Bocca apunta a un arte popular
Ballet Nacional del SODRE estrena temporada de
espectáculos con “Giselle”
El Ballet Nacional del SODRE presentó
su temporada de espectáculos con la obra “Giselle, una
historia de amor, engaño y muerte”. El maestro Julio Bocca
explicó que se exhibirá en el Auditorio Nacional Adela
Reta, entre el 20 y 31 de agosto. Adelantó que la Compañía
realizará una gira por los departamentos de Rivera,
Tacuarembó, Treinta y Tres, Lavalleja, Artigas, Paysandú y
Soriano, desde el 6 y hasta el 25 de setiembre.
El maestro
Julio Bocca anunció que en algunas ciudades del interior
del país las obras se llevarán a cabo en teatros, en tanto
que en otros lugares las presentaciones se llevarán a cabo
en estadios de básquet, de acuerdo con las posibilidades
existentes.
Expresó que
muchas veces, los teatros no cumplen con las expectativas
de locación en cuanto a extensión o altura adecuadas. El
Maestro dijo que para la gira se alquiló el escenario del
Hotel Conrad que se armará en todos los puntos de la gira
que así lo requieran porque no cuentan con la
infraestructura adecuada. Explicó que este escenario prevé
los espacios destinados a luces y sonido.
Bocca señaló
que quizá la estructura no se acerque a la de un teatro,
pero resaltó que la intención es llevar el ballet a todos
los puntos del país. Agregó que su idea es que todos los
uruguayos brinden su apoyo a la danza como una de las
demostraciones de la cultura.
Dijo también
que en el interior se presentarán las obras “Raymonda”,
“Nuestros Valses” y “Doble Corchea” de Vicente Nebrada.
Una de las
bailarinas del SODRE, desde hace nada menos que 25 años:
Sofía Sajac, relató su experiencia y celebró la posibilidad
de poder contar con la presencia de maestros y coreógrafos
de renombre internacional como Wilhelm Burmann y Yannis
Pikieris.
La artista
expresó con emoción, que se siente en la obligación de
representar a todos sus compañeros de danza que no tuvieron
la posibilidad de bailar en este remozado teatro.
Bocca elogió
la disciplina y concentración con la que cuentan los
bailarines que permanecen desde las últimas etapas del
cuerpo de baile del SODRE y destacó que los nuevos
integrantes del cuerpo de baile pueden nutrirse y aprender
de sus experiencias.
Aclaró que su
intención es que el ballet recupere el nivel de antaño con
las posibilidades que merece y que todos y cada uno de los
integrantes del grupo, sea una parte sustancial de la
Compañía.
Afirmó que el
MERCOSUR también debe servir de bloque integrador de la
cultura de sus países miembros.
La artista
Sara Nieto dijo que si bien el esquema de la obra “Giselle”
se mantiene, se realizó una adaptación a las
características de los diferentes bailarines que la llevan
a escena. Agregó que esta representación de Giselle estará
dada por la personalidad que le imponga el cuerpo de baile.
Bocca recordó
que en su país natal, Argentina, logró que el ballet se
transformara en un arte popular porque lo llevó a todos los
puntos del país. Destacó la posibilidad de conectarse con
la gente y no sólo aguardar la llegada del público. Habló
de un abanico de obras que contenga no sólo
representaciones de danza clásica sino presentaciones de
programas mixtos con obras variadas y diferentes
compositores musicales que permitan crear mayor interacción
con el público en general y con los jóvenes en particular.
Añadió que el objetivo es lograr educar en la temática y
expresó que se ofrecerán los espectáculos de la Compañía a
las diferentes escuelas del país.
Afirmó que
los artistas deben mantener siempre la calidad del
espectáculo y el respeto por el auditorio en cualquier
presentación.
Señaló que
para las giras por el exterior, no se propone llevar un
estilo de Compañía sino una personalidad, de modo que cada
bailarín le aporte su impronta personal. Indicó que busca
el público de hoy, son personalidades sobre el escenario y
que precisamente eso es lo que le traslada a cada uno de
sus bailarines.
María Noel
Riccetto –integrante del American Ballet Theatre- expresó
que esta instancia marcará un cambio en su carrera. Añadió
que hace trece años que baila en el exterior pero que
siempre mantuvo la ilusión de retornar a su país. Dijo que
tiene la firme intención de ofrecerle al público uruguayo
todo lo aprendido en el exterior y valoró la base que
significaron sus inicios en el SODRE.
