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14 de agosto, 2010

Bocca apunta a un arte popular

Ballet Nacional del SODRE estrena temporada de espectáculos con “Giselle”
El Ballet Nacional del SODRE presentó su temporada de espectáculos con la obra “Giselle, una historia de amor, engaño y muerte”. El maestro Julio Bocca explicó que se exhibirá en el Auditorio Nacional Adela Reta, entre el 20 y 31 de agosto. Adelantó que la Compañía realizará una gira por los departamentos de Rivera, Tacuarembó, Treinta y Tres, Lavalleja, Artigas, Paysandú y Soriano, desde el 6 y hasta el 25 de setiembre.

El maestro Julio Bocca anunció que en algunas ciudades del interior del país las obras se llevarán a cabo en teatros, en tanto que en otros lugares las presentaciones se llevarán a cabo en estadios de básquet, de acuerdo con las posibilidades existentes.

Expresó que muchas veces, los teatros no cumplen con las expectativas de locación en cuanto a extensión o altura adecuadas. El Maestro dijo que para la gira se alquiló el escenario del Hotel Conrad que se armará en todos los puntos de la gira que así lo requieran porque no cuentan con la infraestructura adecuada. Explicó que este escenario prevé los espacios destinados a luces y sonido.

Bocca señaló que quizá la estructura no se acerque a la de un teatro, pero resaltó que la intención es llevar el ballet a todos los puntos del país. Agregó que su idea es que todos los uruguayos brinden su apoyo a la danza como una de las demostraciones de la cultura.

Dijo también que en el interior se presentarán las obras “Raymonda”, “Nuestros Valses” y “Doble Corchea” de Vicente Nebrada.

Una de las bailarinas del SODRE, desde hace nada menos que 25 años: Sofía Sajac, relató su experiencia y celebró la posibilidad de poder contar con la presencia de maestros y coreógrafos de renombre internacional como Wilhelm Burmann y Yannis Pikieris.

La artista expresó con emoción, que se siente en la obligación de representar a todos sus compañeros de danza que no tuvieron la posibilidad de bailar en este remozado teatro.

Bocca elogió la disciplina y concentración con la que cuentan los bailarines que permanecen desde las últimas etapas del cuerpo de baile del SODRE y destacó que los nuevos integrantes del cuerpo de baile pueden nutrirse y aprender de sus experiencias.

Aclaró que su intención es que el ballet recupere el nivel de antaño con las posibilidades que merece y que todos y cada uno de los integrantes del grupo, sea una parte sustancial de la Compañía.

Afirmó que el MERCOSUR también debe servir de bloque integrador de la cultura de sus países miembros.

La artista Sara Nieto dijo que si bien el esquema de la obra “Giselle” se mantiene, se realizó una adaptación a las características de los diferentes bailarines que la llevan a escena. Agregó que esta representación de Giselle estará dada por la personalidad que le imponga el cuerpo de baile.

Bocca recordó que en su país natal, Argentina, logró que el ballet se transformara en un arte popular porque lo llevó a todos los puntos del país. Destacó la posibilidad de conectarse con la gente y no sólo aguardar la llegada del público. Habló de un abanico de obras que contenga no sólo representaciones de danza clásica sino presentaciones de programas mixtos con obras variadas y diferentes compositores musicales que permitan crear mayor interacción con el público en general y con los jóvenes en particular. Añadió que el objetivo es lograr educar en la temática y expresó que se ofrecerán los espectáculos de la Compañía a las diferentes escuelas del país.

Afirmó que los artistas deben mantener siempre la calidad del espectáculo y el respeto por el auditorio en cualquier presentación.

Señaló que para las giras por el exterior, no se propone llevar un estilo de Compañía sino una personalidad, de modo que cada bailarín le aporte su impronta personal. Indicó que busca el público de hoy, son personalidades sobre el escenario y que precisamente eso es lo que le traslada a cada uno de sus bailarines.

María Noel Riccetto –integrante del American Ballet Theatre- expresó que esta instancia marcará un cambio en su carrera. Añadió que hace trece años que baila en el exterior pero que siempre mantuvo la ilusión de retornar a su país. Dijo que tiene la firme intención de ofrecerle al público uruguayo todo lo aprendido en el exterior y valoró la base que significaron sus inicios en el SODRE.

