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13 de enero, 2011

Salud en la etapa crucial

Inversión en primera infancia: primera oportunidad de la vida para una sociedad mejor
“Si no se atiende ahora a la primera infancia, los problemas de vulnerabilidad, deserción educativa y de exclusión social se profundizarán”, aseguran Gustavo Giachetto (MSP) y Cristina Lustemberg (ASSE), quienes esperan que las acciones del sector público, privado y la sociedad civil se unan en una verdadera política de Estado para tratar un tema que repercute no sólo en los niños, sino en el Uruguay de hoy y mañana.

Gustavo Giachetto, director del Programa Nacional de Salud de la Niñez, explicó que el Departamento de Programación Estratégica en Salud -nueva estructura dentro del MSP- marcó como una de sus prioridades el Programa Nacional de Salud de la Niñez, además del Programa Adolescencia y Juventud, Salud Mental, Salud Rural y la Salud Sexual y Reproductiva.

La premisa que sigue el MSP en este tema, según dijo,  indica que las acciones que se hagan en una etapa de la vida repercutirán positivamente en otras. En ese sentido, es importante jerarquizar a la niñez como una etapa crucial donde los primeros tres años son elementales. Gran parte de los problemas que se detectan en los adultos (como enfermedades cardiovasculares, obesidad, hipertensión, así como también trastornos mentales, incluso comportamientos delictivos) responden a la falta de oportunidades, fallas, trastornos y rezagos durante la primera infancia.

Por su parte, Cristina Lustemberg, directora de Área Infancia y Adolescencia de ASSE, sostuvo que el rol de ASSE es aterrizar los programas del MSP que repercutan en una mejora de la gestión y, fundamentalmente, en la mejora de la salud de los usuarios (niñas, niños y adolescentes) en todo el territorio nacional. En el marco de la reforma del sistema de salud, ASSE como el prestador público con una estrategia de atención primaria, prioriza el área niñez y adolescencia, la salud perinatal, mujer y género con una mirada integral.

La directora señaló que esta prioridad también se refleja en la designación presupuestal para el quinquenio, tanto en materia de recursos humanos como en la infraestructura, para la atención especial de estas etapas de la vida. Lo que se busca es mejorar el carácter integral de las acciones, puesto que ASSE trabaja con un público más vulnerable donde el esfuerzo interinstitucional es esencial.

Cristina Lustemberg explicó que James Heckman, premio nobel de economía, demostró que las políticas integrales de los países que priorizan las prestaciones enfocadas en el período de gestación y etapa pre-escolar tienen un mayor impacto en todas las prestaciones que se hacen a lo largo de la vida.

 El trabajo en primera infancia forja los cimientos de toda la vida posterior del individuo. En ese punto, Heckman demuestra que por cada dólar invertido en esta etapa de la vida, las ganancias para el país serán mayores a medida que el niño crece.

Mirada integral que incorpora también a la familia

En los primeros dos años de vida es cuando se forma el 80% de la masa encefálica del individuo, se generan las alteraciones de tipo nutricional y se crean las bases psico-emocionales para el desarrollo posterior del ser humano. Por ello, trabajar con las familias en esta etapa de la vida genera las bases que luego se fundamentan en la adolescencia. Es en ese sentido que tanto Lustemberg como Giachetto afirman que la inversión en infancia “es la primera oportunidad de la vida”, para generar las bases de una sociedad mejor en el futuro.

Cristina Lustemberg informó que en Uruguay nacen unos 4.400 bebes prematuros por año. La prematurez tiene causas evitables, por lo que debe trabajarse desde el cuidado durante el embarazo. En ASSE, se registró un 15% de bebés prematuros en 2009, mientras que en 2008 era del 17,1%. Para ASSE cada niño prematuro implica un costo alto de internación en CTI, con un promedio de 30 días y un gasto de 750 dólares diarios, que se traduce en un gasto por niño de 22 mil dólares mensuales.

Por eso, durante 2010 se desarrollaron estrategias enfocadas al cuidado en el embarazo, teniendo en cuenta que los niños que nacen antes de tiempo tienen mayores posibilidades de permanecer con alguna alteración auditiva o visual. En ese marco, se crearon las nurseries de bajo riesgo que hoy existen en Bella Unión, Salto, Paysandú, Mercedes, Las Piedras y se extenderán a otros lugares estratégicos. Estas nurseries brindan cuidados especiales para cuando esos niños dejen de estar en un CTI y puedan completar su etapa de crecimiento hasta su alta más cerca de sus familias.

