que los descubrieran fuera del 1% y la pena no
mayor de un año. Más de la tercera parte contestó que robaria"