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20 de septiembre, 2010

Pepe Podestá

El primer capocómico que impulsó el circo criollo e instaló el pericón como danza popular folclórica
A finales del Siglo XIX el circo está en auge. En nuestro país emerge el circo criollo con una versión de “Juan Moreira” y, a partir de esta obra de 1884, la popularidad de las artes escénicas se cruza con los temas inspirados en estas tierras. José “Pepe” Podestá conquista los escenarios con Pepino 88, desde los picaderos y los escenarios barriales al gran teatro comercial. Además, este cómico fue precursor del cine tras participar en un film del año 1917.

José Podestá es el fundador del clown criollo, una disciplina cómica que aprendió de Frank Brown, el actor inglés más afamado en el estilo. Es el cuarto de nueve hermanos: Luis, Gerónimo, Pedro,  Juan Vicente, Maria Medea, Graciana, Antonio Domingo y Cecilio Pablo, quienes huyeron de las consecuencias políticas de la Guerra Grande y se dedicaron al circo, para formar la que será la compañía más importante del género.

La incipiente compañía Hermanos Podestá, que nació en un baldío, es contratada por el prestigioso Pablo Rafetto en 1877. Una curiosidad: Rafetto era conocido porque su compañía tenía como número a “el hombre bala”; en épocas de revoluciones intestinas, un cañón en la campaña a la deriva estaba mal viso por las autoridades y por eso fue confiscado, luego usado en combate y finalmente, expuesta en la Fortaleza del Cerro. Los Podestá permanecieron durante años en aquellas funciones, presentándose incluso frente al poderoso Emperador Pedro I de Brasil.

Pero el acróbata que deslumbrara la esquina de 18 de Julio y Andes montado en un trapecio y con su hermano menor sobre sus hombros, devino payaso. En la carpa del empresario francés Felix Henault, los trapecistas desafiaban a la muerte en forma constante y uno de ellos, el catalán Enrique Caballé, murió instantáneamente desde una altura de 8 metros, en plena función.

En esas condiciones similares nace Pepino el 88, apremiado por urgencias;  el clown contratado faltó esa función y él fugazmente cosió un traje con sábanas blancas y círculos de tela negra de una levita de su padre y que formaban un 88. Con 24 años y apremiado por el tiempo, creó al personaje que marcó el comienzo su popularidad.

Habitualmente, el clown era un personaje para entretener a los espectadores infantiles. Pepino 88 introdujo la sátira política y esta modificación le allanó el camino hacia el gran público. Por este motivo, Pepe Podestá es considerado como el primer capocómico tal como lo conocemos e influyó en actores de primer orden: Luis Vittone, Enrique Muiño, Florencio Parravicini, o Pepe Arias, Dringue Farías, Adolfo Stray, Pepe Biondi, José Marrone, Enrique Pinti y Tato Bores. Sin embargo, hasta aquí es apenas un gran actor influyente en la escena rioplatense.

El hecho singular que lo destacó para siempre en la historia del teatro fue la puesta en escena de un drama criollo, novedad importante en las artes escénicas. Con “Juan Moreira” demostrará que el teatro de calidad puede tomar su inspiración de las grandes obras del Río de la Plata. Eduardo Gutierrez, el creador de esa pieza literaria, colabora con Podestá en su adaptación al picadero, para la compañía de los hermanos Carlo. Pepe Podestá es convocado para encarnar al popular matrero y el éxito es inminente.

Cuando Podestá se independizó de los Carlo, reestrenó una versión con diálogos, que no poseía la versión original, pues la única voz era la de las canciones para Podestá. En 1889, esa versión contó unas 42 presentaciones. Posteriormente, realizó otros números como el Martín Fierro. Uno de los personajes más populares es Cocoliche: “Ma quiame Franchisque Cocoliche, e songo cregollo gasta lo güese de la taba e la canilla de lo caracuse, amique”.

Luego, sus hermanos armaron distintas compañías de circo y desmembraron a la empresa original. Sin embargo, su destacada participación en la historia de las artes escénicas no terminó en los picaderos de barrio ni en las tablas de un escenario. En 1915 participó de la película “Mariano Moreno y la Revolución de Mayo” y posteriormente de “Santos Vega”, en 1917, dos producciones argentinas de cine mudo. Su día de nacimiento se lo considera el Día del Circo y del Teatro Rioplatense.