Imprimir 

23 de septiembre, 2010

Ángel Curotto, el gran gestor

“Mi participación en la vida cultural del país fue al servicio del teatro, toda mi vida”
El dramaturgo, director, crítico, traductor y, fundamentalmente, gestor de teatro Ángel Curotto es uno de los últimos testigos del romanticismo del teatro, que conoció gracias al trabajo con el pionero Carlos Brussa. Su insistente prédica por la profesionalización de las artes escénicas lo pone como un protagonista de relieve en varios intentos por generar un elenco estable y oficial de teatro, que consigue al establecer y dirigir su gran legado: la Comedia Nacional.

Ángel Curotto se inició en la producción de teatro durante los comienzos del siglo XX. Se incorporó al equipo de Carlos Brussa, (“el último romántico del teatro”, como lo definió) en 1923. En esa compañía recorrió toda la región con diversos espectáculos, fundamentalmente, de autores nacionales.

Angel Curotto nació el Montevideo, en el barrio de la Aguada el 21 de diciembre de 1902. Concurrió a la escuela pública Nº 38 donde fueron sus maestros Clemente Estable y José Pedro Bellán. Muy joven se dedicó a la crónica teatral, llevado por su compañero Enrique Rodríguez Fabregat a La Razón. Continuó su tarea de cronista en El Día.

En 1930 fue subdirector del Radioteatro del SODRE Durante la guerra civil española participó activamente de las manifestaciones y colectas de ayuda a la República. En el cine de su propiedad Miramar de El Pantanoso se llevaron a cabo beneficios con ese fin.

Participó en todos los intentos por formar un elenco estable oficial, al igual que la formación teatral financiada con dineros públicos. Por ejemplo, la Escuela Dramática fundada por Batlle y Ordóñez en 1911 y que funcionó siete años, o la Casa del Arte creada por Rodríguez Fabregat en 1928, o el intento de Curotto en 1937.

Hasta que Andrés Martínez Trueba, desde la intendencia de Montevideo, lo convocó para formar la semilla de la Comedia Nacional. El Teatro Solís estaba renovado, pero las dificultades del transporte durante la Guerra Mundial y la fuerte competencia del cine redujo la presencia del teatro en la cultura uruguaya. Martínez Trueba colocó al frente de la Comisión de Teatros Municipales a Justino Zavala Muniz, a quien acompañará Curotto.

“Me llamó a mí Martínez Trueba, yo era muy amigo de él, y me dijo: “mire Curotto, quiero hablar con Ud cuando venga a Montevideo, ¿cuándo piensa venir?” , “mire, yo no pienso ir por ahora porque estoy trabajando aquí en Buenos Aires y me va bien”. Martínez Trueba me dice: “bueno, pero tiene que venir aunque sea por un par de días, porque tenemos que hablar, tengo el Solís y no se que hacer con el Solís, las compañías extranjeras ya no vienen”. Cuando volví, él me dijo: “he pensado nombrar una comisión de teatro, fulano, mengano, zultano. Y Ud, ¿iría como asesor artístico y como director general?”.

Gracias a sus gestiones, Margarita Xirgu, Orestes Caviglia y Armando Discépolo dirigieron a la Comedia. Es autor de unas cien piezas teatrales. Además, colaboró con la redacción de la Ley de Teatros, a la salida de la dictadura. Como dijo a Raquel Gutierrez en 1986, “mi participación fue al servicio del teatro, toda mi vida. Tuve la suerte de no ser rico, lo que tengo de rico es mi archivo enorme con 14 mil títulos de teatro. Ese es mi único tesoro”. Murió en el año 1990, rodeado del reconocimiento del mundo teatral.