El último recurso
Refugios para víctimas de violencia doméstica buscan
preservar la vida de madres e hijos
Cuatro refugios del Instituto del Niño
y el Adolescente son el hogar seguro de las madres e hijos
que padecen violencia doméstica. Se recurre a ellos cuando
se agotaron todos los recursos. El Centro de Estudios y
Derivación realiza la solicitud y se otorgan los lugares en
función de los cupos disponibles. También pueden llegar a
través de centros de referencia territorial. Un equipo
multidisciplinario trabaja en alternativas.
La violencia doméstica es un problema
que aqueja a la sociedad uruguaya. Pero más allá del
padecimiento que sufren las mujeres víctimas de maltrato,
sus hijos son rehenes de la situación.
La Coordinadora del Sistema Integral a
la Infancia y Adolescencia contra la Violencia (SIPIAV),
María Elena Mizrahi, explicó que los niños, niñas y
adolescentes que viven situaciones de violencia, si bien no
son objetos de violencia física, sino emocional, son en
definitiva víctimas de violencia doméstica. En este
sentido, el SIPIAV –dependiente de INAU-, atiende a todo
el núcleo familiar, ya que tiene en cuenta que los niños
padecen la situación de violencia, lo cual afecta,
comúnmente, su comportamiento, y ello se refleja en su
rendimiento escolar y en el relacionamiento con los otros.
Mizrahi explicó que los niños que ven a
sus padres relacionarse de esa forma, posiblemente
entiendan que las relaciones humanas parten y se basan en
la violencia. “Consideran que la resolución de conflictos
está dada por el intercambio violento”, sostuvo la jerarca.
Asistencia integral por vulneración
de derechos
Tanto las organizaciones no
gubernamentales (ONG) en convenio con INAU, como los
propios equipos del Instituto y los equipos de la salud en
coordinación con el SIPIAV, trabajan en conjunto en la
atención del núcleo familiar.
Se les brinda una asistencia integral a
los menores, no solamente psicológica, dado que los niños
que se captan padecen la vulneración de otro tipo de
derechos. Se realizan tratamientos de reparación de
secuelas. Para ello concurren al menos una vez a la semana
a servicios especializados con los que INAU tiene convenio.
Cada situación es particular, y de ella
depende el tipo de tratamiento que requiere tanto el niño
como su familia. En algunos casos se trabaja incluso con el
Poder Judicial, indicó Mizrahi.
La apuesta del INAU es la de coordinar
acciones con las asociaciones civiles. Incluso integra el
Consejo Consultivo de Lucha contra la Violencia Doméstica,
donde participan todas las instituciones del Estado que
tienen que ver con la temática y participa de la Red de
Violencia Doméstica con la cual se coordina en el Consejo
Consultivo.
Asimismo, en el Comité de Gestión del
SIPIAV participan las organizaciones no gubernamentales que
tienen convenio con INAU.
Los refugios: el último recurso
El INAU cuenta con cuatro refugios de
atención a mujeres con situaciones de violencia doméstica
que ingresan con sus hijos.
El acceso a los refugios en convenio con
INAU –porque existen otros pertenecientes al MIDES- es a
través del Centro de Estudios y Derivación de INAU, que se
considera la “puerta de ingreso”. Se solicita el refugio a
INAU que otorga los cupos según lo convenido con las ONG.
Llegan de diferentes formas, a veces se
puede captar una situación de violencia doméstica en los
territorios, donde se trabaja a través de las “Casa Amiga”,
los Centros de Referencia Familiar o los Regionales de INAU.
Se puede permanecer en esos lugares
cerca de un año, pero los técnicos que allí trabajan ven
las posibilidades de salir rápidamente de allí. Esto se
debe a que desde el punto de vista conceptual, el refugio
es un tránsito, es una etapa en la vida de la gente.
“La idea es que el equipo
multidisciplinario que trabaja con la familia busque
alternativas”, explicó.
Uno de los mayores problemas es “el de
la vivienda”, dado que para INAU y SIPIAV no es un tema que
se pueda resolver porque se encargan solamente de los
paliativos.
La internación o los refugios deben ser
el último recurso. Si alguien de la familia les puede dar
acogida, es preferible apoyar a ese núcleo mediante el
Departamento de Apoyo Socio-económico de INAU.
Mapas de Ruta ayudan a docentes a
actuar
Existen agentes sociales como los
docentes de Primaria, Secundaria y UTU que muchas veces son
conocedores y denunciantes de esta situación.
Para ello se elaboró el Mapa de Ruta de
Primaria que funciona desde 2007 y ahora se trabaja en un
Protocolo para Enseñanza Media, con el objetivo que los
docentes cuenten con una guía.
“Cuando se genera una situación de
violencia extrema el maestro o profesor debe informar y se
contacta con los equipos de salud, INAU o con las redes que
existen en esos territorios y se comienza a trabajar con la
familia”, relató Mizrahi.
“Si la situación es muy compleja y no se
puede llegar a esas personas, se realiza una denuncia a la
Línea Azul de INAU (0800 5050) y se accede al domicilio.
Pero a veces directamente se judicializa el caso”, añadió.
Contención familiar para niños
huérfanos es prioridad
Cuando hay una situación de muerte de la
madre, se busca la protección de algún familiar e incluso
puede requerir el apoyo de los equipos multidisciplinarios
de INAU.
De no contar con nadie familiarmente que
pueda ocuparse, los Jueces determinan la protección en
establecimientos de INAU. “Pero este debería ser el último
recurso”, explicó Mizrahi.
Es preferible trabajar con una tía u
otro familiar cercano para que no pierdan su condición
familiar, porque de lo contrario sería un abandono enorme
para ese niño.
Asimismo, se trabaja en el proceso y las
secuelas de haber vivido la pérdida de su madre.
No se registran cifras específicas de
niños huérfanos (por violencia doméstica) pero se están
procesando datos del período pasado desde la creación del
SIPIAV (2007/2009). Se estima que a fines de agosto se den
a conocer cifras. Las correspondientes a 2010 se procesan
cuando termine el año.