Licandro, “Quijote militar”
Mujica recordó a quienes defendieron la democracia
desde su condición militar
Durante su audición radial, el
presidente de la República, José Mujica, recordó al general
Víctor Licandro, quien como Líber Seregni supo defender su
papel como militar en pos del cambio progresista de la
sociedad uruguaya. En ese marco, reflexionó sobre el papel
de las fuerzas armadas en la sociedad y las contradicciones
que se generan tras los golpes de Estado que vivió
Latinoamérica y en donde hubo militares que defendieron la
libertad.
Mujica definió a Licandro como un
“Quijote militar en tiempos del aluvión de las sociedades
consumistas contemporáneas”. Agregó que se trató de un
general peculiar, que junto a otros varios militares y
civiles impulsó hace más de 40 años la construcción de la
fuerza política que está gobernando este país y que está
cambiando hacia un rumbo progresista y tendiendo a
modernizar todas las relaciones sociales y económicas de la
comunidad.
En América Latina hubo golpes de Estado,
aplastamientos, pérdida de la libertad, hasta verdaderos
genocidios, siendo parte de la evidencia militar. Sin
embargo, en esa misma América Latina, concretamente en
Uruguay, se generaron oficiales de grado superior, como
Licandro, Seregni y Zufriategui entre tantos otros.
Asimismo, reconoció que en tiempos de
lucha por la libertad se dividieron los militares, del
mismo modo que fueron militares los grandes libertadores de
América Latina. “Esto obliga a repensar las contradicciones
que a veces aparecen en el transcurrir de nuestras
sociedades”.
En ese sentido, Mujica expresó que el
factor militar no es la fuerza hacedora de la historia,
sino que lo es el trabajo. Cómo se da el trabajo humano,
cómo se construye, cuáles son las relaciones que genera el
trabajo. “Pero no cabe duda que el factor militar puede
cerrar o abrir el futuro, según tome posición frente a las
contradicciones por las que puede atravesar una sociedad”.
Un ejemplo de ello es lo que sucede en
el norte de África, donde hubo manifestaciones en Egipto
pero no hubo guerra porque las fuerzas armadas mantuvieron
una unidad. En otra parte, donde las fuerzas armadas se
dividieron, estalló la guerra con todas sus consecuencias.
“Seguramente, esta forma concreta es la que vuelca a la
historia hacia un lado y hacia el otro. La forma que toman
las decisiones de los aparatos militares puede hacer de
puerta o de sepulturero de una sociedad”, sentenció.
Del mismo modo, agregó que la república,
la vigencia de la democracia, el respeto de la mutua
tolerancia, la diversidad de opiniones y la libertad
necesita honda fidelidad de los brazos armados. “Y esta es
una verdad evidente y son de las lecciones más profundas
que nos deja la trayectoria y la vida de un general como
Licandro y de otros compañeros. Jamás olvidemos que la
misma matriz académica pudo producir en su tiempo militares
hacia un lado y militares hacia el otro”.
Esta es una de las contradicciones más
severas que no es sencillo poder resolver. Para ello, uno
de los factores que se requieren es sopesar hacia adelante
la importancia del factor militar en la coyuntura de la
historia. En ese aspecto, sostuvo que el mejor homenaje a
Licandro es entender la esencialidad de su mensaje, como el
de Seregni. “Orgullosamente nunca dejaron de ser militares
y, sin embargo, tuvieron fuerza para levantar el brazo del
compromiso y poner su talento, su sabiduría, su oficio y su
vida al servicio del cumplimiento de un mensaje de cambio
progresista para nuestra sociedad”. |