Salud en la etapa crucial
Inversión en primera infancia: primera oportunidad de
la vida para una sociedad mejor
“Si no se atiende ahora a la primera
infancia, los problemas de vulnerabilidad, deserción
educativa y de exclusión social se profundizarán”, aseguran
Gustavo Giachetto (MSP) y Cristina Lustemberg (ASSE),
quienes esperan que las acciones del sector público,
privado y la sociedad civil se unan en una verdadera
política de Estado para tratar un tema que repercute no
sólo en los niños, sino en el Uruguay de hoy y mañana.
Gustavo Giachetto,
director del Programa Nacional de Salud de la Niñez,
explicó que el Departamento de Programación Estratégica en
Salud -nueva estructura dentro del MSP- marcó como una de
sus prioridades el Programa Nacional de Salud de la Niñez,
además del Programa Adolescencia y Juventud, Salud Mental,
Salud Rural y la Salud Sexual y Reproductiva.
La premisa que sigue el
MSP en este tema, según dijo, indica que las acciones que
se hagan en una etapa de la vida repercutirán positivamente
en otras. En ese sentido, es importante jerarquizar a la
niñez como una etapa crucial donde los primeros tres años
son elementales. Gran parte de los problemas que se
detectan en los adultos (como enfermedades
cardiovasculares, obesidad, hipertensión, así como también
trastornos mentales, incluso comportamientos delictivos)
responden a la falta de oportunidades, fallas, trastornos y
rezagos durante la primera infancia.
Por su parte, Cristina
Lustemberg, directora de Área Infancia y Adolescencia de
ASSE, sostuvo que el rol de ASSE es aterrizar los programas
del MSP que repercutan en una mejora de la gestión y,
fundamentalmente, en la mejora de la salud de los usuarios
(niñas, niños y adolescentes) en todo el territorio
nacional. En el marco de la reforma del sistema de salud,
ASSE como el prestador público con una estrategia de
atención primaria, prioriza el área niñez y adolescencia,
la salud perinatal, mujer y género con una mirada integral.
La directora señaló que
esta prioridad también se refleja en la designación
presupuestal para el quinquenio, tanto en materia de
recursos humanos como en la infraestructura, para la
atención especial de estas etapas de la vida. Lo que se
busca es mejorar el carácter integral de las acciones,
puesto que ASSE trabaja con un público más vulnerable donde
el esfuerzo interinstitucional es esencial.
Cristina Lustemberg
explicó que James Heckman, premio nobel de economía,
demostró que las políticas integrales de los países que
priorizan las prestaciones enfocadas en el período de
gestación y etapa pre-escolar tienen un mayor impacto en
todas las prestaciones que se hacen a lo largo de la vida.
El trabajo en primera
infancia forja los cimientos de toda la vida posterior del
individuo. En ese punto, Heckman demuestra que por cada
dólar invertido en esta etapa de la vida, las ganancias
para el país serán mayores a medida que el niño crece.
Mirada integral que
incorpora también a la familia
En los primeros dos años
de vida es cuando se forma el 80% de la masa encefálica del
individuo, se generan las alteraciones de tipo nutricional
y se crean las bases psico-emocionales para el desarrollo
posterior del ser humano. Por ello, trabajar con las
familias en esta etapa de la vida genera las bases que
luego se fundamentan en la adolescencia. Es en ese sentido
que tanto Lustemberg como Giachetto afirman que la
inversión en infancia “es la primera oportunidad de la
vida”, para generar las bases de una sociedad mejor en el
futuro.
Cristina Lustemberg
informó que en Uruguay nacen unos 4.400 bebes prematuros
por año. La prematurez tiene causas evitables, por lo que
debe trabajarse desde el cuidado durante el embarazo. En
ASSE, se registró un 15% de bebés prematuros en 2009,
mientras que en 2008 era del 17,1%. Para ASSE cada niño
prematuro implica un costo alto de internación en CTI, con
un promedio de 30 días y un gasto de 750 dólares diarios,
que se traduce en un gasto por niño de 22 mil dólares
mensuales.
Por eso, durante 2010 se
desarrollaron estrategias enfocadas al cuidado en el
embarazo, teniendo en cuenta que los niños que nacen antes
de tiempo tienen mayores posibilidades de permanecer con
alguna alteración auditiva o visual. En ese marco, se
crearon las nurseries de bajo riesgo que hoy existen en
Bella Unión, Salto, Paysandú, Mercedes, Las Piedras y se
extenderán a otros lugares estratégicos. Estas nurseries
brindan cuidados especiales para cuando esos niños dejen de
estar en un CTI y puedan completar su etapa de crecimiento
hasta su alta más cerca de sus familias.