Julio Bocca agradeció el apoyo de auspiciantes tales como ANCAP, ANTEL, Banco República y Buquebus, entre otros, cuya cooperación resultó fundamental tanto en la compra de insumos para el cuerpo de baile, como en el armado de la gira.

Giselle

Es un ballet en dos actos con música de Adolphe Adam, coreografía de Jules Perrot y Jean Coralli y libreto de Théophile Gautier y Jules-Henri Vernos, basado en la obra De l’Allemagne (1835) de Heinrich Heine. La variación de Giselle del primer acto no es original de Adam, fue incorporada posteriormente y se cree que su autor fue Leon Minkus. Fue estrenada en 1841 en la Opera de París, constituyéndose en pieza pura y fundamental de la danza clásica, tanto por el tratamiento de los ideales románticos como por el empleo de la más refinada técnica teatral del S. XIX. Constituye una de las más puras joyas del ballet romántico, siendo el de mayor continuidad histórica: casi 170 años después de su debut, es parte del repertorio de casi todas las bailarinas del S. XX, entre las que se deben mencionar a Olga Spesívtseva, Anna Pávlova, Tamara Karsavina, Marina Semyonova, Galina Ulánova, Alicia Alonso, Alicia Markova, Ivette Chauviré, Margot Fonteyn, entre otras. En los roles masculinos, se recuerda a Lucien Petipa (creador del personaje de Albrechts), Vaslav Nijinsky, Rudolf Nureyev, Mikhail Baryshnikov, Eric Bruhn, Fernando Bujones y Julio Bocca, entre otros.

Primer Acto

En una aldea de la Renania medieval, el guarda de caza Hilarion ama a Giselle y tiembla de celos por Loys, bajo cuyos mentidos andrajos de pueblerino se oculta el duque Albrecht. Este aparece para encontrarse con Giselle, ocultando la espada y alejando a su escudero. La joven sale de casa y acepta el tierno galanteo de Albrecht –Loys, que jura amarla para reconfortarla de la negativa que le tocó en suerte de una margarita que ha deshojado. Llega Hilarion y le declara su amor; rechazado por la joven y expulsado por Albrecht, amenaza venganza. Comienzan las danzas de los campesinos por las fiestas de la vendimia, y Giselle toma parte en ellas con entusiasmo, son obstante la aprehensión de su madre. Se interrumpen las fiestas para escoger al príncipe de Curlandia y a su hija Bathilde con su séquito, de regreso de una cacería. Giselle danza para la princesa, que le da un collar y vuelve a partir con los suyos, mientras se reanuda la fiesta campesina. Al llegar Albrecht, Hilarion lo desenmascara mostrando la espada que ha encontrado, y vuelve a llamar con el sonido del cuerno a los nobles cazadores y a la princesa Batidle, prometida de Albrecht, quien, con fingida desenvoltura y sin cuidarse de Giselle, ofrece el brazo a Bathilde justificándose como simplemente deseoso de distracción entre las danzas campestres. Giselle, herida al comprender el engaño, caen en estado de locura, delira iniciando pasos de danza entre la consternación de los presentes, hasta que empuña la espada y muere en brazos de su madre, ante Albrecht atónito y finalmente desesperado.

Segundo Acto

A medianoche, en las proximidades de la tumba de Giselle, vemos a Hilarion que pasa despavorido entre los árboles. Aparece Myrtha, Reina de las Willis, quien con una rama roza todas las flores blancas del bosque, evocando así su corte de femeninos fantasmas. Las Willis se disponen a acoger a su nueva compañera, Giselle, que aparece velada sobre la tumba y se inclina ante la reina para iniciar luego su danza con las otras. Al oírse pasos, las Willis se desvanecen: es Albrecht que viene dolido a esparcir lirios sobre la tumba de la joven amada. Después de un momento, se le aparece dando vueltas la imagen de Giselle, y él la sigue, alucinado entre los árboles. Entra Hilarion y lo rodean inmediatamente las Willis, que lo llevan hasta la muerte tras una danza loa. Al retorno de Albrecht, Myrtha lo condena a la misma suerte, pero Giselle lo protege junto a la cruz, implorando en vano a la Gélida Reina de las Willis. Condenado a danzar hasta el extremo, Giselle lo sostiene con amor desesperado hasta que las primeras luces del alba imponen la retirada del enjambre espectral.

Giselle sigue a sus compañeras hacia el reino de las sombras, después de haber encaminado al amado Albrecht hacia la luz de la vida.

   
 
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