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18 de noviembre, 2010

Uruguay: ejemplo a seguir

Ciudad ecuatoriana de Guayaquil declaró Ciudadano Ilustre al Presidente José Mujica
El Alcalde de la Ciudad de Santiago de Guayaquil, Guillermo Chang Durango, entregó las Llaves de la Ciudad de Guayaquil y declaró Ciudadano Ilustre al presidente de la República José Mujica. En la ocasión, Chang Durango realizó una emotiva semblanza del mandatario y valoró su grandeza espiritual al afirmar que no persigue la venganza.

El mandatario afirmó que las sólidas instituciones del Uruguay representan un ejemplo para toda Latinoamérica. Añadió que –dentro de los países de habla hispana- es el que ostenta el más alto nivel cultural.

Chang Durango dijo que tan solo el nombre de la nación recrea en la memoria el espíritu libertario de José Artigas, el patriotismo del estadista José Batlle y Ordóñez, la presencia del maestro José Enrique Rodó y la vigencia universal del escritor Mario Benedetti.

El jerarca ecuatoriano realizó una recorrida por la vida de Mujica y expresó que a diferencia de la mayoría de los políticos latinoamericanos, no alcanzó los niveles de la educación universitaria.

Destacó que la participación en la tarea gremial le otorgó cabal conocimiento del valor de la solidaridad de clase.

Expresó que en momentos históricos del Uruguay en los que el peso de la deuda externa, las constantes devaluaciones y el negativo efecto inflacionario, Mujica tomó contacto con otros jóvenes que intuían el advenimiento de una crisis social y la inminencia de un golpe de Estado que fulminaría la institucionalidad del país.

Además, añadió que es en ese contexto en el que el mandatario se une al movimiento insurgente con el fin de alcanzar la igualdad entre los hombres. Remarcó que este movimiento –en sus inicios- no era ofensivo, sino que en una actitud defensiva abogaba por la necesidad de crear un "hombre mejor".

Recordó que durante los 13 años que sufrió la prisión, conoció los efectos del aislamiento y la soledad, al tiempo que subrayó los dichos de Mujica: "yo no acompaño el camino del odio, ni aún hacia aquellos que tuvieron bajeza sobre nosotros, porque el odio no construye".

También reiteró sus palabras en cuanto a que "no hay que pedirle a la gente, aquello que la gente no puede dar" y que el desprecio a los partidos tradicionales conlleva al desconocimiento de la esencia del Uruguay.

A su vez, reprodujo la idea de Mujica en la que los hombres de izquierda "pongan los pies en la tierra" para repensar la historia nacional y reformular luego esquemas propios.

Destacó que al decir de Mujica, "revolución es democracia, ciencia y trabajo".

Por otra parte, recordó que cuando el pueblo uruguayo resolvió declarar la caducidad de las acciones penales contra los militares en ejercicio del poder, tuvo la grandeza espiritual para proclamar –de forma pública y luego de años de cautiverio- que no buscaba venganza.

Por su parte, un José Mujica claramente emocionado por las palabras del ecuatoriano, dijo no ser "personalmente merecedor" de tan noble homenaje y agregó que lo tomaba como un reconocimiento del pueblo de Guayaquil al pueblo uruguayo.

Asimismo, afirmó que lo más importante de una sociedad es su pueblo, sin nombres propios, sin títulos y sin distinciones. Agregó que los nombres propios, los dolores individuales y las circunstancias pasan y que son los pueblos tenaces y porfiados los que sobreviven.

Mujica dijo que no es más que un "paisano testarudo y falto de velocidad" aunque sea visto como un "hombrecillo héroe" por haber pasado por 13 años de prisión.

Finalmente expresó que la vocación de héroe no existe, que lo que existen son las circunstancias, causas y momentos en los que los individuos se juegan el todo, pero más allá está la cotidianidad.

   
 
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