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21 de diciembre, 2010

José Mujica

"Lo definió la vida: el verdadero símbolo de la unidad nacional es la Celeste"
El Presidente Mujica agradeció por su esfuerzo al campeón de Maracaná Alcides Edgardo Ghiggia y, en ese gesto, a todos los atletas que defendieron a la camiseta celeste, símbolo de Uruguay en el mundo. Este año se conmemora el estreno de ese color en una casaca de fútbol para representar al país, hace ya 100 años. Presidencia homenajeó a todos los deportistas, presentes como póstumos, en una ceremonia muy emotiva.

Para el Presidente José Mujica no hay dudas: la camiseta celeste es el verdadero símbolo de la unidad nacional. Presidencia de la República convocó a todos los deportistas que vistieron este color en una gala donde participaron varias figuras deportivas que prestigiaron el nombre Uruguay en las diversas disciplinas donde participaron. Los ex presidentes Julio María Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle también acompañaron la gala, entregando menciones a los deportistas.

Por ejemplo, el actual senador por el partido Nacional y ex presidente entre los años 1990-1995, Luis Alberto Lacalle, entregó una mención al velocista Andrés Silva, varias veces premiado en atletismo, quien ocupa el lugar nº 30 en el ranking mundial.

Julio María Sanguinetti, presidente en dos períodos (1985 -1990 y 1995-2000), felicitó a los basquetbolistas que obtuvieron dos veces la medalla de bronce en Helsinki 1952 y Melbourne 1956, en especial a Enrique Baliño, Wilfredo Peláez, Carlos Blixen y Carlos Luzardo, sobrevivientes de aquella enorme epopeya. Sólo los Estados Unidos y la URSS superaban al básket uruguayo.

Otra figura destacadísima que recibió un galardón, de manos del senador Eleuterio Fernández Huidobro, fue Dogomar Martínez, que en 1948 combatió frente al campeón de peso mediano Archie Moore en Buenos Aires. No le arrancó la faja de campeón, pero sí le arrancó al locutor de radio una sentencia firme: "¡valiente el uruguayo!". El también boxeador peso gallo Washington Rodríguez obtuvo la medalla de bronce y por eso, en esta gala fue reconocido por el subsecretario de Defensa, Gabriel Castellá y por el prosecretario de la Presidencia Diego Cánepa.

Le tocó al secretario de la Presidencia de la República, Alberto Breccia, confundirse en un abrazo con el técnico de la selección uruguaya de fútbol, Óscar Washington Tabárez. Con su conducción los uruguayos alcanzamos el cuarto lugar en el último mundial de fútbol, disputado este año en Sudáfrica, logro que no se había alcanzado desde hace ya cuarenta años. También fueron homenajeados los delanteros Diego Forlán y Sebastián Abreu, integrantes de ese plantel.

El automovilista Gustavo Trelles fue tetracampeón mundial de rally en la exigente categoría N y recibió el aplauso del ministro de Economía Fernando Lorenzo. El vicepresidente Astori entregó un premio a Rodolfo Rodríguez, el arquero de fútbol que más veces vistió la camiseta celeste, con 79 presentaciones internacionales oficiales. El ministro del Interior Eduardo Bonomi entregó el premio a Enzo Francescoli, en manos de su hermano Pablo.

El presidente del Consejo Olímpico Uruguayo abrazó efusivamente al ciclista Milton Wynants, el sanducero que alcanzó la medalla de plata en los juegos olímpicos de Sydney en 2000, un desempeño catalogado como heroico. En un deporte considerado menor, como la pelota vasca, los uruguayos Bernal e Iroldi reinaron durante cinco mundiales consecutivos, en la década del ’60.

Pero además de estos premios altamente merecidos, se destacan algunas historias que enaltecen a sus protagonistas. En la década del ’40, Juan Jacinto López Testa igualó el record olímpico de Jessie Owens de 10 segundos y dos décimas pero, en un discutido fallo, el jurado invalidó el tiempo porque corría "una leve brisa" a su favor. Esa final sudamericana se volvió a correr y la ganó López Testa, nuevamente, con un tiempo de 10 segundos y tres décimas.

O las historias del ciclista Atilio Francoise, que ganó una vuelta ciclista con su bicicleta al hombro, o un sudamericano pedaleando únicamente con su llanta desde avenida Italia y Cooper hasta el centro de la ciudad. También fue subcampeón en persecución individual en 1947. O la vida de la promesa Floreal García, quien luego de obtener la medalla de oro en el panamericano de 1963, decidió dedicar su vida a las luchas sociales y murió en circunstancias aún no aclaradas. Es uno de "los muertos de Soca", junto a Yolanda, su mujer. El recuerdo lo recibió su hijo Amaral, de manos del ministro de Educación Ricardo Ehrlich.

Los remeros Juan Antonio Rodríguez y José Lacarte Muró, por ejemplo, concurrieron a la olimpíada de 1952 sin bote, pero volvieron al país con la medalla de bronce. El aplauso más sentido de la noche se lo llevó el atleta y sicólogo ciego Jorge Llerena, quien junto al atleta lazarillo Fabián Berrueta destacaron en el paralímpico de Atlanta, con la obtención de la medalla de bronce.

También se rindieron homenajes a los imbatibles capitanes celestes José Nasazzi y Obdulio Jacinto Varela, ambos invictos en el mundial de fútbol.

En 1910, debido a la solicitud argentina ante la incipiente Asociación Uruguaya de Fútbol para el cambio de la camiseta, la dirigencia del club Wanderers propone que el próximo encuentro de la copa Lipton contra Argentina se juegue con una casaca color celeste, en honor a la destacada victoria del River Plate montevideano ante el poderoso Albion porteño. Ese partido terminó con la hegemonía de aquel país frente a Uruguay y consolidó la decisión: desde hace cien años el deporte y la ciudadanía tomaron a la celeste como el color que nos identifica, hasta el día de hoy.

   
 
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