Consumo de drogas
Romani llamó a descartar facilismos que
“abonan el miedo” y “nada resuelven”
La responsabilidad de los adultos en el
consumo problemático de drogas fue el eje del mensaje que
Milton Romani, secretario general de la Junta Nacional de
Drogas (JND), transmitió a los más de 300 participantes de
un taller realizado este viernes 15. “La droga es una buena
coartada de las sociedades contemporáneas para generar
tabúes”, muchos la consideran “el mal de todos los males y
eso no es cierto”, dijo.
Este viernes se llevó a cabo en la Torre
de Comunicaciones el primer taller presencial del curso “en
línea” “Abordaje multidisciplinario sobre consumo
problemático de drogas”, impartido por la de la Secretaría
Nacional de Drogas.
La iniciativa surgió hace cuatro años
por la inquietud de diversos actores que participan en el
tema y que demandaban capacitación a la Secretaría.
Se decidió hacer un curso anual “en
línea” que comprendiera algunos talleres presenciales para
formar, fundamentalmente, a quienes se enfrentaron a la
problemática sin herramientas.
El curso supone exámenes mensuales y
finaliza en diciembre con una prueba monográfica.
Quienes lo dictan son asesores técnicos
de la Secretaría y docentes externos invitados (en
Psicología, Medicina y Ciencias Sociales), informó uno de
los coordinadores, Héctor Suárez.
El 80 por ciento de la matrícula tiene
un perfil profesional. Son en su mayoría trabajadores
sociales, psicólogos, sociólogos, médicos, enfermeros y
docentes.
En anteriores ediciones se capacitó a
unos 750 participantes, sobre una matrícula total de mil
personas aproximadamente.
Este año se recibieron unas 480
solicitudes de inscripción y quedaron fuera más de 100
postulantes.
La mayor proporción de participantes
proviene de de Montevideo y Área Metropolitana (65 por
ciento). El 40 por ciento de los inscriptos trabaja
directamente con personas con uso problemático de
sustancias, y operan en el Ministerio de Desarrollo Social,
el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay,
policlínicas barriales, centros de tratamiento,
asociaciones diversas.
Romani dijo que si bien este tipo de
iniciativas procura ser una herramienta técnica de traslado
de saberes, también la entiende como un compromiso
individual y una vocación que lleva a involucrarse en un
tema complejo, dinámico y multidimensional, que socialmente
se reconoce como problemático.
“Requiere una sistematización de la
evidencia científica y a la vez un movimiento comprensivo,
es decir entender qué le pasa al otro y qué nos pasa a
nosotros”, señaló.
También requiere un grado de docencia
para construir con otros y generar debate. Y se trata de un
tema que a nivel político se debate poco, subrayó.
“La droga es una buena coartada de las
sociedades contemporáneas para cosificar, para generar
tabúes o para generar lo que más se conoce como chivo
expiatorio, es la explicación de todos los males”, dijo.
Eso no es cierto, aclaró, pero sí es
verdad que “el consumo de drogas en época de mercantilismo
es un problema de bien público”.
Romani enfatizó en que a menudo el “tema
drogas” se presenta con un nivel de alarma pública que
impide ver con profundidad todos sus alcances.
Hay hoy en Uruguay un “incremento del
miedo”, dijo, y realizó lo que llamó una “afirmación
política contundente”: “tenemos una cuestión perversa, que
es ubicar a adolescentes y jóvenes como los responsables de
todo el problema y unirlo a la droga como si fuera el único
problema. Y los adultos, los que hace 20 o 30 años
estábamos en un lugar, nos lavamos las manos y venimos a
pedir encerrar a los botijas”.
Dijo que no duda en defender la firmeza
de la aplicación de la ley, como lo demostró la JND
procesando a 40 personas por lavado de dinero en un país
que no tenía a nadie tras las rejas por este delito, pero
instó a que las normas sean parejas para todos y que se
identifique a quienes generan tantos problemas.
“Los pibes chorros”, señaló, son los
responsables del lavado de dinero.
Muchos jóvenes, adolescentes y niños en
vulnerabilidad social tienen la cultura del crimen,
admitió. “Están jugados hace tres o cuatro generaciones”.
Citó en ese sentido cifras del
Observatorio de la Criminalidad según las cuales 62 por
ciento de los menores infractores internados en centros de
reclusión tienen cortes en sus cuerpos. “Es un nivel de
autoagresión que no tiene lógica, como tampoco la tienen
algunos niveles de violencia intraciudadana”, argumentó.
Romani se preguntó qué capacidad de
disuasión puede tener sobre un menor “ya jugado” que se lo
juzgue con el Código Penal de mayores o que se le
mantendrán los antecedentes cuando cumpla los 18 años.
Recordó que en 1997 y 2000 se hizo una
reforma del Código Penal mediante la cual se aumentaron
todas las penas. En ese momento había detenidas en las
cárceles uruguayas 3.500 personas; hoy hay 9.000.
El jerarca insistió en que no todo el
problema está en la droga y los adolescentes.
Reconoció que la opinión pública puede
pensar otra cosa pero que él, como responsable de la
aplicación de políticas públicas en drogas, opina en el
mundo entero el modelo de guerra contra las drogas lo único
que hizo fue incrementar la violencia.
El secretario de la JND apela a que los
participantes en el taller desarrollen un “pensamiento
crítico”, porque es necesario un debate democrático
ciudadano sobre el tema.
“Uruguay tiene 11 años de pasta base y
recién el año pasado se formó una comisión de adicciones en
el Parlamento. Se requieren más espacios de escucha en el
barrio para que en la cotidianidad se desarrollen
acciones”, concluyó. |