El despertar de la vocación
Jóvenes con pasión por la aeronáutica vivieron desde
dentro la experiencia militar
Son muchos los muchachos y muchachas
que aún no definieron su vocación profesional y necesitan
conocer de cerca lo que puede convertirse en su dedicación
futura. Es por ello que la Escuela Militar de Aeronáutica
convocó a interesados en la especialidad a experimentar dos
jornadas en el centro de estudios, incluyendo clases,
deportes, recreación, comidas, vuelos militares y
disciplina. Los jóvenes nos contaron su experiencia.
La Escuela Militar de Aeronáutica
ubicada en Pando (Ruta 101 Km 31.500) invitó a 10 jóvenes a
participar de una experiencia de dos días en las
instalaciones de este centro de estudios. El objetivo es
que aquellos muchachos cuya pasión es la aeronáutica o se
encuentren en la difícil búsqueda de su vocación, conozcan
la propuesta de esta Escuela.
La convocatoria
"Sé cadete de la Fuerza Aérea por un
día" es una iniciativa que se realiza desde hace tres años.
Para ello se convocó a participar a jóvenes uruguayos de
todo el país (hombres y mujeres) de entre 17 y 22 años, que
estén cursando o hayan egresado de 3er. año de Bachillerato
Diversificado.
Se presentaron 120 personas, pero se
utilizó la modalidad de sorteo para seleccionar a los diez
beneficiados. Los ganadores fueron siete varones y tres
damas (cinco de la capital y cinco del interior).
Las actividades se realizaron los días 6
y 7 de setiembre e incluían todas las tareas habituales de
un cadete: vuelo en avión militar, deportes, instrucción
militar, clases curriculares, comidas, actividades de
recreación, una visita guiada a todas las instalaciones del
Instituto y pernocte.
Los muchachos y muchachas fueron
recibidos por el Director de la Escuela, Hugo Marenco, y
demás autoridades para realizar las consultas que desearan
y comentar las experiencias vividas.
A lo largo de las jornadas también
estuvieron presentes el Jefe de Relaciones Públicas de la
Fuerza Aérea, Mariano Rodrigo, y el Jefe de Estudios,
Leonardo Blengini, entre otros.
Una carrera diferente
El Jefe de Estudios, Leonardo Blengini,
dijo que se apuesta a acercar a la juventud a una profesión
diferente, con poca difusión.
Se procura que convivan con los cadetes,
conozcan su día a día, las rutinas y sacarle el mito
instalado sobre la carrera, considerada como inaccesible.
La Escuela supone cuatro años de estudio
cursado y actualmente cuenta con 84 cadetes divididos en
los cuatro años.
Existe un egreso promedio de unos 20
Alféreces que es el grado inicial de la carrera de Oficial.
Año a año se postulan entre 100 y 120 para obtener entre 30
o 35 cupos y que les permita acceder al título de Oficial
de la Fuerza Aérea Uruguaya.
Quienes egresan lo hacen en el Escalafón
A (Aviadores y Navegantes).
Las funciones son varias, teniendo en
cuenta que como piloto aviador o como navegante se tienen
que desempeñar en los escuadrones de vuelo o en aquellas
actividades que pueden ser radares, seguridad aérea u otras
tareas que la Fuerza estipule.
En la academia se utiliza para dar
instrucción la aeronave Aeromacchi T260, donde se
desarrollan todas las fases que el alumno debe cumplir para
egresar como un piloto completo, esto va desde el
conocimiento básico del avión hasta instrumentos.
Deslumbrados con la experiencia
Entre las actividades, la que más
impactó a los jóvenes fue el vuelo en una aeronave del
Escuadrón Aéreo Nº 7, un Cessna 206. El mismo consistió en
un reconocimiento de los sectores de vuelo de la Escuela.
Pudieron apreciar desde el aire lo que muchas veces sólo se
ve desde la carretera, ya que volaron hasta el balneario de
Atlántida. Esto incluye ver la zona general de vuelo, dar
una vuelta de pista y conocer las instalaciones desde
arriba.
Conversando con los muchachos y
muchachas se podía ver lo impactados que estaban con la
experiencia y las ganas que les surgían de inscribirse para
una próxima apertura de cursos.
Wendy Rodríguez (18 años); Mathías Ottón
(18 años) y Pablo Ciocca (18 años) fueron algunos de los
beneficiados con esta iniciativa de la Fuerza Aérea.
Pablo dijo que lo que procura es cumplir
un sueño, dado que desde pequeño le apasionan los aviones.
Wendy reconoció que siempre quiso
realizar la carrera militar.
Mathías relató lo que fueron sus dos
días en la Escuela, donde participaron del protocolo, las
instalaciones, las clases prácticas y teóricas y el tan
ansiado vuelo.
Los jóvenes creían que sería más dura la
experiencia, pero percibieron un agradable ambiente
familiar.
De todas formas coincidieron en que la
exigencia física es alta, pese a que ellos sólo fueron
observadores.
"El que quiera entrar que no se sienta
menos, que no crea que no podrá lograrlo, es una
experiencia muy linda, muy disfrutable", dijo uno de los
muchachos.
Mathías, quien vive a un kilómetro de la
Escuela, reconoció que residir cerca fue motivante y lo
ayudó a tomar la decisión, teniendo en cuenta además que
tiene a su familia cerca.
En los tres casos, ya sea mediante la
noticia en un informativo o a través de la web de la
Fuerza, se enteraron de la oportunidad y no dudaron en
inscribirse.
Tampoco dudan en que esta es su
vocación, solo confían en poder superar las pruebas
exigidas al ingreso.
Una segunda oportunidad
Las autoridades de la Escuela decidieron
que aquellos jóvenes que se inscribieron pero no tuvieron
la posibilidad de vivir esta experiencia, podrán participar
de una jornada de iguales características pero sin
pernoctar en el centro de estudios.
Es por ello que los recibirán durante
los meses de setiembre y octubre en grupos de 20 y 30
personas. |