Uruguay: ejemplo a seguir
Ciudad ecuatoriana de Guayaquil declaró Ciudadano
Ilustre al Presidente José Mujica
El Alcalde de la Ciudad de Santiago de
Guayaquil, Guillermo Chang Durango, entregó las Llaves de
la Ciudad de Guayaquil y declaró Ciudadano Ilustre al
presidente de la República José Mujica. En la ocasión,
Chang Durango realizó una emotiva semblanza del mandatario
y valoró su grandeza espiritual al afirmar que no persigue
la venganza.
El mandatario afirmó que las sólidas
instituciones del Uruguay representan un ejemplo para toda
Latinoamérica. Añadió que –dentro de los países de habla
hispana- es el que ostenta el más alto nivel cultural.
Chang Durango dijo que tan solo el
nombre de la nación recrea en la memoria el espíritu
libertario de José Artigas, el patriotismo del estadista
José Batlle y Ordóñez, la presencia del maestro José
Enrique Rodó y la vigencia universal del escritor Mario
Benedetti.
El jerarca ecuatoriano realizó una
recorrida por la vida de Mujica y expresó que a diferencia
de la mayoría de los políticos latinoamericanos, no alcanzó
los niveles de la educación universitaria.
Destacó que la participación en la tarea
gremial le otorgó cabal conocimiento del valor de la
solidaridad de clase.
Expresó que en momentos históricos del
Uruguay en los que el peso de la deuda externa, las
constantes devaluaciones y el negativo efecto
inflacionario, Mujica tomó contacto con otros jóvenes que
intuían el advenimiento de una crisis social y la
inminencia de un golpe de Estado que fulminaría la
institucionalidad del país.
Además, añadió que es en ese contexto en
el que el mandatario se une al movimiento insurgente con el
fin de alcanzar la igualdad entre los hombres. Remarcó que
este movimiento –en sus inicios- no era ofensivo, sino que
en una actitud defensiva abogaba por la necesidad de crear
un "hombre mejor".
Recordó que durante los 13 años que
sufrió la prisión, conoció los efectos del aislamiento y la
soledad, al tiempo que subrayó los dichos de Mujica: "yo no
acompaño el camino del odio, ni aún hacia aquellos que
tuvieron bajeza sobre nosotros, porque el odio no
construye".
También reiteró sus palabras en cuanto a
que "no hay que pedirle a la gente, aquello que la gente no
puede dar" y que el desprecio a los partidos tradicionales
conlleva al desconocimiento de la esencia del Uruguay.
A su vez, reprodujo la idea de Mujica en
la que los hombres de izquierda "pongan los pies en la
tierra" para repensar la historia nacional y reformular
luego esquemas propios.
Destacó que al decir de Mujica,
"revolución es democracia, ciencia y trabajo".
Por otra parte, recordó que cuando el
pueblo uruguayo resolvió declarar la caducidad de las
acciones penales contra los militares en ejercicio del
poder, tuvo la grandeza espiritual para proclamar –de forma
pública y luego de años de cautiverio- que no buscaba
venganza.
Por su parte, un José Mujica claramente
emocionado por las palabras del ecuatoriano, dijo no ser
"personalmente merecedor" de tan noble homenaje y agregó
que lo tomaba como un reconocimiento del pueblo de
Guayaquil al pueblo uruguayo.
Asimismo, afirmó que lo más importante
de una sociedad es su pueblo, sin nombres propios, sin
títulos y sin distinciones. Agregó que los nombres propios,
los dolores individuales y las circunstancias pasan y que
son los pueblos tenaces y porfiados los que sobreviven.
Mujica dijo que no es más que un
"paisano testarudo y falto de velocidad" aunque sea visto
como un "hombrecillo héroe" por haber pasado por 13 años de
prisión.
Finalmente expresó que la vocación de
héroe no existe, que lo que existen son las circunstancias,
causas y momentos en los que los individuos se juegan el
todo, pero más allá está la cotidianidad. |