Fomento a industria nacional
Programa de Compras Públicas para el Desarrollo
beneficiará mipymes
Con el Programa de Compras Públicas
para el Desarrollo el gobierno asegura a 140.000 mipymes
la posibilidad de proveer al sector estatal, lo que
representa unos US$400 millones. La Ley 18.362 establece
una preferencia de precio que va del 8% al 16% y una
reserva del mercado público cuyo techo es el 20%. En
contrapartida, la empresa debe ingresar en un plan de
mejora de asistencia técnica que termina en una
certificación de calidad.
El director de Dinapyme, Pablo
Villar, afirmó que este marco legal juega un rol
fundamental como instrumento de política pública de
promoción, fomento de la industria nacional y
participación en las mismas de la Micro, Pequeña y
Mediana empresa nacional.
“Nos parece que es un buen comienzo
la utilización del poder de compra del Estado, que es
importante, para beneficiar a sectores productivos
nacionales y sobre todo diferenciando positivamente a
las micro, pequeñas y medianas”.
El Programa de Compras Públicas para
el Desarrollo cuenta a su vez con tres subprogramas: uno
que trata del Programa de Compras Públicas para mipymes,
por ahora es el que se reglamentó; el Programa de
Compras para Pequeños Productores Agropecuarios y el
Programa de Compras Públicas para Productos de
Innovación y Desarrollo.
Villar explicó que “hasta ahora
teníamos una preferencia industria nacional que iba
sobre el precio y que llegaba al 8%, para toda la
industria nacional ya fuera micro, pequeña, mediana o
grande empresa.
Tanto nacional o internacional, todo
lo que fuese industria nacional entraba en esa
preferencia. Ahora eso ha cambiado, porque se incluye
dos instrumentos que hacen, por un lado, al margen de
preferencia en precio que es diferencial para micro,
pequeña y mediana empresa. Es decir, incluye una
diferenciación y una discriminación positiva en la
compra pública para mipymes respecto a las empresas
nacionales grandes. A esto se agrega lo que se llama la
reserva de mercado”.
Dijo que según los convenios
internacionales, por ejemplo en el marco de la OMC
(Organización Internacional de Comercio), los gobiernos
no pueden reservar más de un 20%.
Al respecto explicó que nuestro país,
entonces, tiene como horizonte el 20% aunque la reserva
de mercado sale por primera vez para un 10%, porque “no
tenemos idea de lo que es el nivel de compras públicas”,
debido que las compras públicas se hacen por
institución y no por la compra pública general.
El Programa de Compras Pública tiene,
en lo que Villar define como “otro beneficio”, una
contrapartida de la empresa: tiene que ingresar en un
programa de plan de mejora de asistencia técnica que
termina en una certificación de calidad.
De esta forma se paga toda la
asistencia técnica -diagnóstico, plan de mejora, horas
de consultoría, servicios empresariales, etcétera- para
que “esa empresa no solo mejore y el Estado tenga cada
vez un proveedor más sostenible, sino que como corolario
de ese plan termina con una certificación de calidad lo
que además prepara a la empresa no solo para venderle al
Estado sino que puede eventualmente salir al exterior“,
dijo.
Sin embargo, aclaró que como existen
distintas potencialidades o posibilidades en el sector
empresarial, esto llevó a cierta discriminación
positiva: se diferenció hasta cinco años -tres de plan
de mejora y con dos de certificación- para las micros y
pequeñas.
Y con dos plan de mejora y uno de
certificación para las empresas medianas considerando
que son estructuras productivas que ya tienen otra
escala y pueden tener avanzados algunos trabajos en
certificación y porque además, tienen mayor
potencialidad para abordar la tarea.
Villar explicó que cuando se habla de
Mipymes “en general se habla del 98% del tejido
empresarial uruguayo”, lo que significa de alguna forma
unas 130 o 140 mil empresas.
Dijo que además de este instrumento
hay que crear otras herramientas periféricas que hagan
que los ordenadores del gasto y las instituciones
compradoras públicas generen formas de pago “más
amigables” para las Mipymes. “Este es un sector donde
están prácticamente al día en sus ingresos y egresos, y
no pueden esperar 30, 40, 60 o 90, o 180 días para
cobrar un trabajo. Es decir, debemos crear también
algunos instrumentos de crédito o de “factoring” que
haga que cuando la empresa entrega y el Estado no paga a
30 días, se le pueda descontar esa factura a tasas
razonables y algunos instrumentos de crédito que
sustituyan la posibilidad de acopio para que esas
empresas puedan comprar sus materiales o insumos para
hacer las fabricaciones”, dijo.
Por otro lado, dijo que también
deberá realizar un trabajo – lo que ya se empezó a hacer
con las Intendencias- en lo que hace a la adecuación y
la mejor planificación de las compras. Ello, para que
los pedidos de compra o bien salgan en cantidades más
importantes para estos sectores empresariales, o
salgan como compras anuales pero con entregas parciales
que posibiliten a estas empresas presentarse a una
licitación y cumplir. |