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27 de enero, 2011

Rumbo estratégico

“Hay una causa hermosa por la unidad de los americanos del sur, desafiante y palpitante”
Luego de celebrar trece acuerdos con Venezuela, José Mujica afirmó la necesidad de construir una nación que abarque a todo el continente, y en ese sentimiento, fundamentó la necesaria integración de Venezuela al MERCOSUR. “Te recibimos con júbilo, con esperanza en que tu esfuerzo y el de todos contribuirán a hacer posible el sueño de Artigas y Bolívar, la gran patria americana”, expresó Hugo Chávez.

El presidente de Venezuela agradeció la visita del presidente uruguayo a su país, luego de la firma de acuerdos con que culminó la intensa agenda desplegada en Caracas.

Existe una nueva realidad sudamericana, dijo Hugo Chávez, y se refirió a la dinámica marcada por los encuentros de mandatarios de los países de la región. Este encuentro es parte de la senda que transitan las naciones hacia la unión sudamericana, construyendo lo que Bolívar y Artigas señalaban como rumbo estratégico, manifestó Chávez.

El mandatario venezolano destacó que los numerosos compromisos alcanzados entre Uruguay y Venezuela están destinados a fortalecer la unión en los más diversos ámbitos, en materia tecnológica, científica, agrícola, industrial, social.

El presidente Mujica es uno de los luchadores sudamericanos de más larga trayectoria del siglo XX, ejemplo para todos, de plena estirpe artiguista, enfatizó el presidente venezolano.

Chávez citó palabras de Mujica, referidas a sus ideales y posteriormente se refirió al ideal artiguista y bolivariano, llamando a los americanos a fortalecer sus raíces.

Finalmente, Chávez manifestó que con Mujica,  viene toda esa carga de sueños  y ese largo camino, desde Artigas hasta hoy. “Te recibimos por eso con júbilo, con fervor patrio, revolucionario, con esperanza en que tu presencia, tu esfuerzo y el de todos contribuirán grandemente a hacer posible el sueño de Artigas, el sueño de Bolívar, la gran patria  nuestra americana”.

Por su parte, el presidente José Mujica subrayó nuevamente la necesidad de construir una nación que abarque a todo el continente y en ese sentimiento fundó la necesaria integración de Venezuela al Mercado Común del Sur.

“Los necesitamos en el MERCOSUR porque, si no lo hacemos, somos unos idiotas además de ser antipatriotas, porque la potencia del MERCOSUR es infinita si se suman los recursos de la energía venezolana y el agua dulce de las reservas de las pampas en el sur, el río Amazonas y además, la experiencia  de los pueblos”, señaló al atento auditorio congregado en el Palacio Miraflores.

“Estamos en una etapa crítica, por lo prometedora,  y tenemos que defender algo gigantesco: no tenemos derecho a estafar al porvenir”, reflexionó.

Señaló a los dos bloques sociales, tecnológicos y económicos que hoy se levantan en el continente asiático en torno a China e India e inquirió: ”¿qué vamos a hacer?, ¿cuál va a ser nuestro peso en la humanidad, negociando atomizados en un montón de repúblicas, sin una voz en común, sin una posición en común, sin la gestación de un espacio en común, sin la defensa de una cultura en común, sin la posesión común de la ciencia y el conocimiento, sin investigación”. Y concluyó el mandatario uruguayo: “No quiero pensar cuáles serían las consecuencias de que esta globalización continúe y nos encuentre atomizados; ¿seremos tan raquíticos?”.

Señaló a los acuerdos firmados hoy, como “pequeños eslabones” para “el partido de fondo”, según dijo: que en 30 años seamos una voz fuerte en el mundo para defendernos. Porque si no,  compondremos la fila de los pueblos derrotados y, aunque los pueblos siempre tienen razón, los pueblos también han perdido batallas”.

Finalmente señaló que “acá hay una causa hermosa por la unidad de los americanos del sur, desafiante y palpitante; hoy es una autodefensa para los tiempos que van a venir”.

Estableció esta necesidad a través de un repaso por las luchas de la independencia en el siglo XIX y en la inteligencia de prohombres como José Artigas y Simón Bolívar. Nuestros antepasados tenían un sentido de patria más amplio que el nuestro, dijo Mujica. Esa generación de libertadores dejó una gran interrogante, pero los intereses portuarios gestaron países. Hemos construido países,  pero la Nación está por concretarse, agregó.

Luego, el presidente Mujica reiteró su posición sobre el modo de vida basado en el consumo acelerado. Dijo que “nos toca vivir una época donde todo está basado en crecimiento permanente, y basado en desatar deseos insatisfechos en las grandes masas,  para que la gente sea consumidora. Observó que la gente se esfuerza en consumir lo más posible y pagar la mayor cantidad de cuotas posible. Ese es el ‘deschavo’ de felicidad que nos promete la hermosa civilización a la que pertenecemos”.

“Esta enfermedad colectiva, prosiguió,  nos obliga a multiplicar la riqueza, recursos y conocimientos, pero no resuelve los problemas de una humanidad fracturada. No hay una América Latina sola, hay varias. Están los olivados de la tierra, los condenados en el mundo de las favelas y las grandes capitales del continente, expresó.

“La liberación posible tiene mucho de sembrar conocimiento y cultura en las grandes masas; la liberación no se regala, se gana, y es un duro aprendizaje: como cualquier batalla es posible ganar, pero también es posible perder”, alertó el presidente Mujica. Esta reflexión fue la antesala para recordar su pasado como militante del Movimiento de Liberación Nacional, en los años ’60 y ’70, además de su posterior detención durante 13 años bajo las condiciones más apremiantes, “años perdidos, aparentemente, en esos calabozos de las unidades militares, donde más pensé y más terminé aprendiendo, más que en los años en que coqueteé con la universidad”.

Luego del mensaje del presidente Mujica, el presidente Chávez citó palabras de un texto de 1979 del uruguayo Carlos Quijano, titulado “Los caminos de la liberación”, en el cual dice “En este mundo de grandes países, que son continentes y transnacionales tentaculares, la debilidad es un pecado. Mañana, los fuertes serán todavía más fuertes, y los débiles más débiles. Puede que uno o dos países de nuestra América sean capaces de afrontar el desafío. Los otros, si no se unen, no tendrán destino”. Eso es lo que está en juego, nuestro destino, manifestó Chávez.