De esta manera, se da
cumplimiento a la detección precoz de la hipoacusia
(sordera en recién nacidos) enmarcado en la pesquisa
nacional de defectos congénitos. Esto permite que, en los
casos positivos, a los 6 meses se le brinde audiófonos de
alta calidad para que el niño pueda desarrollar el lenguaje
y a algunos de esos niños se les coloca un implante coclear
a los 2 años posibilitando la recuperación total de su
audición.
“Esto sucede en Uruguay
desde abril de 2010, es un hito, mientras que antes la
sordera se detectaba cerca de los 2 años e imposibilitara
el tratamiento de recuperación”, resaltó Lustemberg.
Lo mismo sucede con las
cataratas congénitas. Si antes de los 3 meses se descubre
que un bebe tiene cataratas y se le interviene, ese niño
podrá recuperar la visión. Por el contrario, si se detecta
tarde, ese niño permanecerá con una discapacidad y con lo
que ello conlleva tanto para el niño, su familia y la
sociedad que lo contiene.
Si bien en ASSE se
registra un 6% de embarazos con cero control, sólo un
tercio de los embarazos se captan en los primeros tres
meses. Esto repercute en el bajo peso al nacer (menos de
2.500 grs.) y prematurez (antes de 37 semanas).
A su vez, las
estadísticas demuestran que por cada madre que muere
después del parto, se multiplica por cinco la mortalidad
infantil del recién nacido. Se trata de una mirada nueva
que demuestra la importancia de hacer un despistaje precoz
en esta etapa de la vida para observar indicadores de
depresión materna que influyen en el desarrollo psico-emocional
de ese niño.
Metas para el
quinquenio
Las metas tanto del MSP
como de ASSE pondrán el foco en la disminución de la
mortalidad infantil, la cual registró una baja del 24% en
los últimos cinco años -en comparación con los períodos
anteriores- pero donde persiste al mortalidad ‘dura’, es
decir, aquella más difícil de abatir relacionada a
patologías congénitas que no se pueden prevenir.
Desde el MSP se
considera que debe haber mejoras en la salud perinatal, con
acciones integrales que van desde la captación precoz del
embarazo, el control adecuado (en número y en calidad) y
mejorar la atención perinatal. Desde el Programa de Salud
de la Niñez del MSP se busca incorporar en esta etapa a un
grupo de población vulnerable que hasta ahora no estaba
contemplado en un 100%: los niños portadores de
malformaciones y defectos congénitos.
En ese sentido,
Giachetto afirmó que aún se puede hacer mucho en prevención
primaria y secundaria de los defectos congénitos. Los
países que implementaron programas fuertes en esa dirección
redujeron en un 50% la incidencia de esas afecciones. “Esto
implica un cambio de mentalidad donde importan las
políticas medioambientales, nutricionales, el cuidado en la
gestación, el asesoramiento pre-concepción, diagnósticos
pre-natales”, afirmó.
Por otro lado, Cristina
Lustemberg resaltó que las acciones deben ir acompañadas de
una mejor capacitación de los recursos humanos, tanto desde
la atención en enfermedades prevalentes de la infancia,
como la capacitación en reanimación neonatal y pediátrica
para que todo el equipo de salud se encuentre capacitado
para realizar maniobras de reanimación tanto en el medio
rural como en un centro de salud.
Asimismo, una
prioridad para este año es fortalecer el Plan Aduana que
hoy cuenta con 116 referentes distribuidos en todo el país,
entre los cuales se distribuirán 50 netbooks para que
acceda a una base de datos online sobre todos los niños que
nacen en una maternidad determinada.
En ese sentido, se
fortalecerá el sistema de visitas domiciliarias debido a
que las cifras demuestran que el 69% de la mortalidad
neonatal se da en los primeros 10 días de vida. Por ello,
es importante que la visita domiciliaria se realice con una
mirada de integralidad, para luego poner el foco en las
familias que requieran de mayores internvenciones. La
continuidad del seguimiento es lo que marca la referencia y
genera mayor impacto, aseguraron los directores Lustemberg
y Giachetto. |