José Artigas
En la memoria de los uruguayos
como un referente incontrovertible de su identidad
El conocimiento histórico fue develando en Artigas
tanto al estadista como al conductor revolucionario. La
gesta heroica contra el despotismo y su personalidad como
gobernante republicano, como “jefe de los orientales”,
“protector de los pueblos libres” o “simple ciudadano”,
como gustaba llamarse, se incorporaron a la memoria
histórica de los uruguayos como un referente
incontrovertible de su identidad, dijo Ariadna Islas.
La Directora del Museo Histórico Nacional, Ariadna
Islas, rescató los nuevos enfoques del proceso
revolucionario de 1811, que encabezó el General José
Artigas. “El relato histórico ha sufrido una importante
renovación en las últimas décadas; la conmemoración de la
Revolución Oriental es una gran oportunidad para generar
una nueva memoria histórica para el país, más inclusiva,
más democrática y más republicana”.
La historiadora Islas, subrayó algunos aspectos
destacados de la gesta artiguista, cuando se conmemora el
246º aniversario del natalicio de José Artigas. Además del
liderazgo político y militar que tuvo el Prócer dentro de
la Revolución Oriental, destacó asimismo, el nuevo enfoque
que la ciencia histórica tiene ante el proceso emancipador.
Indicó que se integran ahora también las perspectivas de
los colectivos vulnerables, como los indígenas, los afro
descendientes y los peones rurales del siglo XIX. Destacó
la organización confederada que los pueblos pretendían para
administrar la cosa pública, en el marco de las provincias
del Río de la Plata.
Señaló que Artigas lideró esa corriente de pensamiento
que se caracterizó por una idea republicana, es decir, un
gobierno sobre la base de la soberanía popular, la
igualdad, la libertad, la autonomía provincial , llamada en
su tiempo la “soberanía particular de los pueblos”.
“Los antigüistas”, explicó Islas, fueron el grupo
político más radical de la región en los tiempos de la
Revolución del Río de la Plata, -el proceso iniciado en
1810 y culminado con la formación de los estados
nacionales- un proceso que finalizó ya avanzadas dos
décadas en el siglo XX. Una Revolución radical y en línea
con la Hispanoamérica del siglo XIX Si bien el proceso
artiguista tiene características propias, los principales
rasgos la unen al contexto de revoluciones
hispanoamericanas. En el conjunto de esos procesos, según
expuso la Directora del Museo Histórico Nacional , el
artiguismo es una corriente que plantea un modo diverso de
organización para los antiguos “dominios de España”. Entre
corrientes monárquicas y republicanas, -algunas enfocadas
en soberanías nacionales únicas-, el artiguismo planteó la
organización estatal desde los pueblos.
El movimiento artiguista, además, convocó a una multitud
de sectores a lo largo de la Banda Oriental, tal como
señaló Islas. Desde negros libres, criollos pobres,
“naturales”, como se denominaba a los indígenas, todos
ellos participaron de la Revolución, sosteniendo el proceso
político de la confederación y la autonomía provincial.
Estos grupos tenían, para sí mismos, el ideal de la
libertad y la igualdad. “Al aprobarse el ‘Reglamento para
el fomento de la campaña y seguridad de los hacendados’ (el
Reglamento de Tierras del 10 de setiembre de 1815), el
artículo que ordenaba a los agraciados con tierras por el
régimen, otorgaba la prioridad a los negros libres, zambos,
criollos pobres e indios. Islas subrayó que este aspecto
del Reglamento “generó un miedo social muy grande, así como
también su participación en la guerra”. “Ese miedo social
se produjo en la Provincia Oriental, pero también en
Corrientes o en Santa Fe. Entonces, la participación de
esos colectivos en la Revolución, radicalizó la propuesta
artiguista, como en otras zonas de América. Comerciantes y
hacendados esperaban que la Revolución construyera un nuevo
orden social que, sin embargo, conservara ciertos límites a
la participación popular”.
En ese marco, la historiadora consideró que también se
puede hablar de la relación entre Artigas y las fuerzas
vivas de Montevideo: “Artigas reclamó a Montevideo, en
varias ocasiones, que no se estaban tomando las medidas
necesarias para la reestructuración de la Provincia,
premiando a aquellos sectores que habían participado de la
Revolución”. Esos sectores fueron quienes permanecieron
junto al artiguismo hasta su derrota, en 1820. “El
Bicentenario de la Revolución Oriental es una gran
oportunidad para generar un nuevo enfoque histórico, más
integrador y democrático”, apuntó.
Sostuvo que los últimos años fueron testigo de una
renovación muy interesante en materia de los estudios
coloniales. Se ha procurado rescatar al sujeto social y, en
ese sentido, comenzó la búsqueda de los orígenes culturales
indígenas en el país, sus características y su modo de
vida, previo a la llegada del europeo.
Asimismo, la renovación de los estudios de la
independencia, incorporando la participación de los
criollos más pobres y procurando una nueva visión en la
participación de afro descendientes e indígenas en los
proyectos políticos, dentro de la Revolución. Los
historiadores que trabajan en conjunto a lo largo de la
región, según planteó Islas, pretenden una observación en
conjunto, con un criterio más amplio, que no acepta los
recortes tradicionales del Estado-Nación, “que son el
producto de esta historia y que no precedieron a esta misma
historia”, como dijo Islas. Esta visión enriqueció nuestra
percepción del pasado, de nuestros procesos políticos,
incorporó la participación política de una importante gama
de sectores sociales o incluso, figuras femeninas que
actuaron en ese proceso. En el marco del Bicentenario de la
Revolución Oriental, “sería muy interesante que toda la
labor resultara en una reformulación de nuestra propia
memoria histórica del país, trascendiendo los límites de
una historia patria que fue funcional a otra época y que no
pudo atender, por esa razón, a los intereses que tienen los
pueblos en este momento.
La Directora expresó su consideración en cuanto a que
hoy se presenta “una gran oportunidad para comunicarse y
para dar una nueva memoria histórica, más inclusiva, más
democrática y más republicana”. Finalmente, Ariadna Islas
explicó que “José Artigas (1764-1850) encabezó un
movimiento político que se constituyó como la corriente de
los “orientales” en la Revolución rioplatense. Partidarios
de la igualdad, de la libertad, de la soberanía particular
de los pueblos y de la organización confederal, los
artiguistas fueron protagonistas del proyecto republicano
más radical en la región en ese entonces. La participación
de indios, negros libres y criollos pobres en la lucha
política, así como la aprobación y aplicación del
“Reglamento para el fomento de la campaña y seguridad de
los hacendados” en 1815, amenazó las propiedades y
posiciones de muchos españoles europeos y de americanos,
comprometidos o no con la independencia, generando un gran
temor social. Al mismo tiempo, la aplicación de este
reglamento permitió el acceso libre a la tierra de los
pobres que habían acompañado la Revolución bajo la consigna
de que “los más infelices serán los más privilegiados”.
Entonces, al decir de alguno de sus contemporáneos,
“nuestros paisanos lo siguieron con amor” mientras que
muchos de sus enemigos políticos lo caracterizaban como el
“jefe de unos bandidos de la especie menos confiable, pues
usaban la política como máscara”. “El conocimiento
histórico fue develando en José Artigas tanto al estadista
como al conductor revolucionario. La gesta heroica del
artiguismo en la lucha contra el despotismo y la
personalidad de Artigas como gobernante republicano, como
“jefe de los orientales”, “protector de los pueblos libres”
o “simple ciudadano” como él mismo gustaba llamarse, se
incorporaron a la memoria histórica de los uruguayos como
un referente incontrovertible de su identidad.”
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