De esta manera, se da cumplimiento a la detección precoz de la hipoacusia (sordera en recién nacidos) enmarcado en la pesquisa nacional de defectos congénitos. Esto permite que, en los casos positivos, a los 6 meses se le brinde audiófonos de alta calidad para que el niño pueda desarrollar el lenguaje y a algunos de esos niños se les coloca un implante coclear a los 2 años posibilitando la recuperación total de su audición.

 “Esto sucede en Uruguay desde abril de 2010, es un hito, mientras que antes la sordera se detectaba cerca de los 2 años e imposibilitara el tratamiento de recuperación”, resaltó Lustemberg.

Lo mismo sucede con las cataratas congénitas. Si antes de los 3 meses se descubre que un bebe tiene cataratas y se le interviene, ese niño podrá recuperar la visión. Por el contrario, si se detecta tarde, ese niño permanecerá con una discapacidad y con lo que ello conlleva tanto para el niño, su familia y la sociedad que lo contiene.

Si bien en ASSE se registra un 6% de embarazos con cero control, sólo un tercio de los embarazos se captan en los primeros tres meses. Esto repercute en el bajo peso al nacer (menos de 2.500 grs.) y prematurez (antes de 37 semanas).

A su vez, las estadísticas demuestran que por cada madre que muere después del parto, se multiplica por cinco la mortalidad infantil del recién nacido. Se trata de una mirada nueva que demuestra la importancia de hacer un despistaje precoz en esta etapa de la vida para observar indicadores de depresión materna que influyen en el desarrollo psico-emocional de ese niño.

Metas para el quinquenio

Las metas tanto del MSP como de ASSE pondrán el foco en la disminución de la mortalidad infantil, la cual registró una baja del 24% en los últimos cinco años -en comparación con los períodos anteriores- pero donde persiste al mortalidad ‘dura’, es decir, aquella más difícil de abatir relacionada a patologías congénitas que no se pueden prevenir.

Desde el MSP se considera que debe haber mejoras en la salud perinatal, con acciones integrales que van desde la captación precoz del embarazo, el control adecuado (en número y en calidad) y mejorar la atención perinatal. Desde el Programa de Salud de la Niñez del MSP se busca incorporar en esta etapa a un grupo de población vulnerable que hasta ahora no estaba contemplado en un 100%: los niños portadores de malformaciones y defectos congénitos.

En ese sentido, Giachetto afirmó que aún se puede hacer mucho en prevención primaria y secundaria de los defectos congénitos. Los países que implementaron programas fuertes en esa dirección redujeron en un 50% la incidencia de esas afecciones. “Esto implica un cambio de mentalidad donde importan las políticas medioambientales, nutricionales, el cuidado en la gestación, el asesoramiento pre-concepción, diagnósticos pre-natales”, afirmó.

Por otro lado, Cristina Lustemberg resaltó que las acciones deben ir acompañadas de una mejor capacitación de los recursos humanos, tanto desde la atención en enfermedades prevalentes de la infancia, como la capacitación en reanimación neonatal y pediátrica para que todo el equipo de salud se encuentre capacitado para realizar maniobras de reanimación tanto en el medio rural como en un centro de salud.

Asimismo, una prioridad para este año es fortalecer el Plan Aduana que hoy cuenta con 116 referentes distribuidos en todo el país, entre los cuales se distribuirán 50 netbooks para que acceda a una base de datos online sobre todos los niños que nacen en una maternidad determinada.

En ese sentido, se fortalecerá el sistema de visitas domiciliarias debido a que las cifras demuestran que el 69% de la mortalidad neonatal se da en los primeros 10 días de vida. Por ello, es importante que la visita domiciliaria se realice con una mirada de integralidad, para luego poner el foco en las familias que requieran de mayores internvenciones. La continuidad del seguimiento es lo que marca la referencia y genera mayor impacto, aseguraron los directores Lustemberg y Giachetto.

   
 
  Gustavo Giachetto
 
  Cristina Lustemberg