Resultados medibles
Gobierno profundiza política antitabaco integrada a la
promoción de hábitos saludables
La consistencia y la integralidad de la
política antitabaco de este gobierno se basa en siete
pilares estructurales entre los que se destaca la
prohibición de publicidad así como de fumar en lugares
públicos y la aplicación de una política fiscal que
repercuta en el costo relativo de la adicción. El Ministro
Olesker argumentó que la didáctica aplicada a la educación
y la comunicación es clave en la lucha contra el consumo.
El Ministro de Salud Pública, Daniel
Olesker, participó de la Cuarta Reunión de la Conferencia
de las Partes en el Convenio Marco para el Control del
Tabaco (OMS), donde se refirió a la continuidad de una
política de control del tabaco iniciada en 2005. Reconoció
la labor de la anterior administración y aseguró que fue
viable gracias a la voluntad política de todos los
partidos. Esto se vio reflejado en un consenso nacional
basado en que los hábitos saludables sean el centro de las
políticas de salud.
Esta iniciativa se enmarca en una
reforma profunda del sistema de salud ya consolidada que
cuenta con el apoyo de la opinión pública. “El 80% de los
problemas de salud no se resuelven en el sistema sanitario
sino mediante un cambio de los hábitos de vida, atacando el
consumo, el sedentarismo y la falta de controles”,
argumentó. En este sentido, la política antitabaco es una
herramienta central, por sus implicancias en las
principales causas de morbi-mortalidad que tiene nuestro
país y el mundo todo.
Olesker recordó que Uruguay fue una de
las primeras naciones que ratificó el convenio marco y se
transformó en un país libre de humo de tabaco, el primero
de las Américas.
En cuanto a la política, el Ministro
destacó tres elementos fundamentales: consistencia,
indicadores medibles y marco legal de largo plazo
sustentable. Asimismo, explicó que se asienta en seis
pilares estratégicos de las políticas de salud contenidos
en la Ley: 1) Ambientes 100% libres de humo de tabaco; 2)
procesos de fiscalización de la norma; 3) advertencias
sanitarias; 4) prohibición amplia de publicidad; 5)
incorporación del diagnóstico y tratamiento de la
dependencia del tabaco en el primer nivel de atención; 6)
prohibición de términos, marcas o signos que crean la falsa
impresión de que determinados productos de tabaco son menos
nocivos que otros.
Olesker definió como un séptimo punto lo
que tiene que ver con la política fiscal (impuestos) que
repercute en el precio y encarece el costo relativo de la
adicción en términos de consumo familiar. Esta modalidad
muy efectiva tiene sus riesgos cuando se enfrentan enemigos
de talla y poder económico. “La política fiscal es un
complemento indispensable, en cuya línea se continuará”,
aclaró el Ministro.
Una política de control de tabaco tiene
aspectos de mercado donde hay que ingresar, así como
aspectos de regulación y prohibiciones y de promoción y
prevención de salud. Los resultados se verán en el tiempo,
pero se cuenta con varios estudios como la Encuesta del
Consumo de Tabaco que muestra una reducción de la
prevalencia de un 25% en los últimos tres años; una baja
del impacto sobre las enfermedades cardíacas (la
prevalencia a infartos de miocardio se redujo 17%) y una
disminución de más del 90% de la presencia de partículas
menores de 2.5 micras en el aire.
El éxito de esta política está en los
aspectos de educación y comunicación. La clave está en la
didáctica para mostrar los efectos nocivos de esta
adicción.
Olesker recordó que hace un mes
comparecieron ante el Parlamento donde comprometieron y
recibieron el respaldo de todos los partidos con
representación parlamentaria para enviar una nueva Ley de
profundización de la lucha contra el tabaco. Se aspira a
incorporar con rango de Ley medidas vinculadas al control;
incorporar en la currícula de Primaria y Secundaria el
tratamiento de los impactos negativos del consumo de
sustancias adictivas legales e ilegales y promover un
llamado a la responsabilidad social de los medios de
comunicación para que den mensajes sobre hábitos saludables
de vida e impactos negativos del consumo.
“El resultado de esta política se medirá
en cuánta gente deje de fumar y en la reducción de
enfermedades provocadas por el consumo, así como en el
número de partículas en la atmósfera. Pero la medición
fundamental, de mediano y largo plazo, es que cada vez
menos jóvenes comiencen a fumar y llegue un tiempo
generacional en que ya no haya fumadores en el país”,
argumentó Olesker. |