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29 de marzo, 2011

Con el director general del MEC 

Desvíos en conductas juveniles son responsabilidad “pura y dura” del mundo adulto 
En lo que tiene que ver con los jóvenes, los medios de comunicación difunden un discurso que centra en ellos ciertas conductas “desviadas”, de las cuales los hacen responsables, cuando en realidad son responsabilidad pura, clara y dura del mundo adulto, consideró el secretario general del Ministerio de Educación y Cultura, Pablo Álvarez. La izquierda debe difundir una visión alternativa, agregó. 

En diálogo con la Secretaría de Comunicación de Presidencia de la República, el jerarca dijo  que en la sociedad uruguaya, como en toda sociedad envejecida, predomina un discurso penalizador de las conductas juveniles. 

Existe una responsabilidad “pura, clara y dura” del mundo adulto y de la sociedad en general -que fomenta patrones de consumo que luego no puede satisfacer- en ciertas conductas problemáticas achacadas a los jóvenes, señaló.  

La recarga permanente de culpa hacia los jóvenes “ni-ni” (que ni estudian ni trabajan) es sintomática de cierto nivel de fracaso del mundo adulto, señalo. Es falsa esa sentencia de “quien no estudia, roba”, agregó.  

A continuación las partes más sustanciales del diálogo. 

-                  Según su criterio, ¿cuál es el espacio que tiene la juventud en las agendas públicas de educación y seguridad en general, y en Uruguay en particular?  

Pablo Àlvarez- A nivel internacional se empezó a pensar en políticas específicas de juventud en los alrededores de 1985, una fecha simbólica porque fue el primer Año Internacional de la Juventud. Allí fue cuando  de alguna forma se reconoció a las juventudes como un sector específico y pasaron a formar parte de los objetivos de las políticas públicas. En los últimos años, estas políticas han aparecido vinculadas a temas culturales o de inserción laboral. Y mucho más recientemente  a vivienda, a salud, a participación ciudadana.

En resumen diría que los cuatro grandes ítem de las políticas de juventud en la actualidad serían: empleo, cultura, vivienda y participación.

Hay también temas que la población asimila como “de juventud”, como el consumo de sustancias prohibidas o ilegales, pero en realidad la exceden. Al canabís, por ejemplo, se lo está encarando como si fuera de consumo exclusivo de los jóvenes, y no es así. 

- ¿Cómo operan los medios de comunicación en la construcción de la imagen que se tiene de los jóvenes en la sociedad?

- Los medios transmiten un discurso dominante, pero también lo construyen, porque lo validan. En lo que tiene que ver con los jóvenes, los medios difunden un discurso que centra en ellos ciertas conductas “desviadas”, de las cuales los hacen responsables, cuando en realidad son responsabilidad pura, clara y dura del mundo adulto.

No es responsabilidad del joven que no haya trabajo, o que el trabajo que se les ofrezca sea de baja calidad, o que vean al sistema educativo como un sistema que no les brinda un diferencial. Y no es tampoco responsabilidad de los jóvenes la inseguridad.

Sin embargo, se dice que son ellos los que crean la sensación de inseguridad, o que no quieren estudiar ni trabajar. Y se habla de los “ni-ni”, de los jóvenes que no estudian ni trabajan...

Para quien toma decisiones políticas esas afirmaciones son elementos de la realidad. Pero también son una construcción, en particular de los medios, que como mínimo fortalecen ese mensaje. Basta ver la cantidad de minutos de pantalla que ocupa una entrevista a alguien que dice que vio a unos gurises robar, y compararla con el tiempo que se les dedica a los chiquilines que están en los clubes de ciencia, por ejemplo. Cuando un medio insiste en entrevistar una y otra vez a las víctimas de robos, preguntarles qué sienten, cómo eran los ladrones, resaltar que se trataba de “menores”, está construyendo un discurso. Cuando se los critica por el tiempo que dedican a la crónica roja los medios responden que es eso lo que la gente quiere ver y que ellos atienden esa demanda. En realidad la fortalecen. Como fortalecen, a partir de las estrategias que plantea el mercado, los patrones de consumo que llevan a que jóvenes que no pueden acceder a lo que  se promueve en esos propios medios delincan. Se critica a los jóvenes por presentistas, por hedonistas, por buscar el estímulo inmediato, pero las propias estrategias de publicidad y comunicación estimulan esas conductas y ese mensaje: que lo compro hoy, lo tiro mañana, lo vuelvo a comprar pasado mañana y lo tiro tras pasado. La sociedad capitalista no tiene posibilidades reales de permitirles a todos consumir al mismo nivel. Si las tuviera, desaparecería el planeta inmediatamente. Pero crea esos desfasajes.

Pienso que los medios son efectivamente muy responsables de lo que una sociedad ve y siente. Y toman decisiones políticas. 

