Más bancarización, más equidad
Gobierno analiza medidas para facilitar acceso al
crédito de familias de bajos ingresos
Algunos sectores de la sociedad
presentan dificultades de acceso a los servicios
financieros, por lo cual muchas veces recurren a
alternativas costosas, con intereses comparativamente
elevados, señaló Martín Vallcorba, representante del MEF en
la Comisión de Bancarización. Añadió que cuando se
incrementa la bancarización mejoran las inversiones, el
empleo, los ingresos y, en consecuencia, el bienestar de
todos los ciudadanos.
Martín Vallcorba es integrante de la
Asesoría Macroeconómica del Ministerio de Economía y
Finanzas (MEF) y participa también -en representación del
Ministerio de Economía- en la Comisión de Bancarización,
ámbito que cuenta además con la participación del Banco
Central del Uruguay (BCU), las instituciones financieras y
los trabajadores.
Consultado por SCI acerca de los
lineamientos que plantea el Gobierno para profundizar la
bancarización de la economía, Vallcorba expresó sus
consideraciones en un contexto que incluye bancarización y
desarrollo.
Punto de partida: baja
bancarización y situaciones de inequidad
Según detalló el integrante de la
Asesoría Macroeconómica (MEF), existen distintos estudios
académicos que dan cuenta de un círculo virtuoso entre
bancarización y desarrollo. “Uno podría pensar que el
sistema financiero equivale al aparato circulatorio de la
economía”, señaló.
De esta manera, según estimó Vallcorba,
cuando mejora el sistema financiero mejora el conjunto de
la economía: mejoran las inversiones, el empleo, los
ingresos y, en consecuencia, el bienestar de todos los
ciudadanos.
En referencia a la situación del país
en la materia, afirmó que “está muy rezagado. Aseguró que
no sólo respecto a los países desarrollados –de los cuales
estamos muy lejos-, sino que en la materia el país está
también rezagado en relación con la región”.
Por otra parte, el Jerarca sostuvo que
existe una gran inequidad. Señaló que algunos sectores de
la sociedad presentan dificultades de acceso a los
servicios financieros: en particular apuntó a las PYMES y
las familias con menores ingresos. Ello deriva en que
muchas veces tengan que recurrir a alternativas muchos más
costosas, con intereses comparativamente elevados.
Inclusión financiera, mejoras en el
sistema de pagos y formalización de la economía
El objetivo no es promover el consumo,
sino poner en plano de igualdad a todas las familias,
expresó Vallcorba. Se procura que una familia de ingresos
bajos pueda acceder a créditos en condiciones similares a
una familia de ingresos altos, subrayó.
Por otra parte, se busca mejorar el
sistema de pagos, de forma de abaratar las transacciones.
Es así que intentará avanzar en la sustitución del dinero
físico por el dinero electrónico. A modo de ejemplo,
Vallcorba señaló que las personas podrían realizar, sin ir
al banco –por internet, cajero o incluso teléfono móvil-
más transacciones económicas, tales como girar dinero de
Montevideo a Artigas.
Agregó que también se promoverá el
ahorro. “En la medida que las personas se vayan
familiarizando y vinculando con el sistema financiero
también se empiezan a generar posibilidades de estimular el
ahorro”, puntualizó.
“Apostamos a que toda la población
pueda tener su cuenta bancaria sin costos, asociada al pago
de sueldos o jubilaciones”.
Finalmente, Vallcorba subrayó que se
apunta a generar a una mayor formalización de la economía.
Dijo que en el Gobierno anterior se avanzó en la
formalización de los trabajadores ante el BPS, en tanto que
ahora resta lograr una mayor equidad tributaria en otros
ámbitos de la sociedad. “El objetivo no es aumentar la
recaudación”. La idea es que una mayor formalización se
transforme en una reducción de los impuestos para toda la
población, enfatizó.
Sobre el término “bancarización”
El término bancarización refiere a
múltiples aspectos: profundidad financiera, cobertura
financiera y uso de los instrumentos financieros, explicó
Vallcorba
La profundidad financiera mide la
relación créditos sobre el Producto Interno Bruto (PIB) o
depósitos sobre el PIB. La cobertura de servicios
financieros -en general- se mide mediante la disponibilidad
de sucursales bancarias por habitante, de cajeros
automáticos y de redes de post. Para medir el uso de los
instrumentos financieros, se puede recurrir a la cantidad
de transferencias entre cuentas bancarias y transacciones
realizadas mediante tarjetas de créditos o débitos, explicó
Vallcorba.
Otro indicador utilizado es el grado
de bancarización, que mide el número de clientes que tienen
cuentas en los bancos cada 1.000 habitantes. En el caso de
Uruguay, hay 418 clientes con cuentas bancarias, por tanto,
menos de la mitad de los que deberían existir, según
consideró. |