Estrategia industrial
Kreimerman: Uruguay procura potenciar cadenas
productivas
La industria nacional ha crecido
sostenidamente y presenta una “ventana de
oportunidades”, afirmó el Director de Industria,
Roberto Kreimerman. Subrayó que se procuran procesos de
buenas tecnologías, dado que éstos “generan más y mejor
empleo”. Sostuvo que la política industrial debe
promover una mejora en las industrias de soporte y
modificar la inserción internacional del país,
procurando una complementación creciente.
SITUACIÓN DE LA INDUSTRIA
NACIONAL
El Director Nacional de Industria,
Roberto Kreimerman, consideró que la industria nacional
ha evolucionado en forma positiva en los últimos años,
lo cual se ha expresado en crecimiento del Producto
Bruto Interno Industrial del orden del 9,5% anual.
Precisó, respecto al pasado año, que existe una
variación acumulada en el índice de volumen físico del
17,8 % para el total de la industria y del 11% para la
industria sin refinería.
A pesar de las amenazas que genera
el enlentecimiento de la economía de Europa y de los
Estados Unidos, Kreimerman manifestó que la situación
favorable se mantendrá, debido al incremento de los
proyectos declarados de interés nacional y a la
tendencia al aumento que presentan las inversiones.
Esto seguirá repercutiendo favorablemente en la caída
del desempleo y en el incremento de las exportaciones,
añadió.
No obstante, el Director de
Industria indicó que, en lo que refiere a la estructura
productiva del país, se ha constatado un crecimiento de
los sectores primarios y con menor valor agregado, por
lo cual si bien se ha producido un crecimiento
acumulado considerable, dado –fundamentalmente- por la
situación internacional y por la política económica
aplicada, un 75% de productos son de carácter primario
y con baja aplicación tecnológica. “El país tiene una
estructura productiva (…) muy volcada a sectores de
baja tecnología”, “con un bajo desarrollo de
capacidades propias”, concluyó.
Asimismo, como tercer elemento
característico de la situación de la industria
nacional, Kreimerman apuntó a los impactos propiciados
por los cambios en la situación económica mundial.
Puntualizó que la misma se ha generado por la irrupción
de India, China, Brasil y Rusia, repercutiendo en la
estructura de precios de los commodities y en el alza
de los precios de los combustibles. Destacó que esta
irrupción genera una nueva “ventana de oportunidades”
para el sistema económico mundial, que parecía lejana
en la década de los noventa.
ALGUNAS DIRECTIVAS DE ESTRATEGIA
INDUSTRIAL
En cuanto a las definiciones
estratégicas asumidas por el país, Kreimerman consideró
que se busca desarrollar varias cadenas productivas,
procurando modificar la estructura económica del
Uruguay y disminuir su vulnerabilidad frente a los
ciclos económicos internacionales.
Asimismo, agregó que si bien se
procura continuar con un fuerte crecimiento, se plantea
subir un escalón en la cadena de valor global y
procurar una mayor solidez de las cadenas, evitando que
todos sus insumos se tengan que importar. El tejido
industrial estaba “destruido” en la década de los 90,
apuntó.
Ser un país productor de materias
primas es un modelo inadecuado para su población,
porque se pierde independencia económica y se está
expuesto a los ciclos económicos internacionales,
sostuvo el Jerarca.
Según el Documento Base del Gabinete
Productivo, presentado en julio de 2008, se está
realizando en el presente año un trabajo en ocho
cadenas productivas (Farmacéutica, Madera, Energía
Renovable, Carne, Leche, Oleaginosos, TIC y Automotriz)
con la finalidad de extender y captar procesos en las
mencionadas cadenas. En el documento se destaca que
“son de especial interés los procesos que permiten
transferencia tecnológica para el desarrollo de
capacidades nacionales”. Kreimerman informó que si bien
los estudios de la Dirección Nacional de Industrias
sobre las cadenas productivas se orientan al corto
plazo, se investigan las restricciones que se presentan
para crecimiento futuro.
El Jerarca subrayó que se deben
tener procesos de buenas tecnologías, dado que estos
“generan más y mejor empleo”, y que se deben mejorar
las industrias de soporte, posibilitando que los
productos posean un mayor valor agregado.
En tanto, manifestó que se deben
elegir sectores, ya que no se pueden dilapidar
recursos, máxime si toma en consideración la dimensión
de nuestro país.
COMPETITIVIDAD
Refiriéndose a la competitividad de
las empresas uruguayas, Kreimerman precisó que no se
compite en términos de promedio, por lo cual el enfoque
debe orientarse hacia las cadenas productivas
específicas. Se debe comparar si las industrias locales
poseen mejores precios que las extranjeras y si
resultan mejores en costos, en entrega y en calidad,
afirmó.