- ¿Cuáles serían las consecuencias de una profundización de ese discurso dominante?

- Generar continuamente elementos de segregación. Hoy pueden ser de los jóvenes, pero mañana de los negros, de los  homosexuales, de los peludos, de las personas con lentes. Me parece que la izquierda está obligada a rechazar esos mensajes, a no hacer conexiones falsas, a negar que sea realidad eso de que el joven que no estudia roba.

También me parece un error sostener que con educación se resuelve todo, que si el sistema educativo funcionara de otra manera no habría más delitos. Eso supone recargar a la educación con otros valores.

La estrategia para encarar estos temas, me parece, no pasa solamente por la educación ni por definir políticas de jóvenes y adolescencia. Insisto: este sistema capitalista promueve ciertos patrones de conducta y de consumo que luego la sociedad no puede satisfacer. Ahí hay un problema central. 

-Cuando usted dice que se responsabiliza a los jóvenes de ciertas situaciones, ¿piensa que en ese discurso se engloba a todos los jóvenes?

- Está centrado sobre todo en aquellos que se ve como “desviados”. Pero de todas maneras creo que en Uruguay hay un temor a la juventud. El joven siempre es una presencia amenazante para la gente que está segura en un lugar. La estrategia del temor y de consagrar un discurso penalizador del joven es propia de las sociedades envejecidas como la nuestra.  

-¿Cómo hacer para superar esa actitud estigmatizadora?

-                  Es parte de un cambio cultural que hay que hacer. La primera cosa sería aceptar al joven como un sujeto pleno de derechos. Esto tomará tiempo y no sé si efectivamente podrá consolidarse. Si se habla de sujeto, se habla de personas con potencial de creación. Y los jóvenes se manejan con sus pautas. Hoy se expresan, por ejemplo, en las redes sociales, como los  jóvenes de otras generaciones lo hacían de repente en los periódicos o a través de la música.

Pero cuando aparecieron las redes sociales se los empezó a atacar diciéndoles que no se juntaban a hablar. Como si los adultos se juntaran mucho, ¿no?  

-Usted dijo que los medios toman “decisiones políticas”. ¿A qué se refiere concretamente?  

-La definición de un director de informativo a la hora de decidir qué notas va a hacer mayor hincapié es una decisión política. Ver qué paquete de enlatados voy a traer de otro país, es una definición política. Cuando se toman decisiones sobre las cosas a promover son efectivamente decisiones políticas.

Hoy tenemos un presidente que, en su discurso, ataca permanentemente este hecho de realizarse únicamente a través de la capacidad de consumo.. Es una actitud política también. Son problemas de civilización, que se plantean en todas las sociedades. Habrá un mundo para muy poquitos y los otros deberán ser como ya se dijo en los años noventa, una máquina sobrante. El capitalismo cuando quiere funcionar correctamente no tiene ninguna dificultad para usar los términos correctamente. Si hay gente que no está incluida, sobra. 

- ¿Cuáles podrían ser, entonces, las salidas?

- Si las supiera estaría en falta por no promoverlas. Me parece que la primera es asumir que tenemos ese problema. La izquierda debe asumir que puede estar fortaleciendo un discurso netamente conservador, y punitivo y sancionador de las nuevas prácticas de socialización de los jóvenes.

Las estrategias de consumo no son generadas por los jóvenes. El joven no va a una fábrica y dice “haceme esto”. Las estrategias de consumo son promovidas por los propios actores que producen los bienes a consumir.

Como seres políticos y de izquierda estaría bueno preguntarse, al diseñar una política pública y comunicarla, si estamos fortaleciendo o no un discurso que atenta contra nuestras propias opiniones progresistas. La izquierda imagina a la sociedad funcionando de otra manera, para ella la pobreza no es algo natural, la desigualdad no está en nuestros genes.  

-Es muy extraño encontrar a un director general de un ministerio con 32 años...  

- He tenido una buena relación en casi todos los lugares de responsabilidad que he ocupado en los últimos años, tanto en la interna de la organización política como siendo legislador - en el período pasado- como hoy en el ministerio. Lo que sí puedo decir es que la nuestra es una sociedad altamente conservadora. Dice que va a promover el recambio generacional y después lo inhabilita.

A la hora de tomar una decisión se tenderá a favorecer lo que más se conoce, y si es un joven el elegido será un joven que hace tiempo se conoce.

Pero en la política actualmente no hay una irrupción de los jóvenes en forma generalizada, como pudo haber pasado en la década de los sesenta. La sociedad prefiere esa certeza, algo conservador y conocido, lo cual no favorece la aparición de nuevos actores y eso mismo aleja a los jóvenes de la política.

Por otra parte, yo no promuevo el recambio por el recambio en sí, y no me parece que la cédula de identidad sea un criterio justo...

   
 
  Pablo Álvarez.