Horas de dolor
Una multitud se hizo presente en Casa Rosada para
ofrecer honras fúnebres a Néstor Kirchner
Al arribar a la sede del gobierno
argentino, al frente de una delegación multipartidaria, a
la que se sumó el embajador compatriota en ese país,
Guillermo Pomi, el presidente Mujica recibió muestras de
gratitud por su presencia. Éste, visiblemente emocionado,
se solidarizó con la presidenta de la vecina orilla,
Cristina Fernández y saludó a sus homólogos Evo Morales
(Bolivia), Sebastián Piñera (Chile) y Rafael Correa
(Ecuador).
Faltaban
cuatro minutos para las 14:00 horas cuando la delegación
multipartidaria encabezada por el presidente Mujica y su
esposa, la senadora Lucía Topolansky, llegó a la sede
del gobierno argentino, la Casa Rosada. Allí, y rodeados
por un importante operativo de seguridad, el núcleo fue
recibido por el canciller Héctor Timerman y el
vicecanciller Alberto D`Alotto. El grupo visitante, al
que se sumó el embajador compatriota, Guillermo Pomi,
fue conducido hacia un atiborrado Salón de los Patriotas
Latinoamericanos. Y lo hizo
abriéndose paso por un corredor donde estaban apostados visitantes y
personal gubernamental.
En el
trayecto, el presidente Mujica recibió muestras de gratitud
por su presencia. En el centro del recinto, yacía el
féretro de quien fuera presidente argentino en el período
2003-2007, junto a su esposa, la primera mandataria
Cristina Fernández, estaba la hermana del extinto, la ministra de
Desarrollo Social, Alicia Kirchner, demás familiares y
allegados. El primer mandatario uruguayo y su esposa,
visiblemente emocionados, dialogaron durante algunos
minutos con la jefa de Estado de la vecina orilla.
Mientras la
delegación, permaneció por espacio de casi
una hora, también fue posible ver el intercambio de saludos
entre el presidente Mujica con sus homónimos Evo Morales
(Bolivia), Sebastián Piñera (Chile) y Rafael Correa
(Ecuador). Entre las personalidades del sistema político
argentino y de la región, se encontraba personal
diplomático, representantes de organizaciones sociales,
figuras del arte, el espectáculo y el deporte, entre los
que no pasó desapercibida la presencia del ex futbolista
Diego Maradona.
Desde un
sector contiguo, que desembocaba en el salón, llegaba el perfume
de decenas de coronas de flores que acompañaban la
sentida despedida.
Un río humano, que no dejaba de fluir
desde horas más tempranas, recorría un pequeño tramo del
recinto, siguiendo las discretas vallas cubiertas con los
colores blanco y celeste del pabellón argentino. Los
rostros de esos ciudadanos, de las más diversas edades, se
acercaban para ofrecer su último adiós y expresaban su dolor
que se desbordaba en lágrimas.
Ocasionalmente, el ambiente de congoja era alterado por
manifestaciones de apoyo hacia la jefa de Estado, los
que eran acompañados de efusivos aplausos. La presidenta,
con la compostura propia de su investidura, respondía a los
saludos con entereza y por momentos, llevándose su mano al corazón o con un
leve movimiento de cabeza. Desde un tramo elevado de los muros del recinto,
los retratos de Juan Domingo y Eva Perón contemplaban la
escena. |