Consenso internacional
JND y especialistas extranjeros subrayaron política de
reducción de daños en drogas
En el marco del debate mundial sobre
políticas de drogas, la Junta Nacional de Drogas organizó
un debate informal sobre la temática en la Torre Ejecutiva.
Junto a especialistas internacionales, el Secretario de la
JND, Milton Romani, acompañó la propuesta de los panelistas
a favor de un debate abierto y democrático sobre drogas,
que acompase las políticas de fiscalización del delito con
los Derechos Humanos.
El mundo recoge con mayor amplitud la
lógica de reducción de daños en drogas, con mayor foco en
aquellas sustancias más dañinas a la salud y con un diseño
de políticas sociales y sanitarias que acompañan las
políticas de drogas. También se subrayó el fracaso de la "war
drugs" (guerra contra las drogas"), por ser generador de
violencia, crimen, ilegalidad y absurdos.
Sobre este último punto, Romani enfatizó
que nuestro país acompañará la propuesta de Bolivia, que
pretende eliminar una disposición de la Convención Única de
Estupefacientes, que prevé la eliminación del consumo
tradicional de la hoja de coca. "Pretender que la práctica
del masticado de la hoja es igual al consumo ilícito viene
con el olor de joder a Bolivia, con otros motivos",
subrayó.
Estos aspectos y otros fueron comentados
por los tres panelistas de la conferencia "Políticas de
drogas, Debate Mundial", realizada junto al coordinador del
Programa Drogas y Democracia del Transnational Institute,
Martín Jelsma, la asesora principal al programa del
Washington Office on Latin América (WOLA) sobre políticas
de drogas, Coletta Youngers y el investigador brasileño,
Pedro Viera Abramovay, además del secretario general de la
Junta Nacional de Drogas, Milton Romani.
Jelsma formuló un recorrido histórico de
las disposiciones internacionales a lo largo del siglo XX.
Desde el primer tratado de control del comercio de opio, en
1912, hasta los recientes planes denominados como "war
drugs", implementados y promovidos en el ámbito
internacional por los Estados Unidos. El especialista de
origen holandés encuentra grietas en la opinión hegemónica
y considera que estamos en un buen momento para promover
los cambios hacia un sistema de control apto, humano y
coherente con los Derechos Humanos.
Pedro Viera Abramovay afirmó que la "war
drugs" es ineficaz. Rememoró que en 1988 los promotores de
la idea auguraban un mundo sin drogas en diez años,
objetivo que fracasó con estrépito. Sin embargo, estos
mismos promotores no permiten que el debate se abra, lo
cual convierte a los temas de políticas en drogas como un
ítem de mayor democracia. Propuso abrir el bloqueo al
debate y afianzar la política de reducción de daños,
incluso de los daños propios de la normativa
prohibicionista.
Recordó que el ingreso de militares a
las favelas de Rio de Janeiro se realizó luego de años de
políticas sociales y de infraestructura en esos barrios.
Con la intervención, dijo, se quebró la hegemonía militar
de los grupos ilegales. En otro orden, propuso distinguir
el combate penal del tráfico y además, pidió que no se
confundan las políticas penales con las políticas de
transformación social.
Por su parte, Coletta Youngers citó
algunos ejemplos del viraje de la política de drogas del
gobierno norteamericano. Si bien identificó avances, indicó
que dos tercios de los recursos estatales en la materia se
destinan a la represión nacional e internacional, con los
resultados conocidos: mayor violencia, mayor
criminalización y expansión de los programas de radicación
forzosa de efectivos militares. Señaló un dato: según
cifras oficiales que sirven como sustento a las políticas
de "war drugs", la cantidad de producto generado es
inferior a la cantidad de producto requisado.
Propuso una mayor proporcionalidad entre
el crimen cometido y su penalización, penas alternativas
apoyadas con reinserción social, disminuir las políticas de
radicación forzosa y apoyar la venta de hojas de coca en el
mercado de productos naturales. |