Ángel Curotto, el gran gestor
“Mi participación en la vida cultural del país fue al
servicio del teatro, toda mi vida”
El dramaturgo, director, crítico,
traductor y, fundamentalmente, gestor de teatro Ángel
Curotto es uno de los últimos testigos del romanticismo del
teatro, que conoció gracias al trabajo con el pionero
Carlos Brussa. Su insistente prédica por la
profesionalización de las artes escénicas lo pone como un
protagonista de relieve en varios intentos por generar un
elenco estable y oficial de teatro, que consigue al
establecer y dirigir su gran legado: la Comedia Nacional.
Ángel Curotto se inició en la producción
de teatro durante los comienzos del siglo XX. Se incorporó
al equipo de Carlos Brussa, (“el último romántico del
teatro”, como lo definió) en 1923. En esa compañía recorrió
toda la región con diversos espectáculos, fundamentalmente,
de autores nacionales.
Angel Curotto nació el Montevideo, en el
barrio de la Aguada el 21 de diciembre de 1902.
Concurrió a la escuela pública Nº 38 donde fueron sus
maestros Clemente Estable y José Pedro Bellán. Muy joven se
dedicó a la crónica teatral, llevado por su compañero
Enrique Rodríguez Fabregat a La Razón. Continuó su tarea de
cronista en El Día.
En 1930 fue subdirector del Radioteatro
del SODRE Durante la guerra civil española participó
activamente de las manifestaciones y colectas de ayuda a la
República. En el cine de su propiedad Miramar de El
Pantanoso se llevaron a cabo beneficios con ese fin.
Participó en todos los intentos por
formar un elenco estable oficial, al igual que la formación
teatral financiada con dineros públicos. Por ejemplo, la
Escuela Dramática fundada por Batlle y Ordóñez en 1911 y
que funcionó siete años, o la Casa del Arte creada por
Rodríguez Fabregat en 1928, o el intento de Curotto en
1937.
Hasta que Andrés Martínez Trueba, desde
la intendencia de Montevideo, lo convocó para formar la
semilla de la Comedia Nacional. El Teatro Solís estaba
renovado, pero las dificultades del transporte durante la
Guerra Mundial y la fuerte competencia del cine redujo la
presencia del teatro en la cultura uruguaya. Martínez
Trueba colocó al frente de la Comisión de Teatros
Municipales a Justino Zavala Muniz, a quien acompañará
Curotto.
“Me llamó a mí Martínez Trueba, yo era
muy amigo de él, y me dijo: “mire Curotto, quiero hablar
con Ud cuando venga a Montevideo, ¿cuándo piensa venir?” ,
“mire, yo no pienso ir por ahora porque estoy trabajando
aquí en Buenos Aires y me va bien”. Martínez Trueba me
dice: “bueno, pero tiene que venir aunque sea por un par de
días, porque tenemos que hablar, tengo el Solís y no se que
hacer con el Solís, las compañías extranjeras ya no
vienen”. Cuando volví, él me dijo: “he pensado nombrar una
comisión de teatro, fulano, mengano, zultano. Y Ud, ¿iría
como asesor artístico y como director general?”.
Gracias a sus gestiones, Margarita Xirgu,
Orestes Caviglia y Armando Discépolo dirigieron a la
Comedia. Es autor de unas cien piezas teatrales. Además,
colaboró con la redacción de la Ley de Teatros, a la salida
de la dictadura. Como dijo a Raquel Gutierrez en 1986, “mi
participación fue al servicio del teatro, toda mi vida.
Tuve la suerte de no ser rico, lo que tengo de rico es mi
archivo enorme con 14 mil títulos de teatro. Ese es mi
único tesoro”. Murió en el año 1990, rodeado del
reconocimiento del mundo teatral.