Estrategia país
La lógica de Uruguay no debe ser la cantidad sino
vender calidad en productos agropecuarios
Los cuidados sobre la utilización de
nuestros recursos naturales pero también la medición, la
evaluación y la determinación de los impactos ambientales
de nuestros procesos productivos constituyen no solamente
una política de responsabilidad para con el uso de nuestros
recursos, sino que también se transforman en una
oportunidad de agregarle valor a nuestros productos. Así lo
dijo el Ministro Tabaré Aguerre, quien agregó que la
institucionalización de las Mesas Tecnológicas para la
identificación de la huella al carbono en nuestros
principales rubros agrícolas apunta a eso.
El Ministro de
Ganadería, Agricultura y Pesca explicó que “nuestro país ha
tenido un crecimiento básicamente de su agricultura en los
últimos años, recordemos que por primera vez en la historia
las exportaciones de los productos agrícolas este año 2010
superaron a las exportaciones de los productos animales
(sumando la carne, la leche y la lana, aún así los
productos vegetales lo han superado) siendo que nuestra
agricultura ha pasado de un millón y medio de toneladas de
granos a casi 6 millones de toneladas de grano”.
Tras señalar que eso
también requiere el abordaje de temas tales como la
caminería, la logística y la inserción internacional, “lo
cierto es que el Uruguay crece y que crece con productos
que en la mayoría de los casos son commodities, son
productos sin diferenciación y con un reducido agregado de
valor”.
Aguerre dijo que eso nos
lleva a la pregunta acerca de si el Uruguay tiene que ser o
tiene que seguir siendo un eficiente productor de
commodities; o debe preguntarse en qué cadenas productivas
tiene posibilidades de diferenciar sus productos con
niveles de valor agregado diferentes a los que tiene hoy; o
de diferenciar sus productos mediante la incorporación del
valor agregado ambiental en los procesos productivos como
un elemento que nos permita separarnos o segmentarnos en el
mundo de los productores de commodities.
En ese sentido, dijo que
“los cuidados sobre la utilización de nuestros recursos
naturales pero también la medición, la evaluación y la
determinación de los impactos ambientales que nuestros
procesos productivos tienen, constituyen no solamente una
política de responsabilidad para con el uso de nuestros
recursos sino que también se transforman en una oportunidad
de agregarle valor a nuestros productos”.
Al respecto guerre
sostuvo que, precisamente, la institucionalización de las
Mesas Tecnológicas para la identificación de la huella al
carbono en nuestros principales rubros agrícolas apunta a
eso. “Es decir, en un mundo preocupado por el calentamiento
global, en un mundo preocupado por la emisión de gases de
efecto invernadero, en un mundo donde en algunos países el
mercado de la carne empieza a ser distorsionado porque se
identifica en la carne una fuente de emisión de gases de
efecto invernadero que genera en los consumidores una
situación de reacción o de alerta, o una propensión a un
menor consumo, nos obliga a tener una estrategia frente a
esa situación”, dijo.
Agregó que “en eso
queremos ser proactivos”, porque “no sabemos si el mundo
comercial agrícola -recordemos que el comercio agrícola es
el más distorsionado de los comercios del mundo- va a
establecer trabas para-arancelarias con respecto a la
emisión de gases invernadero, pero nuestra obligación como
autoridad pública y como comunidad científica de un país
que depende de la inserción internacional de sus productos
agrícolas es, por lo menos, saber cuál es el nivel de
emisión de nuestros principales productos”.
Aguerre agregó, como
otro elemento conceptual, que “además con la presunción de
que la agro-ecoeficiencia de nuestros sistemas productivos
nos permitirá diferenciarnos por la positiva: poder
determinar que los niveles de emisión de gases de efecto
invernadero por unidad de producto producido -estamos en
estos momentos estudiando la carne, la leche y el arroz, en
la segunda etapa empezaremos con otras cadenas productivas-
nos permitirá no solamente defendernos frente a algunas
posiciones para-arancelarias sino diferenciar a nuestros
productos”.
A esto agregó la
incorporación de “las lógicas de los manuales de buenas
prácticas” el bienestar animal, la trazabilidad como
ejemplo emblemático de una política pública que lleva a la
diferenciación de nuestros productos.
Tras señalar que los
uruguayos deben saber que el Uruguay es el único país del
mundo que tiene un sistema de trazabilidad individual y
obligatorio, dijo que eso “nos permite no solamente
responder en forma más rápida frente a cualquier problema
sanitario, sino que nos permite saber dónde estuvo cada uno
de nuestras reses y nos permite vender un kilo de carne con
información”.
Aguerre explicó que
actualmente en el mundo, “de la misma manera que hay gente
que prefiere andar en vehículos caros y no en vehículos
baratos y que prefiere vivir en determinados lugares y no
vivir en otro”, también hay gente que paga no solamente por
el nivel de proteínas del churrasco que come, sino que le
gusta saber y quiere y está dispuesta a pagar por la
información en términos de bienestar animal, seguridad
alimentaria, inocuidad de los alimentos, características
que puedan ser medibles de los procesos productivos donde
se produce esa carne o esa leche o ese arroz.
“Y esos son nuestros
consumidores objetivos, porque esa es la forma de agregarle
valor y porque la lógica del Uruguay no debe ser cantidad
sino vender calidad, dijo”.
En materia de inserción
internacional dijo que la estrategia es fortalecer,
conjuntamente con Cancillería y con todos los servicios del
Uruguay, “pero tener una posición más agresiva desde el
punto de vista internacional en la inserción de los
productos agrícolas”.
Desde el punto de vista
de la agricultura explicó que “propendemos a la
implantación de planes de uso y manejo de suelos que estén
de acuerdo a la capacidad de uso de ese suelo, a la
capacidad de uso sustentable para que dentro de 20 años no
tengamos situaciones como la que tenemos en el noreste de
Canelones”. |