Relevamiento INIA – INAC
En los últimos cinco años se redujeron pérdidas en
sectores vacuno y ovino
La Auditoría de Calidad 2007-2008
realizada por equipos técnicos del INIA e INAC constató una
reducción significativa de las pérdidas en los sectores
vacuno y ovino, comparado con el procedimiento anterior. La
evaluación se realiza cada cinco años y procura detectar
las fallas generadas en la cadena cárnica que repercuten en
pérdidas monetarias. Con esta herramienta se apuesta al
desarrollo del proceso de mejora continua.
El Instituto Nacional de Carnes (INAC), en
procura del desarrollo de la cadena cárnica, y el Instituto
Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), desde su rol
investigador, trabajaron en la realización de una auditoría
de la industria frigorífica para detectar aquellos
problemas que redundan en pérdidas económicas.
Esto supone una extensa y comprometida
tarea de investigación y monitoreo, basada en el trabajo
mancomunado de ambas instituciones, que vienen trabajando
en conjunto desde 1998, en una labor que trasciende las
distintas administraciones.
En esta oportunidad los resultados del
informe fueron presentados por el Director del Programa
Nacional de Producción de Carne y Lana, Fabio Montossi; el
Responsable de la Dirección de Control y Desarrollo de
INAC, Ricardo Robaina, y el Director Regional de INIA La
Estanzuela, Enrique Fernández.
Las autoridades coincidieron en el
compromiso de quienes trabajaron en el proceso, y lo
importante que es esta etapa de concreciones, dada la
utilidad de contar con apreciaciones didácticas en el
sector.
Esta auditoría que tuvo su primera edición
en el año 2002, es un insumo fundamental, por el aporte que
significa.
Los técnicos construyeron una relación de
trabajo en el marco de una complementación
interinstitucional.
Esta herramienta se convierte en una
fotografía de la realidad de la cadena cárnica cada cinco
años, con el objetivo que los problemas detectados sean
vistos como oportunidades de mejora.
Primero que nada se mide lo que ocurre y se
detectan las fallas que generan inconvenientes en la
cadena. Una vez cuantificadas se apela a mejorar los
indicadores y para ello es necesario definir estrategias.
La frecuencia de cinco años hace que se
puedan comparar los datos y sacar conclusiones.
El representante de INIA, Enrique
Fernández, explicó que el objetivo central de este
procedimiento era encontrar los puntos críticos tanto de
producción como de industrialización de carne, donde se
podía ganar valor. Esto permite tener un producto de mejor
calidad y acceder a un mayor valor del animal que se
produce.
La auditoría tiene tres etapas definidas:
la primera basada en encuestas y entrevistas, la segunda
implica el trabajo en plantas y la tercera supone el
desarrollo de un taller de estrategias.
En esta edición el relevamiento se realizó
sobre 28.000 animales vacunos y 15.000 animales ovinos.
Se auditó una determinada cantidad de
plantas industriales, con un protocolo establecido.
La evaluación incluye “ponerle precio a las
cosas”, explicaron los especialistas, dado que es la mejor
manera de valorar las pérdidas monetarias que repercuten
además en defectos de calidad.
En cuanto a las características de la res o
de la carne que le quitan valor, Fernández citó como
ejemplos: el color del corte, el PH de la carne, machucones
que pueda tener la res.
La auditoría se realizó durante una matanza
en la planta y luego se resumió la información.
En términos globales, los resultados fueron
favorables, si se los compara con la auditoría realizada en
2002, gracias a que tras los resultados de ese año se
realizó una fuerte campaña de difusión para concientizar a
los diferentes actores que podían contribuir a la mejora.
Disminuyeron los problemas y se mejoraron
los estándares de los indicadores que se detectaron.
Los problemas más frecuentes fueron
producto del transporte o el embarque de la res, tal es el
caso de machucones en el ganado que derivan en la
inutilización del corte. También se percibieron problemas
producidos por el estrés del ganado al llegar como el PH
del corte, que lo inutiliza. Existe además cierto daño
sobre los cueros que hace que pierdan su valor industrial.
La edad del animal, por ejemplo, también repercute pero eso
es parte del proceso del campo, aclaró.
Fernández destacó toda la tarea y
especialmente el trabajo previo a la realización de la
auditoría que implicó el involucramiento de los distintos
actores y la concientización de la necesidad de embarcarse
en conjunto. En este sentido, reconoció la colaboración de
las plantas industriales.
Las pérdidas a 2002 fueron de 58 millones
de dólares al valor del ganado del momento, hoy sería mucho
más.
Gracias a la campaña de difusión se
registró una importante reducción de las pérdidas, que no
es comparable en dinero, dada la variación en el valor del
animal. En volumen de problemas, la disminución fue
notoria.
Para revertir esas fallas, que muchas veces
obedecen a desconocimiento de los trabajadores, tanto INIA
como INAC introdujeron etapas de capacitación, junto con
otras instituciones, dependiendo a lo que apunta cada una.
|