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23 de septiembre, 2010

Alberto Candeau

Porque aún resuena el eco grave de su voz que exclama: “¡Viva la patria! ¡Viva la libertad! ¡Viva la republica! ¡Viva la democracia!"
El actor Alberto Candeau contaba con un buen prestigio a los 37 años. En ese período su labor se desarrollaba en Buenos Aires, pero regresó al país para construir el primer elenco oficial de teatro: La Comedia Nacional. Con ella realizó innumerables obras y su desempeño le valió grandes satisfacciones artísticas, en especial sus personajes Don Zoilo y Galileo Galilei, por los cuales aún se lo recuerda. Pero el momento más perdurable en la memoria de los uruguayos es la de su figura recitando la Proclama del 27 de noviembre de 1983. Su voz, por lo tanto, es sinónimo de libertad y poesía.

Candeau nació en la ciudad de Montevideo, el 11 de octubre de 1910. Comenzó su carrera sobre las tablas en pequeños grupos teatrales hasta su incorporación en el elenco dirigido por Carlos Brussa. Si bien la profesión lo llevará a los escenarios del Río de la Plata, siempre integró los elencos que intentaron una construcción siempre truncada: la formación de un elenco oficial estable para desarrollar al teatro y a los autores nacionales.

En el año 1947 es convocado por Zavala Muniz y Ángel Curotto para realizar un nuevo intento teatral con recursos públicos. Cuando fue llamado a la Comedia Nacional estaba trabajando en Buenos Aires, ya desde el año 1938, en la Comedia Nacional Argentina, cuya sede era el teatro Cervantes. Gracias a esa reputación fue uno de los pocos actores directamente contratados de aquella compañía incipiente. A partir de ese momento, la relación entre Candeau y la Comedia Nacional se extendería hasta el fin de sus días.

Pero también se destaca su pasión por Bertol Bretch, ya que dirigió la sede montevideana de la casa que lleva el nombre del prestigioso dramaturgo alemán. Actuó y dirigió en la Comedia y en instituciones independientes, como El Galpón. Inició el cine nacional, participando en “El pequeño héroe del Arroyo de Oro” y otros proyectos. Su voz grave acompaño registros fonéticos de Tabaré Etcheverry y Daniel Viglietti. Recogió varios premios Florencio. Pero a ese gran mérito que le pertenece por colaborar en la construcción de la cultura nacional, se le suma el gran aporte al civismo característico de los uruguayos.

Alberto Candeau puso la voz al discurso elaborado por Enrique Tarigo y Gonzalo Aguirre. Lo recitó ante medio millón de personas el último domingo de noviembre de 1983, un día marcado por la Constitución de la República para elegir a las autoridades legales. Pero eran tiempos de gobierno de facto y los uruguayos, con mucho arrojo, se lanzaron hacia aquel “río de libertad” para defender la ley y las instituciones. Candeau, rodeado de las figuras políticas de todos los partidos políticos, solicitaba con su voz y en nombre de los ciudadanos uruguayos el restablecimiento de la República.

“¡COMPATRIOTAS!: proclamemos bien alto y todos juntos, para que nuestro grito rasgue el firmamento y resuene de un confín a otro del terruño, de modo que ningún sordo de esos que no quiere oír diga que no lo escuchó: ¡VIVA LA PATRIA! ¡VIVA LA LIBERTAD! ¡VIVA LA REPUBLICA! ¡VIVA LA DEMOCRACIA!" El gesto encabezado por Candeau aún permanece en la retina de todos y es, sin dudas, uno de los hitos más destacados de nuestra historia.

Alberto Candeau falleció un 22 de enero de 1990.

   
 
  Alberto Candeau Lectura de página de Arthur Miller