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31 de marzo, 2011

Licandro, “Quijote militar”

Mujica recordó a quienes defendieron la democracia desde su condición militar
Durante su audición radial, el presidente de la República, José Mujica, recordó al general Víctor Licandro, quien como Líber Seregni supo defender su papel como militar en pos del cambio progresista de la sociedad uruguaya. En ese marco, reflexionó sobre el papel de las fuerzas armadas en la sociedad y las contradicciones que se generan tras los golpes de Estado que vivió Latinoamérica y en donde hubo militares que defendieron la libertad.

Mujica definió a Licandro como un “Quijote militar en tiempos del aluvión de las sociedades consumistas contemporáneas”. Agregó que se trató de un general peculiar, que junto a otros varios militares y civiles impulsó hace más de 40 años la construcción de la fuerza política que está gobernando este país y que está cambiando hacia un rumbo progresista y tendiendo a modernizar todas las relaciones sociales y económicas de la comunidad.

En América Latina hubo golpes de Estado, aplastamientos, pérdida de la libertad, hasta verdaderos genocidios, siendo parte de la evidencia militar. Sin embargo, en esa misma América Latina, concretamente en Uruguay, se generaron oficiales de grado superior, como Licandro, Seregni y Zufriategui entre tantos otros.

Asimismo, reconoció que en tiempos de lucha por la libertad se dividieron los militares, del mismo modo que fueron militares los grandes libertadores de América Latina. “Esto obliga a repensar las contradicciones que a veces aparecen en el transcurrir de nuestras sociedades”.

En ese sentido, Mujica expresó que el factor militar no es la fuerza hacedora de la historia, sino que lo es el trabajo. Cómo se da el trabajo humano, cómo se construye, cuáles son las relaciones que genera el trabajo. “Pero no cabe duda que el factor militar puede cerrar o abrir el futuro, según tome posición frente a las contradicciones por las que puede atravesar una sociedad”.

Un ejemplo de ello es lo que sucede en el norte de África, donde hubo manifestaciones en Egipto pero no hubo guerra porque las fuerzas armadas mantuvieron una unidad. En otra parte, donde las fuerzas armadas se dividieron, estalló la guerra con todas sus consecuencias. “Seguramente, esta forma concreta es la que vuelca a la historia hacia un lado y hacia el otro. La forma que toman las decisiones de los aparatos militares puede hacer de puerta o de sepulturero de una sociedad”, sentenció.

Del mismo modo, agregó que la república, la vigencia de la democracia, el respeto de la mutua tolerancia, la diversidad de opiniones y la libertad necesita honda fidelidad de los brazos armados. “Y esta es una verdad evidente y son de las lecciones más profundas que nos deja la trayectoria y la vida de un general como Licandro y de otros compañeros. Jamás olvidemos que la misma matriz académica pudo producir en su tiempo militares hacia un lado y militares hacia el otro”.

Esta es una de las contradicciones más severas que no es sencillo poder resolver. Para ello, uno de los factores que se requieren es sopesar hacia adelante la importancia del factor militar en la coyuntura de la historia. En ese aspecto, sostuvo que el mejor homenaje a Licandro es entender la esencialidad de su mensaje, como el de Seregni. “Orgullosamente nunca dejaron de ser militares y, sin embargo, tuvieron fuerza para levantar el brazo del compromiso y poner su talento, su sabiduría, su oficio y su vida al servicio del cumplimiento de un mensaje de cambio progresista para nuestra sociedad”.

   
 
  José Mujica