Julio Bocca
agradeció el apoyo de auspiciantes tales como ANCAP, ANTEL,
Banco República y Buquebus, entre otros, cuya cooperación
resultó fundamental tanto en la compra de insumos para el
cuerpo de baile, como en el armado de la gira.
Giselle
Es un ballet
en dos actos con música de Adolphe Adam, coreografía de
Jules Perrot y Jean Coralli y libreto de Théophile Gautier
y Jules-Henri Vernos, basado en la obra De l’Allemagne
(1835) de Heinrich Heine. La variación de Giselle del
primer acto no es original de Adam, fue incorporada
posteriormente y se cree que su autor fue Leon Minkus. Fue
estrenada en 1841 en la Opera de París, constituyéndose en
pieza pura y fundamental de la danza clásica, tanto por el
tratamiento de los ideales románticos como por el empleo de
la más refinada técnica teatral del S. XIX. Constituye una
de las más puras joyas del ballet romántico, siendo el de
mayor continuidad histórica: casi 170 años después de su
debut, es parte del repertorio de casi todas las bailarinas
del S. XX, entre las que se deben mencionar a Olga
Spesívtseva, Anna Pávlova, Tamara Karsavina, Marina
Semyonova, Galina Ulánova, Alicia Alonso, Alicia Markova,
Ivette Chauviré, Margot Fonteyn, entre otras. En los roles
masculinos, se recuerda a Lucien Petipa (creador del
personaje de Albrechts), Vaslav Nijinsky, Rudolf Nureyev,
Mikhail Baryshnikov, Eric Bruhn, Fernando Bujones y Julio
Bocca, entre otros.
Primer
Acto
En una aldea
de la Renania medieval, el guarda de caza Hilarion ama a
Giselle y tiembla de celos por Loys, bajo cuyos mentidos
andrajos de pueblerino se oculta el duque Albrecht. Este
aparece para encontrarse con Giselle, ocultando la espada y
alejando a su escudero. La joven sale de casa y acepta el
tierno galanteo de Albrecht –Loys, que jura amarla para
reconfortarla de la negativa que le tocó en suerte de una
margarita que ha deshojado. Llega Hilarion y le declara su
amor; rechazado por la joven y expulsado por Albrecht,
amenaza venganza. Comienzan las danzas de los campesinos
por las fiestas de la vendimia, y Giselle toma parte en
ellas con entusiasmo, son obstante la aprehensión de su
madre. Se interrumpen las fiestas para escoger al príncipe
de Curlandia y a su hija Bathilde con su séquito, de
regreso de una cacería. Giselle danza para la princesa, que
le da un collar y vuelve a partir con los suyos, mientras
se reanuda la fiesta campesina. Al llegar Albrecht,
Hilarion lo desenmascara mostrando la espada que ha
encontrado, y vuelve a llamar con el sonido del cuerno a
los nobles cazadores y a la princesa Batidle, prometida de
Albrecht, quien, con fingida desenvoltura y sin cuidarse de
Giselle, ofrece el brazo a Bathilde justificándose como
simplemente deseoso de distracción entre las danzas
campestres. Giselle, herida al comprender el engaño, caen
en estado de locura, delira iniciando pasos de danza entre
la consternación de los presentes, hasta que empuña la
espada y muere en brazos de su madre, ante Albrecht atónito
y finalmente desesperado.
Segundo
Acto
A medianoche,
en las proximidades de la tumba de Giselle, vemos a
Hilarion que pasa despavorido entre los árboles. Aparece
Myrtha, Reina de las Willis, quien con una rama roza todas
las flores blancas del bosque, evocando así su corte de
femeninos fantasmas. Las Willis se disponen a acoger a su
nueva compañera, Giselle, que aparece velada sobre la tumba
y se inclina ante la reina para iniciar luego su danza con
las otras. Al oírse pasos, las Willis se desvanecen: es
Albrecht que viene dolido a esparcir lirios sobre la tumba
de la joven amada. Después de un momento, se le aparece
dando vueltas la imagen de Giselle, y él la sigue,
alucinado entre los árboles. Entra Hilarion y lo rodean
inmediatamente las Willis, que lo llevan hasta la muerte
tras una danza loa. Al retorno de Albrecht, Myrtha lo
condena a la misma suerte, pero Giselle lo protege junto a
la cruz, implorando en vano a la Gélida Reina de las Willis.
Condenado a danzar hasta el extremo, Giselle lo sostiene
con amor desesperado hasta que las primeras luces del alba
imponen la retirada del enjambre espectral.
Giselle sigue
a sus compañeras hacia el reino de las sombras, después de
haber encaminado al amado Albrecht hacia la luz de la vida. |