Prevenir y controlar la criminalidad
Presentaron Informe sobre seguridad ciudadana para
América Latina
El aumento de la inseguridad ciudadana
en la región motivó la creación del Informe sobre Seguridad
Ciudadana y DDHH, elaborado por organismos internacionales,
con el fin de analizar la temática y formular
recomendaciones. En la ocasión se debatió sobre la
causalidad y la importancia de encontrarle soluciones
integrales a la inseguridad, cuyas víctimas y victimarios
son mayormente menores de 25 años y de bajos ingresos.
Un destacado
panel de autoridades realizó el lanzamiento del Informe
sobre Seguridad Ciudadana y Derechos Humanos, elaborado por
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la
oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para
los DDHH, UNICEF y OEA.
Representando
al PNUD, Antonio Molpeceres explicó que el informe responde
a la necesidad detectada a nivel regional de contar con
políticas comunes y un marco jurídico sólido para enfrentar
la inseguridad ciudadana. Se entiende que esta problemática
necesita de la intervención general de toda la ciudadanía,
además de la policía y los jueces. Destacó que la seguridad
ciudadana y los DDHH deben ir siempre de la mano.
Santiago
Cantón, Secretario Ejecutivo de CIDH, reflexionó sobre
algunos índices de criminalidad: en América Latina ocurren
25.6% homicidios por cada 100 mil habitantes; en Europa esa
misma tasa es del 8.9; en los países del Pacífico
occidental 3.4 y de Asia Occidental 5.8. De estas cifras se
desprende que las víctimas y victimarios se encuentran
mayormente entre los menores de 25 años, 68.9%- y de bajos
ingresos, 89.7%-. Esta problemática necesita de respuestas
concensuadas que se integren a los derechos humanos de toda
la población, dijo, desestimando el uso de las medidas
utilizadas llamadas “mano dura” que no han dado buenos
resultados. A su entender, en este informe se abarcan dos
ejes: la sociedad debe entender que es parte de la
problemática y debe trabajar activamente en la búsqueda de
soluciones y segundo, evitar que el tema de la seguridad
ciudadana forme parte de las campañas electorales.
Amérigo
Incalcaterra, representante regional de la Oficina Regional
para América del Sur de la Alta Comisionada de las Naciones
Unidas para los DDHH, estimó que el aumento de la violencia
demuestra la ineficacia en los procedimientos actuales
porque entre otras cosas, genera la aparición de
organizaciones criminales que desarrollan estructuras
paralelas e intentan imponer la ley desafiando la autoridad
estatal.
Aludió
también al hecho que ante el miedo, la ciudadanía busca
medidas alternativas armándose o contratando empresas
privadas de seguridad que a la larga se desvinculan de la
defensa de los DDHH. Comentó acerca de la inconveniencia de
la militarización de la seguridad porque el militar tiene
otra formación, dijo. Con respecto a la plantilla de
efectivos policiales de Uruguay, dijo que es la adecuada y
que el problema radica en su distribución. Mencionó que en
muchos casos, la relación entre el poder judicial y la
policía no es la deseable refiriéndose a efecto “puerta
giratoria”, cuando el policía arresta y el juez libera. El
informe recomienda seguir los caminos de la rehabilitación
y la prevención del delito, para frenar y revertir la
inseguridad.
Por su parte,
el ministro de la Suprema Corte de Justicia, Leslie Van
Rompaey
realizó
algunas apreciaciones sobre el informe. Coincidió con el
papel relevante del poder judicial y el policial ante la
presencia de hechos delictivos, pero relativizó la
existencia de conflictos entre ambos. En cuanto a las
recomendaciones, destacó que el Poder Judicial uruguayo
cuenta con un alto nivel de aceptación en la opinión
pública, no obstante reconoció que existen algunos puntos
que se planean mejorar y están incluidos en el proyecto de
reforma de la Ley judicial que está a estudio del
Parlamento.
El ministro
del Interior, Eduardo Bonomi, cerró la presentación
asegurando que la gran pregunta que contiene este informe
es cómo no afectar los derechos humanos de los que
delinquen teniendo en cuenta también los derechos de las
víctimas. “Generalmente se resuelve no respetando los
derechos humanos de quienes violan la ley”, subrayó. |