Asimismo indicó que la
competitividad tiene tres grandes componentes; primero,
el de la propia empresa, en sus procesos y en sus
optimizaciones; segundo, un componente sistémico a
nivel de la cadena, que refiere a cuan buenos son sus
proveedores; y tercero, el componente que refiere a la
competitividad de la sociedad en su conjunto.
Puntualizó que las políticas que
realicen desde la esfera pública deben contemplar estos
tres niveles. A nivel de las empresas, hay que dar un
gran impulso a los certificados de calidad y
acreditación, coordinado las acciones de las
instituciones competentes. En el segundo nivel –de las
cadenas productivas- se debe apoyar el desarrollo de
las sinergias productivas procurando la cooperación
entre los distintos integrantes de la cadena, “limando”
los intereses contrapuestos. Y por último, en cuanto a
la competitividad sistémica, sostuvo que se deben
entrecruzar las políticas horizontales con políticas
específicas.
Las políticas horizontales se
expresan en la creación de un clima favorable,
propiciado, entre otros instrumentos, por la segunda
Reglamentación de Ley Inversiones, por la creación
Agencia Nacional de Investigación, por la política de
estabilidad macroeconómica, etc. En tanto, agregó que
las políticas específicas sectoriales deben generar una
mejora en la competitividad, ser focalizadas,
transparentes y tener un carácter transitorio.
Refiriéndose a uno de los elementos
que pueden conspirar contra la competitividad de la
industria nacional, el Jerarca se refirió al riesgo de
que el éxito de las cadenas agro – industriales
signifiquen ingresos de divisas que, junto con el
desarrollo de las inversiones, sobrevalúen la moneda
local.
Finalizando con la exposición de los
objetivos estratégicos de la política industrial,
Kreimerman destacó la importancia de una adecuada
inserción internacional, que procure que el país se
complemente adecuadamente con los otros países del
MERCOSUR. Precisó que mientras hay cadenas productivas
que nunca serán complementarias, existen otras que sólo
podrán existir si son complementarias. Los acuerdos
productivos recientemente alcanzados en el bloque
regional no son de carácter general, sino específicos
de cadena a cadena, apuntó. En tal sentido, los
acuerdos automotrices con Argentina y Brasil son un
ejemplo de acuerdos específicos; además, en Tucumán se
logró un acuerdo sobre integración productivo, el cual
constituye un acuerdo específico cadena a cadena.
La competitividad es sistémica,
cadena a cadena, lo cual es apreciado favorablemente
cuando se evalúa desde el exterior. “Una cadena es tan
competitiva como su eslabón más débil, sino el país la
pierde y se transforma en un productor de materias
primas”, añadió.
DESAFÍOS Y DEBILIDADES
En cuanto a las debilidades que
presenta la producción industrial del Ururguay, el
Director Nacional de Industria, Roberto Kreimerman, a
puntó a los problemas de escala. Indicó que si bien
sólo mediante los acuerdos regionales y bilaterales
estructurados se puede mejorar la situación, estos
acuerdos no pueden sólo apuntar “a qué te doy, qué me
das”, sino que deben propiciar una complementación
creciente. De no suceder esto, subrayó, “el país de
gran escala termina colocando sus productos”, mientras
los nuestros no encuentran mercados.
En segundo lugar, se refirió a la
debilidad que tiene el país en torno a su
institucionalidad. A modo de ejemplo, señaló que existe
una segmentación entre ganadería e industria.
En tercer lugar, refiriéndose a los
recursos humanos, consideró que si bien pueden existir
problemas en algunas cadenas de escasez de oferta de
mano de obra, no resulta un problema a largo plazo.
Subrayó que mientras en épocas pasadas teníamos
profesionales en determinadas áreas que no encontraban
inserción laboral, en la actualidad, en algunas áreas,
sucede lo opuesto. “¡Bienvenido este problema!”, el
cual tiene múltiples soluciones, dijo. Consideró que el
mercado opera, y ante las nuevas oportunidades la gente
comienza a desplazarse de un sector al otro.
Finalmente, Kreimerman expresó una
postura crítica en torno a la articulación entre
investigación y la aplicación productiva. Subrayó que
las cadenas se vuelven competitivas cuando hay
investigación aplicada para esas cadenas, generándose
desarrollo de nuevos productos, mejora de los procesos
y sustitución de insumos. Si bien la importación de
tecnología mediante la importación de bienes de capital
resulta buena, porque permite mejoras para las cadenas,
nos posiciona en una situación de dependencia con los
insumos y con la capacidad de desarrollo de otros
países. Uruguay tiene que apuntar a desarrollar
determinadas líneas de investigación aplicada, para lo
cual hay que aumentar los recursos invertidos y hay que
lograr, fundamentalmente, que los
sectores productivos demanden estos servicios y que las
investigaciones satisfagan las demandas ocasionadas,
afirmó. |